lunes, 31 de marzo de 2014

A tomar por culo todos los nacionalismos, esa epidemia infame que nos invade

Leo el artículo de Javier Cercas titulado ”El francotirador y Manolo el del Bombo”* y siento cuán necesarias son sus aclaraciones. En este país basta con que se haga una crítica contra el nacionalismo catalán para que automáticamente el bando nacionalista español te intente abducir y llevarte a su redil. No está de más aclarar que si uno abomina del primero no abomina menos del segundo y de la torpeza con la que está afrontando todo este asunto del creciente sentimiento independentista en Cataluña.

Yo misma he sido testigo de cómo algún famoso locutor de radio de reconocido sentimiento nacionalista español ha intentado en su programa arrimar el ascua de Cercas a su sardina aprovechando los artículos críticos del escritor contra el nacionalismo catalán, dando muestras con ello de no haber entendido nada de nada de su discurso claramente antinacionalista.

Por eso la aclaración de Cercas era justa y necesaria, porque además su postura es compartida por muchas personas, entre las que me encuentro. Yo tampoco entiendo muy bien que la única respuesta del nacionalismo español a lo que está sucediendo en Cataluña sea simplemente decirles una y otra vez que su referéndum es ilegal y que no se les va a consentir hacerlo.  Resulta patético este intento de hacerles desistir atendiendo a la legalidad, sobre todo teniendo en cuenta que desde la funesta sentencia del Constitucional sobre el Estatut los catalanes se pasan a este Tribunal por el forro de los calzones, además con toda la razón.

Un estatuto de autonomía que ya había pasado por todos los filtros, incluidos el del Parlamento español y el del refrendo de los propios catalanes, no podía ser considerado inconstitucional sin que esto tuviera graves consecuencias. Y claro, de aquellos polvos vienen estos lodos, sin que entre las preclaras mentes de nuestro actual gobierno nadie parezca darse cuenta de la evidente relación entre ese ominoso recurso, la posterior sentencia y el creciente sentimiento independentista en Cataluña. Por no hablar de aquella vergonzante campaña auspiciada por el PP para boicotear los productos catalanes con la pueril pretensión de castigar de esa forma el voto soberano pero díscolo del pueblo catalán.

Por eso, Javier, muchas gracias por expresar con claridad meridiana que si a los que nos sentimos antinacionalistas de corazón no nos gustan los unos todavía menos nos gustan los otros y que para sus miserables guerrillas no cuenten con nosotros. Y que si tienen un problema de tensión sexual no resuelta, que se junten, se follen mutuamente los unos a los otros y a los demás nos dejen en paz de una puta vez. He dicho.

* http://elpais.com/elpais/2014/03/28/eps/1396022491_151998.html


lunes, 24 de marzo de 2014

Adolfo Suárez: anatomía de un instante

Estos días estoy alucinando en colores al ver la cantidad de alabanzas y excelencias que son cantadas con entusiasmo creciente acerca de nuestro recién fallecido expresidente de gobierno Adolfo Suárez. Lo que es la memoria histórica, madre mía!!

Y no es que yo por aquellos tiempos estuviera muy informada; la transición me pilló aún muy joven y la verdad es que no me enteraba de casi nada, pero con el tiempo he intentado solventar esa ignorancia y he leído todo lo que he pillado sobre aquellos tiempos convulsos de nuestra historia. Y lo que he leído no tiene absolutamente nada que ver con lo que leo ahora, con esta especie de histeria colectiva beatificadora que parece haber invadido a todo el mundo.

Suárez fue probablemente el político más vilipendiado de nuestra historia reciente. A su lado las críticas brutales del TDT Party contra Zapatero fueron auténticos piropos. Pero es que es más, si su figura política hubiera aparecido ahora le pondrían exactamente igual de verde, porque pertenecía a ese tipo de político, tan mal visto hoy en día, que no tuvo más oficio que la política. Mal estudiante y con un nivel cultural bastante raspadito, le costó Dios y ayuda terminar la carrera de Derecho, y en cuanto la acabó entró en el Movimiento y empezó a labrarse una carrera política. Por bastante menos que eso a Susana Díaz o a Zapatero, por ejemplo, les cayeron chuzos de punta desde la prensa facha. Hoy, cuando leo en La Razón esas loas al presidente muerto y me acuerdo de las barbaridades que han soltado Marhuenda y su troupe justo por ese motivo de algunos políticos de la izquierda española, la mandíbula se me descuelga de puro pasmo.

Suárez, como buen negociador y buscador nato de consensos, también negoció con ETA. Hasta en cinco ocasiones (y esto está perfectamente documentado) se reunieron sus enviados con representantes de la organización terrorista. Y esto en unos tiempos en los que raro era el día en el que si no había un muerto es que había cinco. Os podéis hacer una idea de lo que dirían el TDT Party o el mismo Marhuenda hoy sobre él? Me retumban los tímpanos sólo de pensar en las voces indignadísimas que levantarían.

A Suárez, efectivamente, el PSOE le zahirió con una oposición a lo bestia que le hizo muchísimo daño político, pero quien verdaderamente lo machacó y lo achicharró fueron sus propios correligionarios. Desde la derecha le vinieron los peores dardos, los más envenenados. Los militares y la guardia civil nunca le perdonaron la legalización por sorpresa del PCE ni lo que ellos entendían como mano blanda con ETA. Y hasta la Iglesia Católica le echó la cruz por la Ley del Divorcio de 1981. Y qué decir de la soledad de Suárez en el Parlamento, cuando toda su bancada se salía del hemiciclo para no tener que votar con él? Todos los suyos le abandonaron, y muchos ni siquiera le dirigían la palabra. Les faltaba nada más que escupirle, si es que algunos no lo hicieron.

Y ahora de repente van entre todos y lo beatifican. Si ese pobre hombre levantara la cabeza se volvería a morir ipso facto de un síncope al ver toda esta fiebre suarecista, esta suárezmanía súbita… O igual mandaba a todos a tomar por culo, después de soltar un inmenso lapo dedicado a todos sus entusiastas neofans. Yo es lo que haría en su lugar.

En fin, para los que tengáis interés en saber más cosas sobre Suárez, la transición y todo lo que pasó en aquellos peligrosos años recomiendo el libro de Javier Cercas “Anatomía de un instante”, que debería ser de lectura obligatoria en todos los institutos de España. Por supuesto hay muchos otros biógrafos y estudiosos de la transición pero Cercas nos cuenta la historia de una forma muy amena, casi novelada, aunque todo lo que relata son hechos perfectamente documentados e históricamente certificados.

Si no lo habéis leído todavía ahora es un buen momento. Y lo váis a flipar, igual que lo estoy flipando yo.

jueves, 20 de marzo de 2014

Esto es la guerra!!!! (Segunda parte)

Pues sí, como era de prever, ha habido segunda parte del episodio guerrillero contra esa mafia del crimen organizado que son los vigilantes de seguridad. Ya sabía yo que la cosa no terminaba ahí y que esta gente, una vez lanzado el primer misil, no iba a parar.

Esta vez los hechos ocurrieron en la estación de Rabanales. La que suscribe estas letras, tras el último altercado, había sido obediente como una niña buena y había dejado de pedalear en la estación de Córdoba (bueno, excepto un pequeño residuo de rebeldía que me impulsaba de vez en cuando a aposentar mi culo en el sillín un par de segundillos y burlar a los vigilantes avanzando en la bici un par de metros, pero vamos, la tónica general era la obediencia y la asquerosa sumisión a la autoridad). Sin embargo no creía yo que la prohibición de montar en bici se extendiera a nuestro pequeño apeadero de Rabanales. Para no extenderme demasiado, procedo a relatar los hechos:

Me subo tranquilamente en mi tren, último vagón, y se sube otro esbirro del poder justo detrás de mí. Yo, que estaba desprevenida e ignoraba qué absurda norma podía haber infringido esta vez lo miro interrogante. El tipo, muy sonriente, me espeta tal que así:

- No sabes que no se puede montar en bici en el andén? No será que no te lo hemos dicho veces.

Yo toda patidifusa no daba crédito.

- Comorrrrrrrrr? Pero bueno, es que aquí tampoco se puede? Hasta este Campus perdido de la mano de Dios llegan los tentáculos del poder?

- Pues sí, esto es una estación también.

Yo ya harta de coles y dispuesta a enfrentarme al tipejo:

- De verdad no tenéis otra cosa mejor que hacer? No hay nada más que vigilar? No hay ningún delito que perseguir que no sea el de montar en bici en el andén?

- Oye, yo me limito a hacer mi trabajo.

Yo ya toda disparatada, con la vena “niña del exorcista” a punto de estallar:

- Esto es un trabajo? Y que paguen a la gente por hacer esto! Por perseguir a la gente honrada y pacífica que no molesta ni perjudica a nadie!! Pues vaya trabajo.

- Oye, no te pases que…

Pero yo ya había entrado en barrena:

- Claro que cada cual trabaja donde puede o donde le dejan o donde se merece.

Y aquí el tío, que se pone sucesivamente azul, verde y amarillo:

- Es la última vez que te aviso. La próxima te voy a tener que pedir la documentación y ponerte una denuncia.

Rayos y centellas!!!! Cucha tú el tío. Sólo es un proyecto de ley y ya va por ahí amenazando al personal con pedir documentaciones y poner denuncias.

Yo ya estaba completamente entregada y levanté altaneramente la cabeza. Tenía la palabra “mamarracho” en la punta de la lengua pero con un esfuerzo sobrehumano me contuve, y respondí con mucha tranquilidad lo mismo que le dije al otro vigilante:

- Tú haz lo que tengas que hacer, que yo haré lo mismo.

Y me di media vuelta dándole la espalda con resolución y desparpajo.

El tipo se quedó con dos palmos de narices pero hizo algo que no me esperaba: se quedó en el vagón, de pie justo detrás de mí y sin quitarme ojo (lo sé porque yo lo veía por el rabillo del mío). Probablemente esperaba a ver si yo cometía alguna otra infracción por la que poder ponerme la ansiada denuncia, así que me puse supertiesa, dispuesta a no cometer el menor error, cogí mi libro, y aunque estaba totalmente sulfurada, con la adrenalina a tope, hice como que estaba leyendo y que pasaba olímpicamente del vil esbirro.

Está claro que esto ya es una guerra oficialmente declarada. Soy yo contra todos ellos, pero no pienso rendirme, por lo menos en la estación de Rabanales. En la otra he sucumbido por lo de las cámaras de seguridad pero en el Campus me niego. En cuanto los pierda de vista pienso montarme en mi bici sí o sí.

Y la próxima vez que uno de ellos se me acerque, aunque sea para preguntarme la hora,  dejaŕe salir de mi boca ese “Mamarracho” que en esta ocasión he reprimido. Palabrita.

(Probablemente continuará)