lunes, 27 de enero de 2014

La habitación oscura, by Isaac Rosa

Como todo lo que escribe Isaac Rosa, "La habitación oscura" es un libro impactante, doloroso, terriblemente cotidiano, reconocible, brutal, hiriente, punzante, duro.

Hay una primera parte que resulta un poco chocante, casi aburrida, por lo menos para los no aficionados al porno. No está mal para quien se quiera echar unas pajillas. Pero sigues leyendo y poco a poco, muy poco a poco, lo empiezas a ver, empiezas a ver a ese muchacho que un día te encandiló por su forma de escribir, que te resultaba nueva y sorprendente...   Sí, ahí está él, volviéndote a sorprender y a aniquilar con su tajante lucidez: él sabe contarte lo que ha pasado, te lo ha estado contando todo el rato y ni te dabas cuenta. Lo que te parecía pornográfico no era más que el reflejo de la pornografía real en la que estábamos viviendo cuando creíamos que todo era Jauja.

Con su uso magistral de las personas verbales, cómo te engaña y te lleva a su terreno Isaac. A veces él es él pero a veces es todos y a veces eres tú. La primera persona del plural, la segunda del singular, la tercera del singular... Ahora soy yo, ahora soy tú, ahora soy vosotros, ahora soy ella... Cómo juega con los agentes del relato, con el autor omnisciente y con cada uno de los personajes.

Miro su foto en la solapa e intento adivinar de dónde le sale a Isaac esa capacidad de innovar, de diseccionar la realidad de esa manera, de convertir todo en metáfora, de establecer esos paralelismos imposibles.. Esa habitación oscura que empieza siendo casi una novela erótica, tipo "La sonrisa vertical", y termina en una demoledora visión de lo que han sido nuestras vidas en los últimos 20 años. Las de todos, la tuya, la mía, la del vecino...

Imposible no reconocerse en sus personajes, en uno, en varios, en todos... en el colectivo visitante de esa habitación oscura. Desde el sexo oscuro a la muerte oscura, pasando por los deseos oscuros, la depresión oscura y las ambiciones oscuras y la rutina oscura y la enfermedad oscura y la decadencia oscura y la conciencia oscura y la amistad oscura y el amor oscuro y ...

Pasajes inolvidables:

- El empleado de banca que va viendo palidecer y posteriormente enrojecer las cuentas de sus clientes mientras piensa cuándo empezará la suya a cambiar de color. (Mi preferida; para mí sería la sinopsis perfecta de la novela y de todo lo que está pasando). Págs. 107-111

- El que le estaba metiendo mano a la muchacha que "jugaba a estar dormida". Tann ilustrativa la imagen. Si yo fuera un tío me costaría muchísimo volver a follar después de leer ese pasaje. Creo que me la envainaría para siempre.

- La pareja que se va de crucero "con todos los gastos pagados". Cómo hay que echarse a temblar ante esa terrible frase entrecomillada. Qué imagen tannn perfecta del engaño.

- El tipo que se come los mocos. En fin, también muy ilustrativo y muy guarro. A los amantes de lo escatológico les encantará. A mí me tocó leer este pasaje una mañana a las 7 en el tren a Rabanales y puedo prometer y prometo que mi estómago llegó bastante perjudicado.

No quiero ponerme babosa ni aduladora pero creo que es justo reconocer algo: para mí ahora mismo Isaac Rosa es el escritor más innovador y valioso del panorama literario actual en España. Como no los conozco a todos ni he leído todo lo que se escribe ni mucho menos, esta opinión no deja de ser una majadería más de las muchas que se dicen por ahí, pero bueno, dentro de mis limitaciones como lectora y como ser pensante lo que sí es seguro es que si no es el mejor escritor de ficción de nuestros tiempos (y no tan ficción) es uno de los mejores. Sinceramente no creo que tenga nada que envidiarle a un Jonathan Franzen, por ejemplo. De hecho es bastante menos pestiño que él y cuenta lo que está pasando con bastante más claridad y menos perifollo.

Recomiendo "La habitación oscura" a todo el mundo, pero muy especialmente a:

- Los que quieren comprender cómo hemos llegado hasta aquí casi sin darnos cuenta.

- Los que no tienen miedo a verse y reconocerse en retratos poco favorecedores.

- Los que no se conforman con todo lo que está pasando y buscan salidas.

- Los que están cabreados y se sienten estafados por un futuro que les prometieron y que ya nunca será realidad.

Y me quedo con una idea:

Esto sólo podrá cambiar cuando el miedo cambie de bando. Cuando sean ellos, los que nos han traído hasta aquí, los que nos teman a nosotros más que nosotros a ellos. Cuando sean ellos los que sientan esa angustia en el pecho, ese nudo en la garganta, esa sensación horrible de peligro e inseguridad, ese pánico al mañana, a lo que será de sus hijos, a lo que está por venir. Entonces y sólo entonces esto empezará a cambiar.

Gracias, Isaac. Y por favor, sigue.