lunes, 21 de marzo de 2011

Los girasoles ciegos, by Alberto Méndez

Creo que el éxito popular de esta novela responde a varios factores. Obviamente está muy bien escrita, con un lenguaje muy cuidado y lleno de matices...  Hay momentos, como el del último cuento, cuando relata el encuentro sexual entre la pareja protagonista que está lleno de sutileza. Y como ése un montón. Las historias atrapan desde el principio, y además emocionan. Puede que sean relatos tristes, eso no tiene discusión, pero la verdad es que desde que empiezas a leerlos consiguen que te quedes enganchada.

Y no me extraña que se haya hecho una película porque el lenguaje del último cuento es muy cinematográfico, en mi opinión.

Pero fallan mucho las caracterizaciones de los personajes, hay demasiado maniqueísmo en ellos. Yo creo que la realidad es un poco más compleja y entre la maldad absoluta y la bondad elevada a la enésima potencia hay tantos términos medios como personas. Yo diría que es lo menos conseguido de la novela.

Ese "buenismo" de algunos personajes no es exclusivo de este libro; es bastante general en la literatura y el cine guerracivilista de los últimos 25 años. La simplificación moral de los fascistas supermalísimos y los republicanos hipermegabuenos es inherente a este tipo de literatura.

De todas formas, no estaría de más que intentásemos valorar estas obras desde el máximo distanciamiento ideológico posible, porque los que estamos aquí hoy no pertenecemos a un bando ni a otro, aunque en los últimos tiempos los ánimos estén tan exacerbados y lo parezca. Estamos hablando de algo que sucedió hace muchísimos años y en lo que ninguno de nosotros intervino, así que creo que no es tan difícil posicionarse desde el punto de vista de meros observadores de una historia posguerra que afortunadamente no hemos vivido ninguno de nosotros y criticar el libro como tales. O sea, un poco de visión histórica.

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