jueves, 20 de mayo de 2021

Todo el mundo muy pendiente, voy a hablar del medio ambiente

Uno de mis principales objetivos en la vida es dejar la menor cantidad posible de basura durante mi paso por el mundo. Vamos, emporcar lo mínimo, hablando en plata. 

No soy ninguna fanática del cambio climático ni nada de eso. De hecho desde el punto de vista ecológico eso es lo que menos me preocupa. Me parece mucho más peligroso el daño inmenso que hace el hiperconsumismo, la cantidad de mierda que producimos constantemente, los desechos que creamos  y que han terminado convirtiendo el planeta, los mares, los ríos, en estercoleros en los que es imposible la vida. 

Por eso mi compromiso va más por producir el menor número posible de desperdicios y en contribuir en la medida de mis posibilidades a intentar concienciar a mi alrededor sobre la importancia de la gestión inteligente de residuos. Y lo hago con pequeños gestos que no cuestan apenas trabajo. Por ejemplo:

Llevo mi propio taper cuando pido comida para llevar.

Evito todo tipo de plásticos. 

Reutilizo todo hasta que se cae a pedazos.

Uso jabón sólido en lugar de gel.

Uso cepillos de dientes de bambú.

Uso mascarillas de tela.

Compro bolsas de basura biodegradables.

Doy la ropa que ya no quiero para que la use otra gente y yo también compro bastante ropa usada.

Uso vidrios siempre que es posible en lugar de otros envases.

Llevo mi propia bolsa a la compra y reutilizo las bolsitas para coger fruta y verdura.

No tengo coche, me traslado en bici o andando, y si no hay más remedio uso transporte público.

En fin, que intento hacerlo lo mejor posible para no contribuir a engrosar el gran estercolero planetario.  Tal es mi afán por el reciclaje que incluso he donado mi cuerpo a la ciencia para que antes de convertirme en residuo definitivo me puedan reutilizar todo el tiempo que sea posible.

Por eso me siento completamente desolada cuando veo que a mi alrededor a la mayor parte de la gente le importa un pimiento todo esto.

En mi biblio hay contenedores de todos los colores para reciclar pero los usuarios tiran la basura indistintamente en cualquiera. Joder, son personas muy jóvenes, se supone que deberían tener un mínimo de conciencia ecológica, no? Bueno, pues ni flores.

Consumen botellitas de agua de plástico a destajo. Con lo fácil que es traerte tu botella o tu envase de casa y rellenarlo con el agua del grifo, que es lo que hago yo. O si la quieres fría traerte un termo.

Más desolador todavía es ver que el servicio de limpieza echa todas las bolsas al mismo sitio. Me molesté en hacer unos cartelitos para pegarlos en los contenedores indicando el tipo de residuo, y luego voy y me doy cuenta de que las limpiadoras lo juntan todo después. 

Es más, es que el concepto "ecología" no existe para ellas. Para que os hagáis una idea: en la máquina de café de la biblio hay una opción de sacar las bebidas sin vaso. Tú pones tu taza y entra directo el café en ella. Bueno, pues evidentemente yo hago uso de esta opción.  No tengo necesidad ninguna de crear un nuevo residuo cada vez que me tomo algo. Bueno, pues sabéis qué?  Que me preguntan las muchachas muy sorprendidas que por qué me molesto en poner mi taza cuando hay vasos de sobra en la máquina. Una incluso aventuró la teoría de que igual lo hago porque no me gusta el sabor a cartón. Mátame camión!

Es que se te cae el alma a los pies. Si somos tres gatos y medio los que tenemos un poco de conciencia ecológica y el resto van arrasando a su paso con todo lo que se pone por delante, nuestros esfuerzos no tienen sentido. Todas esas cosas que he enumerado antes para qué? Para qué mi cepillo de dientes de bambú? Para qué mi bolsa de la compra? Para qué mi taza en la máquina de café?

Pues básicamente para ganarme fama de rarita (aún más), de escrupulosita y de que no me gusta el café con sabor a cartón.

miércoles, 5 de mayo de 2021

Y colorín colorado, la mayoría ya ha hablado

Anda todo el mundo un poco revuelto con el exitazo de la señora Ayuso en las elecciones madrileñas. Recuerdo hace unos días, cuando durante la campaña decía el amigo Pablo Iglesias aquello de "que hable la mayoría". Bueno, pues la mayoría ya ha hablado, y lo ha hecho con bastante contundencia,  parece que no demasiado a favor del señor Iglesias. 

La verdad es que a mí esto no me ha extrañado en absoluto. Para empezar todas las encuestas apuntaban a lo que ha sucedido, aunque algunos no lo quisieran creer. Pero es que además tiene bastante sentido. A ratos me daban ganas hasta a mí de votar a Ayuso. Palabrita. 

Yo es que de siempre he tenido tendencia a simpatizar con los políticos que son exageradamente ridiculizados por sus oponentes. Para que os hagáis una idea baste decir que una vez voté a Pablo Iglesias, y quien me convenció a hacerlo fue Carlos Herrera. Sí, amigos el Herrera de la Cope. Tal como os lo cuento. Lo escuchaba todas las mañanas, y era tal la cantidad de epítetos hiperbólicos que le dedicaba cada día tanto a Iglesias como a sus simpatizantes que me terminó convenciendo. Era tan ridícula la caricatura que había creado de él que era imposible que tal engendro monstruoso se correspondiera con la realidad. Así que el tipo consiguió lo que de otra forma hubiera sido imposible, que me pusiera decididamente de su lado, y que le votara. Y lo hice a pesar de que de entrada me caía como el culo y me parecía un tipo prepotente, soberbio y narcisista a más no poder, encantado de haberse conocido. Pero nada, Herrera con sus patéticos intentos diarios de demonizarlo me empujó hacia él. Es verdad que fue una sola vez, no lo he vuelto a votar nunca más, pero sí, lo hice.

Pues bien, estos días con Ayuso me ha pasado algo parecido. Sí, ya sé que parece muuuuuuuy tonta, que habla como si se hubiera tomado siete cubatas del tirón, que su discurso es incoherente y falto de sentido con frecuencia... pero es que cuando los partidos de la izquierda la han convertido en el blanco de sus dardos y han hecho de estas elecciones una especie de frente popular contra Ayuso (IDA para los enemigos)... lo que han conseguido es que la tía me caiga simpática. Y por los resultados de las elecciones me parece a mí que esto le ha pasado a bastante más gente.

Bueno, la verdad es que no, no hubiera votado a Ayuso. A tanto no llegan mis simpatías. El PP es una de mis líneas rojas electorales y tendrían que molerla a palos o algo así para que yo pudiera plantearme seriamente la posibilidad de votarla.  Pero bueno, íntimamente le deseaba suerte en la contienda. En realidad si hubiera sido ciudadana madrileña muy probablemente en estas locas elecciones hubiera votado a Edmundo Bal. Más que nada porque es el único candidato que creo que en toda la campaña no ha llamado a nadie ni fascista, ni socialcomunista, ni trumpista, ni filoterrorista ni bolivariano. Y sólo por esa muestra de contención, respeto hacia sus votantes y sentido común creo que le habría dado mi voto. Además, soy una habitual votante de perdedores, es vocacional, siempre me inclino hacia los que  todas las encuestas dan por cascarón de huevo. Así casi nunca tengo oportunidad de arrepentirme.

La cuestión es que no me ha extrañado lo de Ayuso. Creo que ha conseguido aunar en su persona el voto de la mayoría de los que no pueden ni ver a Sánchez ni a Iglesias. Y a pesar de que Gabilondo es por sí mismo un tipo bastante sensato, moderado y votable, la verdad es que desde que Sánchez se hizo cargo de la campaña y le instó a mandarle guiñitos a Iglesias perdió todo el encanto que en principio podía tener. De no ser así muchos de los exvotantes de Ciudadanos probablemente le habrían votado a él. Estoy segura. Pero esos bandazos inexplicables... primero que con Pablo nanay de la china, luego que sí, Pablo, que tenemos 15 días para ganar al fascismo... Joder, ni que le hubiera diseñado la campaña su peor enemigo. 

Lo peor es que Sánchez fue su santa compaña hasta que tuvo claro por las encuestas que no había nada que hacer, y entonces lo dejó tirado, no volvió a aparecer por los mítines y fue sustituido como acompañante del pobre Gabilondo por Jorge Javier Vázquez. Planazo! 

Cuando Gabilondo cometió el error de apuntarse al discurso del fascismo auspiciado por Sánchez la cagó. Es un discurso agotado, repetitivo y cansino y creo que conecta poco con la gente de a pie, con sus problemas reales. Tendrá mucho éxito entre los muy politizados, pero ve a hablarle tú del fascismo a una pobre criatura que está en un ERTE y que no sabe si alguna vez en su vida volverá a trabajar. En fin, que la han cagado.

Hay que recordar también que el mismo Madrid "fascista" de ahora es el que hizo ganar a Gabilondo en las anteriores elecciones. O el que llevó a una tía tan poco sospechosa de fascista como Manuela Carmena al Ayuntamiento madrileño. Vamos, que es un discurso tan cutre que no sólo no ha colado, salvo con los muy cafeteros, sino que con el resto ha tenido el efecto contrario. Y no es que sea menos cutre la contrarréplica ayusista de "Comunismo o libertad", pero a estas alturas esa señora ya puede soltar por su boca lo que quiera, que nadie se lo tomará en cuenta. Su imagen representa para muchos madrileños la resistencia al sanchismo, y cuanto más han intentado ridiculizarla desde los medios afines al Gobierno más han conseguido fijar ese icono de rebeldía gamberra en el imaginario colectivo.

Así que nada, tal como pedía Iglesias, los madrileños han hablado y la mayoría ha decidido que pasa de él. Creo que ha pillado el mensaje, porque ha anunciado su retiro de la política, algo que muchos madrileños y buena parte del resto de España tendrán también que agradecer a la ya de por sí reverenciada Ayuso. Es justo lo que le faltaba para ser elevada a los altares.

No es por nada pero creo que tenemos Santa Isabel de los Ayusos para rato y no me extrañaría que, visto el tirón de la señora, diera más pronto que tarde el salto al ruedo nacional. Yo de Casado no dormiría demasiado tranquilo.