Madre mía, no escarmientan con la Rociito. Después de cargarse prácticamente Mierdaset con sus dos docubodrios, el de poner verde a su ex y a sus hijos y el de poner verde a la familia de la madre, ahora se quiere cargar la tía la televisión pública, y encima le dan cancha los muy cenutrios.
Creo que ya he hablado aquí alguna vez de la maldición del Gusiluz. Esta es una teoría de la youtuber Maica Vasco, que defiende la tesis de que por donde pisan Rociito y su marido, el gusano luminoso Fidel (ser de luz, que lo llama ella) no vuelve a crecer la hierba. Como Atila, el famoso rey de los Hunos, os acordáis, no?
Pues es que es un hecho cierto que fue aparecer Rociito por Telecirco, la cadena amiga, y empezar aquello a hacer aguas por todas partes. Con su documental seriado para intentar demostrar que había sido maltratada psicológicamente, supuestamente para que algún juzgado reabriera su caso, no solo no consiguió convencer a casi nadie sino que de paso la gente empezó a sentir una repulsión absoluta por la cadena, que hasta entonces había sido líder absoluta de audiencias, y además para más inri consiguió también que la justicia archivara definitivamente sus demandas y la mandara al peo absoluto del que nunca debió haber salido.
Luego aprovechó el contrato multimillonario para montarse otro documental, este con el fin de abochornar al máximo a su familia materna, al marido de su madre y a sus hermanos de adopción. En definitiva, como muy bien rebautizó la docukaka Maica Vasco... "Rocío, contar mentiras para pagar a Hacienda". Porque no era ningún secreto que la tía tenía un montón de deudas con la Hacienda Pública y que con lo que Mierdaset le pagó por los dos seriales lacrimógenos se puso al día.
En fin, que la señora, con sus modales chulescos y prepotentes, consiguió echar a buena parte de la audiencia. Desde su paso por el canal la gente comenzó a darle al mando en cuanto aparecía su jeta por la pantalla, o la de algunos de los que más la habían apoyado en su cruzada cuasi pornográfica, gente como Carlota Corredera o Jorge Javier Vázquez. Tanto es así que en cuanto se comprobó el rechazo social y la fuga masiva de espectadores Corredera fue apartada de la cadena y Vázquez relegado a los depósitos de la cochambre a la espera de que apareciera algún producto de saldo que darle, puesto que tenía contrato blindado para otros dos años.
Desde entonces la cadena le echó la cruz a Rociito y a toda su familia. Veto absoluto. No se podía ni hablar de ellos ni poner imágenes. Y claro, la señora fue echando la caña por ahí, a ver quién picaba. Y mira tú por dónde quién la ha ido a recoger. Televisión Espantosa, como muy bien la definió en su día (fue un error, pero lo bordó) la propia Rosa María Mateo, a la sazón directora del ente público.
Televisión Espantosa recuperó a Rociito para un programa el día de la mujer, el 8 de marzo, para hablar del maltrato de género. A ella, una mujer que como no consiguió jamás que la justicia (ocho señoras juezas, con to su chocho por cierto) la reconociera como mujer maltratada, intentó colar la impostura usando la telebasura como aliada. No había mujeres maltratadas en el mundo, que había que llamar a Rociito como representante del colectivo. Fue Julia Otero la que la llevó a su programa para tratar del asunto. No es que hubiera tenido demasiado éxito Otero en esta nueva aventura televisiva, pero es que el día que fue Rociito hizo un 6% de audiencia. En prime time!!!!!! Vamos, en hora punta. Para los que no entendéis del tema, eso es en la práctica seis viejas pellejas despistadas viendo la tele.
En definitiva, fracaso absoluto. No hace falta ser ningún lince para darse cuenta del rechazo que esa mujer provoca en la gente. Lo que ha hecho con su propia familia, con sus hijos, con la familia de su madre, con todo el que no le ha llevado la corriente en su periplo vengativo, ha hecho que su cara, que de por sí siempre ha resultado antipática para el público, también por su pasado como nini hija de mamá que nunca había dado palo al agua... todo eso ha conseguido convertirla en una especie de amuleto de la desgracia. La tía es aparecer y la gente correr. Los mandos a distancia vuelan en las manos del televidente. Muchos prefieren morir incluso antes que verla en sus pantallas desequilibrando la paz hogareña.
Y ahora la han vuelto a contratar para un talent culinario que va de hacer pasteles. A ella; a Ana Boyer, la hija de la Preysler; a Terelu, otra hija de; a Alba Carrillo, ex de varios ex... En fin, a otro montón de nininanas que por lo visto los nuevos directivos de la televisión pública consideran personajes muy edificantes. No sé con qué criterio han contratado a esta panda, pero sí sé que en su día Irene Montero, Ione Belarra, Ángela Rodríguez Pam y el propio presidente Sánchez se erigieron en valerosos defensores de la causa Rociitesca. Y en fin, todos sabemos quién designa a los directivos de la tele pública. Blanco y en botella. Que a Rociito la hayan recuperado en esta cadena, desgraciadamente pagada con nuestros impuestos, no es casualidad.
Por lo pronto ayer le hicieron un homenaje, de nuevo en prime time, a su madre (por cierto, desde aquí, pobre Rocío Jurado, para lo que ha quedado semejante gran artista con todos estos turbios tejemanejes). Rociito fue la única representante de la familia que acudió. Lógicamente, puesto que no se habla con el resto. O iba ella y nadie más, o iban los demás y no iba ella. Y de quién depende la fiscalía? Pues eso.
Un 8% hizo de audiencia. Vamos, 8 viejas. Y previamente ese mismo día hubo incendio en Torrespaña y tuvieron que cancelar varios programas en la cadena. La maldición del Gusiluz no descansa. Tutankamon a su lado es pura broma.
Y esto es lo que tenemos. Una cadena pública de televisión recogiendo excrecencias de este pelaje y nosotros tragando y tragando con las enormes tragaderas que hemos ido adquiriendo al cabo de años y años de ensanchamiento gargantil. 28 directores de RTVE que cobran 106.000 euros al año, 54 directores de área que cobran 86.000 y 88 subdirectores que cobran 70.000. Quién los pillara, eh? Esos estupendos impuestos que pagamos religiosamente para mantener la sanidad y la educación públicas, además de otros servicios necesarios, destinados a mantener a todos estos parásitos y a petardas como Rociito y demás troupe de nininanas. En torno a los 400.000 euros va a costar cada programita de los pastelitos.
Quién da más, amigos? Se abren las apuestas.