Yo de toda la vida he sido muy de "mírame y no me toques".
A ver, me explico. Que siempre me ha gustado mucho que me miren y muy poquito que me toquen. Vamos, que tengo un puntito exhibicionista importante, pero que soy poco propensa al sobeo, al toqueteo y el besuqueo de proximidad.
A mí mandar besos por guasap me encanta, pero en vivo y en directo... Ayssssss, me da mucho repelús. En este aspecto la pandemia me ha venido genial, lo reconozco, porque invita poco al roce. Yo en esta crisis sanitaria estoy disfrutando mucho de las medidas de seguridad impuestas por las autoridades; es más, no me importaría que se quedaran para siempre, no lo voy a ocultar.
En fin, a lo que voy: que una amiga de una amiga de una amiga me ha contado que otra amiga hace trabajitos como dómina. Por lo visto tiene clientes que van y le limpian la casa mientras ella hace punto de cruz y de vez en cuando les insulta y les da un azotillo en el culete.
Joder, qué chollo! Ese curro es ideal para una "mírame y no me toques" como yo! Además, mi casa necesita tanta limpieza! Por no hablar de los arreglos. Las puertas se caen a pedazos, la cocina necesita un completo de arriba abajo, los armarios llevan siglos sin arreglarse. Y esa manita de pintura que llevan esperando las paredes desde hace 15 años que me mudé?
Yo el punto de cruz concretamente no lo trabajo, pero puedo perfectamente leer o hacer crucigramas o incluso escribir en mi blog mientras le hago a alguien el favor de dejar que me arregle la casa. No me importa dejarme mirar mientras me hace los arreglillos caseros, ya digo que mi punto exhibicionista está ahí. Puedo incluso hacerlo en bikini o con lencería fina. Mientras no me toquen yo no tengo problema.
Tampoco le hago ascos a lo de dar azotitos en el culo, o donde encarte. No pongo obstáculos si de vez en cuando tengo que dejar de hacer lo que esté haciendo para dar una palicilla. Mi única línea roja es la distancia de seguridad, digamos a un metro mínimo. Pero me apunto a toda clase de puteos de ésos que les gustan a los masocas. Puedo pinzarles los pezones, las orejas, los huevos, meterles la cabeza en bolsas del Piedra, ponerles un collar de pinchos en el cuello... Mientras a mí no me duela, si a ellos les duele y les gusta, yo encantada.
Lo veo como un intercambio interesante. Por ejemplo, pintura del salón a cambio de unos 25 latigazos con fusta de cuero y mucha mala leche. O bien para fetichistas, paseo a la cocina en ropa interior con contoneo de culo a cambio de... limpieza de horno, nevera y extractor de humos. Para simples mirones podría hacer una oferta de dejarme observar mientras me depilo las cejas, me pinto las uñas y me pongo una mascarilla de aguacate en la cara.... ese pack a cambio de limpiar las rayitas de los azulejos del baño, revisar la fontanería y echar silicona en las juntas de la bañera.
No sé, igual me estoy pasando un poco de generosa, no? Cómo lo veis? Y si sacara abonos? Y ofertas de temporada? Le veis futuro a este negocio?
Ps. También puedo dejar que me hagan la pedicura los fetichistas de pies. Pero con guantes. Y nunca por menos de un barnizado completo de puertas.
Ego puro y duro.
ResponderEliminarMaravilloso puro ego.
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