domingo, 30 de agosto de 2015

Lo siento

- Lo siento.

Últimamente he oído esa maldita frase algo así como 25 veces. Demasiadas en cualquier caso.

Cuando yo era mocita leí un bestseller que estaba muy de moda que se llamaba "Love story". Puede que a algunos os suene. Luego hicieron una película bastante plasta basada en él, con unos guapérrimos Ali MacGraw y Ryan O'Neal de protagonistas. Bueno, pues el marketing tanto de la novela como de la peli llevaba como lema una frase que pronunciaba uno de los personajes: "Amar significa no tener que decir nunca lo siento".

Recuerdo que en su día me pareció un rollo morollo, una frase inquietantemente estúpida diseñada para figurar en miles de carpetas de adolescentes junto con las fotos de los ídolos del momento. Pero oye, ahora de pronto me he acordado de ella y he llegado a la conclusión de que tal vez no era una majadería tan grande como parecía, que quizás hay un trasfondo de verdad en esa ingenua sentencia en principio solo apta para ser consumida por espíritus simples.

Hay una realidad obvia: cuantas más veces dice alguien "lo siento" es que más veces la ha cagado. El que está todo el día "lo siento" parriba y "lo siento" pabajo es que la está cagando a todas horas. Y se puede estar cagándola todo el tiempo con alguien a quien se quiere? Ah, that's the question.

Sobre la inutilidad de los "losientos" podría poner mil ejemplos, pero me limitaré a señalar unos cuantos:

1. Si has llegado a tu casa y le has pegado una paliza a tu señora porque se te ha puesto en la punta de la polla y la has dejado bastante perjudicada, crees que sirve de algo decirle que lo sientes cuando ella venga del hospital con el brazo escayolado y tres costillas rotas?

2. Si tienes un amigo que ha pasado por una mala época, a nivel familiar o económico o de salud o lo que sea, y tú has pasado de él como de la mierda, crees que le servirá de algo que le digas que lo sientes cuando esa persona te haga saber que vuestra amistad ha pasado a mejor vida?

3. Si eres el rey de un país que está pasando por una situación crítica, a punto de ser intervenido económicamente, y con todos los ciudadanos aterrorizados sin saber qué va a ser de ellos, y decides largarte con tu novia a cazar elefantes a Tanzania, porque además estás harto de hacerlo y nadie se entera nunca, pero resulta que esta vez te rompes una pierna y hay que trasladarte de urgencia a tu reino y se entera todo quisqui, y tus súbditos deciden que te puedes ir a tomar por culo, crees que sirve de algo que en la puerta del hospital les digas con gesto compungido que lo sientes mucho?

4. Si tu madre se pasa la vida diciéndote que eres un guarro, que recojas las cosas que pones por medio y que colabores en las tareas del hogar, si un día llegas a tu casa y te la encuentras llorando sentada en el suelo rodeada de tu ropa, tus zapatos y todas las cosas que has ido dejando al tuntún por ahí alegremente, crees que le servirá de algo que le digas que lo sientes?

5. Si tu perro es muy pequeño y tiene la costumbre de arrastrar su mantita para colocarla cerca de las puertas para que le dé la corriente y estar fresquito, y tú resulta que vas a tu bola sin mirar para abajo y no lo ves y lo pisas cada vez que entras en una habitación, crees que se sentirá mejor por que lo cojas, te lo comas a besos y le digas que lo sientes?

Pues no, en ninguno de estos casos sirve de nada que digas "lo siento" o que pongas cara de estar muy apenado y arrepentido, porque chaval, ya la has cagado.

Así que es mucho mejor no decir tanto "lo siento" y:

a) No maltratar a tu señora ni a tus niños ni a tu marido ni a tu padre ni a tu madre ni a nadie.

b) Estar ahí cuando tus amigos pasan una mala racha y te necesitan.

c) Abdicar de tu cargo de rey y solicitar la abolición de la monarquía para que la gente pueda elegir quién quiere que le represente como jefe del estado y quitarle del puesto cuando la cague.

d) Ayudar en tu casa, recoger las cosas que pones por medio y tener contenta a tu madre.

e) Mirar para abajo cuando andes por tu casa y no pegarle pisotones a tu perrito.

Ps. Y tampoco sirve de nada que te pases la vida mandando besitos y corazoncitos de colores por el whatsapp a las personas que quieres. Es suficiente con que no les falles.

domingo, 23 de agosto de 2015

Catálogo de gilipolleces imposibles de cumplir a las que no hay que hacer ni puto caso.

Últimamente, con esto de la sequía informativa veraniega, como de costumbre la prensa y los telediarios se llenan de consejos sobre todo lo divino y lo humano que únicamente consiguen provocar ansiedad en la mayoría de las personas que se ven incapaces de cumplirlos y, por consiguiente, piensan que les pueden sobrevenir toda clase de males, catástrofes y padecimientos.

Y como yo he sido la primera víctima de algunos de estos consejos demenciales he decidido hacer un catálogo de los más frecuentes para poner sobre aviso a los ingenuos que aún intentan obedientemente llevarlos a cabo, con perdón, como auténticos gilipollas.

En el post de hoy me dedicaré a uno de los casos más flagrantes: cumplir con las dosis recomendadas de crema solar protectora.

Según los expertos la dosis adecuada para todo el cuerpo (preferiblemente de protección solar factor 50 o como poco 30) equivaldría al tamaño de una pelota de golf. Además es conveniente aplicársela cada hora y/o cada vez que te mojes.

Bien, pues yo he hecho un cálculo rápido y un bote standard de crema protectora, a razón de cinco pelotitas de golf al día, dura exactamente eso, un día. Si hablamos de una familia de tres personas, por ejemplo, tendríamos que usar tres envases diarios (y esto choriceando aplicaciones), que supondrían un gasto diario de entre 30 y 100 euros (según la marca del producto), lo que en un mes de vacaciones elevaría la suma de 900 a 3000 euros sólo en protección solar. Alguna economía más o menos media puede sostener ese gasto? NO!

Y ya apaga y vámonos cuando te dicen que de nada sirve aplicarse la protección si no lo haces escrupulosamente en cada milímetro de tu cuerpo, incluídas (agárrate los machos) las orejas y las plantas de los pies!!!!!! Toma ya!!!

Habéis visto alguna vez a una madre en la playa o en la piscina echarle crema a sus hijos en la planta de los pies? Y en los párpados? Y en las orejitas? Ya bastante es que te dejen aplicársela en la espalda y los hombros antes de que te peguen un bufido y salgan a correr como para encima tener que asegurarte de que no te has dejado un solo centímetro sin cubrir. Y ahora que el niño cabroncete se pase todo el día en el agua, que es lo más normal. Y qué haces? Obligarlo a salir cada media hora para echarle otra pelotita de golf de crema?

Así pues, en definitiva, qué consiguen todos estos consejos sobre la protección solar? Ayudar a la gente no, porque nadie puede cumplirlos a rajatabla sin arruinarse. No, lo que consiguen es crear ansiedad, mala conciencia y sentimiento de culpa en las personas. Consiguen que te imagines en un par de años con un pedazo de cáncer de piel como la copa de un pino, o peor aún, que te imagines a tus inocentes hijos. Y que encima te autoinculpes por haber sido un rácano y no haberte echado ni haberles echado a ellos todas las pelotitas de golf por todas las partes cada hora o cada vez que salían del agua.

Consiguen también que no te mojes o te mojes lo mínimo para no tener que aplicarte más pelotitas de golf. Consiguen que sufras. Consiguen que te pases el verano haciéndote reproches y autotachándote de miserable. Consiguen que mires con inquina a aquéllos que ves cumplir a rajatabla con el ritual de la pelotita de golf cada vez que salen del agua. Que los mires mal y que incluso tengas fantasías homicidas.

Y encima, no te lo pierdas, en la última tanda de consejos que estuve leyendo en el Pronto (que, como sabéis, es mi revista favorita) ponía que aunque te metas debajo de una sombrilla y no dejes que te alcance un solo rayo; aunque te tapes hasta el pescuezo, aunque te pongas un burka y no dejes ni un centímetro de tu cuerpo al aire; aunque te sumerjas con un traje de neopreno a dos metros bajo el agua... da igual, las radiaciones te llegan lo mismo porque traspasan las sombrillas, la ropa y el agua.

La única manera de estar libre de peligro es encerrarte en una casa de muros bien gordos a cal y canto y no salir hasta la noche, como los vampiros. Y tampoco, porque resulta que dicen también que la piel tiene memoria y que todos los excesos que hayas cometido de pequeño, cuando ibas a la piscina o a la playa y no salías del agua en todo el día, o cuando te ponías al sol durante horas embadurnada de aceite de zanahoria o de coco, eso se queda ahí ya para siempre y aunque no vuelvas a salir a la luz del día nunca más, ya no hay nada que hacer, estás perdida. Tú y tus hijos y los hijos de tus hijos y toda tu descendencia hasta el fin de los tiempos. Porque la piel tiene una memoria infinita, una memoria hijadeputa que te cagas. Vaya, una memoria que ya la quisiera yo para mí. O igual no, menuda putada acordarte de todo, desbarres incluídos. No, por diosssss!!!

Así pues, qué puedes hacer? Pues sólo una cosa. Ya que estás condenado de todas todas, pasa.  Si te quieres echar crema para no ser socialmente repudiado, échate una de factor cinco o así, que salen mucho más baratas. Y échate la cantidad mínima para disimular ante los talibanes de la protección solar. Nada de pelotita de golf; canica y punto. Ponte una gorra o un sombrero y tus gafas de sol para que vean que no eres un inconsciente que no sabes los peligros que corres, pero no hagas ni una concesión más. Ponte al sol el rato que te dé la gana, y si tu hora favorita es entre las doce y las dos, que son las que por lo visto llaman a gritos al cáncer de piel, ponte y que le den por culo al mundo.

No te machaques, no te flageles, no dejes que te amarguen el verano los putos consejos de los que no tienen otra cosa mejor que hacer durante la sequía informativa estival.  Y tómate unas cuantas cervezas fresquitas brindando en honor de los capullos que se pasan el verano entero aplicándose pelotitas de golf de crema protectora sin saber que están haciendo el imbécil porque no hay manera humana de burlar al temido cáncer de piel si es que viene a por ti.

Que les den. Chin chin.

domingo, 16 de agosto de 2015

Dominatrix

He decidido que me voy a hacer dominatrix.

Posí. El otro día conocí a una tía que se dedica al negocio sadomaso y lo vi clarísimo.

La muchacha esta empezó en ese mundillo por gusto; el tema le iba y a raíz de eso conoció gente, y al final llegó a la conclusión de que ya que había encontrado algo que le gustaba en la vida igual podía convertirlo en su medio de sustento. Inteligente decisión, vive Dios; a quién no le gustaría ganarse la vida con alguna afición personal. Ya ves, 300 euros por sesión que se saca la colega, nada más y nada menos. En qué trabajo se saca una esa pasta y encima sin sudar ni una gota. Bueno, sí, de puta, pero es que con esto no hay que follar ni nada con los clientes, no hay que intercambiar ni un fluído, y además no te pegan ellos a ti sino tú a ellos. Joder, es un chollazo que te cagas.

Esta chica me estuvo contando más o menos en lo que consiste la cosa, y mientras la escuchaba llegué a la conclusión de que en todo lo que consiste su profesión yo podría ser bastante buena. Qué digo buena; podría ser LA MEJOR. Y dado que mi economía se mantiene últimamente en una preocupante precariedad no veo por qué no podría sacarme un interesante sobresueldo dedicándome a retorcer pezones, azotar culos y poner a señores a cuatro patas agarrados con una correa y chupándome los dedos de los pies. Qué tiene eso de complicado? Puedo hacerlo perfectamente y hasta creo que tengo vocación. Es más, es que es una profesión que me va como anillo al dedo. Y yo el punto sado lo he tenido de toda la vida de Dios, y hasta he hecho mis pinitos.

Que conste que ya hace unos años me lo estuve planteando. Por aquel entonces tenía un peluquero que también se dedicaba al mundillo este y que siempre me decía que yo tendría un exitazo total como dominatrix. Por lo visto desde que me vio entrar la primera vez en su peluquería lo tuvo claro: esta tía tiene madera. Tanto es así que mientras me cortaba el pelo el tío siempre aprovechaba para intentar convencerme de que fuera a alguno de los eventos a los que él asistía con su novio.

Me enseñaba fotos y vídeos de fiestas sado en mansiones con pinta medieval. Yo lo flipaba. Muchos no os lo creeréis pero había un montón de tíos de rodillas, con collares de perro, encerrados en jaulas. Además me contaba que la mayoría era gente de muchísima pasta, que venían de todos los sitios del mundo y pagaban un pastizal por verse así.  En las fiestas se dividían los asistentes entre amos y esclavos, y los amos se pegaban la vidorra padre mientras lo esclavos permanecían en sus jaulas y sólo se les sacaba con la correa para darles las sobras de las comidas o para que lamieran el suelo y cosas así.

Bueno, es que iba a la pelu y me tiraba más de una hora viendo cosas de éstas. De hecho cambié de peluquería por eso, porque  el tío no estaba en lo que estaba y me hacía un montón de trasquilones cada vez que me cortaba el pelo mientras se dedicaba a comerme la cabeza para que me hiciera dominatrix. Y yo no lo veía claro por aquel entonces, porque mi economía no estaba en el lamentable estado actual y además pensaba que podría ser complicado llevar una doble vida, dado que entonces vivía en pareja y no veía la forma de dedicarme profesionalmente a esto sin que se enterara mi ex. Pero bueno, ahora soy soltera y es otra historia.

Joder, la tía esta que conocí el otro día tiene un esclavo que le limpia la casa gratis. Qué pasada! Cuando me lo contó los colmillos me arrastraban de la pura envidia. Si yo pillara algo así! Y otro de mantenimiento, joder, es que eso es calidad de vida. Con que me saliera un cliente que me limpiara, otro fontanero, otro electricista y otro albañil, y me hicieran las chapuzas del hogar solo a cambio de que yo les azotara un ratito cada semana y les arreara un poco de estopa, yo sería la mujer más feliz del mundo. Es que además estoy segura de que yo tengo que ser supercompetente en eso; a mí me encanta dar caña, me lo pasaría pipa, y encima tendría todos mis problemas resueltos.

Me preocupa un poco que tendría que hacer algo de inversión inicial en instrumental sado (corpiños de cuero, látigos, velas, pinzas, dildos... en fin, esas cosillas). Las herramientas de trabajo son fundamentales. Un poco por eso os cuento todo esto, por si queréis hacer una pequeña aportación a mi incipiente negocio. Si os decidís os paso mi número de cuenta para que hagáis vuestra donación.

Yo creo que es un tema con futuro. Daos cuenta de que este trabajo no tiene edad de jubilación, hay dominatrices de 70 años. A los tíos les da igual quién les arree los latigazos siempre y cuando se los arree con ganas y con firmeza, y yo para eso soy la hostia. Es que no necesitaría ni jubilarme porque sería una actividad gratificante cien por cien para mí. Como los profesores eméritos de universidad, por ejemplo, que algunos tienen 90 años.

Que quede clara una cosa: no quiero socios. Si hacéis alguna aportación que sea generosamente, sin ánimo personal de lucro. Porque si voy a cobrar 300 euros por sesión y luego resulta que tengo que ponerme a repartir entre el que me ayudó a comprar un collar de perro y el que puso algo para las cadenas o para las pinzas de pezones o para las fustas, pues apaga y vámonos. Es que no compensa.

Lo mejor es que os lo planteéis como un donativo de interés social, porque mi actividad podría ser un montón de eficaz para evitar guerras, conflictos vecinales, desvaríos independentistas, corruptelas, etc. Mientras la gente de pasta y de poder esté a cuatro patas haciendo de perrito y chupando los dedos de los pies de una dominatrix no estarán haciendo fechorías ni jodiendo el mundo.

Y luego pensad también en todos los problemas de intendencia que siempre os cuento, que se resolverían ipso facto. Por no hablar de los jugosos posts que podría colgar que seguramente harían las delicias de mis fans e incluso de mis detractores más entusiastas. Lo que podríais gozar con mis nuevas experiencias! Kowalski, te podrías hinchar a ponerme verde.

Y sobre todo... que yo podría por fin salir de pobre, que ésta es la única manera factible que veo de conseguirlo. Porque siempre digo lo de echarme un novio rico pero cada vez que conozco a un tío con pasta e intercambio cuatro palabras con él me da un repelús que pa qué. Hosssstia, qué plastas!!!!! Es que echan patrás a la legua. Prefiero mil veces soltarle unos cuantos azotillos y dejarle los pezones hechos un cristo que pasearme de la manita con un personaje de éstos. Y si hablamos de políticos es que ni te cuento.

Bueno, qué? Os apuntáis?

Oye, que se admiten también clientes.

jueves, 13 de agosto de 2015

Hoy lo vi (El sueño de otra noche de verano)

Hoy vi a un antiguo novio de hace un montón de años. Lo vi en un sueño, como el propio nombre de este post indica. Estaba mucho más guapo y mucho más alto de lo que yo lo recuerdo y de lo que en realidad era; la verdad es que estaba imponente.

En el sueño yo estaba en mi casa (aunque no se parecía nada a mi casa). Una señora estaba inventariando mis posesiones, no sé para qué. Llevaba un cuaderno en la mano e iba anotando cosas. En esto que llegamos al cuarto de baño y veo que en la taza hay un truño flotando.

Hosssstia, otra vez éstos no han tirado de la cadena.

Ejem... tiro disimuladamente de la cadena para hacer desaparecer el truño en cuestión, y ese agua que empieza a subir y a subir con truño incluído. Yo toda horrorizada, la señora apuntando cosas en su cuaderno y yo un ojo en el cuaderno de la señora y otro en el zurullo elevándose y amenazando con desparramarse por el suelo. Total, que grito. Y la señora levanta la vista del bloc de notas y me mira.

"El agua se sale" digo yo, eufemísticamente. Porque está claro que lo que me preocupa que se salga no es el agua.

"Tranquila", dice ella. Y suelta el bloc, se arremanga la camisa y me pide un destornillador.

"Ah, pero es usted fontanera?"

"No, pero tengo conocimientos".

Salgo corriendo a por mi exigua caja de herramientas, doquiera que esté, y cuando vuelvo con las manos vacías porque no la he encontrado la señora yace en el suelo del baño desfallecida. Se ha desmayado, probablemente por el tamaño descomunal de la cosa flotante.

Entonces miro el truño, cada vez más cerca de la superficie de la taza, casi al borde, aunque milagrosamente aún dentro, y presa de la impotencia me echo a llorar. Pero en ese momento una voz grave e impresionantemente viril me dice desde la puerta del baño:

"Tranquila, no pasa nada".

Miro y es él. Está superguapo y muy alto. Con un movimiento sutil pero enérgico al mismo tiempo me aparta y se dirige a la taza. Levanta la cosa esa de atrás y toca algo por dentro que hace que el agua comience a descender con mojón incluído.

Nos miramos mientras el truño se hunde y mi corazón se eleva. La señora sigue desfallecida en el suelo del baño pero yo salto por encima de su cuerpo y me acerco a mi salvador. Y entonces siento un golpe de amor.

Sabéis lo que es un golpe de amor?  Los que lo hayáis sentido alguna vez seguro que sí. Es como un golpe de calor, pero en amor. Es algo súbito, impactante, mágico, imposible de ignorar. Y tan fuerte lo siento que se lo digo:

"Acabo de sentir un golpe de amor por ti superfuerte"

Y él contesta:

"Llevo años esperando oírte decir algo así".

Total, que nos vamos a la calle y paseamos durante horas prácticamente sin hablar, sólo cogidos de la mano y mirándonos, como en las pelis. Yo lo miro y lo veo tan guapo que no tengo palabras. De vez en cuando paramos para darnos un beso largo y profundo.

Si alguien se pregunta qué fue de la señora fontanera no tengo ni idea. Pasamos de ella como de la mierda (y nunca mejor dicho). Nos daba igual porque los golpes de amor son así, que todo te importa un carajo salvo el amor en cuestión.

"Dónde vamos?", me pregunta él.

"A mi habitación".

Y alli nos dirigimos. Pero cuando llegamos resulta que está llena de árboles de Navidad y de adornos típicos navideños.

"Qué raro, si estamos en agosto"

"Sí, es muy raro. Voy a preguntar".

Salimos y en un largo pasillo que por supuesto en mi casa no existe me encuentro a mi hija con unas amigas.

"Hay un montón de árboles y adornos de Navidad en mi cuarto".

"Sí, los he puesto yo. Es que estoy haciendo un curso de decoración de interiores y una de las prácticas es poner adornos navideños en nuestra casa en verano".

Y dice mi exnovio: "Ah, pues queda muy chulo".

Entonces nos vamos para el cuarto y entramos, y en ese ambiente entre navideño y agosteño nos besamos con claras intenciones de pasar a mayores.

En ese momento algo me despierta. Un golpe, un portazo, tal vez alguno de mis hijos que se ha estrellado la cabeza contra el suelo... Da igual, no me importa, intento volver a mi sueño. Todavía siento los efectos del golpe de amor y quiero volver a mi sueño.

Pero no lo consigo. Por más que lo intento no puedo. El ruido me ha desconcentrado, qué coño será.

Y mi exnovio ya no es ni tan guapo ni tan alto. Ha perdido esos cinco centímetros que tanto le favorecían, y tampoco tiene esa sonrisa maravillosa que mostraba cuando consiguió mandar el truño de mi baño al otro barrio.

Ya no siento que viene a salvarme, y aunque tengo la sensación de que el golpe de amor sigue ahí, en alguna parte, también sé que se me está yendo, que se escapa. Por favor, por favor, no te vayas. Sueño, vuelve; golpe de amor, vuelve. Pero no, no vuelven.

Y de repente me siento muy triste. Me he vuelto a desenamorar. Una vez más tendré que salvarme yo sola.