domingo, 12 de diciembre de 2021

Problemas del primer mundo, te los cuento en dos segundos

Hoy he empezado fatal el día. He sacado a pasear a la Bimba y he aprovechado para tirar unos cuantos cascos de vidrio que tenía guardados. Iba perdida en hondas reflexiones y... maldición! En lugar de tirar los cascos en el contenedor de vidrio los he tirado a los de orgánica!!!! Hosssstia, me cago en el copón!!!! 

O sea, que con disciplina espartana tengo en casa toda la basura perfectamente repartida para echar cada cosa en su contenedor correspondiente, y ahora voy, me despisto y la tiro en el sitio equivocado. Con gusto me hubiera metido dentro del contenedor para sacar los cuatro cascos de los cojones y echarlos en su sitio. En lugar de eso, me he ido rumiando todo el camino sobre mi mala cabeza y las consecuencias de no estar en lo que hay que estar.

Lo cierto es que cuando cometí la ecotropelía iba pensando en un sueño que había tenido. 

Os cuento:

Iba a un concierto con mi tía Pilar (hola tita, para que veas que te tengo presente en mis sueños). Íbamos a Rabanales en el tren, y yo iba comiendo de mi táper, y cuando llegamos le dije a mi tía que se fuera adelantando a coger sitio mientras yo iba al lavabo a limpiarlo y de paso a mear.

Bueno, pues llego a los lavabos y estoy limpiando el táper cuando llega una tía y se pone a mirarme. Al final en lugar de un solo táper resulta que tengo un montón. No doy abasto y el concierto está a punto de empezar. Cuando por fin acabo me entro a mear y venga a bajarme capas de leggins (en invierno llevo siempre doble capa de medias o de leggins, pero en el sueño llevaba por lo menos 20). Y la tía que estaba mirándome empujando la puerta para entrar. 

- Está ocupaoooooo!

- Ay perdón perdón!

Pero nada, la tía sigue empujando.

Y yo con una mano aguantando la puerta, con la otra los leggins y las bragas, intentando mear sin sentarme en la taza y sin ponerme perdida. Y la tía empujando.

- Que está ocupaooooooooo!

- Ay perdón perdón!

Cuando por fin consigo subirme todo el embalaje salgo del baño, me encuentro mis táperes en el lavabo y al lado cuatro cebollas. Sí, lo sé, tengo una cabeza muy loca. Ya me diréis qué hacen cuatro cebollas en un lavabo junto a mis táperes. Vale, estoy como una puta cabra.

Y nada, en ese momento me he despertado superangustiada, mientras estaba intentando meter las cebollas en los táperes, que claro, no me cabían. (Lo siento, tita, te dejé tirada en el concierto) 

Bueno, el caso es que iba paseando a la Bimba y reflexionando sobre el sueño. Está claro que mi conciencia ecológica era la protagonista. Como sabéis yo siempre llevo mi comida en mi táper de cristal porque no me gusta usar envases desechables. Mi principal propósito en el mundo es pasar por él dejando la menor cantidad de desperdicios posibles. Pero claro, en la práctica eso no es cómodo, requiere cierto esfuerzo. Es verdad lo que me pasaba en el sueño. Muchas veces, después de comer, me pongo a lavar mi táper y entra alguien en los lavabos y se queda mirando como preguntándose qué hago lavando en un baño público. Me entran ganas de volverme y gritar:  "Pues no ves que estoy lavando mi táper porque no quiero ir por la vida creando porquería como seguramente haces tú????"

Sería mil veces más cómodo terminar de comer y tirar a la basura un envase de plástico. Sobre todo no tendría que pasar por colocar el bolso en el otro lavabo, el abrigo, los guantes, la bufanda y todo lo que en invierno llevo encima, que parezco un esquimal, y ponerme a frotar y luego a secar. Pero mi compromiso medioambiental me lo impide. 

Eso es como las copas menstruales. Es mucho más sencillo salir y si te tienes que cambiar de tampax o de compresa tirarlo a a la papelera y ponerte otro limpio. Pero claro, yo descubrí la copa menstrual y los pollos que liaba cada vez que tenía que cambiarme la copa en la calle eran para verlos. No entraré en detalles porque es bastante asqueroso. Sólo diré que el día que me quité el útero y los ovarios fui la mujer más feliz del mundo sólo de pensar en no tener que pasar nunca más por aquello.

En fin, que iba pensando en todas estas cosas y en el sentido ecológico de mi sueño, y de repente voy y echo los cuatro cascos al puto contenedor orgánico!!!! Me cago en to mi nasiooooooón! Menos mal que eran sólo botellines, que si llegan a ser botellas de litro soy capaz de meterme de verdad en el contenedor.

Pero es que luego, para terminar de rematar la faena, cuando la Bimba por fin caga (que la hijaputa está estreñida y se tira dos horas de paseo hasta que se decide), le recojo la mierda y... no os lo perdáis!!!! Estaba tan cabreada y abstraída por lo de los cascos de vidrio que... he estado a punto de echar la mierda al de envases e inertes en lugar de a la orgánica!!!! Vamos, que ya estaba con la mano dentro. Menos mal que en un momento de lucidez me he dado cuenta y he sacado la mano rápido, como si me hubiera dado un calambre. Llego a tirar los truños de la Bimba en el contenedor de envases y directamente me tiro delante de un camión.

En fin, como dice mi hija, problemas del primer mundo. Si tuviera que pensar en cómo llevarme un cacho pan a la boca cada día probablemente no tendría estos conflictos vitales.

martes, 7 de diciembre de 2021

Como te lo cuento, hermano, todo es de segunda mano

Hoy estoy muuuuuuuuy contenta.

Me ha parado una chica de mi curro a la entrada:

- Te lo tengo que decir. Me encanta tu ropa. Llevas todos los días cosas superchulas. Qué glamour!

- Ay, muchas gracias. (Me sonrojo levemente)

- Un día tenemos que hablar y me dices dónde encuentras todas esas cosas.

- Claro claro, cuando quieras.

Os podéis imaginar, yo más ancha que larga. Lo cual tampoco es difícil porque soy chiquitilla, la verdad. Lo que pasa es que lo disimulo muy bien con tacones.

En fin, no es por darme pisto, pero este tipo de anécdotas me pasan con bastante frecuencia. Estoy segura de que habrá mucha gente a la que no le guste mi forma de vestir, pero claro, nunca me lo van a decir.  Probablemente rajarán a mis espaldas, como debe hacer toda persona bien educada a la que no se le ha pedido su opinión. 

Sin embargo sí hay mucha otra gente que me dice que le encanta mi ropa. Yo creo que indiferente indiferente no le deja a nadie, que es justamente lo que yo quiero. No hay cosa que me parezca más triste que ir por la vida de absoluto incógnito, sin llamar la atención ni para bien ni para mal. Camuflada entre la muchedumbre grisácea e invisible. Antes muerta!

Por eso siempre he tenido muchos fans entre el colectivo gay, LGTBetc., como se llama ahora. Porque hay muchos a los que les encanta la ropa divertida, los complementos y todas esas cosas que también me gustan a mí. De hecho creo que estéticamente siempre he sido bastante gay. 

La cosa es que a mi manera, en mi pequeño mundo de provincias, tengo un puntito influencer. De hecho en este nuevo curro ya llevo unas cuantas fans, lo que pasa es que ha sido sobre temas puntuales: "dónde te has comprado esas botas tan chulas? Uy qué poncho más bonito, te lo has hecho tú?"  Hasta una alumna me preguntó el otro día por mis pantalones!!  Pero así, directamente decirme que le encanta mi look en general de momento sólo ha sido esta muchacha.

En fin, que me ha hecho feliz. Yo soy muy fácilmente contentable, cualquier cosilla me alegra la pajarilla. Vamos, dicho más finamente, que soy altamente receptiva al halago. Pero al halago desinteresado, que conste. Que me da mucho repelús la gente que te dice cosas bonitas para conseguir algo. Por eso de toda la vida los tíos que me han entrado a base de piropeo barato con fines erótico-festivos no han tenido mucho éxito conmigo.  A los bordes les ha ido bastante mejor. Pero bueno, el halago espontáneo y auténtico, como el de la chica esta, reconozco que hace que me esponje y me entre mucho gustirrinín. Y la muchacha me ha alegrado el día sólo con esa tontería, fíjate. 

Pero a qué viene todo esto? Bueno, pues no es sólo para darme pisto de influencer, aunque sea en petit comité. Es porque la cosa tiene mucho más mérito del que parece. Porqueeeee... 

Tachán tachán! La mayoría de mi ropa la compro de segunda mano y cuesta menos de... tachán tacháaaaaaaan... DOS EUROOOOOOOOOS!

Palabrita. 

Tengo cosas incluso... de medio euro!! Dos prendas por euro. Lo juro. Lo prometo.  Lo puedo demostrar. Bueno, no porque no dispongo de facturas, pero la fama de mi credibilidad y mi honestidad brutal me precede.

Es más, tengo incluso cosas totalmente gratis. Por ejemplo, tengo unos botines que me regaló mi hija cuando volvió de Amsterdam. Allí la gente compra cosas y al irse las deja en los descansillos de los edificios para que quien quiera las coja. Lo hacen incluso con las bicis. Por lo visto es una costumbre muy europea que no sé yo por qué no se extiende por aquí. Bueno, sí, lo sé, porque aquí la gente es supercutre y lo de la segunda mano como que les parece "cosa de pobres". En fin, en este país somos así de gilipollas y de catetos. Bueno, somos no... son. Qué coño! No me pienso incluir en el cutrerismo generalizado.

La cosa es que mi hija se infló de llevarse cosas, y a su vez cuando se fue de allí dejó otras tantas para la gente que llegara nueva al edificio. Y tengo unas cuantas cosas muy guapas de ese viaje, entre ellas mis botines negros de plataforma,  que te mueres de gonitos. Por suerte la niña ha salido a mí en este aspecto y a las dos nos encantan los mercadillos de segunda mano y los rastrillos.  De vez en cuando nos pegamos un homenaje, por menos de 10 euros salimos cargadas de bolsas y nos lo pasamos como las indias. Luego lo que no nos hemos gastado en ropa nos lo gastamos en cervezas, que hay que levantar la hostelería. Lo comío por lo servío, que se dice por mi tierra.

Yo aprendí mucho en mis tiempos de becaria de una amiga con la que iba siempre a la hora de desayunar al mercaíllo del barrio en el que trabajábamos.  La tía era una auténtica crack buscando en los líos de ropa. Era la reina de los relíos!! Siempre encontraba mogollón de cosas chulas. Y muchas que no le quedaban bien a ella me las pasaba a mí. He tenido hasta hace nada unas botas militares de aquellos tiempos, hablo de hace más de 30 años. Y me costaron 80 pesetas de la época!! Que se dice pronto.

Cuando viajo al extranjero mi plan favorito, aparte de comer como una cerda de la gastronomía local, son los mercadillos. Me compré en Londres en el de Notting Hill unas pedazo de botas que las he tenido hasta hace muy poco también. Mis botas de Six pounds. Estaba tan orgullosa de ellas que cuando las tuve que tirar porque ya la piel se caía a pedazos hasta lloré. No miento, lloré. Los tutes que le he pegado yo a esas botas y las marchas que me he tirado con ellas! Todo el mundo me preguntaba dónde las había comprado.  Eran mi tesoro!! Ay, mis botas de Six pounds! Sniffffff!!

En definitiva, amigos, lo mío es la economía circular. Me compro ropa constantemente, incluso asquerosamente. Peeeeeero... tengo mi conciencia tranquila porque no contamino el medio ambiente, reciclo todo y además hago que rule la mercancía. Porque al igual que yo compro muchísima ropa de segunda mano, también dono la mía constantemente. Si no mis armarios reventarían, al ritmo de nuevas adquisiciones que llevo. Compro y dono, dono y compro. Es verdad que no contribuyo demasiado al negocio de la moda, pero encuentro socialmente muy saludable este constante intercambio de bienes muebles. Lo que hoy es mío mañana puede ser tuyo, y lo tuyo mío, y todo de todos.

Y porque todavía no me he metido en el Wallapop y cosas de ésas. Mi hija sí, pero dice que no quiere que yo entre en ese mundillo de intercambio 6.0 porque con el vicio que tengo podría ser fatal para mí. Yo también pienso que bastante tengo con mis tiendecitas vintageras y con mis mercadillos, no quiero abarcar más terreno del que realmente necesito. Dejo esa parcela de negocio para la juventud.

Bueno, pues nada. Igual ya he hablado de esto alguna vez, son ya tantos años que me olvido. En plan modesto blog, me pasa como a Javier Marías, que después de siglos escribiendo artículos en El País sobre todo lo divino y lo humano, nunca recuerda si ha hablado ya de los temas. Seguro que sí habré hablado de esto antes, pero bueno, da igual, si no me acuerdo yo dudo mucho que se acuerde nadie más.

Para terminar, repito, soy altamente sensible al halago. Y creo que con esto pongo el perfecto punto final a este post. 

Por si alguien quiere comentar algo sobre mis faldas, mis botas, mis bolsos, mis pantalones... siempre estoy abierta a todo tipo de opiniones positivas.

Las negativas, como ya he dicho, creo que es de muy mala educación hacerlas públicas.

sábado, 4 de diciembre de 2021

De calles y plazoletas, de catetos y catetas

He sabido que ha habido lío en el Ayuntamiento de Madrid. Qué raro, no? 

Por lo visto el follón ha sido por poner una calle con el nombre de Almudena Grandes, recientemente fallecida. En principio creo que es una petición más que razonable, dado que Grandes ha sido una gran escritora, emblemática y representativa de toda una generación, y con millones de lectores, yo entre ellos.  Aunque personalmente creo que en los últimos años se había vuelto bastante sectaria, sobre todo en su faceta como articulista, no se le puede negar su valía literaria. Seguro que pasará a la historia de la literatura española con todos los honores.

También entiendo que haya gente que no le tenga mucha simpatía, no ya porque se significara políticamente y dejara muy claras sus preferencias en ese sentido, sino sobre todo porque fue tremendamente dura con "el bando contrario", al que tachaba con frecuencia de fascista, franquista y todos esos epítetos muy y mucho de izquierdas que ya forman parte del imaginario popular. Obviamente si eres votante del PP o de Vox mucha gracia no te debe de hacer que le pongan el nombre de esta señora a una plaza de tu pueblo, cuando has sido insultado por ella con bastante contundencia. Y recordemos que en Madrid hay un montón de peña votante de derechas, que probablemente no se siente demasiado identificada con las opiniones un tanto beligerantes de Almudena. 

En fin, esto de las calles, plazas, parques y avenidas no es nada nuevo. De hecho, aunque ahora se queje mucho la facción zurda de la política madrileña, ellos tampoco se han quedado cortos en esto de los vetos. Así, de entrada, recuerdo cuando se negaron a ponerle el nombre del actor Quique San Francisco a un teatro madrileño de titularidad pública, sólo porque Quique, aparte de ser un reconocido yonki, había mostrado bastante poca simpatía hacia la izquierda gobernante e incluso se había declarado en alguna ocasión admirador de Vox (Oh, cielosssss, pecata maxima!!). Esto me dolió a mí muy especialmente porque siempre he sido muy fan suya y yo gustosamente le pondría su nombre a todos los teatros de España. Desde aquí mi más rendido homenaje como cómico. Besazo, Quique.

También recuerdo el caso del escritor Andrés Trapiello, al que se quiso homenajear poniendo su nombre a una calle y se negaron rotundamente porque consideraban que su visión de la historia de España era "revisionista".  He leído algunas entrevistas con Trapiello y siempre me ha parecido un tipo muy inteligente.  Lo que pasa es que osó discutir el pasado supuestamente "fascista" de algunos personajes que ostentaban nombres en el callejero madrileño. Nunca he entendido la animadversión que despierta en cierta parte de la izquierda, pero bueno, así funciona esto. Los míos, los tuyos, los malos, los buenos.... Ufffff, qué pereza! 

Bueno, queridos amigos, desde aquí propongo un armisticio en Madrid: calle para Almudena Grandes y otra calle para Trapiello.  Con dos cojones!

Hostia, y ahora que caigo, me encantaría también una placita para Antonio Escohotado, recientemente fallecido. Qué coño una placita!! Por lo menos una pedazo de avenida!!

Escohotado es otro gran hombre, autor de una memorable "Historia general de las drogas" que debería pasar por todos los institutos de España, a mi modo de ver. Escohotado fue un tipo muy sabio, que decidió probar todas las drogas de las que escribía para experimentar personalmente y saber de lo que hablaba. Hay que echarle muchos huevos a la cosa para hacer algo así. Sólo por eso yo ya le pondría como mínimo nombre de calle y glorieta. Pero es que además fue un importantísimo filósofo y sociólogo.  Era ferviente partidario de la legalización de las drogas, porque pensaba que era cada persona quien tenía que decidir sobre su vida. Siempre me pareció un tipo sumamente inteligente e interesante, un auténtico apasionado de la libertad del individuo. Daría algo por haberle conocido y haber podido charlar con él largo y distendido. Creo que, al igual que Almudena Grandes, merecería un gran homenaje en la ciudad en la que nació. 

Pero Escohotado, ay señor señor, en los últimos tiempos también había tomado posiciones muy críticas con la izquierda, precisamente por esa tendencia al intervencionismo en la libertad de las personas.  Había criticado muy duramente las dictaduras de todo pelaje, incluidas las comunistas. Y en esta tónica de pensamiento llegó a mostrar ciertas simpatías hacia partidos como PP y Vox, principalmente por su adhesión al liberalismo. Obviamente desde la izquierda no es un personaje cómodo. Pero oye, por qué no hacer un bonito intercambio de cromos y dedicar calles, plazas, avenidas y parques a todos estos personajes de nuestra historia cultural, haciendo un pequeño esfuerzo por obviar si están más o menos de acuerdo con nosotros, con unos y con otros?

Y mira, si tan duro es esto para alguna gente, mejor ponemos a las calles números, como hacen los neoyorkinos. "Oiga, lléveme a la esquina de la sexta con la cuarta". Números hay para vender y regalar. Se pueden numerar miles de calles, millones incluso. 

- Tú dónde vives? 

- Yo en la 2.478. 

- Pos entonces muy cerquita de mí, yo vivo en la 4.524. 

- Hostia, casi al lado!

O ya puestos, yo que soy de letras y de buen comer, por qué no nombres de alimentos? Calle del tomate, calle del pepino, calle del pollo frito, calle de los espaguetis a la boloñesa. Incluso se podrían denominar los barrios por tipos de alimentos: barrio de la verdura, barrio de la pasta, barrio de la comida basura (este nombre podría ser ideal para suburbios abyectos), barrio japo (éste ideal para pijos).

O mira, para no complicarnos, nombres de temas de actualidad: calle del pasaporte Covid, calle de la distancia de seguridad, calle del volcán Cumbrevieja, calle del ADN de Pepe Navarro... Por qué no? Sería otra forma de hacer historia.

En serio, amigos, tan difícil es ponernos de acuerdo para homenajear a las personas relevantes que forman parte de la cultura y de la historia de nuestro país, de nuestras ciudades? Así somos de catetos y de gilipollas?

Vale, no hace falta que respondáis. Era una pregunta retórica.


miércoles, 24 de noviembre de 2021

Corredera, Rociito, y el famoso premiecito

Os cuento la última mamarrachada feminista: el Ministerio de Igualdad le ha concedido un premio a la directora del docudrama de Rociito y a la presentadora del espacio, Carlota Corredera, por la inestimable contribución de ambas a la lucha contra la violencia de género.

Simultáneamente la cadena en la que se emitió esa docuserie, en la que tanto la protagonista como todos los colaboradores y "expertos" que la estuvieron analizando, se saltaron a la torera totalmente la presunción de inocencia del ex marido de la susodicha Rociito... pues simultáneamente en esa cadena se ha empezado a emitir otra serie documental, ésta sí una auténtica serie documental, un verdadero trabajo de investigación, sobre el caso de Dolores Vázquez, una mujer que estuvo en prisión muchos meses por un asesinato que no había cometido y que previamente había sido juzgada y condenada por los medios de comunicación en uno de esos juicios paralelos a los que tan acostumbrados nos tienen. Y entre esos medios muy especialmente por la propia cadena que ahora emite el documental. Por si alguien no lo ha visto y está interesado en el caso de Dolores dejo aquí enlace a la crítica que hice en mi otro blog y en la web de Filmaffinity.

https://malostiemposparalalrica.blogspot.com/2021/11/dolores-la-verdad-sobre-el-caso.html

Antonio David Flores (en lo sucesivo AD) estuvo contratado por la Fábrica de la tele, productora del docudrama, durante dos años. Se le estuvieron renovando los contratos mientras se grababa la serie y en la cadena todo el mundo sabía que tenían sentado en el plató a un "maltratador". Pero les interesaba ir cebando el producto,  y lo dejaron allí hasta el día del estreno, en el que lo expulsaron en vivo y en directo para regocijo de la amada audiencia.

Un juzgado de lo laboral ya ha dictaminado que es despido improcedente y ha condenado a la productora a pagar una buena indemnización. Pero eso no es lo más importante. Lo principal es que en la justificación razonada de la sentencia se habla de las prácticas perversas de la productora, de cómo pretendieron humillar al trabajador sometiéndole a un juicio paralelo por unos delitos gravísimos que la justicia había sobreseído tras años de analizar las pruebas presentadas por ambas partes. Un juicio paralelo muy parecido al que en su día fue sometida Dolores Vázquez por un asesinato que no había cometido, únicamente porque a la prensa no le gustó su cara y la tía caía mal. Como cae mal AD por haber vivido durante años de contar sus miserias conyugales en programas de telebasura. Lo que no da derecho a nadie a condenarlo por delitos que no ha cometido.

Por eso estoy tan implicada en este asunto. Porque desde el día que vi de lo que iba la famosa docuserie y cómo de repente aquello se convertía en una especie de causa feminista, con la llamada en directo de la ministra del ramo, convirtiendo a Rociito en la adalid de la violencia de género, en la representación viva de las mujeres maltratadas... el asco fue tan tremendo que no tuve más remedio que posicionarme.

Unos meses después el propio Ministerio de Igualdad premia ese juicio paralelo, premia a ese programa de telebasura en el que se condena a un hombre que ya había sido exonerado por la justicia de ese delito gravísimo, castigando de paso a toda su familia y sometiéndola a un acoso mediático y en redes sociales totalmente insoportable. 

En estos meses se ha comparado en programas de esa productora a su ex empleado AD con José Bretón o con el padre de las niñas asesinadas en Tenerife.  Se le ha acusado del peor de los crímenes contra sus propios hijos, y también se ha comparado a Rociito con esas madres de niños asesinados. Hasta ese punto de demencia han llegado. 

Se ha tachado de negacionistas y cómplices de violencia vicaria a todos los que han puesto en duda todo este despropósito.  Periodistas díscolos, youtubers como Albert Doménech o Lapidario... que han criticado con dureza las prácticas periodísticas éticamente reprobables de la cadena, son objeto de ataques furibundos por parte de la propia cadena y de los partidarios de Rociito.

Y ahora va el Ministerio de Igualdad y le da un premio a esta gente por su contribución a la lucha contra la violencia de género. Cuando ellos mismos han generado más violencia mediática de la que son capaces de gestionar. Todos los días son TT en Twitter, no os podéis ni imaginar el nivel de polarización y de violencia verbal que todo esto ha generado.

Amigos, esto no es ninguna tontería, no es un caso de telebasura sí o no... Esto ha traspasado límites políticos, esto es un ataque directo a la justicia y a la presunción de inocencia. No valen los golpes de pecho con el caso de Dolores Vázquez y luego hacer exactamente lo mismo con otras personas ante la mirada bovina de la sociedad, que todo se lo traga y todo le resbala. Total, como el tío es un capullo que lleva toda la vida haciendo el imbécil en Telecirco...

Claro, como Dolores Vázquez era una tía muy antipática con mirada de asesina que jamás lloraba ante las cámaras y que rehuía la mirada de los periodistas...

Algunas personas me han comentado su extrañeza por mi activismo en Twitter en defensa de la Marea Azul. Pues bien, aquí está la respuesta. Yo no defiendo a AD ni a su familia ni pertenezco a esa marea ni a ninguna otra. Yo defiendo la presunción de inocencia y ataco los juicios paralelos, las jaurías humanas que se consideran con derecho a lapidar a quienes consideran culpables sin más pruebas que las presentadas en platós de televisión. En platós de telemierda.

Eso sí, jamás han mencionado en ninguno de sus programas el caso de Carlota Prado. Una concursante de Gran Hermano que fue violada en vivo y en directo por su novio ante las cámaras mientras estaba inconsciente por intoxicación etílica. "Sólo sí es sí, hermana, yo sí te creo". Y después de cometidos los abusos, la encerraron en una habitación llamada "Confesionario" y un tipo al que conocen como "El Super" le mostró las imágenes. Sola, horrorizada, sin ningún tipo de apoyo psicológico profesional, tuvo que ver cómo mientras estaba completamente grogui su novio había abusado de ella ante miles de personas que estaban viendo esas imágenes. La muchacha, como un animal enjaulado, daba vueltas por la sala, gritando, llorando y aporreando las paredes, pidiendo que la dejaran salir. La respuesta del Super fue que se tranquilizara y que esa historia no podía salir de allí, sería un secreto entre ella y la productora. Con el tiempo Carlota denunció a su ex novio y a la Fábrica y esas imágenes fueron filtradas a la prensa, probablemente por su abogado. Pero de eso no oiréis hablar ni media palabra en esa cadena adalid del feminismo, ni se lo oiréis jamás a la premiadísima Carlota Corredera, cuyo marido estaba entre los cámaras que visualizaron en directo los abusos a Carlota Prado. Nadie sabe nada, nadie recuerda nada.

Querido Ministerio de Igualdad, seguid dando premios a esta gentuza. Seguid usando vuestro poder y nuestro dinero, esos 520 millones de presupuesto que tendréis en 2022, para dar vuestro beneplácito a este tipo de prácticas de mierda.

Mamarrachas!

domingo, 14 de noviembre de 2021

Sí, soy friki mogollón, no oculto mi condición

Como muchos sabéis, soy una auténtica friki de la Navidad.  Personalmente no me importaría que durara todo el año, o por lo menos todos los meses que no son de verano. Para mí lo ideal sería que fuera Navidad de octubre a abril. Aunque yo voy más allá, porque desde la pandemia las luces de la terraza las dejo puestas todo el año, verano incluido. Es verdad que más que una casa navideña la mía parece el puticlub del barrio, pero bueno, a mí me gusta, que es lo que importa. Y considero que le da mucha vidilla a la calle. Creo que también os conté que mi ejemplo ha sido felizmente secundado por otros vecinos del barrio.

Sé que hay gente que no lo entiende y que me criticará pero como comprenderéis a estas alturas, como buena friki que soy, me importa cero coma cero. Incluso mi hijo me cuenta que soy objeto de comentarios entre su equipo de fútbol, que entrena justo en el campo de enfrente.

- Quién será el colgao de las luces?

- Mi madre.

Mucho preguntar quién será el colgao, pero fijo que si algún día no enciendo las luces se me deprimen y no marcan ni medio gol.

A mí me pasó algo así el año pasado. Todas las noches al sacar a la Bimba hacía un recorrido turístico por mis casas iluminadas favoritas, y de repente pasé por una de las más emblemáticas, una auténtica feria de luz y de color, y... ploffffff! Esa noche no estaba encendida. A la noche siguiente pasé por allí otra vez con el corazón encogido, y tampoco. La cosa duró unas cuantas noches, y prometo que pensé que se había muerto alguien en la familia y me entró una pena horrible. Pasaba por allí y les daba mi más sentido pésame íntimo, deseando que no hubiera sido algo demasiado doloroso. Y un día por fin volvieron a encender las luces, y oye, casi lloré de emoción. Siento que estoy ligada a esa familia de alguna manera.

Bueno, y frente a mi casa hay otros vecinos que también pusieron un montón de luces y las mantuvieron casi hasta febrero. Yo esperaba que tuvieran la intención de no quitarlas nunca, como yo, pero no. Sentí una profunda decepción cuando a finales de enero se apagaron. Todavía no las han vuelto a poner, por cierto.

Pero en mi mismo edificio somos dos los que las tenemos puestas permanentemente. No conozco a la otra persona, no sé quién es porque aquí vive mucha gente y yo no conozco nada más que a los de mi bloque, y tampoco a todos. Como sabéis soy superasocial y no voy nunca a las reuniones de la Comunidad. Además, para más inri, soy muy despistada. Una vez incluso ocurrió que le dije a un profe que vino a la biblio que me sonaba un poco su cara y me dijo que claro, que éramos vecinos y todos los días nos saludábamos al pasear a los perros. La verdad es que pasé un poco de vergüenza, de la poca que me queda.

En fin, la cuestión es que no sé quién es el vecino de mi edificio que enciende también sus luces cada noche, pero que siento una unión emocional intensa con él o ella, sea quien sea. Yo creo que debe de ser otra tía, no veo yo que haya muchos tíos que tengan este tipo de frikismo, la verdad. 

Esto ya lo he contado también otras veces. Yo en Navidad voy dando las gracias por dentro a toda la gente que ilumina su casa. Es como un regalo que nos hacen a los paseantes. Es por eso por lo que yo las tengo perennes. Quiero hacer ese regalo a todo el mundo. Quien lo sepa valorar bien; y quien no... mira, tampoco creo que le moleste.

Otra cosa que me hace muchísima ilusión es cuando empiezan a poner pelis navideñas en la tele. Y por eso estoy escribiendo esto hoy. Porque ya están aquíiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!! Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

Me embarga la emoción. Sí, amigos, esas pelis supercutres navideñas tan denostadas por alguna gente, que además las repiten todos los años, que siempre son las mismas, y aunque hagan alguna nueva la historia es siempre igual... no lo puedo remediar, me encantan!!!! Esa proliferación lumínica de las pelis navideñas, sobre todo las americanas (aunque últimamente también se han puesto las pilas, y nunca mejor dicho, algunas escandinavas que no se quedan nada cortas) es que me pone loquísima. Es como una especie de competición luminosa, a ver quién desbarra más. En muchas de esas pelis ponen decoración navideña hasta en el baño. Me superorgasmo!!

Una de mis series favoritas del mundo es "Las chicas Gilmore". Y es justamente por eso, porque está ambientada en un pueblecito permanentemente iluminado todo el año como si fuera Navidad. Los árboles, el parque, los bares, las casas... Stars Hollow es el pueblo de mis sueños. Nunca entenderé por qué no se extiende esa filosofía estética por el mundo entero. Las ciudades cada vez son más feas y están peor iluminadas. Sólo están hipermegailuminados los edificios importantes, pero luego los barrios, las calles no céntricas, parecen agujeros negros. Por eso agradezco tanto a la gente que desde su hogar dulce hogar decide lanzar un mensaje de luz al mundo.

En fin, voy concluyendo mi chapa navideña de todos los años.  Que comienza mi época favorita y desde aquí le doy la bienvenida una vez más. Que agradezco, como siempre, ese esfuerzo económico y creativo que la gente hace para alegrarnos la vida a todos, a pesar de que en estos tiempos de negrura energética la factura puede salir por los dos ojos de la cara. Más mérito aún tiene. Y lanzo el mismo mensaje de siempre: menos derroche de iluminaciones mastodónticas de los ayuntamientos, que sólo responden a intereses comerciales, y más luces de hogar, auténticas y cálidas. Un pequeño esfuerzo de cada persona puede dar mucha más luz a la ciudad que las millones de bombillas que nuestros próceres cuelgan a cascoporro con el único fin de que nos dejemos en las tiendas del centro hasta las higadillas.

Queridos todos, feliz prenavidad! Y porfiiiiiiii, iluminad vuestras casaaaaaaaas, coññññoooooo!

Ah, se me olvidaba! Que podéis minimizar el gasto porque hay un montón de luces de balcón que van con batería solar. Yo tengo varias y algunas son bastante eficientes y aguantan toda la noche. Durante el día se cargan y por la noche te montan la fiesta gratis.

No tenéis excusaaaaaaaa! Vengaaaaaaa, ya estáis tardando!

sábado, 13 de noviembre de 2021

Otra vez me la ha jugado ese estilista pirado

Os acordáis hace un montón de años de mi post del estilista?  Sí, mi experiencia con aquel peluquero con pretensiones artísticas que me destrozó la vida un aciago día. Los más antiguos del lugar fijo que sí lo recordáis.

En fin, para quien no sepa la historia, la resumo brevemente. Que fui a la peluquería del tío este, el artista, con el fin de echarme un ahuecador para darle un poco de volumen al pelo y el tío me puso la cabeza a lo afro como si fuera Diana Ross. Y cuando se me cayeron lagrimones como puños me dijo que no me preocupara, que eso tenía arreglo, me recogió el pelo con ganchillos y salí de allí con el peinado de Betty Missiego cuando fue a Eurovisión. Mis hijos se descojonaron de mí al llegar a casa, me tuve que lavar el pelo 20 veces para conseguir bajar un poco aquella cosa y me tiré meses arrastrando las terribles consecuencias del ahuecador de los cojones.

Pos bueno, lógicamente no había vuelto a ir nunca más a ese peluquero. Pero últimamente me había quedado sin opciones. Le había hecho una 3'14 a todas las peluquerías del barrio por distintos motivos. Al que dejé de ir porque me invitó a ir de dómina a sus sesiones sadomaso, a otra que abandoné por su homofobia galopante... al final me pasaba la vida cruzando de acera todo el tiempo para no pasar por delante de todas las peluquerías a las que no pensaba volver. Y por eso, como ya habían pasado tantos años desde el triste episodio del ahuecador-permanente, decidí darle otra oportunidad a este pollo. 

Craso error. Nunca se debe caer dos veces en la misma piedra estilística.

Esta vez no quería hacerme nada aparentemente peligroso. Sólo unas sencillas mechitas. Concretamente unas balayage con efecto contouring.  No os preocupéis, chicos heteros no peluqueros, no tenéis por qué saber lo que son.

En fin, que al no ser nada especialmente complicado pensé que no había muchas posibilidades de masacre peluqueril, nada similar a lo de Betty Missiego.

Pero empezamos mal desde el principio.

-  Te enseño la foto de lo que quiero?

- No, no, no, no. Antes de foto ni nada quiero estudiar tu pelo.

Ya estamos! Ya estamos con los estudios y los estilismos. Qué mal rollo me está dando! Este tío no puede limitarse a ver la puta foto y hacerme las putas mechas?

- La verdad es que mi pelo tiene poco que estudiar. Soy pelopobre de nacimiento, es fino y ratonil.  No es lo mejor que tengo, las cosas como son. Sólo quiero darle un poco de vidilla con las mechas. 

- Venga ya, chica! No es ratonil, es... como pelito de bebé.

Hijolagranputa! Pelito de bebé???? Pelito de bebeeeeeeé a los 56 añooooooos???? Quién coño quiere tener pelito de bebé si no es un bebé???? 

Sé que me lo dijo en tono consolador, que el muchacho no llevaba mala intención. Pero es que no, que no hay feeling entre nosotros. Que no es el peluquero adecuado para mí y para mi filosofía de la vida. Pelito de bebé, por favooooooor! Es como si le dices a un tío bajito que no es bajito, que sólo tiene "estatura de bebé".

Bueno, que empezamos así y yo ya me eché en oración,  pese a mi ateísmo militante. 

La cosa es que el tío me echa las supuestas mechas, me tiene un montón de rato ahí criando balayage, y luego me lava la cabeza, me lía la toalla, y me planta ante el espejo para proceder al desnudo capilar.

- Tú no te asustes y espérate a verte peinada del todo.

- Vale. Señor, en tus manos me pongo.

Me quita la toalla y... fue como revivir el momento Diana Ross de 20 años atrás. Ese lagrimón que pugna por escapar, pero... no. Me ha dicho que me espere a ver el resultado final. Es verdad que parezco rubia platino, pero probablemente sólo sea un efecto óptico que cuando me seque el pelo pasará como un mal sueño.

Pues no. 

Me seca el pelo. Me lo peina. Me dice lo monísima que estoy, lo juvenil. Qué cambio, dónde va a parar!

Yo callada como una puerta. Esto es un deja vù.

- Parece que estás muy callada.

- Estoy rubia.

- Estás guapísima de rubia. Ideal.

- No, yo no quiero ser rubia. Una vez me puse rubia y fue un error. No quiero ser rubia. Quiero mechas.

- Igual es que tu pelo coge mucho el color. Y claro, si no conoces bien un pelo no sabes cómo se agarra y...

- Pero esto tiene arreglo, no?

- Claro claro.

- Pues arréglalo, por favor. Yo no quiero ser rubia.

Empezamos el proceso de nuevo. Ahora lo que hace es echarme un tinte para oscurecerme el desaguisado.

Yo ya no quiero ni mirarlo. Llevo dos horas allí. Han pasado unas cuatro tías por sus manos y todas se han ido aparentemente felices, y yo estoy allí, 20 años después, cagándome en to mi nación por haberle dado esa segunda oportunidad. Por qué coño tengo que ser tan puntillosa con las peluqueras homófobas?

- Esta vez creo que ya sí.

- Bueno, vamos a ver.

Al quitarme la toalla siento cierto alivio. El rubio nórdico de antes ha desaparecido.  Gracias Dios, o lo que coño seas. Queda el mechón del contouring que enmarca la cara, rubio casi blanco, pero es relativamente mirable. Parezco Cruella de Vil, pero bueno, ya irá creciendo y convirtiéndose en mecha californiana por sí sola.

Sonrío agradecida y le enseño la foto para que me peine como yo quiero. Unas ondas casi imperceptibles. Un toquecito de nada con el ondulador.

Una polla como una olla!!!!!!!!! 

El tío empieza a hacer las ondas y a los dos minutos estaba perfecta. Pero noooooo, él no podía dejarme así. Se entusiasma, se vuelve muy loquísimo, y se pone a pujarme el pelo. Lo estoy viendo, estoy viendo que me va a hacer otro Diana Ross!!!! Venga espuma, venga a meterme los dedos y a pujarme la cabeza, y dale, y toma! 

Y yo paralizada por completo. Sin poder articular palabra. Pero tío, por favor, si lo estabas haciendo muy bien! Si estaba perfecto con esas onditas pequeñas... qué coño me estás haciendoooooooo????

Puesssssss... cómo os lo digo? Os acordáis de los peinados aquellos de los 70 que llevaban como 20 litros de laca para poner las cabezas en plan gigantes y cabezudos? Cabezas que duplicaban el tamaño del cuerpo, cabezas enorrrrmeeeees. Auténticos cascos cartagineses. Pues así. Era el peinado de mi madre el día de mi comunión!!!! Palabritaaaaaa!!!!

El estilista y su hermana deshaciéndose en halagos.

- Pero nena, qué guapíiiiiiiiisima estáaaaaaas! Por favoooooor! Hemos tardado un poco pero al final el resultado es espectacular! Te gusta, verdaaaaaad?

- Sí sí, me encanta. Genial genial!

- Eso es lo que yo quiero. Que tú te vayas contenta y yo entonces también estoy contento.

- Muy contenta, contentísima. Oye, me cobras? Que con todo este lío se me ha hecho tarde y tengo mucha prisa.

20 años. 20 años, y he caído como una pardilla dos veces en el mismo pedrusco!!!!

Lo bueno es que esta vez no hizo falta lavarme el pelo mil veces para arreglar el estropicio. Sólo tuve que cepillarme enérgicamente durante 20 minutos para volver al milenio actual.

A ver, el color ahí está. Pero después de verme a mí misma horrorosamente rubia Abba puedo darme con un canto en los dientes con el arreglo posterior. Mucho peor fue el peinado final, que me transportó en minutos 40 años atrás y me echó encima otros tantos.

Me lo dijo mi hijo sin contemplaciones:

- Mamá, pareces mi abuela.

- Hijoputa.

Por suerte un buen cepillo hace milagros. Rebajado el pujamiento recuperé al mismo tiempo mi edad y mi salud mental.

Y me juré a mí misma, y hoy, aquí y ahora lo vuelvo a jurar, que nunca nunca nunca nunca jamás volveré a darle otra oportunidad a ese puto estilista pirado que ve un bote de laca y se vuelve loco!

Antes muerta que volver a entrar ahí.

3'14 for ever.

viernes, 12 de noviembre de 2021

Aunque parezca infumable, es mi vicio inconfesable

Pues sí, amigos. Tengo un vicio secreto inconfesable. O por lo menos muy difícilmente confesable. 

Pero últimamente estoy un poco por la labor de confesar lo inconfesable. Será porque me estoy haciendo vieja y a los viejos siempre se ha dicho que les importa una puta mierda lo que piensen de ellos. La cuestión es que paso cada vez más de ocultar mis pequeños "pecadillos".

Así que allá voy, y que salga el sol por Antequera: 

Yo confieso que... 

SOY SUPERFAN DE LA CRÓNICA ROSA DE FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS.

Ea, pos ya está dicho.

Sí, amigos. Me encantaaaaaaaa! Me lo paso como los indios con la crónica rosa. 

Es verdad que no siempre puedo escucharla entera. Si trabajo de tarde no tengo problema pero cuando trabajo de mañana me pego un pequeño desmarque para desayunar mientras escucho un ratito de mi crónica social, y me parto el culo de la risa.

Que síiiiiiiiiií, que ya lo sé, que Federico es muy facha. Todos lo sabemos, no es ningún secreto. Pero es que hay fachas sin gracia y fachas graciosos, y él es muuuuuuuy gracioso. 

Los motes que le pone a la gente, por ejemplo, son bueniiiiiísimos. Mi favorito es Echeminga (de Echenique y su coplilla "chúpame la minga, Dominga") No me digáis que no es genial. O la Fábrica de la Trola, que es un hallazgo personal suyo que se ha extendido por las redes. Como muchos de sus inventos, que al final triunfan porque el tío, oye, se lo curra. No en vano estudió Filología y maneja las figuras literarias como él solo.

A ver, también es verdad que es superplasta, un poco estilo abuelo Porretas. Todos los días dice las mismas cosas, es muuuuuuuy pesado... pero coño, las dice de una forma que hace gracia. Se lía a mezclar temas y te hace un mix que lo flipas. Por ejemplo, un clásico ya porque lo repite a diario: lo de Rociito y la victoria de Ayuso en Madrid. 

Más o menos él relaciona las dos cosas de la siguiente manera:

"Lo peor fue cuando entró la ministra de "Igual da" a la docucosa. Entre la ministra, la Fábrica de la Trola, la comisaria política Carlota, y Jorgeja convirtieron aquello en una comisaría política comunista. Y todo fue porque estaban en campaña, para destruir a Ayuso, y fíjate que Jorgeja fue al mitin con Gabilondo y hundió a Gabilondo, y Ayuso barrió. Eso es lo que consiguieron con la docuserie, cargarse a Gabilondo y que Ayuso sacara unos resultados como nunca nadie había sacado antes. Jorgeja, con lo que tú has sido y mira para lo que has quedado!"

Traduzco para los no iniciados:

Lo peor fue cuando llamó la ministra Montero a la tele para solidarizarse con Rociito y llamar maltratador a su ex. Entre Montero, la Fábrica de la Tele, Carlota Corredera y Jorge Javier Vázquez y su feminismo selectivo combinado con socialcomunismo hundieron la candidatura de Gabilondo y consiguieron que a Ayuso la votaran en masa miles de madrileños.

Éste es su mantra diario, y lo puede soltar en cualquier ocasión de la sección rosa. Lo cierto es que es uno de mis momentos favoritos del día, cuando Federico acusa a Jorgeja de comunista y de haber ido contra Ayuso con la coartada de la documierda de Rociito. No me canso nunca de escucharlo. De verdad, que cualquiera que me vea por las mañanas descojonándome sola debe de pensar que estoy como una puta chota. Y seguramente lo estaré, pero es que me hace muchísima gracia. Este señor, con esa vocecilla de gnomo, y esas hechuras igualmente un poco gnómicas, diciendo esas cosas... es bocatto di cardinale para una viciosa del cachondeo maligno como yo. 

Cuando escucho que empieza a decir "eso es como cuando Jorgeja quiso cargarse a Ayuso en Madrid..." ya es que pongo la antena, las orejitas como soplillos, y de verdad, nunca me defrauda, siempre le echa pedazo de bronca a Jorgeja por aquello. No se lo perdona, no se lo perdonará jamás. Porque él era muy fan de Sálvame, era un auténtico "Salvamer", pero desde aquel aciago día que lo vio compartiendo mitin con Gabilondo le echó la cruz.

Aunque lo que más me gusta de Federico es la crónica rosa, reconozco que también me río mucho oyéndolo despotricar de política. Cuando me despierto de madrugada me encanta poner su discurso mañanero de las 6. Es mi favorito de entre todos los reyes de las mañanas radiofónicas. No tiene rival. Es el único que no lleva guion escrito, que despotrica según le va saliendo.  Se nota mucho porque se enrolla como una persiana y va pegando saltos de un tema a otro como si estuviera beodo en la barra de una tasca. Según va hablando se va acordando de esto y de aquello y al final hace uno de esos mix como el de Rociito y Ayuso. Y te mezcla al Pollo Carvajal con el juez Garzón y el juez Pedraz, amigo de Garzón, que ahora sale con Esther Doña, la viuda del Marqués de Griñón,  el papá de Tamara y exmarido de la Preysler y blablablabla... Y así puede terminar perfectamente hablando del Papa. 

Los findes por la mañana también me gusta escuchar a otro de su cadena, que es del mismo pelaje: Luis del Pino se llama el  artista. Que haciendo honor a su nombre planta unos pedazo de pinos exabrúpticos que te mueres. Éste no tiene vocecilla de gnomo pero es un poco gangosillo, parece que siempre esté resfriado. El tío empieza saludando a la audiencia y diciendo que se tomen un cafelito a su salud. Y ya a partir de ahí es un no parar. En 60 minutos sacude estopa a diestro y siniestro.  Le pasa como al jefe Federico, que va saltando de un tema a otro, improvisa, se lía, va palante, patrás, rebobina... y yo algunas veces me adormilo escuchándolo y sueño con él y todo. Hemos vivido grandes aventuras en mis sueños, aunque él lo ignore.

Son unos cracks. Porque a pesar de que son superfachas le pegan unas palizas al PP que lo crujen. O sea, mucha gente que nunca escucha esta cadena piensa que se meten continuamente con el Gobierno, y a ratos es verdad. El mantra socialcomunista está ahí, es una constante. Pero en realidad la mayor parte del tiempo lo que hacen es meterse con el PP; con todo el PP menos con Ayuso, que es su musa. Federico además necesita nombrarla cada cuatro palabras; por eso la saca a relucir también en la crónica rosa, no es por otra cosa. Pero a Casado... al pobre Casado lo ponen a caldo tooooodos los días, pero todos todos. Bueno, y a Rajoy y a Soraya ya es odio mortal. Lo que le gusta recordar lo del bolsito de Soraya en el sillón de Rajoy el día de la moción de censura mientras él se pillaba una cogorza en el bar de enfrente! No se lo perdona. Tengo el convencimiento de que si le dieran a elegir entre Sánchez y Rajoy tanto Federico como Del Pino preferirían mil veces a Sánchez. 

En fin, que me enrollo yo también como un Losantos cualquiera. La cuestión es que la crónica rosa es la hostia de divertida. Además los colaboradores le hacen la pirula constantemente. Cuando empieza a irse por los cerros de Ayuso le devuelven al tema en cuestión que estén tratando con la máxima discreción. 

"Ejem ejem! Bueno, Federico, como íbamos diciendo... "

Los he visto algunas veces en Youtube, que retransmiten las tertulias, y las caritas que ponen cuando Federico empieza a soltar lo de Rociito, Ayuso, Gabilondo y Jorgeja, son un verdadero poema. En plan:

"Hossstia, ya ha entrao en trance! Hay que sacarlo del bucle"

En fin, confesado está mi pequeño vicio. Que por otra parte tampoco hace daño a nadie; es un entretenimiento incluso saludable, porque me río un montón, ejercito bastante los músculos faciales, desayuno con alegría, y luego estoy de buen humor todo el día.

Oye, quién da más?

jueves, 28 de octubre de 2021

Si algún parecido ves... pura coincidencia es (The end)

Recordaréis que habíamos dejado a la malvada bruja volviendo a pedir a su mayordoma el escobófono, toda enloquecida de rabia, ira e indignación.

Esta tónica de comportamiento continuó así durante un tiempo. Todos los días agarraba el escobófono y le soltaba una brujichapa a la jefa de brujas que la tenía fritita a la pobre mujer, que ya no sabía qué decir ni qué hacer ni cómo calmarla. No era tan fácil despedir a la empleada díscola porque ésta tenía una plaza fija en Brujilandia y era complicado tener que mover otras fichas para resituarla a ella sólo por el capricho de esta bruja caprichosa, desquiciada y piradísima.

Entre tanto la empleada se había dado cuenta de que lo mejor para ella era invisibilizarse ante los ojos de la arpía. Y como era una chica bastante espabilada estuvo investigando con varios ingredientes de última generación y consiguió descubrir una pócima mágica que la volvía completamente transparente. De este modo acudía cada día a su puesto de trabajo y en la puerta, antes de entrar, se tomaba unas gotas del bebedizo y automáticamente desaparecía a la vista de la pérfida.

Sin embargo, lejos de calmar esto a la bruja, lo que hizo fue desquiciarla todavía más. Porque ella sabía que la empleada estaba allí. La olía, la sentía, veía sus materiales de trabajo moverse y sabía que estaba presente, pero el hecho de no poder verla, de no saber dónde estaba en cada momento, de ignorar qué hacía o dejaba de hacer, de que su ama de llaves espía no pudiera informarla de los movimientos de la rebelde, la traían a maltraer. Cada día se ponía más loquísima. Destrozó varias escobas estrellándolas contra la pared, la verruga se le reventó otras tantas veces, tuvo que rellenarla con ácido hialurónico para evitar que desapareciera, puesto que era su signo de identidad como bruja. Una bruja sin verruga es una bruja sin dignidad.

La fama de su chifladura fue extendiéndose por Brujilandia. Sus gritos escobofónicos a la jefa se oían en varios kilómetros a la redonda. Todas sus compañeras sabían de su locura y miraban horrorizadas su deterioro como profesional. Al mismo tiempo, crecía la fama del ingenio de la empleada, y su invento de la pócima de la invisibilidad. Todas las brujas querían tener acceso a ese líquido evidentemente lleno de posibilidades. Y ocurrió el milagro. Algunas de ellas escobofonearon a la jefa pidiéndoles la incorporación de la empleada a su equipo. Por fin veía una salida al final del tunel!

La jefa de brujas llamó a la trabajadora y le lanzó una oferta que difícilmente podía rechazar. Una subida de categoría profesional en el sitio más deseado por todas las empleadas del gremio: en la escuela de brujaaaaas! Era un sitio maravilloso en el que se conservaban miles y miles y miles de recetas de pócimas desde el principio de los tiempos. Allí era donde acudían las brujas a formarse, a perfeccionar sus artes, a debatir sesudamente sobre todos los aspectos de la brujería. Se organizaban congresos, simposios, jornadas. Las mayores expertas del mundo acudían a la escuela a dar conferencias, era un lugar de sabiduría, de recogimiento, de estudio, el sitio favorito de cualquier aspirante a bruja o a asistente personal de bruja. Y era allí donde requerían los servicios profesionales de la empleada!!!!!

Cuando la perversa criatura supo que le habían ofrecido ese puesto a su aborrecida empleada sintió primeramente alivio por haber conseguido su objetivo, pero inmediatamente surgió un sentimiento de rabia por el hecho de que alguien en el mundo, y sobre todo en la escuela de brujas nada más y nada menos, quisiera los servicios de aquella malnacida. Pero se consoló de momento pensando en las nuevas empleadas que le mandarían a las que podría mangonear a su gusto, tratarlas a latigazo limpio y mandarlas a las mazmorras, que era donde a ella le gustaba tener a su personal encerrado.

Pero a estas alturas la fama de la bruja malísima era ya conocida a nivel mundial y varias líderes de pensamiento en Brujilandia habían puesto pie en pared. Es verdad que no podían deshacerse de aquella bruja que daba tan nefasta imagen del colectivo, puesto que por su antigüedad era prácticamente intocable, pero sí podían intentar controlar los efectos perversos de sus desmanes, de su crueldad y de su tiranía. 

Para empezar, la mazmorra en la que encerraba a las desgraciadas trabajadoras, por orden brujijudicial fue clausurada, tapiada y las llaves arrojadas a un pozo de profundidad insondable. Ya nunca nadie más tendría que quemarse las pestañas en aquel lugar indigno en el que jamás entraba la luz del dia. Y lo mejor de todo, las nuevas empleadas fueron seleccionadas cuidadosamente entre miembros de la resistencia brujeril, un grupo de rebeldes curtidas en mil batallas que de ninguna de las maneras se dejarían putear por tan maléfica criatura. Eran guerreras y acudieron con las armas levantadas desde el primer día, dispuestas a luchar a muerte por sus derechos. La empleada rebelde había servido de inspiración para muchas otras que, hartas de aguantar carretas y carretones de brujas enloquecidas, déspotas y mamarrachas, no estaban dispuestas a dejarse avasallar ni un milímetro. Desde el primer momento se presentaron ante la bruja poniendo los puntos sobre las íes y dejándole clarinete que trabajarían siempre en la sala amplia, luminosa y cálida y que tendría que poner a su disposición todos los materiales necesarios para realizar sus tareas, respetando escrupulosamente sus turnos laborales.

La bruja se acojonó toda cuando vio a aquellas aguerridas muchachas que no tenían nada que ver con las anteriores empleadas sumisas que siempre había tenido. Cuando fue a agarrar el escobófono para protestar ante la jefa por haberle mandado unas sustitutas casi peores que la rebelde, se plantaron ante ella, la miraron con ojos asesinos y le espetaron friamente:

- A quién vas a llamar?

Al ver aquellas miradas dispuestas a todo, se cagó viva. Pero que se cagó literalmente. O sea, un liquidillo marrón se deslizó por sus pantalones blancos, su color favorito hasta aquel aciago día. Y lo que en principio fue un fino hilillo en cuestión de segundos se convirtió en una cagada monumental. Toooooodo el pantalón se volvió marrón. La descomposición que le entró fue tal que echó ahí hasta pedazos del intestino. El bochorno que le entró es indescriptible. La verruga le estalló en ese momento de puritita vergüenza, uniendo su purulencia al líquido elemento fecal. La servil mayordoma intentó tapar aquello como buenamente pudo pero era imposible, por no hablar de la insoportable fetidez que lo acompañaba. Bendito karma! Toda la mierda que había arrojado siempre sobre sus trabajadoras se volvió contra ella.

Naturalmente las nuevas empleadas estallaron en sonoras carcajadas, lo cual aumentó la sensación de oprobio. Jamás había pasado una vergüenza semejante en la vida. Como buenamente pudo la mayordoma la sacó de allí y la llevó al baño para meterla bajo la ducha, pero la noticia ya había trascendido por toda la ciudad primero, luego por todo el país y finalmente por todos y cada uno de los rincones del planeta.

Nadie volvió a verla nunca, desapareció de la faz del planeta. Lo sucedido pasó a los anales de la historia de Brujilandia como una de las anécdotas más divertidas jamás contadas. Una vez alguien comentó que la había visto en Transilvania, escondida dentro de un ataud, haciéndose pasar por vampira, pero nunca ha podido ser confirmado el rumor.

Desde entonces transcurrió una época dorada de esplendor en aquella casa que había pertenecido a la bruja malvada y que fue concedida a otra hechicera famosa por su amabilidad, sabiduría y equidad. La  concordia reinó para siempre en aquel lugar y ninguna bruja se atrevió nunca más a tratar a sus empleadas con crueldad, tiranía o desprecio. 

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

miércoles, 20 de octubre de 2021

Se me explota la perola con lo de la Carmen Mola

 - "No nos hemos escondido detrás de una mujer, sino detrás de un nombre", dice el trío que firmaba como Carmen Mola. No es cierto, ellos crearon una imagen falsa de una mujer.

- Es una estafa! Vamos a denunciarlo!

- Supongo que será una fina ironía.

- No, vamos a denunciarlo.

- Pero por qué? Estás de coña? Desde cuándo es delito escribir bajo pseudónimo?

Reproduzco aquí una conversación por Twitter que mantuve ayer con una individua que estaba supercabreada por lo del Planeta. El intercambio de impresiones llegó hasta aquí porque la tía me bloqueó ipso facto.

Sin duda a estas alturas estaréis enterados, pero bueno, por si acaso vivís debajo de una piedra os lo resumo brevemente. Resulta que la ganadora de este año del Premio Planeta no es en realidad una mujer, sino un trío de guionistas blancos heteros (esto último no podría asegurarlo, la verdad) que escriben sus novelas bajo el pseudónimo de Carmen Mola.

Según cuentan, cuando pensaban en un posible nombre, uno de ellos dijo "Carmen". Y otro contestó "Mola". Bueno, pues Carmen Mola.

Esto, así contado, en un principio no tendría por qué pasar de ser una sencilla curiosidad, incluso divertida si me apuras. Pero lo verdaderamente cachondo viene con el pollo que se ha liado después, puesto que diversos colectivos feministas han puesto el grito en el cielo por la elección. Y aquí viene lo mejor: resulta que muchas habían recomendado los libros de la tal Carmen Mola... como literatura feminista!!!!! Memeooooooooo!!!!!

Claro, imaginad la gran cagada. Recomiendas los libros de una tía como feministas sólo por el hecho de estar escritos por una mujer, y cuando te enteras de que la tal mujer sólo era un pseudónimo bajo el que se escondían tres maromos... qué cara se te debe de quedar? Jajajajajajaja!

Pero todavía mucho mejor, si es que se puede esto mejorar, es la de tías que ahora dicen que se habían dado perfectísima cuenta de que era un hombre porque se notaba muchísimo que el autor carecía de la sensibilidad que sin duda se detecta en la literatura femenina. Yo me parto el culo, jajajajaja!

En fin, hay poco que comentar, la verdad. Es todo tan ridículo, tan patético y da tanta risa que todo lo que se pueda decir se queda corto. Doy infinitas gracias desde aquí al jurado del Planeta por haberle dado el premio a estos tipos porque la jartá reír que me estoy pegando a cuenta del temita pa mí se queda.

Sólo quería compartirlo con vosotros, por si algún despistadillo no estaba al tanto de este despropósito.

Me están entrando hasta ganas de leerme la novela, y eso que hace años que no leo ningún Planeta. Pero es que me lo estoy pasando tan bien gracias a ellos que igual les doy una oportunidad.

En fin, me lo pensaré.

martes, 19 de octubre de 2021

Si algún parecido ves... pura coincidencia es (Continuación)

Como recordaréis, en el capítulo anterior habíamos dejado a la bruja malvada toda enloquecida chillándole por el escobófono a la jefa de brujas y exigiéndole la inmediata expulsión de la empleada que se le había rebelado.

La cuestión es que milagrosamente se tranquilizó de momento y durante unos días pareció más apaciguada. Aunque todos a su alrededor temían que volviera a sufrir un nuevo brote brujipsicótico y observaban con pavor la verruga, por si se le volvía a hinchar en cualquier momento, los días se iban sucediendo sin incidentes, al menos en apariencia.

Mientras tanto la vida continuaba, pero una semilla había germinado entre las empleadas y estaba a punto de dar sus frutos. Veréis, en las casas de todas las brujas había amplias salas donde las subalternas trabajaban creando las pócimas, organizándolas según su utilidad y estudiando nuevas combinaciones mágicas. Para ello necesitaban espacios con buena visibilidad y adecuados a estas tareas. En Brujilandia eran muy estrictos con estas normas porque vivían de esas pócimas secretas y no podían descuidarlas.

Pues bien, la bruja malvada prefería tener a sus empleadas en una mazmorra, una especie de zulo que tenía en el sótano de su mansión. Un lugar pequeño, oscuro y frío donde jamás entraba un rayo de sol. A ella no le gustaba ver a las empleadas cerca de sus aposentos, que por supuesto eran amplios, luminosos y cálidos. Sólo de pensar que sus criadas pudieran disfrutar de una pizca de ambiente saludable se descomponía. La verruga le estallaba cada vez que imaginaba esta posibilidad. Su mayor disfrute consistía en bajar varias veces al día a comprobar que las empleadas trabajaban sin levantar cabeza en aquella mazmorra, completamente pálidas por la falta de luz natural y quemándose las pestañas intentando leer las indicaciones de los ingredientes para los bebedizos. Las pobres usaban lupas de aumento para poder ver algo entre tanta oscuridad. Y en invierno se morían de frío con las corrientes de aire que convertían aquel inhóspito cuartucho en un verdadero vendaval.

Varias veces la jefa de brujas la había conminado a habilitar un espacio digno para las muchachas. Le comparaba las condiciones de trabajo de empleadas de otras brujas y le decía que como viniera una inspección de brujas le iban a meter un buen paquete por tenerlas en ese lugar abyecto. Pero a ella le daba igual. Aunque en la planta superior disponía de un espacio óptimo para el trabajo brujeril, porque la habían obligado los jefes supremos a instalarlo, a ella no le gustaba que sus empleadas estuvieran tan cerca. Podían infectarla de algún virus o algo. Y además era desagradable la visión constante de personas de clase inferior. Lo más que soportaba a duras penas era la presencia de su servil mayordoma, que apenas la molestaba porque no levantaba la cabeza de las pócimas. Y además porque le pasaba el escobófono cuando sonaba y le filtraba las llamadas.

Un buen día la empleada díscola subió por error a la sala iluminada a todas horas por la luz del sol, sintió sus rayos calentándole la espalda y comprobó la espectacular visibilidad de aquella sala hermosa, diáfana y acogedora. No necesitaba ni siquiera gafas para leer perfectamente los ingredientes de los tarros, ni los efectos secundarios, ni la letra más pequeña que indicaba las posibles contraindicaciones. Pensó que era un lugar precioso y que la malvada bruja no tenía ningún derecho a mantenerlas a ella y a sus compañeras encerradas en aquella covacha con la vista cada vez más deteriorada y sin saber si era día o noche, invierno o verano, si llovía o si lucía el sol. Y en un acceso de rebeldía tomó una firme decisión: 

- A la Gran Bruja pongo por testigo de que nunca volveré a ese lugar inmundo!

Y dicho y hecho, bajó al siniestro habitáculo, cogió sus trastos y subió decidida a la amplia sala. Sus compañeras le preguntaron dónde iba y ella les contó lo que había decidido. Unas a otras se miraron y dijeron:

- Pues si tú te subes nosotras también.

Fue una rebelión en toda regla. Una declaración de intenciones clara. Sabían que cuando la bruja se percatara de aquella revuelta la verruga se le volvería a hinchar y entraría en erupción. Pero no estaban dispuestas a rendirse, aunque tuvieran que perder la vida en el intento.

Cuando la bruja se levantó de una prolongada siesta y bajó al zulo ya se habían ido todas las empleadas, pero observó algo raro. Sus utensilios de trabajo no estaban a la vista, aquello parecía una vieja nave abandonada, no había signos de vida humana. Todo aquello le pareció muy extraño.

Al regresar a sus aposentos pasó por la puerta de la gran sala donde se guardaban las pociones y... horroooooooor! Vio desperdigados por aquí y por allá todos los materiales de trabajo que usaban sus sirvientas.

En principio no reaccionó. Fue tal el shock que no podía creer lo que sus ojos veían. No entendía cómo podían haber llegado aquellas cosas allí sin su previo consentimiento. Eso no cabía en su maléfica  cabeza. La desobediencia de sus subalternas no entraba en sus previsiones.

Casualmente se cruzó en ese momento con una de sus empleadas más antiguas, que llegaba en el turno de tarde.

- Qué ha pasado aquí?

La valerosa empleada, que estaba bastante curtida en refriegas brujeriles con la vieja arpía, contestó serenamente:

- Pues que hemos decidido subirnos a esta sala.

Máxima tensión, el aire podía cortarse. La reacción de la pérfida era imprevisible.

- Habéis decidido... quiénes?

- Nosotras.

- Nosotras quiénes?

- Pues primero ha dicho X (léase aquí el nombre de la rebelde) que ella no se bajaba y luego la hemos secundado las demás.

- Ajá! Mmmmmmmm! Bien bien bien! Y desde cuándo X organiza las cosas en Brujilandia, y concretamente en mi casa?

- No sé, ha dicho que aquí hay mucha mejor visibilidad y que teniendo un lugar óptimo para trabajar no tenía sentido estar abajo en la mazmorra.

- Conque... eso ha dicho. Ya!

Increíblemente la verruga de la malvada pécora, aunque temblaba de indignación, no terminaba de estallar como en otras ocasiones. La impresión no la dejaba reaccionar. Apretaba fuertemente la escoba con el puño pero no dejaba de sonreír, aparentemente tranquila. La empleada, aterrorizada, esperaba la explosión de un momento a otro, pero sin dar crédito a sus ojos lo que vio fue a la bruja dar media vuelta sin decir una palabra más, tiesa como un palo, y retirarse a sus aposentos.

Un minuto después se oyó al otro lado de la puerta un terrible grito, un aullido desgarrador, un sonido terrorífico que la antigua sirvienta jamás podría olvidar.

-Aaaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrrrrggggggggggg! Pásame el escobófonooooooooooo!!!!!

(Continuará)


domingo, 17 de octubre de 2021

Las cosas de mi chiquilla, de tal palo tal astilla

 - Mamá, últimamente me siento superacomplejada con mis amigas.

- Y eso?

- Pues que tengo complejo de giganta.

- Pero si tú eres un retaco, como yo.

- Ya pero soy la única que lleva tacones de 15 centímetros.

- Joder, pues quítate los tacones.

- No puedo. Van con mi personalidad.

- Ya, te entiendo. Esto me recuerda a cuando yo estaba acomplejada por el tamaño de mis tetas y no tenía tetas porque me las habían quitado y lo que llevaba era algodones.

- Ves? Pues algo así.

- Ya pero yo me di cuenta, reaccioné y me quité unos cuantos algodones, y se acabó el complejo.

- Mira esta foto. Es o no es para estar acomplejada?

- La verdad es que pareces Blancanieves rodeada de enanitas. Pues verás el día que te bajes de los tacones el palo que se va a pegar todo el mundo. Te advierto que también me ha pasado.

- No, si ya me ha pasado, pero al revés. Alguna gente del gimnasio me ha visto de copas y no me ha reconocido, por la estatura.

- No me extraña. Es que 15 centímetros son muchos centímetros como para identificar a la gente.

- Me siento fatal.

- Podrías avisar a la gente. Si conoces a alguien de salir de fiesta enseñarle una foto tuya de retaco, y si conoces a alguien de hacer deporte enseñarle una foto de tu faceta night-fever.

-Ya, pero eso no soluciona lo de sentirme acomplejada con mis amigas. Es que les saco una cuarta a todaaaaaas!!!!!

- Claro, la misma cuarta de los tacones. Pues hija, no sé qué solución darte, si no estás dispuesta a bajarte del andamio.

- Eso nunca. Antes muerta que retaca.

- Ay por Diossssss, a quién habrás salido?

- Einnnnnnnn?

- Ejem! Bueno... vale. Pero... se pasa con los años.

- De verdad?

- Palabrita.

sábado, 16 de octubre de 2021

Hoy me he puesto un nuevo reto, revelaré mi secreto

No sé si habré hablado de esto alguna vez aquí. Son ya tantos años contando cosas que igual sí lo he hecho, pero como no me acuerdo hago como si lo revelara ahora de nuevas. Ahí va:

Yo bailo todos los días una hora.

Sí, amigos, como os lo cuento. Mucha gente me pregunta qué hago para mantenerme en forma, si tengo un pacto con el diablo o qué. Bueno, pues ni pacto ni pollas. Una hora de baile al día. Algo que recomiendo a todo el mundo porque es una receta fantástica tanto para el cuerpo como para el alma. A la par que se hace ejercicio es un subidón de moral de la hostia. Os animo a que lo probéis.

Sé que mucha gente se apunta al gimnasio y al cabo del tiempo se terminan cansando y dejando de ir. Lo entiendo, ir al gimnasio es un coñazo, salvo que te guste socializar mientras haces ejercicio y sudas, claro. A mí ni me gusta hacer deporte ni me gusta sudar ni me gusta socializar, porque como sabéis soy de naturaleza asocial. Hacer ejercicio y tener que interactuar al mismo tiempo con otra gente me parece un esfuerzo tremendo, sobrehumano y totalmente inadecuado para mí.

En cambio mi rutina de una hora diaria de baile es ideal para alguien como yo. Además, a quién no le gusta bailar? A lo mejor  hay gente a la que no le gusta hacerlo públicamente porque es tímida, pero quién no se ha puesto a bailar en su casa escuchando su música favorita? Yo no conozco a nadie.

En fin, por si os animáis a seguir mis consejos os diré cómo es mi rutina dancing.

Primero seleccionar la música. Yo me pongo la radio a veces y otras cojo algún disco de grandes éxitos del Spotify. Soy muy ecléctica en cuanto a gustos musicales, pero para bailar mis favoritos son Abba, Raffaella y los Bee Gees. Me pongo muy loquísima con ellos. 

Luego otra cosa importante. Hacerlo frente a un espejo. Esto da un subidón del copón. Un espejo a cierta distancia, claro. No vale ponerse ante el del armario a un metro. Eso puede ser demoledor, ni se os ocurra.  Tampoco valen gafas ni lentillas.  Esto es de importancia vital. Yo al espejo de mi habitación le hago luz de gas, lo ignoro por completo. Mi referente visual es el espejo del baño, a unos cinco metros de distancia desde mi posición de baile. Y también hay que estudiar el tema de la luz. Por ejemplo, yo tengo justo la ventana detrás, lo cual favorece una barbaridad. Ese trasluz es pura magia visual. Como ya he dicho, aparte del ejercicio físico la elevación de la autoestima es fundamental.

Tema vestuario. En verano bailo en bikini y en invierno tiro de licra: mallas y camiseta. También me embadurno de aceite de oliva virgen extra, porque así se ve la piel brillante y mola más todavía. 

(Hago un inciso para contar otro de mis secretos de belleza: el aceite de oliva virgen extra como hidratante corporal, facial y manual.  Hoy lo estoy dando todo contando secretos, eh? En fin, antes usaba cremas como todo el mundo, pero dejé de hacerlo porque ni me gustan los envases de plasticuchi ni los productos tóxicos que llevan ni la experimentación con animales para conseguirlas. Puedo admitir que se experimente con seres vivos por cuestiones de salud pero no para la industria cosmética. Que experimenten con su abuela. Por eso prefiero un producto totalmente natural y además de la tierra. De ahí mi elección del aceite de oliva virgen extra. Además sólo compro los envasados en vidrio, que es mi tipo de envase favorito. Ya sé que es carillo, pero oye, la gente se gasta auténticos pastizales en potingues para la cara, en gimnasios o en tratamientos de belleza. Por que yo me compre una botella de aceite de vez en cuando para uso cosmético tampoco estoy cometiendo ningún crimen. Y además apoyo a la industria local. Qué coño!)

Y una vez terminado este inciso, continúo con mi rutina de baile. 

Estábamos en que a una prudente distancia del espejo enchufas el Spotify y te lanzas a darlo todo. Y como te estás viendo a esa prudente distancia, con esa luz favorecedora y escuchando de fondo tu música favorita, empiezas a flipar contigo misma. Tal que si te hubieras metido entre pecho y espalda cinco whiskazos.  Eres una dancing queen total. Ya no te ves a ti en ese espejo, ves a la mismísima Beyoncé. Y claro, te vienes arriba: 

Japuta, qué buena estás. Pedazo cuerpo. Brutal. Te sales, te rompes, lo petas. Ole la madre que te parió!

Tú te lo guisas, tú te lo comes. No hay mejor piropo que el que se echa una a sí misma, con absoluto convencimiento autenticidad y entrega.

Y esto al mismo tiempo que te contorsionas toda enloquecida y chillas, por ejemplo:

MORE THAN A WOMAAAAAAAAN, UUUUUUUUUUUUUUH, MORE THAN A WOMAN TO MEEEEEEEEE!

Olvidad depresiones, ansiedades, bajonazos. Ésta es la medicina, la auténtica, la mejor. Música, aceite y baile.

Y nada, luego te duchas, y como nueva.

Mano de santo. Palabrita.


viernes, 15 de octubre de 2021

Un homenaje sentido a este sitio tan querido

Sé que más pronto que tarde tendré que irme de aquí. 

Y me da muchísima pena. Porque amo este lugar. Sí, aunque lleve sólo un año aquí y no me haya dado tiempo a vivir muchos momentos memorables, pero me encanta. Me encanta la gente, me encantan mis compañeros, me encantan los niños... Conozco ya a muchos de ellos y en general son educados, amables, buenos chicos. Todos muy estudiosos. Estoy segura de que entre ellos hay muchas lumbreras del futuro. Pero sobre todo... me encanta el lugar. Es una biblioteca preciosa. Cálida, acogedora, luminosa. Siempre está llena, la gente se da tortas por venir, y la verdad es que no me extraña. 

Hasta a lo que peor llevaba al principio le he terminado cogiendo el punto. Os acordáis de lo que me quejaba de los baños cuando llegué? Que había que cruzar todo el patio, y en invierno te mueres de frío. Bueno, pues una vez que he vivido la experiencia en verano me he dado cuenta de lo agradable que es ese fresquito y de lo bien que sienta ese paseo al aire libre. Es cierto que en invierno no apetece mucho, pero bueno, es un paseíto, te abrigas bien y con eso te mueves y haces algo de ejercicio. Y meas menos.

Mis baños favoritos, creo que os lo conté, son los del aula de disección. Como he donado mi cuerpo a la ciencia sé que ése será mi ultimo destino. Cuando voy a mear siempre pienso en que algún día estos niños me abrirán ahí en canal para estudiar anatomía, y aunque haya quien pueda pensar que es una idea tétrica, a mí, que siempre he sido rarita, me reconforta, porque siento que es el final perfecto para una buena vida. Terminar sirviendo para algo útil. No sé, es como quien mira un paisaje y piensa que algún día le gustaría que sus cenizas fueran echadas allí. Pues eso es lo que me pasa a mí pero con el aula de disección. Además, la de risas que se pueden echar con mis tetas de agua! Igual se las pasan como una pelota. No sé, eso me hace ilusión, que la gente se divierta conmigo hasta después de muerta.

Al principio no me gustaba hacer tantos turnos de tarde pero con el tiempo mi cuerpo se habituó y recordé algo que había olvidado a fuerza de repetir pesadas rutinas: recordé que nunca me ha gustado madrugar. Y que siempre me había prometido a mí misma que cuando mis hijos estuvieran grandes me cogería un turno fijo de tarde. Nunca os habéis dado cuenta de lo que se deteriora la gente que madruga? De las ojeras, las bolsas, la palidez cetrina de la piel... Y luego está lo otro, lo peor. Que el cuerpo se les habitúa tanto que cuando se jubilan ya son incapaces de estar en la cama más tarde de las 7. Están condenados a madrugar de por vida. Es horribleeeeee! Yo no creo que a este paso vaya a jubilarme nunca, pero no quiero que se me ponga cara de jubilada insomne, que es la cara que tiene todo el mundo que madruga. Además salir a la calle de madrugada cuando aún no ha amanecido debería de estar prohibido, es antinatura. Es una agresión que nadie tendría que soportar. No me extraña que la gente tenga tantos problemas de salud mental, la verdad.

Y luego está que en el turno de tarde el trabajo es tu feudo y tú reinas en él. Normalmente en los turnos de tarde no hay jefes, nadie te incordia, te organizas el trabajo como te da la gana sin tener a nadie encima; si además estás en un sitio precioso, un sitio que te gusta, una biblioteca, rodeada de gente joven, con ilusiones, con proyectos de vida... es la pera! Lo creáis o no, eso se transmite, se contagia, se respira en el ambiente. Claro, no será lo mismo trabajar en turno de tarde en un vertedero, en un matadero o en una UCI, pero en una biblioteca con tanto traqueteo de gente es una pasada. Palabrita.

Desde la terraza de mi casa veo mi biblio, y desde mi biblio veo mi casa.  Me tomo una cervecita a mediodía en la terraza viendo la facultad. Y al revés, cuando salgo de aquí a los cinco minutos me estoy tomando esa cervecita o en mi casa o en algún baretillo de mi barrio. En verano antes de venir a trabajar me bajo un rato a la piscina y me tomo la cerveza allí. Salgo con el tiempo justo para vestirme, coger la bici y venir a trabajar. Vengo relajada, fresquita y feliz, y me paso la tarde aquí igual de relajada, de fresquita y de feliz. Se me pasa el tiempo volando, y cuando quiero darme cuenta es la hora de salir. Cuando voy cerrando ventanas y apagando luces miro a mi casa y me digo: hogar, dulce hogar, ya mismo estoy ahí repantingada en el sofá. No sé, creo que no se puede pedir más, la verdad.

Por eso, porque estoy tan contenta me da mucha pena pensar que tendré que irme, con la ilusión que me hacía quedarme aquí ya para siempre. Cuando pedí el traslado lo hice con esa idea, y ahora, un año después, puedo decir que fue una fantástica decisión. Mi calidad de vida se multiplicó por mil, y con ella mi sensación de que había encontrado por fin mi sitio en el mundo.

No quiero hablar aquí del problema por el que seguramente me tendré que ir. La mayoría lo sabéis y no es necesario mencionarlo. Por muy feliz que yo sea aquí y por muy enamorada que esté del sitio, hay fuerzas de la naturaleza que escapan a mi control. Y además estoy segura de que también estaré bien donde vaya. Pero no querría hacerlo sin despedirme de este lugar maravilloso, sin dedicarle mi pequeño homenaje. En realidad es una declaración de amor en toda regla.

No sé cuándo será la despedida real, pero hoy me ha parecido el día perfecto para escribir esto. Un viernes por la tarde, un día precioso de otoño, disfrutando de esta soledad, de este silencio casi sagrado, de este luminoso ambiente de paz, estudio y sabiduría. Mirando con anticipada nostalgia mis dominios y despidiéndome íntimamente de ellos, con muchísima pena pero también con la sensación de haberlos disfrutado intensamente. Y de que siempre guardaré el mejor recuerdo de este lugar.

Hasta siempre, querida biblio.

Venga, Inma, a trabajar!


viernes, 1 de octubre de 2021

Me he autoevaluado y la duda me he quitado

Queridos amigos, como sabéis, hace tiempo que en mis incursiones tuiteras estoy triunfando plenamente. No hay día que no sea obsequiada con epítetos como cuñada, equidistante, fascista, machista, voxera... Bueno, y esto es lo más bonito que me dicen. Pero dado que este blog se denomina "Arfondoalaizquierda" precisamente por un acto de orgullo personal hacia esa adscripción política (orgullo que, lo confieso, ya no siento en absoluto; hoy por hoy no considero nada halagador ser de izquierdas, visto lo visto, leído lo leído y oído lo oído), he decidido autoevaluarme en función de una serie de parámetros objetivos que considero que definen la condición más o menos izquierdista de una persona. Así que allá voy.

1. Derechos civiles.  Soy una auténtica defensora de todos los derechos y conquistas sociales. La regulación del aborto por ley de plazos, la regulación de la eutanasia, la igualdad de derechos para todas las personas, sea cual sea su religión, condición sexual o ideología; soy incluso partidaria de causas más polémicas, como la legalización de las drogas, la gestación subrogada y la prostitución voluntaria. En el aspecto individual soy liberal a tope, que cada cual haga, diga o piense lo que le dé la gana, siempre y cuando no choque con la libertad de los demás. Soy también defensora de la causa animalista, sin llegar a los extremos de pensar que los gallos violan a las gallinas o que las granjas de pollos son equivalentes al holocausto. No soy partidaria de prohibir cosas, prohibiciones las menos posibles. Así que en este punto de la autoevaluación me pongo un 9, estoy a la izquierda de toda la gente que conozco. Y no me pongo más por modestia. 

2. Religión. A pesar de lo que he dicho anteriormente sobre respetar los derechos de todas las personas, sea cual sea su religión, considero que las religiones junto con los nacionalismos son auténticos cánceres para la sociedad. Por ello soy partidaria de que la religión se viva en la intimidad o en los templos habilitados para ello y que salga de la vida pública, sobre todo de las escuelas. Es una lucha personal mía de toda la vida. Ni mis hijos están bautizados ni han hecho la comunión ni han dado clases de religión jamás en el colegio, y mi deseo, que ya considero de imposible cumplimiento, siempre ha sido que alguna vez por fin la asignatura de religión dejara de estudiarse, al menos en la escuela pública, que debería ser laica totalmente.  En fin, es una batalla perdida, pero mi laicismo, mi agnosticismo y mi anticlericalismo creo que me conceden otro merecidísimo 9 en este apartado. El punto que me falta para la excelencia me lo quito por alguna vez que he flaqueado asistiendo a alguna misa de difuntos, aunque lo haya hecho con todas las reticencias del mundo. Pero bueno, he ido y me quito el punto para ser completamente honesta en esta autoevaluación.

3. Feminismo. Me considero la persona más feminista del mundo. Creo absolutamente en la igualdad de hombres, mujeres y cualquier otra variante que pueda darse. No tengo la menor duda de que cualquier mujer puede conseguir lo que se proponga. Por supuesto, no tengo que decir que a igual trabajo igual salario y que cualquier otra cosa me parece aberrante.  Tanto creo en la igualdad que no soy partidaria de hacer distingos entre la violencia según la cometa un hombre o una mujer o según sea el sexo de la víctima. Por ello ya sabéis que soy una ferviente detractora de la Ley de Violencia de Género, como lo soy de las cuotas en los partidos políticos o de cualquier tipo de diferencia que se pueda establecer entre las personas en función de su sexo. Creo que tanto padres como madres deben gozar de los mismos permisos laborales, para que la maternidad no suponga una rémora en la carrera profesional de las mujeres. Y excepto por el hecho de que hoy por hoy los hombres no pueden parir, considero que tanto en el cuidado de los hijos como de las personas dependientes o en las tareas del hogar deben participar en igualdad de condiciones que las mujeres. Por tanto me puntúo aquí con otro 9 y de este modo considero probada matemáticamente mi condición feminista y niego rotundamente la acusación que con frecuencia se me hace de ser cómplice de la violencia machista, de los abusos del heteropatriarcado y no sé cuantas mil falacias más que injustamente se me atribuyen.

4. Economía. Socialdemócrata a tope. Soy partidaria de una fiscalidad justa con la que los impuestos vendrían a paliar las desigualdades sociales. La mejor sanidad del mundo debería ser la pública y también la mejor educación. La educación es, de hecho, el mejor ascensor social que se ha inventado, después del braguetazo, y pienso que es irrenunciable que la pública, la de todos, tenga la mayor calidad. No me importa pagar muchos impuestos si con ellos contribuyo al reparto equitativo de la riqueza. Pero no me gusta la demagogia económica que practica buena parte de la izquierda. Una alta fiscalidad da para mucho pero no para todo. Por eso la bonanza económica de un país no puede fundamentarse sólo en lo público, también hay que incentivar la inversión privada y no hacer sangre constantemente con los enfrentamientos entre trabajadores y empresarios. Y como no soy partidaria de la demagogia no creo que el sistema de pensiones actual sea sostenible a largo plazo con el envejecimiento constante de la población, y pienso que los políticos deberían ser valientes y decirlo claramente en lugar de pasarse la vida inventando gilipolleces para mantenernos en la inopia. En fin, como habrá quien me discuta la nota si me puntúo muy alto en este apartado voy a ser modesta y me pondré un 7. Que no se diga que no estoy siendo completamente honrada.   

5. Forma de Estado. Como ya he manifestado en múltiples ocasiones soy republicana de pura cepa. Aunque yo no creo que el republicanismo sea exclusivo de la izquierda, es evidente que hay una amplia mayoría de simpatizantes de la causa a este lado del espectro ideológico. Esto me daría la máxima puntuación, incluso matrícula de honor si añadimos mi aversión absoluta por la monarquía en general y más concretamente por la borbónica en particular. En cuanto al asunto territorial soy una entusiasta federalista. No creo que el estado de las autonomías sea muy distinto a un estado federal, pero vamos, que si hay que avanzar hacia un mayor federalismo, que cuenten conmigo. Tampoco tengo ningún problema con que se independice quien le dé la gana. Si por mí fuera hace ya años que vascos, catalanes, navarros y todo el que lo pidiera habría tenido su referéndum correspondiente y se hubieran largado del país y dejado de dar por culo con sus constantes exigencias. Mi patriotismo tiene un nivel muy bajo en ese sentido. Si tengo que cambiar la forma del mapa me aprendo la nueva y ya está. De hecho ya lo hice cuando dejé de pintar el mapa de España como una carita con la nariz de Portugal. Empecé quitándole la nariz y si tengo que quitarle el flequillo y el gaznate se lo quito sin problemas. Como si nos quedamos solos los andaluces. En realidad yo me considero ciudadana europea, así que todos los límites que están por debajo de ese me la refanflinflan. Bueno, menos cordobesa, que eso reconozco que sí me gusta ser. Así que en este punto me voy a poner matrícula de honor, ni modestia ni nada, no me quito ni un punto. Estoy a la izquierda de todo el mundo y es casi imposible adelantarme.

Pues nada, una vez autoevaluado mi izquierdismo, aunque soy bastante patata en lo que a matemáticas se refiere, queda claro que mi nota media estaría muy cercana al 9. Es decir, conforme a unos parámetros objetivos soy indiscutiblemente una persona de izquierdas, y por tanto, el título de este blog sigue teniendo la mayor vigencia. Y por eso creo que tengo toda la autoridad moral para decir bien alto y bien claro que la izquierda actual, con la que no me siento en absoluto identificada, por su autoritarismo y su tendencia al prohibicionismo, al dogmatismo y al sectarismo, es una puta mierda como la copa un pino. He dicho.

viernes, 17 de septiembre de 2021

Vuelve a ser la comidilla mi querida Paz Padilla

En estos días ha vuelto a ser Tonting Topic la pobre Paz Padilla. Se ha metido en otro jardín, la verdad es que no sé qué hace una tía como ella, que practica el humor blanco más inofensivo, en un programa de mierda de Telecirco como Sálvame, porque raro es el día que no termina escaldada. En esta ocasión ha sido por una cuestión bastante espinosa que me ha parecido interesante tratar aquí. Os cuento. En un reality la concursante Sofía Cristo, hija de Bárbara Rey y Ángel Cristo, confiesa públicamente que a la edad de cinco años fue víctima de abusos sexuales por parte de alguien cercano a la familia. Su propia madre no lo sabía y se enteró en directo en la gala del reality, pillando lógicamente tremendo ataque de ansiedad. En fin, me abstengo de comentar esta barbaridad. 

La cuestión es que todo el mundo se abalanza a felicitar a Sofía por esta confesión pública (sí, amigos, sí, aunque cueste creerlo), pero cuando llega el asunto al Sálvame, cómo no, la amiga Paz emite su opinión, que es la siguiente: normalmente una denuncia por abuso en las familias crea un conflicto muy difícil de sobrellevar. Automáticamente las redes se lanzan a por Paz. Que si está protegiendo a los abusadores, que si hay que denunciar siempre el abuso infantil, que si esta gente tiene que terminar en la cárcel, que si a Paz tendrían que echarla de Telecirco, que si menuda mamarracha... Y esto es lo más bonito que le dicen. 

Yo quiero aquí romper una lanza en favor de Paz, que a menudo muestra mucho más sentido común que ninguno de los colaboradores de esa cadena. Creo que la teoría de que hay que denunciar siempre está muy bien como eso, como teoría, pero la realidad es que en la mayoría de las familias, cuando se da un terrible caso de abuso infantil,  se suele optar por resolverlo en casa, no recurrir al ámbito judicial, separar físicamente a la víctima del abusador, y buscar ayuda profesional, si hiciera falta. Muy poca gente acude a la ley, y esto es así porque en la mayoría de los casos el abusador es una persona querida y nadie desea verlo en la cárcel ni soportar la vergüenza pública para toda la familia. Nos parezca bien o mal, esto es así, es un hecho. Y para testificarlo hablaré de tres casos de abusos que a lo largo de mi vida he conocido, en ninguno de los cuales la cosa ha salido de la propia familia. Yo he sido receptora de esas confesiones y, por supuesto sin dar pistas,  voy a exponer los casos aquí, por si ayuda a alguien a entender cómo funciona esta realidad, que afortunadamente a la mayoría nos resulta ajena.

1. El primero es un caso típico. Padre abusador de una hija. La chica es la única mujer de la familia, puesto que los padres están separados. Sus hermanos son todos varones y desconocen los abusos. Cuando se enteran la muchacha ya está fuera de la casa, han pasado años y ni ella ni los hermanos se plantean denunciar al padre. Sencillamente unos dejan de tratar con él, asqueados por su comportamiento, y otros limitan el trato a lo estrictamente imprescindible. La chica durante años sufre problemas psicológicos en gran parte derivados de estos abusos, pero no considera que denunciarlos y ver a su padre en la cárcel vaya a beneficiarla a ella en nada. La cuestión principal es poner a las niñas de la familia a buen recaudo del abusador, y en general hacerle el vacío.  

2. Chica adolescente víctima de abusos por parte de un hermano algo mayor. Cuando la muchacha se lo cuenta a la madre ésta decide poner distancia de por medio. La manda a ella a estudiar a otra ciudad. En ningún momento se le pasa por la cabeza denunciar a su propio hijo, por razones obvias. La chica tampoco se lo plantea. Con los años el trato entre ellos se normaliza. Únicamente ella muestra algún temor cuando la hija del hermano se empieza a hacer mayor y le deja claro que si se entera alguna vez de que le ha puesto una mano encima a la muchacha lo mata. Que se sepa, no ha vuelto a abusar de ninguna otra menor. 

3. Niña víctima de abusos por parte de un familiar discapacitado. Viven en la misma casa y el abusador tiene serios problemas de movilidad. Usa silla de ruedas para desplazarse. Duermen juntos en la misma habitación y por las noches, aunque con dificultad, pasa a la cama de la niña. Ella nunca le ha contado esta historia a la madre ni a nadie de la familia. Por nada del mundo quisiera que se enterasen, puesto que  la persona es totalmente dependiente para todo de ellos, y además es muy querida. Tampoco es probable que pueda abusar de nadie más, puesto que tiene esos problemas de movilidad. Cuando la chica se hace mayor y ella misma tiene hijos se limita a mantenerlos lo más alejados posible de esta persona.

He contado lo más escuetamente posible estos casos. En todos ellos hay un factor común: nadie se plantea recurrir a la justicia en ningún momento. Ya he adelantado algunos motivos, pero el fundamental es que la persona que abusa es también querida, si no por la víctima, sí por el resto de la familia. Y nadie quiere ver ni a su padre ni a su hermano ni a su hijo en un banquillo ante un juez, y ni mucho menos, en una prisión. Y ésta es la realidad. Es muy fácil juzgar desde fuera a estas tres familias y condenarlas por no haber denunciado los hechos, algunos de ellos conocidos muchos años después. Yo no los juzgo, y además puedo entender sus razones. Es difícil ponerse en esa situación si no te ha pasado, pero con un ejercicio muy básico de empatía creo que todos podemos imaginar lo que podría suponer en nuestra propia familia algo así. 

Por eso estoy defendiendo aquí la postura de Paz Padilla, que es verdad, es una tía que a menudo habla sin filtros, suelta lo primero que se le viene a la cabeza y no piensa en las consecuencias.  Pero pese a todas las barbaridades que se han dicho de ella, pienso que es de las pocas personas en esa cadena que, lejos de apuntarse como pollo sin cabeza a todos los carros, hace un esfuerzo real de empatía, de intentar comprender las cosas. de ponerse en la situación del otro.

Ni sé ni me interesa quién fue el abusador de Sofía Cristo. Naturalmente no pienso que un plató de televisión sea el sitio adecuado para informar a tu madre de una cosa tan horrible. Tampoco conozco el vínculo afectivo que la propia Bárbara Rey puede tener con el abusador. Ahora mismo todas las personas de su entorno tienen que estar bajo sospecha, lo cual tampoco tiene que ser agradable. Pero lo más probable es que esto termine en un caso más de cosas que se resuelven en casa. Mucho más si se trata de un miembro de la propia familia. Aunque claro, después de haberlo contado en la tele ante miles de personas ávidas de morbo, igual la cosa se les va de las manos y ya los cerdos estos que viven de remover mierda no paran hasta sonsacarle el nombre de la persona. Vete a saber. En cualquier caso quede constancia aquí de mi apoyo hacia Paz y de mi solidaridad hacia todas las personas que han sufrido alguna vez este tipo de situaciones terribles. Nadie es quién para juzgarlos y tienen todo el derecho del mundo a decidir resolver el conflicto como les parezca oportuno. Sólo faltaría que encima del drama que tienen encima tuvieran que soportar consejitos de mierda de la turba mediática.

martes, 14 de septiembre de 2021

Si algún parecido ves... pura coincidencia es

Hoy, queridos niños, os voy a contar un bonito cuento.

Érase que se era en un país muy lejano una bruja muy mala muy mala muy mala.

La bruja traía frito a todo el mundo. A la jefa de las brujas, a las empleadas domésticas, a los vecinos, a las otras brujas, al del taller de escobas... En realidad nadie la tragaba por lo déspota, maleducada y tirana que era. Constantemente estaba dando órdenes absurdas que luego tenía que revertir dando a su vez otras órdenes igualmente absurdas.

- Quita esto! Pon aquello! Ese cuadro está mal puesto!

Así se pasaba la vida mandando a diestro y siniestro, tratando sin el menor respeto a las personas con las que se veía obligada a relacionarse y no sintiendo ninguna empatía hacia ellas.

Constantemente estaba llamando a la jefa de brujas para protestarle por algo. Criticaba todo, nunca estaba contenta con nada y planteaba unas exigencias imposibles de satisfacer, pensando que todo el mundo debía rendirle pleitesía por ser una de las brujas más antiguas del lugar, y además de buena familia brujeril.

Sus empleadas se pasaban la vida rehuyéndola, intentando no coincidir con ella mientras hacían su trabajo. Cuando la veían llegar se camuflaban con el medio ambiente, hacían un ejercicio de invisibilidad admirable, y a menudo conseguían pasar tan desapercibidas como si fueran transparentes. La mayoría de ellas en cuanto salía una plaza vacante en casa de otra bruja pedían inmediatamente el traslado y cuando por fin conseguían salir de allí se sentían felices, volátiles y ligeras como si se hubieran quitado un camión de encima.

La única persona que soportaba a la bruja era su fiel ama de llaves, que la servía con absoluta sumisión, espiaba al resto de empleadas, y le contaba todo lo que hacían, decían y hasta lo que creía que pensaban. Era una individua siniestra, pelota y servil que la seguía a todas partes como un perrito faldero y jamás se rebelaba, por muy descabelladas que fueran las órdenes que recibía de su ama. Daba bastante asquito su chupaculismo al máximo nivel, la verdad.

Un buen día llegó a casa de esta bruja una nueva empleada. Venía muy contenta porque a pesar de que había oído decir barbaridades sobre la arpía ella tenía bastante claro que no se dejaría amedrentar por la malvada bruja, ya que tenía una gran capacidad de evasión mental en su trato con gente difícil. Era una empleada curtida en duras lides, había trabajado antes con otras brujas problemáticas, su sistema era ignorarlas por completo e ir a su bola, y de ese modo nunca había llegado la sangre al río. Siempre había sabido evitar las situaciones conflictivas e intentaba extraer lo más positivo de cada lugar en el que había estado.

Pero la bruja mala no estaba preparada para ser ignorada con tanto desparpajo. Ella no conocía otra reacción a sus tropelías que la sumisión, o el miedo, o el ostensible enfado de sus empleadas, que a menudo no podían evitar disimular su disgusto ante las demenciales órdenes sin sentido que recibían constantemente. Hasta la más inexperta se daba cuenta de la suprema ignorancia de la bruja con respecto a las artes brujeriles. Prácticamente no sabía manejar la escoba, la mitad de las veces se montaba del revés, con el cepillo por delante. Necesitaba continuamente a alguien al lado que la asesorara en su funcionamiento, normalmente su servil ama de llaves, que era la que la sacaba de casi todos los apuros procurando no separarse demasiado tiempo de ella. No sabía colocarse el sombrero de pico, no conocía los secretos del cuidado de las verrugas, las pócimas mágicas le salían asquerosas... era un puto desastre.  No habría sabido envenenar una manzana ni con libro de instrucciones. La vergüenza de las brujas. El único motivo por el que seguía siéndolo era su antigüedad, su principal mérito era que había entrado en el mundo de la brujería siendo muy joven, y aunque la jefa de brujas estaba muy harta de sus caprichos, exigencias y excentricidades la soportaba estoicamente, esperando el ansiado día en el que decidiera jubilarse y dedicarse a fastidiar a sus vecinos, en lugar de a ella.

La indiferencia de su nueva empleada la irritaba sobremanera. El hecho de que hiciera caso omiso a algunas de sus disparatadas órdenes sin discutírselas, ni enfadarse ni modificar el gesto la tenían perpleja. No sabía ya qué cosa hacer para sacarla de sus casillas. Lo más que había conseguido alguna vez era que pusiera los ojos en blanco de incredulidad ante alguna de sus demandas más imposibles, pero de ahí no pasaba jamás. Seguía trabajando con la mejor de sus sonrisas, sacándole brillo a la escoba, preparando nuevos sortilegios y vigilando atentamente que los ingredientes de las pócimas estuvieran correctamente identificados, ordenados y colocados.

Un buen día a la bruja mala se le ocurrió que quería colocar los tarros de las pócimas unos encima de otros formando hermosas torres de cristal de variados colores. La empleada se dio cuenta de que esto podía suponer un grave peligro para ella misma y para todas sus compañeras, aunque no para la bruja, que jamás iba personalmente a coger estos tarros, no se fuera a herniar. Ni siquiera hacía ella misma las pócimas, sino que se las preparaba su ama de llaves mientras ella la contemplaba con mirada implacable. 

Nuestra heroína decidió hacer una excepción en su comportamiento habitual de evasión. No por ella misma, sino por sus compañeros. Si de ella hubiera dependido no habría protestado y habría colocado los tarros de cristal de un modo racional para evitar peligros, pero como la empleada que tenía que hacer ese cometido no era ella pensó que estaba obligada a intentar evitar alguna tragedia personal al cumplirse estrictamente las órdenes de la enloquecida bruja, a la que le importaba poco menos que un pimiento lo que pudiera ser de sus criadas. Total, si una se accidentaba siempre podría pedir a la jefa de brujas que le mandara otra.

Pensó de todas formas que sería mejor alertar al ama de llaves de los peligros que corrían las criadas. Pobre incauta! Ipso facto la servil mayordoma acudió a su ama a informarla de que había quejas sobre sus órdenes, advirtiéndola de una posible rebelión. Naturalmente la bruja montó en cólera.

- Cómo se atreve esa mierda de criadaaaaaaaa? La destruiré! Pásame el escobófono ahora mismo!!!!!!!!

Dicho y hecho, su esclava le pasó inmediatamente el aparato. De momento se escuchó al otro lado la voz de la jefa suprema, que ingenuamente había cogido la escobollamada sin saber que se trataba de su peor pesadilla.

- Aló Brujilandia!

- No la quiero más aquiiiiiiiiiiií! Que se vayaaaaaaaa! Quiero que la eches inmediatamenteeeeeee!

- Cielos, querida, tranquilízate que seguro que podemos arreglarlo. (Ojos al cielo, mano a la frente, sortilegios brujiles para ser tragada por el subsuelo)

- Que me tranquiliceeeeeeeeee????? Yoooooooooooo???????  A miiiiiiiiiiiiií me vas tú a decir que...??????

- Noooooooo! No te tranquilices, no, por favor, no te tranquilices! He dicho yo tranquilices?

Curiosamente la bruja mala se tranquilizó, una vez que la jefa de brujas le dijo que no hacía falta que se tranquilizara. Y pidió... no, exigió, la inmediata expulsión de la díscola empleada que había osado discutir la colocación de sus tarros para pócimas. Qué sería lo siguiente? Dejarla decidir sobre los sortilegios para cada maldición? Dejarla elegir a las criadas?????

La jefa suprema la dejó abominar del mundo, de la vida y de su suerte. Mientras pensaba qué podía hacer con la intrépida rebelde.

(Continuará)