lunes, 21 de marzo de 2011

Más sobre "El país del miedo" y la violencia.

Copipego una cosa que un día leí sobre los mecanismos de la violencia. Es válido para todo, violencia mal llamada "de género", violencia de hijos a padres, de padres a hijos, violencia laboral, violencia escolar, violencia del estado, etc.  Creo que lo borda y viene muy a cuento dela novela "El país del miedo" y de lo que en ella se cuenta. Allá va:

La violencia es un proceso gradual. Nadie se lía a hostias de un día para otro, ni niño, ni adolescente, ni adulto.

La aplicación de la violencia va por fases, y cada fase incluye todas las anteriores. Su fin es que la persona a la que se la aplica esa carga de violencia haga lo que nosotros queremos, y como han fallado todos los otros métodos, pues se busca la intimidación.

Obviamente cuando la persona (o el grupo, o el país) hace lo que nosotros queremos, se esté en la fase que se esté, la violencia cesa. La amenaza de su vuelta persiste.

Se pretende que sea una cosa casi pavloviana y que el otro asocie que el contrariarnos es como muy malo para su salud, que llevarnos la contraria es una cosa que hace pupita.


Primero se busca una excusa. Se autoenfada uno, con un motivo a todas luces falso y se monta un pollo. En la fase uno se aplica violencia a las cosas, y no a las personas. Se rompe loza y se dan patadas a las puertas. Se grita, pero no se insulta personalmente al otro. Es como el gran gorila que se golpea el pecho, mira que fuerte que soy.


Segundo, se insulta a la persona. En la fase dos la deshumanizamos un poquillo, y nada mejor que humillarla. Violencia verbal. El gorila aulla.


Tercero, espacio personal. En el pollo de la fase tres, además de romper cosas e insultar invadimos el espacio personal, se dan empujones y se pega mucho la cara a la de la víctima. Podemos tirarle alguna cosa, pero que no sea a dar. Es un simple amago. La fase tres se recorre muy rápido. A veces solo dura un día, una hora o un minuto.

Cuarto, violencia leve. Bofetadas y empujones que te tiran al suelo. En la fase cuatro todavía no se dan golpes fuertes, que corten la piel. Conviene alargar un poco esta fase, aunque sea un par de días, por ver si surte efecto y no hay que pasar a la siguiente, que es mucho más cansada.


Cinco. Violencia. Que corra la sangre. Puñetazos, patadas, objetos lanzados... Aquí vamos a hacer daño.


Seis: muerte. En ese caso la persona no hará lo que queremos, pero es evidente que su fallecimiento puede disuadir a los posibles futuros remolones.


Nadie pega, sin pasar por las fases previas.

Y se les ve venir.

Doy fe.

Pd. El que aplica violencia suele tener casi más miedo que el que la recibe, el motivo de todos estos pasos previos es asegurarse que la agresión no será, en ningún caso, repelida; cosa que haría fracasar nuestros objetivos, que son conseguir lo que queremos de esa persona.

Caso de ser repelida en cualesquiera formas, es obvio que no se pasa al paso siguiente, por claros motivos de autopreservación.

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