viernes, 19 de abril de 2024

No termino de entender esto qué tiene que ver

 - Pablo Echenique: Lo que ha hecho Pepe Viyuela tras las denuncias por agresión sexual a Ramón Paso es ejemplar y marca una senda. Pero a los que lo conocemos un poco no nos sorprende. Pepe es una de las personas más decentes que habitan la esfera pública.

- Inma Ruiz de Julián: No termino de entender la relación entre mostrar repulsa por el comportamiento privado de alguien y dejar de trabajar en la obra. Picasso era un cabronazo con las mujeres pero no por eso la gente deja de ir a ver el Guernica. 

- Consolación: La época de Picasso no es la de ahora. Algo han evolucionado y consideran incorrectas las conductas machistas que además son delito.

- IRJ: Pero una cosa es que la percepción social sobre las conductas cambie y otra muy distinta identificar eso con la obra. Harvey Weinstein es un depredador sexual pero no por eso vamos a dejar de ver obras de arte como Pulp fiction, Chicago, El paciente inglés o Los otros. 

Esta charla tiene lugar en Twitter a raíz de la cancelación de la obra de teatro "Jardiel enamorado" tras la denuncia de 14 mujeres a su autor, Ramón Paso, por agresión sexual, y la decisión de su protagonista, Pepe Viyuela, de abandonar la obra.  

De momento no he recibido contestación, pero el hilo ha dado lugar a un debate interesante que me apetecía traer aquí.

La verdad es que no termino de entender esta actitud. Ni siquiera la entiendo cuando alguien ha sido juzgado y condenado legalmente, como es el caso de Weinstein, pero mucho menos cuando no hay ninguna sentencia judicial contra la persona. De hecho se han dado casos de acusados por abuso sexual que luego han resultado inocentes, por ejemplo Morgan Freeman o Kevin Spacey. Este último estuvo diez años sin poder trabajar por las acusaciones contra él que luego se demostraron falsas. Diez años, que se dice pronto. Diez años siendo un apestado social y además sin poder ganarte la vida.

En ocasiones ni siquiera existe denuncia formal sino que es la prensa la que se hace eco. Fue el caso de Carlos Vermut, un director de cine que apareció en un artículo en El País señalado por varias mujeres que dijeron haberse sentido víctimas de sus abusos. Curiosamente en todos los casos habían sido tías que después de sentirse agredidas no solo no lo habían denunciado sino que luego habían vuelto a tener relaciones esporádicas con el tipo. Vamos, que se lo encontraban por ahí de fiesta y se ponían a charlar con él como si nada e incluso volvían a ir a su casa. En fin, para mí hay actitudes incomprensibles pero no es hoy ese el tema, sino lo de la cancelación de la obra.

Vermut tenía varias películas por lo visto muy bien valoradas por la crítica.  Era catalogado además como un director progresista, de izquierdas, comprometido, curiosamente como Ramón Paso. Y de repente su trabajo se ha convertido en una especie de obra maldita, y por supuesto sus posibilidades de rodar algo en el futuro son nulas. Perdón, pero no entiendo nada. Lo lógico sería que lo que se viera afectado fuera la vida sexual de este tío. Que las tías huyeran de él como de la peste, que no se comiera un rosco, que su fama de depredador tuviera consecuencias en su vida íntima, pero en su obra por qué?? No termino de entender esto qué tiene que ver.

Vermut y Paso hoy por hoy no han sido juzgados. Pero ahora vayamos a los casos que sí lo han sido y la persona condenada con su sentencia correspondiente, como Weinstein. Sabéis la de pelis que hizo este tío?? Algunas de las mejores de la historia del cine. Aparte de las que he mencionado en el tuit anterior están Shakespeare in love, Reservoir dogs, The artist, El discurso del Rey.... Hay decenas de actores, actrices, directores, técnicos que han ganado Oscars y muchos otros premios gracias a las películas que ha producido este hombre. Qué hacemos con todo ese bagaje profesional?? Lo borramos?? Retiramos del mercado esas pelis y que devuelvan los premios obtenidos??

Por supuesto si ya nos remontamos a otros tiempos nos encontramos con mogollón de pintores, escritores, políticos, deportistas, en fin, gente de todo tipo, cuya vida personal oscila entre lo impresentable y lo delictivo. Kennedy trataba a las tías como una puta mierda, empezando por su propia mujer, y en lo personal se le puede juzgar con toda la dureza que se quiera, pero como político y como Presidente de los EEUU habrá que reconocer sus luces y sus sombras, independientemente de su comportamiento íntimo. Y esto por poner un solo ejemplo. 

Parece que al haber cambiado la sociedad sus valores morales y tener ahora mucho más claros conceptos que antes eran difusos se nos ha ido un poco la pinza y tendemos a confundir la moral privada con los logros profesionales o artísticos de las personas. Hay gente a la que le encantaba Woody Allen y dejó de ver sus películas después de la acusación de abuso de una de sus hijas, acusación que por cierto pasó por diversas instancias judiciales sin que en ninguna de ellas se le diera crédito. La misma justicia que en cambio sí condenó a Weinstein.

También hay quien ha dejado de escuchar o de bailar al ritmo de Michael Jackson. En este caso también hay un montón de rumores, de murmuraciones y acusaciones sobre los gustos pedófilos del cantante, aunque legalmente tampoco existe ninguna sentencia. No soy quién para juzgar si son verdad o mentira todos esos dimes y diretes, pero si lo fueran yo no concibo que se pueda olvidar el legado musical de Jackson. Seguiré quedándome con la boca abierta cada vez que vea el vídeo de "Thriller" y quiero creer que las generaciones venideras también lo podrán disfrutar.

Porque si solo van a quedar para la posteridad las obras de gente moralmente intachable ya podemos ir quemando todos los libros de historia, de arte, de música y de literatura. A la puta hoguera!!

martes, 16 de abril de 2024

Si comer mierda es legal se puede ser concejal??

- A. Comon. Espero y deseo que ojalá el chaval tenga algún día las ganas y fuerzas de denunciar hasta al apuntador por la tremenda vulneración del derecho al honor al que se le está sometiendo públicamente por algo de su terreno privado sin que cometiera ninguna ilegalidad.

- Yo. Aquí la frontera entre lo público y privado es muy fina. Él mismo se anunciaba en redes, eso ya no es privado, creo yo.

- Bubu. Otra que no ha entendido nada. Que la gente se exponga voluntariamente en sus perfiles no otorga derecho ajeno a que te apropies de esas imágenes y mercadees, saques réditos o destruyas a alguien. Es delito difundir imágenes ajenas sin consentimiento aunque estén en Twitter.

- Yo. Creo que he entendido un poco mejor que tú que las fronteras en las redes son bastante finas. Este chico ha expuesto su intimidad de una forma peligrosa y se ha encontrado con lo que era previsible.

Traigo a mi blog otro debate tuitero que me parece interesante. La cosa viene a cuento de una noticia que probablemente no hayáis oído:

"El concejal socialista de juventud en la localidad de Illescas en Toledo ha sido cazado en redes sociales ofreciéndose para comer heces.  El joven del municipio toledano se mostraba también en redes sociales y páginas de sexo degustando sus propias heces."

Vaya por delante que a mí lo que haga este muchacho para pasárselo bien me trae totalmente sin cuidado, siempre que no atente contra nadie y sea legal. La cuestión es que la noticia salió cuando el chaval se vio obligado a dimitir por las imágenes que se habían difundido y habían llegado hasta el alcalde del pueblo.

Es evidente que si tú practicas sexo en cualquiera de sus modalidades y te grabas, siempre y cuando tú mismo no lo difundas, sí es delito difundirlo. Obviemos por un momento que el chaval disfruta comiendo caca, pongamos que se graba haciendo un sexo más normativo, y se lo pasa a sus ligues. Este fue el famoso caso de Olvido Hormigos, y ya en su día el Constitucional estableció claramente que era delito difundir ese tipo de imágenes.

Otra cosa es que tú te grabes y uses esos vídeos para promocionarte, a modo de anuncio. Pongamos que una puta se anuncia para captar clientes. Hasta qué punto es delictivo que esos vídeos se difundan??

La cuestión es que en realidad los gustos sexuales del chaval en principio no tienen por qué interferir en su trabajo como concejal. De hecho ninguno de nosotros sabemos ni tenemos por qué saber lo que les gusta a los políticos que rigen los designios patrios. Y siempre y cuando lo que hagan en su intimidad no se salte la legalidad a mí personalmente no me interesa. Si te gusta comer mierda o colgarte de una lámpara es asunto tuyo.

Ahora bien, si eso sale de tu círculo íntimo y exhibes tus aficiones, sexuales o no sexuales, en redes sociales yo ahí tengo bastantes dudas de que difundir eso sea delito. Incluso éticamente no sé hasta qué punto está mal, teniendo en cuenta que la persona interesada no ha tenido inconveniente en publicar esas imágenes.

A mí el chaval me da penilla, la verdad. Y también su familia. No quiero ni imaginar lo que habrá supuesto para sus pobres padres encontrarse con semejante pastel, nunca mejor dicho. Yo desde luego no quisiera verme en su lugar. Pero por otro lado pienso que muy bien del todo no debe de estar de la cabeza alguien que se dedica a la política y cuelga ese tipo de vídeos en redes sociales, a la vista de todo el que pase por allí.

En fin, dejo aquí el debate abierto para que cada cual reflexione y decida. Personalmente no tengo una opinión clara al respecto, porque como ya he dicho no me interesa la vida sexual de la gente. Ahora bien, creéis que en el momento en el que uno exhibe su intimidad públicamente eso ya deja de ser privado y pasa a otra esfera en la que se te puede, por ejemplo, despedir de un trabajo por ese motivo??

O dicho de otra manera, si comer mierda es legal se puede ser concejal? Ahí os lo dejo.

lunes, 15 de abril de 2024

Prefieres ir a tu bola o el uniforme te mola??

Máximo G.  Solo la gente que no ha llevado uniforme en el colegio piensa que el uniforme iguala y evita la comparación, cuando lo que hace es moverla a espacios más sutiles.

Ana T. Adoro el uniforme, si pudiera haría que en las empresas se pudiera llevar uniforme en todos los niveles, los CEOs también. Cuando empecé a utilizar uniforme en el colegio descubrí que no necesitaba tanta ropa y no me cansaba de la que tenía, no hay que pensar qué ponerse.

Yo. El uniforme no iguala, solo uniforma. Vamos, que aniquila al individuo y su capacidad de ser único.

Ana T. Crees que tu capacidad de ser único radica en tu vestimenta? Si estuviéramos desnudos seríamos iguales? Yo creo que nuestra mente y nuestros actos nos hacen únicos, no si llevamos unas zapatillas Adidas o unas zapatillas del Carrefour.

Yo. En efecto, hay muchas formas de expresar la personalidad de cada cual, y la ropa es una de ellas, y muy importante. Para mí la uniformidad de cualquier tipo es una aberración.

Ana T. Yo voto por comodidad, optimización del tiempo y de mis gastos en necesidades básicas. Si no tengo que gastar en ropa para el trabajo ahorro más, compro la ropa que necesito para mi ocio y puedo tener más libertad financiera. El carisma no lo da la ropa.

Yo. Eso mismo deben de pensar los grandes dictadores cuando uniforman a las juventudes de sus partidos. Que les ahorran un montón de tiempo y de dinero para elegir la ropa que les gusta, pudiendo elegir por ellos el diseñador del dictador.

Ana T. Jajajaja, está claro que no vamos a llegar a un punto intermedio. Feliz lunes!! (Traducción: retirada a tiempo = victoria)

Y hasta aquí mi polémica del día en Twitter-X. La verdad es que me ha dejado cortada porque lo siguiente que pensaba hacer si seguía con la matraca era colgarle unas fotillos de uniformes de la Sección femenina o de las Juventudes hitlerianas, a ver cuál le gustaba más para su vida diaria. 

Presiento que si conociera a Ana T. en persona nos caeríamos mutuamente como el culo. O puede que no, que nos cayésemos de puta madre a pesar de disentir en este punto, vete tú a saber.

Pero a mí una tía que de entrada dice que prefiere que le pongan un uniforme para optimizar su tiempo ya de por sí me da bastante yuyu. Porque qué coño cree que puede hacer de provecho en esos dos minutos diarios más o menos que se tardan en decidir qué ropa te vas a poner?? Piensa inventar algo importante si acumula ese tiempo pedido?? Piensa ejecutar alguna obra de arte??

Por qué dice la gente estas gilipolleces?? Yo puedo entender que me digas que por pura vagancia prefieres que otros decidan las cosas por ti. Pues vale, no le das importancia ninguna a la ropa, para ti es un incordio y si te dan una camisa y un pantalón y te dicen: "ponte esto" te hacen un favor. Pero que lo haces por optimizar tu tiempo?? Qué tiempo, tía?? Cuánto crees que se tarda en decidir una cosa así??

Supongo que Ana T. tampoco querrá perder tiempo en pensar qué comer cada día. Un menú fijo de lunes a domingo le vendría genial para optimizar su tiempo. Ni que decir tiene que elegir unas cortinas para su casa o un sofá o un cuadro o unos muebles de cocina debe de ser para ella una verdadera pesadilla. Porque eso sí son decisiones más o menos importantes en las que hay que invertir cierto tiempo, comparando precios, calidades, compatibilidad decorativa con el resto del mobiliario, posibilidades de financiación....

Yo no puedo entender que haya gente que prefiera ir uniformada a elegir su propia ropa de diario.  Porque además si la ropa te es indiferente, si eres inmune a las modas y pasas olímpicamente de ese mundillo, qué te impide comprarte 20 camisas y 20 pantalones iguales y ponerte lo mismo todos los días?? Puedes hacerlo si eso es lo que quieres, no hace falta que nadie elija por ti encima el color o la tela. O es que tampoco eres capaz de decidir ni eso??

De hecho yo conozco mucha gente que hace algo parecido. Que va todos los días prácticamente igual a trabajar, lo mismo cambia algún color de vez en cuando, pero hay compañeros míos de trabajo que podrían provocarme un infarto si algún día cambiaran de tercio. El conjunto vaqueros y camiseta, blanca, negra, azul o marrón, eso es un básico. Hay gente que no tiene otra cosa en su armario. Pues que repitan el conjuntito hasta la saciedad y ya está.  Dónde está el problema?

Si Ana T. no quiere perder dos segundos de su precioso tiempo en decidir qué ponerse puede hacer eso, y no pretender que todo el mundo haga lo mismo. Es que la tía dice con to su papo que si ella pudiera obligaría a todas las empresas a exigir uniforme a tooooodos los empleados. Y esto por qué? Pues porque ella, ella, ella y solo ella no quiere perder tiempo en decidir la ropa que se va a poner.

Yo lo tengo clarísimo. Si alguna vez alguna Ana T. de turno decide que en la Universidad vamos a ir todos con un uniforme para que se nos distinga como personal de la empresa, ya me buscaría yo las vueltas para hacer que mi uniforme pareciera todo menos un uniforme. Me pondría tantos complementos y abalorios que taparía por completo la infame vestimenta de uso obligado. Palabrita.

Y para los niños lo mismo digo. Que es eso de tapar su personalidad desde chiquititos para que parezcan ovejas de un rebaño?? Tooooodos iguales, que no sobresalgan lo más mínimo, no sea que alguno se destaque un poco. A los niños les gustar jugar y la ropa es una forma más de expresarse. Convertir en un juego la elección diaria de lo que van a ponerse al día siguiente es una forma de fomentar su creatividad.

Yo fui de niña a un colegio de monjas y sé por propia experiencia lo abominable que es. Y quien crea que es una forma de equiparar a los alumnos está más que equivocado. Más bien es una forma de señalarlos como miembros de una tribu y de paso promocionar la marca en la calle. Mira, esas son de Santa Victoria, esas de La Milagrosa, y aquellas de las Mercedarias y las otras del Carmen. 

Quieres que un niño odie un color?? Ponle un uniforme de ese color. No se lo volverás a ver en toda su vida. Que me lo digan a mí con el verde escolapio.

jueves, 11 de abril de 2024

Molaría que Broncano diera un buen golpe de mano

Supongo que por poco informados que estéis sobre la palpitante actualidad, aún recordaréis mi post de hace unos días intitulado "Nos mean en to la jeta sin bochorno ni chapeta", en el que relataba con pelos y señales la demencial historia del intento por parte del Consejo de RTVE de contratar a David Broncano para contraprogramar a Pablo Motos y su hormiguero.

Bueno, pues nada, ya por fin se han consumado los hechos. La subida de huevos monclovita no podía quedar así naturalmente. Han sido necesarias 4 reuniones del Consejo, cesar al director de contenidos, cesar posteriormente a la Presidenta del ente, nombrar en su lugar a una militante socialista dispuesta a todo, y recortar los últimos 10 minutos del telediario nocturno para conseguir el ansiado programa. Fueraparte los 28 millones que nos va a costar la broma a los contribuyentes. 

No sé qué pensará Broncano de haber quedado como un títere en manos de Moncloa, que lo ha puesto ahí básicamente para conjurar la fobia de Pedro Sánchez y su troupe al programa de Motos. Y seamos claros, para que le coman la polla al presidente en prime time todos los días en riguroso directo, felaciones que no se financian con trucos de magia sino con tus impuestos y los míos. Pero aun sin saber lo que opina Broncano de todo esto he tenido una pequeña fantasía húmeda, que quiero dejar plasmada aquí antes de dar por finiquitado este asunto. Por si se cumpliera, que conste que antes se me ocurrió a mí.

Os imagináis que llega Broncano a la tele en Septiembre y desde el minuto 0 empieza a arrearle estopa al Gobierno a cascoporro y nos deja a todos, empezando por el propio Sánchez, descuajaringados y con la mandíbula colgando?? Os imagináis que el tipo se está escojonando vivo con toda esta performance que se ha montado en el ente público y en realidad lo que pretende es embolsarse el botín mientras todas las expectativas que han puesto en él se las pasa por el forro y se convierte en el azote del poder, mucho más temible que las hormigas de Motos?? 

Joder, estaría guapo, sería un giro de guion genial que ni en la mente del más tortuoso creador de tramas rocambolescas. No me digáis que no molaría que Broncano diera un buen golpe de mano.

Coñoooo, que sí, que ya sé que no va a pasar. He dicho que era un sueño húmedo.

lunes, 8 de abril de 2024

Ser madre de futbolista es peor que ir al dentista

Este finde he ido a ver el partido de mi hijo. Bueno, ya muchos sabéis que tengo un hijo futbolista. No un futbolista de élite, ni mucho menos, sino de modesto equipo de una localidad andaluza. Si fuera de élite y ganara muchos millones igual todo sería bastante más llevadero.

En los partidos de mi hijo lo paso entre mal y fatal. Y esto aunque ganen por goleada. Lo paso mal porque, para empezar, no me gusta el fútbol ni el ambiente que lo rodea. Hay mucha violencia física y también mucha violencia verbal. El equipo de mi hijo está en Cádiz, y es verdad que la gente tiene cierto gracejo dentro de la zafiedad, pero vamos, ver a chiquillos de 8 años soltando auténticas burradas a voz en grito a mí personalmente me escandaliza bastante, llamadme pusilánime. Y cuando digo burradas no me estoy refiriendo a palabrotas inocuas sino a verdaderas bestialidades que jamás pensé que pudieran salir de inocentes boquitas infantiles. Doy por sentado que no hacen sino imitar a los bestias de sus padres pero esto a mí no me consuela.

No obstante a veces reconozco que me río. Ayer íbamos perdiendo y me tuve que descojonar con un chiquillo que estaba a mi lado. Tendría unos diez años, y ya casi al final chilló a voz en grito:

"Vengaaaa, que zolo hay que colar uno por minuto y el cuarto en el descuento. Zí ze puedeeeeeeeeee".

Eso solo lo puede soltar con ese arte un gaditano.

Por lo pronto lo de los gritos y las zafiedades lo llevo regular. Si a eso le añades que en el fútbol se hostian a mansalva los jugadores y que raro es el partido en el que mi hijo no sale perjudicado por zancadillas, codazos, cabezazos o puñetazos de todo pelaje y condición pues os podéis hacer una vaga idea del sufrimiento. Claro que él también arrea estopa, que no es ningún santo, pero claro, sus hazañas bélicas las sufrirán las madres y padres de sus víctimas.

Y aparte de todo esto encima sufro por mi calenturienta imaginación. Porque si está jugando regular no quiero ni pensar que alguien que esté cerca de mí lo pueda poner a parir. Vamos, que empiecen a decir que vaya manta, que lo quiten, que no corre, que es mejor Fulanito o Mengano... A veces pienso que debería llevar una camiseta que ponga "Cuidao, soy la madre del 14". Mejor prevenir que curar.

No quiero ni pensar lo que deben de sufrir las madres de los árbitros. Nunca he conocido a ninguna madre de árbitro, desconozco si ven por la tele los partidos en los que arbitran sus hijos, o si van a verlos al campo, pero no creo porque plato de buen gusto no debe de ser. Al árbitro de ayer lo pusieron los aficionados a caer de un burro. Soy incapaz de reproducir en este blog las atrocidades que algunos le decían al pobre muchacho, pero yo solo podía pensar en su madre. Te puede salir un hijo muchas cosas indeseables: boxeador, alpinista, motero, domador de leones, equilibrista de los que andan por un cable a mil metros de altura, político, prófugo de la justicia como Puigdemont... en fin, se me ocurren mil formas de hacer desgraciada a una madre, pero hacerse árbitro es de las peores.

Que quede claro que estoy muy orgullosa de mi retoño y de cada pequeño logro que consigue. Pero reconozco que el mundo del fútbol no es santo de mi devoción.  Y si encima pierden, como pasó ayer, ya te entra una bajona que pa qué. Aunque ya digo que dentro de lo malo no es lo peor porque cuando pienso en las madres de los árbitros me siento como el tuerto en el país de los ciegos. 

Porque yo por lo menos podría ponerme en una camiseta eso de "Cuidao, soy la madre del 14", pero a ver quién tiene cojones de ir al campo con una camiseta que ponga "Cuidao, soy la madre del árbitro"??

jueves, 4 de abril de 2024

Después de poner las calles si no hablo no te rayes

A raíz de mi anterior post me escribe una amiga un tanto mosqueá. Que parece mentira que con la mala follá que tengo por las mañanas venga de pasar las noches felizmente tan tranquila y relajada escuchando el programa de El Pulpo y sus ponedores. Que cómo es posible que con tanto buen rollito radiofónico luego le pegue un bufido a cualquiera que ose dirigirme la palabra.

Le contesto por aquí porque me puedo expandir más que en el guasap. Y además así le resuelvo la misma duda a cualquiera que se la pueda plantear igualmente.

Amos a ver, yo soy una entusiasta escuchadora de radio precisamente porque lo único que tienes que hacer es eso, escuchar. La radio no te pide que interactúes, ni siquiera que le prestes atención constante. Puedes escucharla y hacer otras cosas a la vez. Si te interesa el tema prestas atención, si no puedes divagar y ponerte a pensar en lo que quieras.  O cambiar de emisora. Nadie fiscaliza si estás más pendiente o si no. Y sobre todo, nadie te pregunta qué opinas ni pretende que contestes a nada. Puedes relajarte tranquilamente porque nadie espera nada de ti, solo que estés ahí de cuerpo presente y punto. 

Nada que ver con las relaciones personales. Salir de ese maravilloso mundo-burbuja y tener que hablar con gente de verdad es la peor de mis pesadillas. Porque la gente te habla y pretende que le prestes atención!!!! Incluso que te rías si dicen algo pretendidamente gracioso. Es superdifícil hablar con alguien y ponerte a pensar en tus cosas. Lo sé porque lo he intentado mil veces y he fracasado. Te lo notan enseguida, por lo menos a mí. Y lo que es peor, en lugar de dejarte en paz, te preguntan qué te pasa. Y encima quieren que des una respuesta más o menos coherente.

Yo escucho la radio constantemente porque ahí no siento ninguna presión.  Por las noches me engancho a "Poniendo las calles", por las mañanas tertulias políticas diversas (paso por varias emisoras, todas menos la SER, que desde que gobierna el PSOE se volvió totalmente acrítica, servil, comepollas y chupaculera con el poder), y luego me paso a la crónica rosa de Losantos.  Por las tardes igual, voy pasando de un canal a otro (menos la SER) según me interese más o menos de lo que están hablando. Esta posibilidad no existe en las relaciones interpersonales. No puedes cambiar de emisora si no te interesa lo que la gente te está contando, te tienes que quedar ahí poniendo cara de parchís esperando que en algún momento te dejen escapar. Es horrible!

Que por qué soy asocial? Pues esta es la respuesta, porque no puedo cambiar de emisora. Ya está, no hay más misterio. Y no tengo las habilidades suficientes para disimular que estoy interesada en algo cuando no lo estoy. Entiendo que esa es la base principal de las relaciones interpersonales, pero yo no tengo ese recurso, y mucho menos por la mañana temprano. 

Porque yo entro en el día muy poquito a poco, y voy socializando según va transcurriendo la mañana y van terminando mis programas favoritos. Por ejemplo, cuando termina la crónica rosa, a partir de las 12, ya soy mucho más sociable. Ya se me puede hablar y hasta contesto amablemente. Y para la hora de la cerveza soy otra persona totalmente diferente, capaz de hablar horas y horas como una cotorra, eso sí, con el público adecuado. Tampoco con cualquiera.

Y esta es la realidad. Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así? Pues probablemente. Después de años y años escuchando a gente cuya conversación me interesaba entre cero y nada, he conseguido llegar a una edad lo suficientemente provecta como para que me importe una gran mierda lo que puedan pensar de mí. Y eso te hace sentir muy libre y muy bien. Así que, querida amiga, después de poner las calles si no hablo no te rayes.

miércoles, 3 de abril de 2024

Lo que no puedes dormir te lo cobras en vivir

Ya he comentado algunas veces que yo duermo muy poco. Vamos, nunca me he puesto a medirme con los aparatos estos que ahora usa la gente para medirlo todo, pero calculo que raramente duermo más de cuatro horas por noche, normalmente a trompicones. Si puedo echar una siesta por la tarde añade otras dos más al día. Y cuando ya llevo muchas noches medio en blanco igual cae alguna en la que duermo 6 horas del tirón, pero vamos, es muy raro que pase.

Sé que a mucha gente esto del sueño le agobia bastante pero a mí no solo no me ocasiona ningún problema sino que le he pillado el gusto. Distinto sería si trabajara en la construcción montada en andamios, o conduciendo camiones o autobuses, o de trapecista en un circo, o mismamente operando a gente a vida o muerte. Con esas profesiones no puede una permitirse tonterías, está claro, pero en el mundo bibliotecario no te pasa el sueño tanta factura.

Cuando trabajo de tarde y no puedo dormir la siesta es bastante frecuente que en algún momento me entre la pájara en el curro, sobre todo a partir del cuarto día y si no estoy haciendo nada que me mantenga con la atención permanente. Pero lo bueno de este trabajo, aunque mucha gente no lo crea, es que siempre hay tareas físicas que te espabilan, como colocar libros o revisar estanterías,  cosas que es imposible hacer medio dormido. Y eso me pone las pilas lo suficiente como para aguantar la tarde hasta llegar a casa y caer redonda.

En definitiva, que lo de dormir poco para mí no es realmente un problema. Lo que no me gusta es levantarme y ponerme a hacer cosas, que es algo a lo que recurre mucha gente. A mí me encanta estar en la cama despierta, calentita, sacar el pie y ponerlo en el suelo es lo que más me cuesta del mundo. Mira si podría aprovechar para escribir, por ejemplo, ya que últimamente apenas tengo tiempo entre unas cosas y otras. Pues no, yo lo de levantarme de madrugada, encender el ordenador y sentarme a escribir no lo veo. Prefiero seguir tumbada tranquilamente. Ya ni te cuento la gente que se levanta y se pone a limpiar la casa o a hacer gimnasia. Para eso hay que estar muy mal, francamente.

A mí me gusta escuchar la radio. También de vez en cuando pongo un vídeo de Youtube y lo escucho sin mirarlo o bien un podcast, pero si está mi programa nocturno favorito ya no necesito nada más. Yo por las noches escucho "Poniendo las calles", de Carlos Moreno "El Pulpo", en la Cope. Este programa fue un descubrimiento para mí porque el concepto que yo tenía antes de la radio nocturna era o bien de fútbol o bien de truculencias. La gente esta que llama en la noche para desahogarse contando desgracias de todo pelaje, o pidiendo consejo a desconocidos sobre temas íntimos. En fin, espacios nada apetecibles para mí, que en lugar de relajarte te dejan con los ojos como platos y el ánimo hecho unos zorros. A mí las truculencias me gustan en la tele, los crímenes y todo eso, soy carnaza de programas de sucesos, pero solo por el día. En la nocturnidad no quiero penas ni desgracias.

En el programa de "El Pulpo" he descubierto que hay todo un mundo nocturno compuesto por gente que trabaja o que no puede dormir, como yo. Los ponedores de calles, se llaman ellos. No te das cuenta realmente de la cantidad de vida nocturna que hay hasta que no te pones a escuchar a toda esa gente. Yo siempre he identificado la vida nocturna básicamente con la juerga, como buena noctámbula que he sido. Es ahora cuando he descubierto que hay otro mundo. Que hay camiones circulando por esas carreteras (qué miedo);  personal sanitario en los hospitales (será porque no he pisado ninguno); vigilantes de seguridad en sus garitas, y algunos sin garita, a la intemperie; policías y guardias civiles haciendo sus rondas; bomberos; ambulancias; taxistas y conductores de Uber; cuidadores; madres y padres con bebés llorones; personal de limpieza que trabaja para que cuando la gente llegue a sus oficinas todo esté como los chorros del oro; recogedores de residuos, los basureros de toda la vida;  profesores que corrigen exámenes cuando toda su familia duerme; panaderos... bueno, y muchas más profesiones. Por no hablar de los miles y miles que no trabajamos por la noche y sencillamente somos ligeritos de sueño. Es reconfortante saber que mientras tú estás ahí calentita en tu cama hay tanta gente ocupándose ahí fuera de que todo vaya bien.

Y los ponedores raramente cuentan dramones personales, sino que suelen hablar de su día a día. Y me encanta. Me lo paso muy bien escuchándolos, es para hacer un estudio sociológico de toda esa vida que transcurre mientras la mayoría de la gente duerme. El Pulpo es un tío como muy naif, que hace preguntas de niño pequeño, la clase de preguntas que hacen a la gente hablar sin sentirse incómoda. Cuál es tu horario, qué haces en tu trabajo, qué te gusta comer, cuándo duermes. Ese tipo de conversación que hace relajarse a las personas y que cuenten mogollón de anécdotas. También para quien escucha es relajante porque no hay ninguna tensión, y lo mismo te echas unas risas que te quedas dormida.  Algo que invita al duermevela, a estar y no estar. Si estás bien y si no, pues también.

El Pulpo y su compañera Bea, que tiene una risa muy contagiosa, le hacen la cobra a la política. Muy de tarde en tarde dejan caer alguna cosilla que permite adivinar de qué van (claro que también trabajan en una emisora que imprime carácter) pero evitan en lo posible temas espinosos. Se trata de no ensirocar al personal sino todo lo contrario. Y yo, que por el día soy muy aficionada a la guerrilla, en mi versión nocturna me transformo en una tranquila escuchadora de historias costumbristas, sin pretensiones pero mucho más interesantes que las cientos de porquerías con miles de giros de guion que cuestan una millonada y emiten cada día por Netflix y demás plataformas digitales.

Poco antes de las 6 de la mañana El Pulpo le hace el relevo a Carlos Herrera. Lo llaman "darle la del pulpo".  Es una especie de competición entre dos tipos que saben de música lo más grande y que en ese pequeño espacio cuentan anécdotas mil y tocan todos los géneros y todo tipo de artistas, lo mismo te cuentan historias de Lola Flores que de Lionel Ritchie, de Madonna o de Camarón. Lo saben todo de todos.  Yo algunas veces llego ahí dormida y otras despierta, depende de cómo haya ido la noche. Pero si los escucho siempre flipo con tanta sapiencia musical, y ese es para mí el pistoletazo de salida hacia el nuevo día.

Si os digo la verdad no echo nada de menos dormir. Los días raros que caigo sopa y echo 6 horas de sueño del tirón casi me da rabia no haber participado de ese mundo nocturno que tanto me gusta. A veces pienso que es una gran suerte este sueño ligero mío porque me ha dado la oportunidad de conocer a todas esas personas que antes de aparecer el insomnio me eran totalmente ajenas. Así que ahora vivo de día y también vivo de noche, con lo que si echo la cuenta vivo mucho más tiempo que la gente que duerme a pierna suelta y que pasa la mitad de su tiempo en Babia. En definitiva, que lo que no puedes dormir te lo cobras en vivir.