viernes, 17 de septiembre de 2021

Vuelve a ser la comidilla mi querida Paz Padilla

En estos días ha vuelto a ser Tonting Topic la pobre Paz Padilla. Se ha metido en otro jardín, la verdad es que no sé qué hace una tía como ella, que practica el humor blanco más inofensivo, en un programa de mierda de Telecirco como Sálvame, porque raro es el día que no termina escaldada. En esta ocasión ha sido por una cuestión bastante espinosa que me ha parecido interesante tratar aquí. Os cuento. En un reality la concursante Sofía Cristo, hija de Bárbara Rey y Ángel Cristo, confiesa públicamente que a la edad de cinco años fue víctima de abusos sexuales por parte de alguien cercano a la familia. Su propia madre no lo sabía y se enteró en directo en la gala del reality, pillando lógicamente tremendo ataque de ansiedad. En fin, me abstengo de comentar esta barbaridad. 

La cuestión es que todo el mundo se abalanza a felicitar a Sofía por esta confesión pública (sí, amigos, sí, aunque cueste creerlo), pero cuando llega el asunto al Sálvame, cómo no, la amiga Paz emite su opinión, que es la siguiente: normalmente una denuncia por abuso en las familias crea un conflicto muy difícil de sobrellevar. Automáticamente las redes se lanzan a por Paz. Que si está protegiendo a los abusadores, que si hay que denunciar siempre el abuso infantil, que si esta gente tiene que terminar en la cárcel, que si a Paz tendrían que echarla de Telecirco, que si menuda mamarracha... Y esto es lo más bonito que le dicen. 

Yo quiero aquí romper una lanza en favor de Paz, que a menudo muestra mucho más sentido común que ninguno de los colaboradores de esa cadena. Creo que la teoría de que hay que denunciar siempre está muy bien como eso, como teoría, pero la realidad es que en la mayoría de las familias, cuando se da un terrible caso de abuso infantil,  se suele optar por resolverlo en casa, no recurrir al ámbito judicial, separar físicamente a la víctima del abusador, y buscar ayuda profesional, si hiciera falta. Muy poca gente acude a la ley, y esto es así porque en la mayoría de los casos el abusador es una persona querida y nadie desea verlo en la cárcel ni soportar la vergüenza pública para toda la familia. Nos parezca bien o mal, esto es así, es un hecho. Y para testificarlo hablaré de tres casos de abusos que a lo largo de mi vida he conocido, en ninguno de los cuales la cosa ha salido de la propia familia. Yo he sido receptora de esas confesiones y, por supuesto sin dar pistas,  voy a exponer los casos aquí, por si ayuda a alguien a entender cómo funciona esta realidad, que afortunadamente a la mayoría nos resulta ajena.

1. El primero es un caso típico. Padre abusador de una hija. La chica es la única mujer de la familia, puesto que los padres están separados. Sus hermanos son todos varones y desconocen los abusos. Cuando se enteran la muchacha ya está fuera de la casa, han pasado años y ni ella ni los hermanos se plantean denunciar al padre. Sencillamente unos dejan de tratar con él, asqueados por su comportamiento, y otros limitan el trato a lo estrictamente imprescindible. La chica durante años sufre problemas psicológicos en gran parte derivados de estos abusos, pero no considera que denunciarlos y ver a su padre en la cárcel vaya a beneficiarla a ella en nada. La cuestión principal es poner a las niñas de la familia a buen recaudo del abusador, y en general hacerle el vacío.  

2. Chica adolescente víctima de abusos por parte de un hermano algo mayor. Cuando la muchacha se lo cuenta a la madre ésta decide poner distancia de por medio. La manda a ella a estudiar a otra ciudad. En ningún momento se le pasa por la cabeza denunciar a su propio hijo, por razones obvias. La chica tampoco se lo plantea. Con los años el trato entre ellos se normaliza. Únicamente ella muestra algún temor cuando la hija del hermano se empieza a hacer mayor y le deja claro que si se entera alguna vez de que le ha puesto una mano encima a la muchacha lo mata. Que se sepa, no ha vuelto a abusar de ninguna otra menor. 

3. Niña víctima de abusos por parte de un familiar discapacitado. Viven en la misma casa y el abusador tiene serios problemas de movilidad. Usa silla de ruedas para desplazarse. Duermen juntos en la misma habitación y por las noches, aunque con dificultad, pasa a la cama de la niña. Ella nunca le ha contado esta historia a la madre ni a nadie de la familia. Por nada del mundo quisiera que se enterasen, puesto que  la persona es totalmente dependiente para todo de ellos, y además es muy querida. Tampoco es probable que pueda abusar de nadie más, puesto que tiene esos problemas de movilidad. Cuando la chica se hace mayor y ella misma tiene hijos se limita a mantenerlos lo más alejados posible de esta persona.

He contado lo más escuetamente posible estos casos. En todos ellos hay un factor común: nadie se plantea recurrir a la justicia en ningún momento. Ya he adelantado algunos motivos, pero el fundamental es que la persona que abusa es también querida, si no por la víctima, sí por el resto de la familia. Y nadie quiere ver ni a su padre ni a su hermano ni a su hijo en un banquillo ante un juez, y ni mucho menos, en una prisión. Y ésta es la realidad. Es muy fácil juzgar desde fuera a estas tres familias y condenarlas por no haber denunciado los hechos, algunos de ellos conocidos muchos años después. Yo no los juzgo, y además puedo entender sus razones. Es difícil ponerse en esa situación si no te ha pasado, pero con un ejercicio muy básico de empatía creo que todos podemos imaginar lo que podría suponer en nuestra propia familia algo así. 

Por eso estoy defendiendo aquí la postura de Paz Padilla, que es verdad, es una tía que a menudo habla sin filtros, suelta lo primero que se le viene a la cabeza y no piensa en las consecuencias.  Pero pese a todas las barbaridades que se han dicho de ella, pienso que es de las pocas personas en esa cadena que, lejos de apuntarse como pollo sin cabeza a todos los carros, hace un esfuerzo real de empatía, de intentar comprender las cosas. de ponerse en la situación del otro.

Ni sé ni me interesa quién fue el abusador de Sofía Cristo. Naturalmente no pienso que un plató de televisión sea el sitio adecuado para informar a tu madre de una cosa tan horrible. Tampoco conozco el vínculo afectivo que la propia Bárbara Rey puede tener con el abusador. Ahora mismo todas las personas de su entorno tienen que estar bajo sospecha, lo cual tampoco tiene que ser agradable. Pero lo más probable es que esto termine en un caso más de cosas que se resuelven en casa. Mucho más si se trata de un miembro de la propia familia. Aunque claro, después de haberlo contado en la tele ante miles de personas ávidas de morbo, igual la cosa se les va de las manos y ya los cerdos estos que viven de remover mierda no paran hasta sonsacarle el nombre de la persona. Vete a saber. En cualquier caso quede constancia aquí de mi apoyo hacia Paz y de mi solidaridad hacia todas las personas que han sufrido alguna vez este tipo de situaciones terribles. Nadie es quién para juzgarlos y tienen todo el derecho del mundo a decidir resolver el conflicto como les parezca oportuno. Sólo faltaría que encima del drama que tienen encima tuvieran que soportar consejitos de mierda de la turba mediática.

martes, 14 de septiembre de 2021

Si algún parecido ves... pura coincidencia es

Hoy, queridos niños, os voy a contar un bonito cuento.

Érase que se era en un país muy lejano una bruja muy mala muy mala muy mala.

La bruja traía frito a todo el mundo. A la jefa de las brujas, a las empleadas domésticas, a los vecinos, a las otras brujas, al del taller de escobas... En realidad nadie la tragaba por lo déspota, maleducada y tirana que era. Constantemente estaba dando órdenes absurdas que luego tenía que revertir dando a su vez otras órdenes igualmente absurdas.

- Quita esto! Pon aquello! Ese cuadro está mal puesto!

Así se pasaba la vida mandando a diestro y siniestro, tratando sin el menor respeto a las personas con las que se veía obligada a relacionarse y no sintiendo ninguna empatía hacia ellas.

Constantemente estaba llamando a la jefa de brujas para protestarle por algo. Criticaba todo, nunca estaba contenta con nada y planteaba unas exigencias imposibles de satisfacer, pensando que todo el mundo debía rendirle pleitesía por ser una de las brujas más antiguas del lugar, y además de buena familia brujeril.

Sus empleadas se pasaban la vida rehuyéndola, intentando no coincidir con ella mientras hacían su trabajo. Cuando la veían llegar se camuflaban con el medio ambiente, hacían un ejercicio de invisibilidad admirable, y a menudo conseguían pasar tan desapercibidas como si fueran transparentes. La mayoría de ellas en cuanto salía una plaza vacante en casa de otra bruja pedían inmediatamente el traslado y cuando por fin conseguían salir de allí se sentían felices, volátiles y ligeras como si se hubieran quitado un camión de encima.

La única persona que soportaba a la bruja era su fiel ama de llaves, que la servía con absoluta sumisión, espiaba al resto de empleadas, y le contaba todo lo que hacían, decían y hasta lo que creía que pensaban. Era una individua siniestra, pelota y servil que la seguía a todas partes como un perrito faldero y jamás se rebelaba, por muy descabelladas que fueran las órdenes que recibía de su ama. Daba bastante asquito su chupaculismo al máximo nivel, la verdad.

Un buen día llegó a casa de esta bruja una nueva empleada. Venía muy contenta porque a pesar de que había oído decir barbaridades sobre la arpía ella tenía bastante claro que no se dejaría amedrentar por la malvada bruja, ya que tenía una gran capacidad de evasión mental en su trato con gente difícil. Era una empleada curtida en duras lides, había trabajado antes con otras brujas problemáticas, su sistema era ignorarlas por completo e ir a su bola, y de ese modo nunca había llegado la sangre al río. Siempre había sabido evitar las situaciones conflictivas e intentaba extraer lo más positivo de cada lugar en el que había estado.

Pero la bruja mala no estaba preparada para ser ignorada con tanto desparpajo. Ella no conocía otra reacción a sus tropelías que la sumisión, o el miedo, o el ostensible enfado de sus empleadas, que a menudo no podían evitar disimular su disgusto ante las demenciales órdenes sin sentido que recibían constantemente. Hasta la más inexperta se daba cuenta de la suprema ignorancia de la bruja con respecto a las artes brujeriles. Prácticamente no sabía manejar la escoba, la mitad de las veces se montaba del revés, con el cepillo por delante. Necesitaba continuamente a alguien al lado que la asesorara en su funcionamiento, normalmente su servil ama de llaves, que era la que la sacaba de casi todos los apuros procurando no separarse demasiado tiempo de ella. No sabía colocarse el sombrero de pico, no conocía los secretos del cuidado de las verrugas, las pócimas mágicas le salían asquerosas... era un puto desastre.  No habría sabido envenenar una manzana ni con libro de instrucciones. La vergüenza de las brujas. El único motivo por el que seguía siéndolo era su antigüedad, su principal mérito era que había entrado en el mundo de la brujería siendo muy joven, y aunque la jefa de brujas estaba muy harta de sus caprichos, exigencias y excentricidades la soportaba estoicamente, esperando el ansiado día en el que decidiera jubilarse y dedicarse a fastidiar a sus vecinos, en lugar de a ella.

La indiferencia de su nueva empleada la irritaba sobremanera. El hecho de que hiciera caso omiso a algunas de sus disparatadas órdenes sin discutírselas, ni enfadarse ni modificar el gesto la tenían perpleja. No sabía ya qué cosa hacer para sacarla de sus casillas. Lo más que había conseguido alguna vez era que pusiera los ojos en blanco de incredulidad ante alguna de sus demandas más imposibles, pero de ahí no pasaba jamás. Seguía trabajando con la mejor de sus sonrisas, sacándole brillo a la escoba, preparando nuevos sortilegios y vigilando atentamente que los ingredientes de las pócimas estuvieran correctamente identificados, ordenados y colocados.

Un buen día a la bruja mala se le ocurrió que quería colocar los tarros de las pócimas unos encima de otros formando hermosas torres de cristal de variados colores. La empleada se dio cuenta de que esto podía suponer un grave peligro para ella misma y para todas sus compañeras, aunque no para la bruja, que jamás iba personalmente a coger estos tarros, no se fuera a herniar. Ni siquiera hacía ella misma las pócimas, sino que se las preparaba su ama de llaves mientras ella la contemplaba con mirada implacable. 

Nuestra heroína decidió hacer una excepción en su comportamiento habitual de evasión. No por ella misma, sino por sus compañeros. Si de ella hubiera dependido no habría protestado y habría colocado los tarros de cristal de un modo racional para evitar peligros, pero como la empleada que tenía que hacer ese cometido no era ella pensó que estaba obligada a intentar evitar alguna tragedia personal al cumplirse estrictamente las órdenes de la enloquecida bruja, a la que le importaba poco menos que un pimiento lo que pudiera ser de sus criadas. Total, si una se accidentaba siempre podría pedir a la jefa de brujas que le mandara otra.

Pensó de todas formas que sería mejor alertar al ama de llaves de los peligros que corrían las criadas. Pobre incauta! Ipso facto la servil mayordoma acudió a su ama a informarla de que había quejas sobre sus órdenes, advirtiéndola de una posible rebelión. Naturalmente la bruja montó en cólera.

- Cómo se atreve esa mierda de criadaaaaaaaa? La destruiré! Pásame el escobófono ahora mismo!!!!!!!!

Dicho y hecho, su esclava le pasó inmediatamente el aparato. De momento se escuchó al otro lado la voz de la jefa suprema, que ingenuamente había cogido la escobollamada sin saber que se trataba de su peor pesadilla.

- Aló Brujilandia!

- No la quiero más aquiiiiiiiiiiií! Que se vayaaaaaaaa! Quiero que la eches inmediatamenteeeeeee!

- Cielos, querida, tranquilízate que seguro que podemos arreglarlo. (Ojos al cielo, mano a la frente, sortilegios brujiles para ser tragada por el subsuelo)

- Que me tranquiliceeeeeeeeee????? Yoooooooooooo???????  A miiiiiiiiiiiiií me vas tú a decir que...??????

- Noooooooo! No te tranquilices, no, por favor, no te tranquilices! He dicho yo tranquilices?

Curiosamente la bruja mala se tranquilizó, una vez que la jefa de brujas le dijo que no hacía falta que se tranquilizara. Y pidió... no, exigió, la inmediata expulsión de la díscola empleada que había osado discutir la colocación de sus tarros para pócimas. Qué sería lo siguiente? Dejarla decidir sobre los sortilegios para cada maldición? Dejarla elegir a las criadas?????

La jefa suprema la dejó abominar del mundo, de la vida y de su suerte. Mientras pensaba qué podía hacer con la intrépida rebelde.

(Continuará)

viernes, 10 de septiembre de 2021

Al que le toca le toca, tengo una perra muy loca

 Yo me pregunto muchas veces por qué no puedo tener una perra normal.

1. Una perra que no se crea que es un perro. Por ejemplo, una perra que no levante la pata para mear. Porque es que además no levanta la pata exactamente como los perros, sino que hace una pequeña elevación, así como de peíto de monja. Sabéis ese leve levantamiento de nalga que hacen las señoras muy mayores para peerse, como quien no quiere la cosa? Pues así levanta la pata mi perra. Es una semielevación, un quiero y no puedo. Es posible que sea un perro encerrado en el cuerpo de una perra? No creáis que no lo he pensado, que sea una perra trans, que sienta ella esa necesidad de levantar su pata. Aunque realmente no sirva para nada, porque la realidad es que mea para abajo como todas las perras. Pero bueno, ella sabrá. 

2. Una perra que ande derecho y no se vaya cruzando de un lado al otro. Que es que un día me voy a matar tropezando con ella! Nunca he visto un perro más turulato. Parece que vive en una permanente borrachera. He visto beodos al borde del coma etílico andar mucho más derechos. Como no vayas mirándola todo el tiempo es fácil tropezar con ella, incluso pisarla. Va como pollo sin cabeza, ahora pacá ahora pallá. Es imposible ir contemplando el paisaje, pasear requiere una atención constante. En el momento en que te despistas un poco... zas, ya estás encima. Y se pone a chillar como si la estuvieras matando, con lo cual pasas una vergüenza de la hostia porque todo el mundo cree que la maltratas. Es francamente... horrible. Es todo un reto social.

3. Una perra que no se quiera comer a todas las otras perras del mundo. Y que no me tenga echá a pelear con mis vecinas. Una perra con un mínimo de sociabilidad, de amabilidad, de sororidad con sus congéneres. Tengo en el bajo a otra perra, la Caneli, que es su archienemiga. Cada vez que entro en el portal tengo que agarrar la correa lo más corta posible porque se tira para la puerta de la Caneli como una verdadera demente. Conste que la Caneli tampoco se queda corta, porque se pega unos porrazos contra la puerta que pa qué. También tiene que estar bastante loquilla, la verdad. Pero bueno, que eso tampoco me sirve de consuelo.  Que haya otras perras locas no quita que la tuya te duela.

4. Una perra que no chille como una rata cada vez que ve a un gato. Yo siempre pensé que los perros atacaban a los gatos, que los acojonaban.  Pero jamás imaginé que los perros fueran los que se jiñaran vivos.  Tú sabes lo que es ir paseando por la calle y que de repente la perra se ponga histérica a pegar saltos, que intente suicidarse con la correa, que pienses que le va a dar un infarto y se te va a quedar ahí, tal cual... y veas salir de un seto a un cachorrito de gato de no más de medio kilo, que te lo llevarías a casa a comértelo a besos, el gatito tan tranquilo..., y la perra chillando como una puta loca? Por favor, que alguien me diga que sabe de lo que hablo! 

5. Una perra con un cociente intelectual perruno suficientemente aceptable como para que mis hijos no se pasen la vida diciendo: "esta perra es de paguita". A ver, igual es que yo no sé comunicarme con ella. Pero es que no se entera de nada.  Yo no puedo decir como esa gente que te cuenta "mi perro es superlisto, anda que no sabe na!". El otro día un tipo se quedó mirándola y me dijo: "estos perros son muy listos, yo tenía una igual y sabía lo más grande". Y claro, yo qué digo? Que la mía es tonta? Tonta, rara, asocial, cagona, y encima probablemente la pobre está encerrada en un cuerpo que no le corresponde. En fin, tampoco hay que ir dando tantas explicaciones a la gente. Te callas y ya está. Es como si te sale un hijo al que le gusta leer libros de verdad, de papel, de los que no se limpia la pantalla con una toallita. Pues te callas, bajas la cabeza cuando se habla de hijos y ya está. Tampoco lo vas a exponer al escarnio.

Siento que la estoy traicionando al contar todas estas intimidades suyas. Siento que la estoy arrojando a los pies de los caballos al hacer públicas todas sus taras mentales. Pero me consuela saber que este blog en realidad lo leen cinco pringaíllos que tampoco están mucho mejor de la cabeza que mi Bimba. Puede que incluso encuentre aquí cierta empatía.  No sé, tal vez algo de sororidad perruna.

Este post va a estar muy chulo, pues va del bulo del culo

Probablemente estaréis todos enterados de lo que se ha dado en llamar popularmente "el bulo del culo".

Por si no lo estáis os cuento:

Tenemos a un chaval gay que vive en Malasaña, que tiene ciertas tendencias sadomasos y un día le da por querer vivir su particular "50 sombras de... ". Pues bien, resulta que al muchacho la cosa se le va un poco de las manos y aparece con un tatu hecho a navaja en el culo en el que pone bien alto y bien claro "maricón". En fin, vamos a suponer que el chaval y sus acompañantes igual estaban un poco puestos de alguna sustancia que les hizo perder un tanto el oremus.

Total, que el chico tiene novio, y cuando llega a su casa se da cuenta de que su bonito tatu lo va a ver su novio sí o sí. Y claro, cómo le explicas a tu novio una cosa así? Pues fácil, metiéndole una trola. Qué trola? Pues yo qué sé! Algo como que unos cuantos encapuchados te han acorralado en el portal de tu casa y te han agredido tanto física como verbalmente, y no contentos con eso te han grabado en el culo lo de "maricón". El hecho de que esto ocurriera en un barrio tan transitado como Malasaña,  a las cinco de la tarde de un domingo en un portal en el que no deja de entrar y salir gente a todas horas, pues a él no se le ocurre que pueda ser un inconveniente. Podemos pensar que muy listo tampoco parece que sea, pero démonos cuenta de que lo que menos pensaba ese muchacho en ese momento era en que que la policía se iba a poner a investigar lo suyo a tope, que se iba a enterar toda España y que se iba a convertir en la musa favorita del colectivo LGT... Pobre chaval, qué penilla! Es que cada vez que pienso en él se me parte el alma.

Claro, el novio, al saber lo de la agresión, le dijo de ir a denunciar de inmediato. Por lo visto el muchacho se resistió e intentó quitarle importancia al asunto (ayyyyyyy qué penita de hijo!), pero fue inútil. Estaba destinado a convertirse en icono pop de la lucha contra la homofobia. Con todo el dolor de su corazón fue a poner la denuncia, supongo que esperando que no le hicieran demasiado caso y terminar con la historia cuanto antes mejor. No me digáis que su ingenuidad no es conmovedora. Desde aquí quiero decir que soy muy fan de X, llamémosle así, porque el castigo político, social y probablemente personal que ha recibido no es en absoluto proporcionado con lo que ha sido su "desliz". Las 50 sombras han hecho muchísimo daño, joder! Me encantaría darle un gran abrazo de mamá osa y decirle "ea ea ea"!

Me lo imagino, al principio aterrorizado ante la posibilidad de que su novio se enterara de los cuernos; después más aterrorizado aún ante la policía soltando la gran trola, soportando el interrogatorio sobre los detalles y haciendo de tripas corazón tratando de imaginar algo medianamente creíble; y por último, en el colmo el terror, el estupor, la incredulidad, cuando ve que lo han convertido en bandera de la causa, que el Gobierno interrumpe el Consejo de Ministros para anunciar la inminente creación de una comisión especial contra los delitos de odio a consecuencia de la intolerable agresión en Malasaña!!!!! Ayyyyyy, pobre X, malhadada criaturita! Se puede tener más mala follá? Y nunca mejor dicho.

Poco tardó el buitrerismo político, mediático y chiringuitero en aprovechar la desgracia de X como baluarte de la causa. Recuerda un poco la cosa a aquello de las cartas amenazantes con balas cuando la campaña electoral madrileña, esa carta que blandió una de las candidatas socialistas como paradigma del odio auspiciado por la derecha, cuando luego resultó ser obra de un pobre señor que en su demencia se dedicaba a mandar cartas de ésas a medio mundo. Si había puesto hasta el remite el hombre!

En fin, la cuestión es que el desventurado X ha sido víctima de todo ese buitrerismo ideológico, mediático y político, y hoy en día es un apestado, precisamente por no haber sido realmente agredido. Dudo mucho que haya algún gay más odiado hoy en España, y no precisamente por los homófobos, sino por sus iguales. Si de verdad lo hubieran acorralado, insultado y grabado esa palabra ominosa en su culo contra su voluntad hoy sería un héroe, un mito, un dios. Supongo que a estas alturas, además de querer que se lo trague la tierra, como confesó todo avergonzado a una reportera, tiene que estar machacándose a sí mismo, deseando secretamente haber sido en verdad víctima de algo tan horrible como lo que denunció.

Qué duda cabe de que toda esta historia tiene un punto esperpéntico, pero también terrorífico. Fue filtrarse a la prensa la noticia de la agresión (estas cosas siempre se filtran al instante, no se sabe muy bien por quién) y llenarse las redes sociales de gente toda histérica exigiendo condenas inmediatas. Los políticos de izquierdas apareciendo al instante midiéndose el alto, largo y ancho de sus condenas unos con otros. Ya digo, el propio Consejo de Ministros interrumpiendo la reunión para anunciar lo de la Comisión del Odio. Unos y otros acusando de lo ocurrido al discurso de odio de la derecha, especialmente del partido Vox. Acusando a la presidenta madrileña de no salir inmediatamente en defensa de la comunidad lgt... (Cri cri cri, onomatopeyeaba la representante de Más Madrid aludiendo al ominoso silencio de Ayuso respecto a los sucesos de Malasaña). Luego Ayuso, Abascal, Casado y toda la peña derechoide colgó su correspondiente tuit de condena enérgica, pero ya era demasiado tarde. Hoy en día si no pones un tuit de condena en el minuto uno ya eres un tipo sospechoso. Qué digo uno, menos uno! Lo suyo es incluso adelantarse a los acontecimientos y condenar a priori todo lo que pueda suceder en el futuro, por si acaso.

En fin, todo esto me parece tan surrealista que me resulta muy difícil describir una realidad que se parodia a sí misma.

Poca gente habrá en el mundo que le tenga más aversión a la homofobia que yo. Muchos sabéis que el primer gran trauma de mi vida fue el suicidio de mi hermano en los años 80; mi hermano, que era homosexual en unos tiempos en los que era muy difícil serlo. En una época en la que salir del armario suponía enfrentarse a un mundo muy hostil. Mi hermano padeció incomprensión social,  burlas en el colegio, y hasta dentro de nuestra propia familia hubo quien nunca lo supo entender. Al final todo ese cúmulo de cosas lo llevó a una depresión de la que no supo o no pudo salir. 

A lo largo de todos estos años, cada vez que he visto un nuevo avance social para los gays (lgt...) me he dicho muchas veces a mí misma: qué pena que él no hubiera aguantado un poco más y hubiera podido ver todas estas cosas. Llevar una vida normal, salir de la mano con sus novios, presentarlos en casa, besarse en la calle, casarse si quisiera, formar una familia, tener hijos... Mil veces me he cabreado por lo que se ha perdido.   

Y ahora me encuentro a un montón de majaderos diciendo que éste es un país homófobo, que aquí antes se vivía estupendamente siendo gay pero que ahora es una pesadilla. Que viven aterrorizados sin atreverse a salir de sus casas ante el temor de ser atacados por bandas de fanáticos. Pero qué me estás contando?

Somos según todas las encuestas el país del mundo en el que la diversidad sexual está más aceptada socialmente. En el que los homos, trans, bi, etc., tienen más derechos reconocidos, prácticamente los mismos derechos que los heteros. Que habrá gente homófoba? Seguro que sí. Pero mucha menos que en ningún otro sitio, y además se exponen a penas muy duras porque afortunadamente las leyes protegen a los colectivos "marginales". 

Decir que éste es un país homófobo hoy en día es una majadería. La misma que estos asustaviejas se traen con las tías. Ese feminismo rancio según  el cual en este país las mujeres vivimos acojonadas. Si salimos a la calle nos jugamos el pellejo, los hombres nos acosan con su lascivia, nos agreden con sus miradas ávidas de deseo,  vamos cagadas de que nos puedan violar en cualquier momento, en cualquier esquina, en cualquier festejo nacional, local o vecinal. Es una agresión constante, nos están matando, es un terrorismo machista insoportable, los feminicidios se suceden y una no está segura en ninguna parte. No nos dejan vivir!

Pero esta gente de qué coño va?  De qué país están hablando? De dónde sacan todo ese victimismo absurdo, ese catastrofismo, esa visión terrorífica de la realidad?

Afortunadamente no vivimos en un país en el que bandas homófobas organizadas vayan por la calle agrediendo maricones y grabándoles insultos en el culo. Esto, que debería ser un motivo de satisfacción tras saberse que la denuncia del infeliz X era falsa, parece haber sido un tremendo palo para los carroñeros que se arrojaron a devorar con avidez la noticia para alimentar su discurso tremendista. Como dice con tremenda lucidez el amigo youtuber UTBH (Un Tío Blanco Hetero), "En España la demanda de odio es infinitamente mayor que la oferta". 

Parece que hay gente más interesada en que haya realmente ese odio, que salgan de todas partes grupos de salvajes dispuestos a ir por ahí apalizando gays, que dispuesta a aceptar que vivimos en un país bastante aceptable en términos de tolerancia a la diversidad. Por supuesto que no podemos permitir pasos atrás, en eso estamos todos de acuerdo. Pero hombre, de ahí a dibujar un panorama aterrador, poco más o menos como si esto fuera Afganistán, una pesadilla para los gays, para las lesbianas, para los trans... Joder, si mi hermano hubiera podido ver este país hoy! Si remotamente se lo hubiera podido imaginar, estoy segura de que hoy seguiría vivo. Habría flipado. 

En fin, volvemos al principio. A X, al poco afortunado aprendiz de las "50 sombras"; el que iba un poco puesto y en pleno calentón dejó que le grabaran cositas sin acordarse de que luego le tendría que enseñar el culo a su novio; el que para no tener que contar la sencilla verdad de unos cuernos terminó convirtiéndose primero en falso ídolo de masas y luego en paradigma de la vergüenza y el oprobio. El que ahora sólo quiere que se lo trague la tierra, desaparecer, hacer chas y esfumarse.

Sólo espero que su novio le haya perdonado. Y que sus amigos y su familia le cuiden y le den todo ese calor que va a necesitar para compensar el hielo social que sin duda sentirá sobre su nuca. El desprecio, la condena, las miradas de asco por no haber sido realmente apalizado en su pequeño portal de Malasaña. 

Ánimo, X. Todo esto pasará, ya lo verás. Si crees que tú estás tarado, ellos lo están mucho más. Venga, un abracito!

Ps. Ya si eso otro día os hablo de las Devermut y su denuncia falsa por lesbofobia al pub de Conil, que también tiene su puntito. Hermana, yo sí te creo.

lunes, 6 de septiembre de 2021

Castigada en Twitter

Este finde Twitter me ha castigado sin poder escribir ni retuitear ni dar likes ni nada.

Os cuento, a ver qué os parece.

Ya os he comentado alguna vez que ahora mismo hay una guerra abierta entre la marea fucsia y la marea azul, que todos los días son Trending Topic. Las unas son las partidarias de Rociíto y las otras son sus detractoras y al mismo tiempo simpatizantes de la familia Flores Moreno, o sea, de los hijos de Rociíto.  Yo no pertenezco a ninguna de ellas propiamente pero sí es verdad que me identifico mucho más con los defensores de los hijos, porque aparte de que me molestan enormemente los juicios paralelos televisivos, es que las tías de la marea fucsia son una panda de locas de mucho cuidao, que consideran machistas abominables a todos los que pongan en duda mínimamente el relato de su ídola. Por no hablar de que utilizan un lenguaje paralelo como de secta demencial: "el ser", "el padre impío", "la niña poseída"... en fin, de verdad, están muuuu locas.

Pues bien, resulta que estoy hablando con una de la marea fucsia y le paso un enlace de un youtuber que se llama Lapidario en el que se recogen un montón de barbaridades que muchas locas de éstas, fans de su madre, le escriben a la pobre Rocío Flores. La verdad es que es terrorífico cómo están las cabezas. Por si tenéis interés os paso el enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=qEYgoYUfoBk

En fin, muchas salvajadas. La cuestión es que le paso la página a esta señora y le pregunto qué le parece que gracias al docudrama de Rociíto a su hija le estén lloviendo este tipo de cerdadas por parte de las seguidoras de su madre. Y la tía me contesta algo así como que barbaridades se dicen en todas partes y que a llorar a la llorería. Me viene a justificar todos esos insultos e incluso deseos de muerte y barbaridades así con el argumento de que en Twitter eso es más o menos normal.

Entonces yo le contesto lo siguiente:

"No, no todo el mundo va por Twitter llamando a la gente morsa, foca o diciéndole "ojalá te mueras", y me parece muy triste intentar justificar esa sarta de burradas con un argumento tan pobre".

Bueno, pues no os lo perdáis! Éste es el tuit por el que me han castigado.

Supongo que tienen un algoritmo que detecta palabras prohibidas, y al captar lo de "morsa, foca, ojalá te mueras", da por sentado que yo le estoy diciendo eso a alguien. 

Me dan la opción de que alegue o de que sencillamente borre el tuit, avisándome de que la alegación puede tardar días en resolverse. Bueno, vale, borro el tuit y me dejo de complicaciones.

Y escribo otro tuit en el que no haya lugar a confusiones algorítmicas:

"No, no todo el mundo va por twitter insultando brutalmente a la gente ni deseándole la muerte ni desgracias de distinto pelaje, y me parece muy triste intentar justificar esa sarta de burradas con un argumento tan pobre".

Pues bien, mando mi tuit reelaborado, y de momento me sale otro mensaje en el que me dicen que estoy castigada ya todo el día por este nuevo tuit, y esta vez ni me dan oportunidad de borrarlo ni nada. Supongo que ya me consideran reincidente, porque he intentado responder de nuevo, así que no tengo ni el beneficio de la retractación.

Qué os parece? Todas esas depravadas soltando auténticas marranadas a la chica esta y voy yo y critico esta práctica lamentable y a la que castigan es a míiiiiiiiiii!

Estoy de algoritmos imbéciles hasta el coño.  De interactuar con máquinas que no se enteran de nada. A ver cómo le explicas tú al algoritmo de los cojones que no estás diciendo lo que él cree que estás diciendo, sino que estás reprochando a la gente que sí lo dice de verdad.

En fin, me he tirado todo el finde despotricando de Twitter, jurando y perjurando que me piro de un sitio tan lleno de gilipollas y gestionado por una máquina borderline.

Luego, cuando me han avisado de que ya podía volver a tuitear resulta que ya tenía un montón de respuestas de otra mucha gente que a su vez requerían respuesta inmediata por mi parte.

Total, que otra vez estoy ahí discutiendo con piradas de la secta fucsiana. No tengo palabra ni dignidad ni honor ni nada. No hace falta que me lo digáis, lo sé.

De hecho escribo este post en plan autoflagelo.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Afganistán

A estas alturas supongo que el que más y el que menos está al tanto de la gran cagada con la que ha terminado la prolongada intervención occidental en Afganistán. Tras 21 años de ocupación, miles y miles y miles de millones invertidos en el intento de crear una especie de alternativa de sociedad medianamente "democrática", ingentes esfuerzos en formar un ejército, organizar instituciones, regular una legislación mínimamente civilizada... al final los talibán han recuperado el poder y todo el mundo ha tenido que salir de allí cagando leches. Este fracaso sin paliativos tendría que hacer que nos planteáramos muy seriamente hasta qué punto es posible intervenir en culturas tan diferentes e intentar inocular la democracia en países no preparados como si fuera una vacuna.

Por lo pronto lo que más parece horrorizar al mundo occidental de todo este desaguisado es el tema de las mujeres afganas. No es ningún secreto en qué condiciones vivían durante el dominio talibán y hay pocas esperanzas de que su situación pase a ser mucho mejor ahora que han recuperado el poder. Surge en nuestros civilizados países un afán desesperado por "salvar" a las mujeres afganas. Como si esa situación de opresión insoportable fuera exclusiva de ellas. Nos olvidamos de las iraníes, las saudíes, las sirias... Los países del mundo en los que las mujeres están oprimidas son incontables.  La cuestión que debemos plantearnos es: estamos en condiciones de salvar a todas esas mujeres cuyos países se rigen por la sharía y en los que se violan sistemáticamente los derechos humanos, no sólo de las mujeres, también de homosexuales, niños, etc.? Por si todo esto fuera poco tenemos las delirantes declaraciones de la aún más delirante ministra de Igualdad acerca de la opresión heteropatriarcal que sufrimos las féminas tanto en Afganistán como en nuestros países. En fin, esta mujer siempre me deja sin palabras.

Pero cucha, al Islam ni tocarlo! El problema de fondo aquí es el puto heteropatriarcado de los cojones. El hecho de que haya países que se rigen por el derecho islámico, en los que las leyes vienen determinadas por unos principios religiosos que se remontan a siglos atrás, en los que los tribunales de justicia son tribunales islámicos... eso no es ningún problema. Eso hay que respetarlo porque hay que ser tolerantes con el multiculturalismo, las costumbres de los pueblos y la diversidad de formas de entender el mundo, oye. El heteropatriarcado, ése es el culpable de todo. 

Y luego está el espinoso asunto de los refugiados. Ya he hablado de este tema en otras ocasiones. Claro que cualquier persona de bien quiere salvar a cuanta más gente posible de ese desastre. Pero podríamos hacerlo con un poquito de sentido común, por favor? Podríamos analizar seriamente a cuántos refugiados estamos en condiciones de acoger en cada país? En qué condiciones? Quiénes tendrían prioridad? Cómo se selecciona a quién sí y a quién no? Podríamos dejarnos un ratito de demagogias para enfrentarnos a la realidad de un país en crisis, con muchísima gente que no tiene trabajo, ni vivienda, ni futuro? En el que los servicios sociales no dan abasto. Colas del hambre, pensiones en riesgo, pobreza energética tutiplén... Estamos en condiciones de garantizar una vida digna a esas personas a las que nos traemos? Un trabajo, una vivienda, una integración. O nos los traemos sin más, y ya si eso los dejamos que se busquen la vida? Presiento que nada de esto es tan sencillo como decir "venga, que donde caben 500 caben 500.000, qué coño"! Y presiento también graves conflictos sociales que no sabemos por dónde pueden salir ni en qué manos con pocos escrúpulos pueden terminar. 

En fin, parece que todos tenemos muchas ganas de arreglar el mundo, pero en algún momento alguien va a poner el dedo en la llaga? El problema somos nosotros o son los regímenes radicales, totalitarios y fanáticos en los que se desarrollan estos sistemas? Cómo pueden convivir nuestros países, con sus más y sus menos en cuanto a calidad democrática, pero democrática a fin de cuentas, con esos otros regímenes basados en leyes medievales, incapaces de reconocer ni uno solo de los derechos universales por los que se rigen nuestras sociedades? Creo que ésta es la primera cuestión que tenemos que resolver. En este planeta coexisten sociedades plurales, abiertas y basadas en los derechos humanos y sociedades que no sólo no viven bajo esos principios, sino que pretenden acabar con ellos y expandir su particular modo de entender el mundo, bajo los designios de una religión concreta que para ellos es la única y verdadera.  Cómo pensamos afrontar esta realidad? Desde el respeto y el tratamiento de tú a tú? Desde la confrontación irreconciliable? La respuesta a esta pregunta es la que determinará el futuro de la humanidad. Vamos a dejarnos de tonterías, de flowerpolladas y de flipes y a poner las cartas sobre la mesa.