miércoles, 28 de mayo de 2014

PO-DE-MOS

Nooooooo, no he votado a PODEMOS. Ni se me pasó por la cabeza, la verdad, pero si llego a saber la que se iba a montar juro, rejuro y requetejuro y, a Dior pongo por testigo, que los hubiera votado.

De repente ha ocurrido algo que me tiene flipada: ELLOS NOS TIENEN MIEDO!!!!!  Os acordáis cuando escribí mi post sobre "La habitación oscura" de Isaac Rosa? Pues bien, al final decía tal que así:

"Esto sólo podrá cambiar cuando el miedo cambie de bando. Cuando sean ellos, los que nos han traído hasta aquí, los que nos teman a nosotros más que nosotros a ellos. Cuando sean ellos los que sientan esa angustia en el pecho, ese nudo en la garganta, esa sensación horrible de peligro e inseguridad, ese pánico al mañana, a lo que será de sus hijos, a lo que está por venir. Entonces y sólo entonces esto empezará a cambiar".

Jodeeeer, pues ha empezado a pasar. Un tipo melenudo que sale en las tertulias de la Sexta los sábados por la noche y da clases en la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense los tiene cagados cagaditos. Pero a todos, oye, por la derecha, por la izquierda, por el centro, por arriba y por abajo. La casta está con un canguelo de la muerrrte!!!!

Curiosamente los fachas los que más; están que arden. De repente Rubalcaba no es ya un problema. Ni mucho menos Valenciano ni Madina ni Chacón ni Susana Díaz. Por no ser, ni Diego Valderas pasa ya de pobre diablillo. Ahora el enemigo número UNO es Pablo Iglesias!!! Definido por unos como friki, por otros como peligrosísimo bolchevique, por otros como bolivariano, chavista y/o castrista, por casi todos como demagogo... Pablo Iglesias es ahora el crack, el problema, el elemento extraño que se les ha colado y no saben cómo!

Se tiran horas en las tertulias analizando cuándo, cómo y por qué este tío lavó el cerebro de más de un millón de personas que por supuesto no tenían ni la más remota idea de lo que estaban votando. He llegado a oír a algún tertuliano de Onda Cero, lo prometo, decir que los votantes de Podemos sólo estaban protestando pero que la inmensa mayoría no saben nada de este partido ni de lo que representa.

Naturalmente los que saben estupendamente lo que están votando son los que echan la papeleta del PP o del PSOE; ésos están no ya informados, sino megainformadísimos de todo lo que se cuece. Y por supuesto todos esos votantes se han leído los programas electorales de sus partidos de la primera a la última letras, pies de página incluídos. Faltaría más!

Qué miedo les ha entrado a todos, qué gustazo, la Virrrrgen! Qué ganas tenía de verlos así, cagaditos, perplejos, atónitos, sin dar pie con bola, aturdidos por completo... Qué felices estaban pensando que la abstención era lo peor que les podía pasar. Qué más da, millones de ciudadanos que se quedan en sus casas pero que en definitiva no les quitan ni un solo sillón, ni un solo puesto, ni un escañito de nada. Que la gente no vota? Ah, pues no pasa nada, con que voten 32 ya tenemos 32 plazas aseguradas. Que los demás no han dicho nada? Ah, pues que hubieran hablado, oye.

Tomaaaaaaaa! Que sí, que hemos ido a votar, pero que no os hemos votado a vosotros, que sí os hemos quitado vuestros sillones y vuestros sueldecitos fetén y vuestros viajecitos a Bruselas en clase Business. Que os han dado por culo bien, so vividores de pacotilla. Que sabemos quitar a la gente de en medio cuando nos fallan y cuando nos follan. Que no estamos locos, que sabemos lo que queremos... Viiiive la vida igual que si fuera un sueño, pero que nunca termina...

Ejem, perdón, con la alegría y el jolgorio se me ha ido un poco la pinza y me ha salido la vena flamenca. Ya se sabe, el español cuando canta o está jodido o algo le encanta. Y a mí me encanta lo que está pasando; me encanta que Pablo Iglesias, un tipo por el que además no siento especial simpatía y que encima me parece mogollón de repelente en las tertulias, haya conseguido con sus cinco escañitos joderle la vida a esas pedazo de mafias organizadas que son los partidos, con sus aparatos, sus aparatejos y sus miles de millones prestados por los mismos bancos a los que luego rescatamos usted y yo con nuestros impuestos y los de nuestros nietos y bisnietos.

Esas mafias que se han gastado lo que tienen y lo que no en cartelitos, en propaganda de buzón (sí, ésa que todos tiramos nada más recogerla del idem), en viajecitos por toda la geografía nacional rodeados de fans, de autobuses, de prensa especializada... Con todo eso se han limpiado el culo unos cuantos millones de votantes que han metido en la urna la papeleta no sólo de Podemos sino de muchas otras formaciones menores, que también han crecido aunque en menor medida. Cagaditos están y vive Dios que no hay pañales en el mundo para recoger la mierda que están echando del puro pánico de que se les acabe el chollo.

Y aunque el facherío es el que más irritado, indignado y enfervorecido está, lo cierto es que a ellos aún no les ha llegado el fenómeno. Es evidente que la mayoría de sus no-votantes de momento se han quedado en la abstención, pero oye, que cualquier día se ponen las pilas y montan un partido de extrema derecha y se deciden a votarlo en masa. De todas formas no es a eso a lo que más miedo tienen; lo que de verdad temen es que al PSOE, al que hasta ahora tenían por su peor enemigo aunque no eran sino sus cómplices de fechorías, le está saliendo una competencia que les puede poner las cosas muy difíciles. Sí, hombre, para esos chanchulleos que se traen entre los dos grandes partidos a la hora de colocar en según qué consejos de administración a sus muchachos retirados: en bancos, en eléctricas, en los medios, en el poder judicial y en todos esos sitios estratégicos en los que la puerta giratoria funciona como una balsa de aceite.

Tienen el miedo en el cuerpo y se les nota. Por primera vez en años, en décadas, empiezan a ver peligrar su estatus, su porvenir maravillosamente diseñado. Y aunque yo en el fondo estoy casi convencida de que el efecto PODEMOS será efímero y que cuando se enfrente a la demoledora ley D'Hont y al voto por circunscripción se quedarán en nada, no tiene precio lo que estoy disfrutando viéndolos temblar y hacerse la señal de la cruz sólo con esos tristes pero enérgicos cinco escaños que el bolchevique friki de la coleta les ha arrebatado.

Querido Isaac Rosa, habrán llegado esos tiempos que tú predijiste tan sabiamente en los que el miedo cambie de bando? Habrán empezado a temernos a nosotros, los votantes, que si nos lo proponemos PODEMOS tenerlos bien agarrados por las pelotas?

viernes, 23 de mayo de 2014

El Sinvida me confunde

Charla de anoche entre el Sinvida y yo, su madre.

- Mamá, mañana levántame antes de irte.

- Y eso? Para estudiar no será.

- No, es que tengo que chivarle las dos primeras horas a uno un examen.

¿??????????????????????

Cielo santo! Qué hago, qué no hago? Me indigno o no me indigno?

Por un lado pienso: “Este niño no tiene vergüenza ni pundonor ni nada. No sólo le chiva exámenes a sus amigos sino que encima me lo dice tan fresco”. Pero por el otro lado me digo: "Mira, el niño tiene confianza conmigo como para decirme tan fresco que le chiva exámenes a sus amigos”.

Lo levanto o no lo levanto? Si lo levanto parece que apruebo sus actividades extraescolares delictivas pero si no lo levanto es una putada para el otro chaval, que está confiado para el examen en el chivateo.

A mí este niño cada día me tiene más confundida. Por un lado yo creo que una madre hay cosas que no debería saber, por una mera cuestión de protocolo, incluso de higiene mental. Por qué tengo yo que enterarme de que el niño chivatea los exámenes a sus amigos? No es que no tenga mis sospechas de que haga esa y muchas otras actividades éticamente discutibles, pero de pensarlo a saberlo positivamente y por su propia boca va un trecho importante.

Pero por otro lado no quiero que parezca que no valoro el voto de confianza que pone en mí, algo de lo que no muchos padres pueden presumir. También es verdad que otra madre coge y le planta dos tortas al niño que le pone la cara mirando pa Pamplona y yo, como soy (las cosas como son) muy poco exigente con el Sinvida, del que ya sólo espero a estas alturas que no se convierta en un asesino en serie, pues igual por eso tiene el niño ese descaro y esa poca vergüenza conmigo y hasta me pide que lo levante para hacer gamberradas.

En fin, al final no lo he levantado; he pensado que si quiere delinquir que por lo menos se ponga él el despertador, que ya es muy grande. Pensáis que he hecho bien? Debería haberle reñido o por lo menos simular que me escandalizo o algo? Es que ya tiene casi 18 años y la verdad, me da vergüenza seguir haciendo como que me extraño de algo que haga. En todo caso me extrañaría que se levantara una mañana temprano para estudiar, eso sí que podría provocarme un infarto de la impresión, pero estas cosas… pues mira, las veo tan normales en él.

Bueno, qué os parece? Hago bien, mal, regular o qué?