Hoy me apetece hablaros de mi ático.
Poca gente sabe que tengo un ático. Probablemente porque mío, mío, lo que se dice mío sólo lo es en mi imaginación. Pero la realidad es que en el fondo es mucho más mío que de sus legítimos propietarios, quienes quiera que sean.
Mi ático ocupa prácticamente todo el edificio en el que está asentado. He mirado los porterillos. Hay cuatro pisos por planta, excepto en el ático, que hay dos. Los pisos son bastante grandes, cada uno tiene al menos cuatro grandes ventanales, que se vean desde la calle. Las de los del ático no se ven porque dan a la enorme terraza que rodea todo el edificio, una terraza con abundante vegetación, una especie de jardín de las delicias en medio de la ciudad.
Paseo cada día por los alrededores de mi ático, mirándolo desde mi minúscula peatonalidad. Paseo con la cabeza levantada, lo rodeo, lo miro y lo remiro, y sueño con que estoy ahí arriba, mirándome a mí misma desde las alturas. Pienso qué pensaría si estuviera allí realmente. Me daría pena esa mujer que lleva de la correa un perrillo y que admira mi precioso y florido ático?
He decidido que los dos pisos del ático forman uno solo. A fin de cuentas, como en mi mente es mío, puedo diseñarlo como me dé la gana. Es un enorme doble piso rodeado de plantas por todos lados. Lo tengo pefectamente distribuído y amueblado, no le falta un detalle.
De momento no lo conozco, pero sé que lo conoceré algún día. Hay distintas variantes en la forma en que lo conozco. Mi favorita es la siguiente:
Un día voy paseando por la calle con mi perra y se me acerca un señor, mayor y muy elegante, y me dice que lleva mucho tiempo observando mi interés por el ático. Me informa de que es el propietario y me pregunta si quiero subir a verlo. Como no me fío de él le digo que no suelo ir a casas de desconocidos, pero me dice que no importa, que cuando quiera puedo subir a visitarlo con alguien de mi confianza. Me da su teléfono y, efectivamente, subo un día con mi hija. Resumiendo, este señor es homosexual (no estoy interesada en mantener una relación erótica) y hace poco perdió a su marido. Se siente solo y le gustaría vivir con alguien. No es muy hablador ni le gusta la gente muy habladora (lo contrario sería implanteable en mi fantasía); sólo quiere alguien que le haga compañía. Le gustan las pelis y series en versión original, le encanta Woody Allen, es muy culto y refinado, cocina genial, y es un magnífico gourmet. La casa es muy grande, os recuerdo que son dos pisos unidos; él ocupa un ala y la otra sería entera para mí. Por supuesto puedo salir y entrar todo lo que quiera, él sólo necesita una compañera de piso, y ya que ha visto que estoy tan enamorada de su ático cree que soy la persona ideal para ese puesto. Y así es como me instalo en el ático.
Este sueño tiene distintas variantes. Al señor lo conozco en distintas circunstancias, a veces en la calle, otras en el trabajo, etc..., pero el final es el mismo. Yo me mudo al ático. Y con el tiempo parte de mi familia se va instalando en el mismo edificio. Da la casualidad de que el constructor es su hermano y por eso le regaló toda la parte superior. Cuando en la segunda planta una pareja decide vender su piso la compradora preferente es mi hija, que para entonces tiene un buen trabajo estable y no tiene problemas para conseguir una hipoteca, porque además se lo dejan a precio de ganga. Los locales de abajo están todos libres y ésos se los quedan mis hijos para montar un gimnasio enorme que ocupa toda la parte inferior del edificio. Ea, pues ya estamos en mi sueño todos instalados. Yo en los altos, mi hija en los medios y los niños en los bajos.
Tengo que reconocer que mi amigo, el señor encantador y maravilloso gourmet, nos ha ayudado un poco. Con el tiempo prácticamente nos ha adoptado a todos y como está forrado y no tiene herederos directos no le importa invertir parte de su inmensa fortuna en su nueva familia.
Yo cada mañana me levanto y hago gimnasia en la terraza de mi ático mientras veo amanecer. Como el jardín rodea el edificio veo amanecer y atardecer, porque por un lado veo la Sierra y por el otro el río y la campiña. Veo prácticamente toda Córdoba desde mi terraza.
A veces invito a mis amigos y a mi familia al ático a comer o a tomar algo. En verano lo hacemos por la noche, que corre un fresquito increíble. En invierno quedamos a almorzar en una especie de invernadero que hemos habilitado, en el que se está muy calentito sin necesidad de calefacción ni nada.
El señor encantador es, como su propio nombre indica, encantador. Habla poquísimo y le encantan estas visitas porque le sirven para hacer un poco de vida social. Además como le gusta tanto cocinar delicatessen siempre nos prepara unos menús degustación que nos chupamos los dedos. Tiene además una bodega de vinos superbuenos, no le falta un detalle.
En fin, somos todos tan asquerosamente felices que realmente damos ganas de vomitar. Pero nadie nos envidia porque a todo el mundo le gusta visitarnos y se lo pasan genial en nuestra terraza.
Por supuesto, en cuanto todo esto haya ocurrido estáis todos invitados a mi ático. El señor encantador, al que todavía no le he puesto nombre, os va a caer genial. Y ya veréis las croquetas de boletus que hace. Mmmmmmmm!!
Ps. Podría llamarse Beltrán. Es un nombre que le va muy bien a un bon vivant, no os parece?
lunes, 20 de julio de 2020
jueves, 16 de julio de 2020
Mascarillas
MARZO Y ABRIL
Fernando Simón: La mascarilla no sólo no es necesaria, es incluso contraproducente. Crea falsa sensación de seguridad, la gente deja de respetar la distancia social, que es la mejor medida de prevención posible contra el virus. Y además las personas que no están acostumbradas a usarla se tocan constantemente la cara y es peor el remedio que la enfermedad. Es absurdo hacer acopio de mascarillas porque únicamente son útiles para las personas ya contagiadas. El resto no las necesitan. Distancia de seguridad de 2 metros e higiene de manos. Ésas son las dos claves para evitar contagios.
MAYO
Fernando Simón: La mascarilla puede ser útil cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad. Es conveniente su uso en transportes públicos y en general en lugares cerrados. En absoluto tiene la menor utilidad en espacios abiertos porque está demostrado que el virus pierde su poder de contagio al contacto con el aire en cuestión de segundos.
JUNIO
Fernando Simón: La mascarilla es obligatoria en sitios cerrados y en espacios abiertos en los que no se pueda mantener la distancia social mínima de 2 metros.
JULIO
Decretos autonómicos: Mascarilla obligatoria incluso en lugares abiertos y aunque haya distancia de seguridad.
................................................................................................................................................
Creí a pies juntillas a Fernando Simón cuando al principio de la pandemia hizo aquellas primeras declaraciones sobre la inutilidad de la mascarilla. Además me parecía lógico y totalmente razonable. Era verdad, la gente podía sentirse demasiado segura y empezar a desbarrar, a juntarse, a acercarse demasiado, a sobarse, etc. Aparte de que es evidente que los que no tenemos costumbre de usarla nos pasamos todo el rato subiendo y bajando la mascarilla, asomando la nariz un poco para poder respirar, ajustándola, comprobando que está bien puesta.... al final te tocas mucho más la cara que cuando no la llevas.
Total, que me lo creí. Y durante el confinamiento, sólo en plan entretenimiento, me hice unas cuantas mascarillas superfashion con pañuelos del pelo de distintos colores, para estar mona y segura cuando iba al super o a la panadería. Por supuesto la llevaba en la muñeca y sólo me la ponía a la hora de entrar. El resto del tiempo, distancia de seguridad y punto.
Entre tanto aprendíamos sobre mascarillas y demás artilugios protectores como si estuviéramos haciendo un máster en Epidemiología. En la tele, en la radio, en las redes, en todos los medios nos informaban diariamente de las ventajas de unos modelos u otros. Se establecieron clasificaciones varias, descubrimos que había mascarillas solidarias e insolidarias, según sirvieran para proteger a todo el mundo o sólo a ti, jodido egoísta. Incluso algunas empezaron a tener muy mala prensa porque al parecer tenían una válvula por la que si tú tenías el bichito lo ibas propagando como si llevaras un aspersor incorporado. Ésta era sólo apta para malos muy malos.
Eso sí, todos los que nos informaban puntualmente lo hacían a cara descubierta. En la tele los tertulianos, los opinadores, los expertos, los sanitarios, nos ilustraban sobre todos los aspectos de la pandemia. Sentados tan ricamente en los platós (lugares cerrados), respetando (o no) la distancia de seguridad de 2 metros, iban desfilando por la pantalla contándonos los beneficios de la mascarilla... sin ponerse jamás una puta mascarilla.
Ferreras de lunes a viernes se levantaba de su sempiterna silla y pedía a un experto que le explicara el uso correcto de la mascarilla. Cristina Pardo el finde llevaba a su experta correspondiente, una señora muy simpática con el pelo morado, que volvía a explicar en riguroso directo todos los pasos a seguir para ponerse y quitarse la mascarilla. Las noches de los sábados Iñaki López en la Sexta Noche juntaba a un grupo de 8 expertos sentados en círculo (por supuesto sin mascarilla) mientras él de pie en el centro (también sin mascarilla) iba lanzando pequeñas gotículas de saliva a diestro y siniestro a la par que todos ellos nos iban explicando las múltiples ventajas, incluso la conveniencia, de usar la mascarilla en espacios cerrados.
Poco a poco la necesidad de la mascarilla se iba haciendo más imperiosa. En cada una de sus comparecencias el doctor Simón iba subiendo progresivamente el grado de utilidad de la mascarilla, en relación directamente proporcional al abastecimiento en farmacias y otros establecimientos de venta. Finalmente, a preguntas de la prensa, terminó por reconocer que si desaconsejó con fervor el artilugio en los principios de la pandemia no fue por razones sanitarias sino logísticas. Porque como no había, lo mejor era decir que no servían para nada. Vamos, que los que creímos ciegamente en sus consejos y los llevamos escrupulosamente a la práctica fuimos unos pardillos, porque la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, es la de ahora. Alguna gente le ha premiado haciéndose camisetas con su cara y hasta hay quien se la ha tatuado en la piel. En fin....
Lo de la mascarilla de uso obligatorio en todo lugar público, abierto o cerrado, se le ocurrió una buena mañana al presidente catalán, el iluminado señor Joaquim Torra i Pla. En ningún otro lugar de Europa nadie se había atrevido a una medida tan extrema, además de discutible en cuanto a eficacia real, pero el señor Torra, visionario donde los haya, vio claro que la mejor medida para luchar contra el virus era ésa. Inmediatamente comenzó una carrera entre todos los demás presidentes de Comunidades Autónomas por no quedarse atrás. Dándose patadas en el culo, maricón el último, unos y otras anunciaron su propósito de seguir los pasos del señor Torra, y así en pocos días más de la mitad del país se apuntó a la enloquecida carrera, por más que ninguna autoridad haya sido capaz de explicar hasta la fecha la utilidad de llevar mascarilla en medio del campo si en dos kilómetros a la redonda no hay otro ser vivo al que poder contagiar o del que poder contagiarse.
Y así, mientras las noticias de recientes rebrotes nos hablan de contagios producidos en tumultos y aglomeraciones varias (Ojo al dato, un 60% en celebraciones familiares!!!!), la medida estrella para evitar contagios es obligarte a ti, que desde el minuto 0 has respetado escrupulosamente la distancia social, y has evitado cruzarte o acercarte a otras personas... repito, la medida estrella es obligarte a ti a llevar perennemente la puta mascarilla en la cara, aunque vayas a las 4 de la tarde a 44 grados solo por la calle.
Que la mascarilla es de chichinabo y te la has elaborado tú en casa con un tetrabrik de Don Simón?? Que te pasas el rato subiéndotela y bajándotela y tocándote la cara porque no puedes respirar o porque le quieres dar una calada a tu cigarro?? Da igual, lo importante es que la lleves puesta tapándote la nariz y la boca, porque si no te puede caer un multazo de 100 pavos por la parte más corta.
Eso sí, desde la pantalla de tu tele pasarán cada día un montón de presentadores, políticos, tertulianos y expertos de todo pelaje, cómodamente sentados en platós cerrados y sin rastro de mascarilla, recoméndandote con entusiasmo y ardor guerrero que tú no te quites la tuya ni para cagar, por si acaso el virus traspasa las tuberías del inodoro y te contagia al tirar de la cisterna.
Y eso es lo que hay. Tanto si te gusta como si no.
Ps. Me consta que este post no será muy popular porque, no sé cómo, la mayoría de la gente está superconvencida de que la mascarilla es útil hasta en mitad del desierto sin más compañía que tu camello. Increíble pero cierto. El poder de convicción de los medios es alucinante.
Ps2. Pero si eres de los que crees que todo esto de la mascarilla obligatoria es una soberana majadería, bienvenido a la Resistencia.
Fernando Simón: La mascarilla no sólo no es necesaria, es incluso contraproducente. Crea falsa sensación de seguridad, la gente deja de respetar la distancia social, que es la mejor medida de prevención posible contra el virus. Y además las personas que no están acostumbradas a usarla se tocan constantemente la cara y es peor el remedio que la enfermedad. Es absurdo hacer acopio de mascarillas porque únicamente son útiles para las personas ya contagiadas. El resto no las necesitan. Distancia de seguridad de 2 metros e higiene de manos. Ésas son las dos claves para evitar contagios.
MAYO
Fernando Simón: La mascarilla puede ser útil cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad. Es conveniente su uso en transportes públicos y en general en lugares cerrados. En absoluto tiene la menor utilidad en espacios abiertos porque está demostrado que el virus pierde su poder de contagio al contacto con el aire en cuestión de segundos.
JUNIO
Fernando Simón: La mascarilla es obligatoria en sitios cerrados y en espacios abiertos en los que no se pueda mantener la distancia social mínima de 2 metros.
JULIO
Decretos autonómicos: Mascarilla obligatoria incluso en lugares abiertos y aunque haya distancia de seguridad.
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Creí a pies juntillas a Fernando Simón cuando al principio de la pandemia hizo aquellas primeras declaraciones sobre la inutilidad de la mascarilla. Además me parecía lógico y totalmente razonable. Era verdad, la gente podía sentirse demasiado segura y empezar a desbarrar, a juntarse, a acercarse demasiado, a sobarse, etc. Aparte de que es evidente que los que no tenemos costumbre de usarla nos pasamos todo el rato subiendo y bajando la mascarilla, asomando la nariz un poco para poder respirar, ajustándola, comprobando que está bien puesta.... al final te tocas mucho más la cara que cuando no la llevas.
Total, que me lo creí. Y durante el confinamiento, sólo en plan entretenimiento, me hice unas cuantas mascarillas superfashion con pañuelos del pelo de distintos colores, para estar mona y segura cuando iba al super o a la panadería. Por supuesto la llevaba en la muñeca y sólo me la ponía a la hora de entrar. El resto del tiempo, distancia de seguridad y punto.
Entre tanto aprendíamos sobre mascarillas y demás artilugios protectores como si estuviéramos haciendo un máster en Epidemiología. En la tele, en la radio, en las redes, en todos los medios nos informaban diariamente de las ventajas de unos modelos u otros. Se establecieron clasificaciones varias, descubrimos que había mascarillas solidarias e insolidarias, según sirvieran para proteger a todo el mundo o sólo a ti, jodido egoísta. Incluso algunas empezaron a tener muy mala prensa porque al parecer tenían una válvula por la que si tú tenías el bichito lo ibas propagando como si llevaras un aspersor incorporado. Ésta era sólo apta para malos muy malos.
Eso sí, todos los que nos informaban puntualmente lo hacían a cara descubierta. En la tele los tertulianos, los opinadores, los expertos, los sanitarios, nos ilustraban sobre todos los aspectos de la pandemia. Sentados tan ricamente en los platós (lugares cerrados), respetando (o no) la distancia de seguridad de 2 metros, iban desfilando por la pantalla contándonos los beneficios de la mascarilla... sin ponerse jamás una puta mascarilla.
Ferreras de lunes a viernes se levantaba de su sempiterna silla y pedía a un experto que le explicara el uso correcto de la mascarilla. Cristina Pardo el finde llevaba a su experta correspondiente, una señora muy simpática con el pelo morado, que volvía a explicar en riguroso directo todos los pasos a seguir para ponerse y quitarse la mascarilla. Las noches de los sábados Iñaki López en la Sexta Noche juntaba a un grupo de 8 expertos sentados en círculo (por supuesto sin mascarilla) mientras él de pie en el centro (también sin mascarilla) iba lanzando pequeñas gotículas de saliva a diestro y siniestro a la par que todos ellos nos iban explicando las múltiples ventajas, incluso la conveniencia, de usar la mascarilla en espacios cerrados.
Poco a poco la necesidad de la mascarilla se iba haciendo más imperiosa. En cada una de sus comparecencias el doctor Simón iba subiendo progresivamente el grado de utilidad de la mascarilla, en relación directamente proporcional al abastecimiento en farmacias y otros establecimientos de venta. Finalmente, a preguntas de la prensa, terminó por reconocer que si desaconsejó con fervor el artilugio en los principios de la pandemia no fue por razones sanitarias sino logísticas. Porque como no había, lo mejor era decir que no servían para nada. Vamos, que los que creímos ciegamente en sus consejos y los llevamos escrupulosamente a la práctica fuimos unos pardillos, porque la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, es la de ahora. Alguna gente le ha premiado haciéndose camisetas con su cara y hasta hay quien se la ha tatuado en la piel. En fin....
Lo de la mascarilla de uso obligatorio en todo lugar público, abierto o cerrado, se le ocurrió una buena mañana al presidente catalán, el iluminado señor Joaquim Torra i Pla. En ningún otro lugar de Europa nadie se había atrevido a una medida tan extrema, además de discutible en cuanto a eficacia real, pero el señor Torra, visionario donde los haya, vio claro que la mejor medida para luchar contra el virus era ésa. Inmediatamente comenzó una carrera entre todos los demás presidentes de Comunidades Autónomas por no quedarse atrás. Dándose patadas en el culo, maricón el último, unos y otras anunciaron su propósito de seguir los pasos del señor Torra, y así en pocos días más de la mitad del país se apuntó a la enloquecida carrera, por más que ninguna autoridad haya sido capaz de explicar hasta la fecha la utilidad de llevar mascarilla en medio del campo si en dos kilómetros a la redonda no hay otro ser vivo al que poder contagiar o del que poder contagiarse.
Y así, mientras las noticias de recientes rebrotes nos hablan de contagios producidos en tumultos y aglomeraciones varias (Ojo al dato, un 60% en celebraciones familiares!!!!), la medida estrella para evitar contagios es obligarte a ti, que desde el minuto 0 has respetado escrupulosamente la distancia social, y has evitado cruzarte o acercarte a otras personas... repito, la medida estrella es obligarte a ti a llevar perennemente la puta mascarilla en la cara, aunque vayas a las 4 de la tarde a 44 grados solo por la calle.
Que la mascarilla es de chichinabo y te la has elaborado tú en casa con un tetrabrik de Don Simón?? Que te pasas el rato subiéndotela y bajándotela y tocándote la cara porque no puedes respirar o porque le quieres dar una calada a tu cigarro?? Da igual, lo importante es que la lleves puesta tapándote la nariz y la boca, porque si no te puede caer un multazo de 100 pavos por la parte más corta.
Eso sí, desde la pantalla de tu tele pasarán cada día un montón de presentadores, políticos, tertulianos y expertos de todo pelaje, cómodamente sentados en platós cerrados y sin rastro de mascarilla, recoméndandote con entusiasmo y ardor guerrero que tú no te quites la tuya ni para cagar, por si acaso el virus traspasa las tuberías del inodoro y te contagia al tirar de la cisterna.
Y eso es lo que hay. Tanto si te gusta como si no.
Ps. Me consta que este post no será muy popular porque, no sé cómo, la mayoría de la gente está superconvencida de que la mascarilla es útil hasta en mitad del desierto sin más compañía que tu camello. Increíble pero cierto. El poder de convicción de los medios es alucinante.
Ps2. Pero si eres de los que crees que todo esto de la mascarilla obligatoria es una soberana majadería, bienvenido a la Resistencia.
lunes, 13 de julio de 2020
Lecturas recomendadas 2020
Queridos amigos, como ya es tradición veraniega aquí va un listado con breve crítica de los libros que más me han gustado entre los que he leído a lo largo del año. Como veréis hay para todos los gustos y de géneros variados. Tenéis donde elegir:
1. Cuando éramos ángeles, by Beatriz Rodríguez. En un pequeño pueblo cercano a la costa aparece asesinado un hombre. A partir de este suceso nos sumergimos en la vida de los vecinos del lugar, un microcosmos en el que las relaciones personales muchas veces no son lo que parecen o parecen lo que no son. Las redes subterráneas entre los distintos personajes van tejiendo un relato del pasado que explica los hechos presentes. Los capítulos que se sitúan en la actualidad vienen presentados por recetas de cocina y los capítulos alternos, que se remontan a la juventud de los protagonistas, son los que van dando las claves para resolver el enigma del crimen. La autora consigue mantener un denso suspense hasta el final. Salvo el sonrojo que provocan algunos episodios eróticos narrados de una forma bastante chusca, el conjunto está bastante bien. Una buena lectura de verano.
2. El baile del reloj, by Anne Tyler. Viajamos a Estados Unidos, a un pueblecito de Pennsylvania. En la vida de Willa hay 3 momentos clave: 1967, cuando es aún una niña y su madre desaparece una noche; 1977, cuando su novio le pide en matrimonio; y 1997, cuando súbitamente se queda viuda. Willa reaparece en 2017 convertida en una señora mayor encantadora cuya principal misión es hacer agradable la vida a los demás. Un inesperado viaje a Baltimore le hará replantearse sus objetivos vitales. Una novela amable, de ésas que se leen con una sonrisa en los labios, que no cuentan aventuras apasionantes, sino que se limitan a relatar vidas sencillas. En realidad es una historia de crecimiento personal. Willa irá transformándose poco a poco y saldrá de Baltimore convertida en una mujer distinta a la que llegó. Muy tierna.
3. El rayo dormido, by Carmen Amoraga. Volvemos a España. Natalia está escribiendo un libro sobre memoria histórica. Pretende contraponer las vidas de José Emilio y Antonio, el primero sacerdote asesinado durante la guerra civil, el otro un exiliado que luchó en el bando perdedor y luego en la Guerra Mundial contra Hitler, como miembro de la famosa división Nueve. Nacieron en el mismo pueblo aunque sus ideas fueran distintas, hombres de bien que lucharon por una vida mejor para su gente, y sufrieron por ello. Uno y otro representan lo mejor del ser humano y su recuerdo sirve para reconciliar a esas Españas siempre en eterna confrontación. Al mismo tiempo que investiga el pasado, Natalia retoma a través de Facebook una vieja amistad con su mejor amiga de la adolescencia, Carmen, por cierto, bibliotecaria. El pasado y el presente se mezclan en esta historia conmovedora, no apta para sectarios. El que crea que es imposible que hubiera buenas personas en uno y otro bando que se abstenga. Ah, el título hace referencia a los rayos dormidos, que son unos rayos que queman los árboles por dentro sin que se note por fuera, y el día menos pensado despiertan y provocan un incendio. No tenía ni idea de que tal cosa existiera, pero ahí lo dejo.
4. Flores sobre el infierno, by Ilaria Tuti. Nos trasladamos a un pueblecito italiano en el que aparece un cadáver en extrañas circunstancias. La comisaria Battaglia se hará cargo del caso, acompañada por el inspector Massimo Marini. No, no os equivoquéis, no habrá historia de amor ni tensión sexual no resuelta. La comisaria es una señora a punto de jubilarse y con una mala leche impresionante, y además empieza a tener síntomas de enfermedad neurodegenerativa. En estas tristes circunstancias se enfrentará a la mente obsesiva de un asesino en serie. Novela negra, llena de personajes carismáticos y con intriga a raudales. Engancha bastante.
5. Una casa en el fin del mundo, by Michael Cunningham. Estados Unidos, Ohio, años 70. Allí se conocen en el instituto unos jóvenes bastante perdidos, Bobby y Jonathan. Ésta es la historia de una amistad de adolescencia que con los años y la incorporación de la excéntrica Clare se convierte en algo parecido a una familia triangular. Cunningham explora la posibilidad de una relación a tres bandas, formada por personas muy diferentes pero con una curiosa capacidad de complementarse. Bobby y Jonathan forman conjuntamente el hombre ideal para Clare; ésta a su vez forma junto con Jonathan la familia perfecta para Bobby; y Jonathan está perdidamente enamorado de la persona que resulta de la unión de Bobby y Clare. Existe vida fuera de la pareja? Bueno, por qué no? Esta historia de amor demuestra que hay otros mundos posibles, para quien esté dispuesto a explorarlos. Aunque sea en el fin del mundo. Ah, por cierto, me declaro enamorada del personaje de Bobby.
6. Ahora que te vas, by Eva Blanch. Ésta es una historia de mujeres para mujeres. Pero se admiten chicos, si se atreven cuando les cuente. Lo que se va no es una persona ni una cosa tangible, sino... la regla. Sí, queridas, a través de un recorrido por la regla de la protagonista, que toca a su fin por la llegada de la menopausia, la autora da un repaso a una intensa historia de amistad entre mujeres. Ruth y Andrea, diseñadoras gráficas y compañeras de vida, se conocen en la infancia, cuando ninguna de ellas ha empezado a menstruar pero están a punto de caramelo. A lo largo de los años su relación pasará por distintas fases pero el vínculo que crearon durante su adolescencia será más fuerte que todas las vicisitudes. Una novela sencilla, cortita, de agradable lectura, que a muchas mujeres les resultará claramente evocadora. Quién no podría contar mil historias de su regla?
7. Los asquerosos, by Santiago Lorenzo. Manuel es nuestro protagonista y "los asquerosos" son el resto del mundo. De cómo llegan a serlo es de lo que va esta historia. Al pobre Manuel nada en la vida le sale bien. Para colmo, aparte de su infortunio personal tiene la desgracia de salir al mundo laboral en plena crisis: trabajos precarios, sueldos miserables, pisos-contenedores donde malvivir... Un buen día un policía antidisturbios se cruza accidentalmente en su camino y Manuel en un arrebato de terror le clava un destornillador. A partir de ese momento comienza una huida desesperada que le llevará a una aldea perdida de la España vacía en la que nuestro héroe descubrirá que se puede vivir con muy poco y que la mejor compañía que se puede tener es la de uno mismo y la de un buen puñado de libros. Los demás son... los asquerosos, esa gente que sólo ha nacido para incordiar y complicar la vida del prójimo. Divertidísima. Desde ya la declaro una de mis novelas favoritas del año.
8. Lluvia fina, by Luis Landero. Ésta es una historia de secretos de familia y de rencores eternos, de ésos que se enquistan y poco a poco van convirtiéndose en cancerígenos y mortales de necesidad. Aurora es nuestra protagonista, la mujer de Gabriel y la confidente de toda su familia: sus cuñadas Andrea y Sonia, su suegra, el propio Gabriel. Cada uno le cuenta a su manera las viejas cuitas que guardan en sus memorias, adornadas con sus fantasías personales, y del relato de todos ellos va extrayendo ella, la paciente escuchadora, una historia hecha de retazos y de versiones a menudo contrapuestas que se convierte en una pesada carga que añadir a sus propios conflictos personales. En un momento dado Gabriel decide organizar una fiesta para celebrar el 80 cumpleaños de su madre y de paso reunir a toda la familia. Os podréis imaginar la que se lía. Es una novela absorbente que te atrapa sin remedio. Me ha encantado.
9. Amnesia, by Fernando Lalana. Imaginad que os despertáis en una habitación de hospital y no os acordáis absolutamente de nada. No sabéis qué hacéis allí, ni quién sois, ni a qué os dedicáis ni qué edad tenéis ni de dónde venís ni a dónde vais, cero patatero. Así comienza la historia de Sebastián Valverde, que es como el muchacho resulta que se llama. Una aventura llena de suspense e intriga, porque de repente Sebastián se verá envuelto sin comerlo ni beberlo en un inquietante episodio terrorista que transcurre en entorno ferroviario. Un thriller trepidante al que no le falta un detalle dentro del género: chica guapa, sicarios, servicios secretos, corruptelas, y por supuesto el irresistible atractivo de la condición amnésica del protagonista. Nada especialmente memorable pero ideal como lectura de relax veraniego.
10. Jauja, by Use Lahoz. Este escritor es ya un clásico en mis recomendaciones, no falla nunca. Me leo prácticamente todo lo que publica porque me tiene enamoradita, tanto él como el pueblo de Valdecádiar, de donde salen muchos de sus protagonistas. La carrera literaria de Use es una especie de "Crónicas de un pueblo". Muchos de los personajes secundarios de sus novelas con el tiempo se convierten en protagonistas de otras, y viceversa, los protagonistas de novelas pasadas pasan a ser secundarios en las nuevas. En este caso nos cuenta la historia de Teodoro Brotto y su hija María, con una estructura dual que va cabalgando entre el presente y los años 60-70. De la infancia de María en Valdecádiar retrocedemos a la de Teodoro, y de ahí pasamos a la vida actual de María en Barcelona como exitosa actriz de teatro, la juventud de Teodoro, su salto a la capital de la mano de su mentor Pablo Peñalver... Bueno, y ya no cuento más porque se trata de que lo leáis. Y merece la pena, Use Lahoz siempre merece la pena.
11. Tres maneras de inducir un coma, by Alba Carballal. De las crónicas de un pueblo pasamos directamente a la picaresca madrileña 4.0. Muy en la línea del realismo gamberro de Eduardo Mendoza, Alba nos presenta a Federico, lo peor de lo peor en vago cuarentón cuyo principal objetivo en la vida es no dar golpe y vivir de gorra. Las referencias a Mendoza son muy claras pero también hay cierta locura almodovariana en esta historia. Parodia, humor negro, farsa burlesca, sátira social.... todas esas cosas se han dicho de esta opera prima de Carballal, y ayuda bastante a hacerse una idea de ella. Aunque para mi gusto se queda a años luz de Mendoza, la recomiendo porque es una lectura entretenida y ligera, muy de tumbona y varguitas.
12. El silencio de los goteros, by Héctor Castiñeira (alias Enfermera Saturada). Un libro más vendido que el Ibuprofeno. Así se autopromociona este divertimento escrito por un tuitero que bajo el seudónimo de Enfermera Saturada narra con sentido del humor los entresijos de la profesión. La protagonista es una enfermera sin plaza, o sea, sujeta a los vaivenes y sinsabores de las suplencias. Frases como "un día eres joven y al siguiente te tienes que comprar unas medias de compresión para trabajar" o "pulso de acero para las venas, pulso de mierda para el eyeliner", os pueden hacer una idea del talante de nuestra protagonista. Divertido y ligero. Se lee del tirón y se echan unas risas. Qué más queréis?
13. Los testamentos, by Margaret Atwood. Muchos de los que leímos "El cuento de la Criada" imaginamos nuestro propio final para el reino de Gilead, ese mundo distópico en el que las mujeres han perdido todos sus derechos como ciudadanas y son meras servidoras de los hombres. Con esos distintos grupos que nos estremecieron: las Criadas, las Marthas, las Esposas, las Econoesposas, las Perlas, las Tías. Margaret Atwood acepta el reto de continuar la historia y a través del testimonio de dos jóvenes, una nacida en Gilead y otra en Canadá, y el diario personal de aquella malvada Tía Lydia que ponía los pelos de punta, nos traslada de nuevo a ese universo oscuro que inventó. Si te quedaste con el alma en vilo por el desenlace de la historia de la Criada Defred ahora podrás salir de dudas. Lo mejor la historia de cómo Tía Lydia llegó a ser una de las Fundadoras de Gilead.
14. Listas, guapas, limpias, by Anna Pacheco. Para terminar mi lista de recomendaciones para este verano otra novela ligerita y refrescante, que no todo van a ser distopías y dramones. Chicas que salen, estudian, se divierten, se enamoran, se desenamoran, no saben lo que quieren, se equivocan, se vuelven a equivocar.... en fin, un relato sobre la generación milenial esa de la que tanto se habla. He incluido esta recomendación porque me ha parecido una lectura fresca y fácil, pero también por los que tenéis hijas o sobrinas jóvenes, porque seguro que se van a sentir representadas de alguna manera.
Y ya sin más, clausuro esta lista y os deseo feliz verano y felices lecturas.
1. Cuando éramos ángeles, by Beatriz Rodríguez. En un pequeño pueblo cercano a la costa aparece asesinado un hombre. A partir de este suceso nos sumergimos en la vida de los vecinos del lugar, un microcosmos en el que las relaciones personales muchas veces no son lo que parecen o parecen lo que no son. Las redes subterráneas entre los distintos personajes van tejiendo un relato del pasado que explica los hechos presentes. Los capítulos que se sitúan en la actualidad vienen presentados por recetas de cocina y los capítulos alternos, que se remontan a la juventud de los protagonistas, son los que van dando las claves para resolver el enigma del crimen. La autora consigue mantener un denso suspense hasta el final. Salvo el sonrojo que provocan algunos episodios eróticos narrados de una forma bastante chusca, el conjunto está bastante bien. Una buena lectura de verano.
2. El baile del reloj, by Anne Tyler. Viajamos a Estados Unidos, a un pueblecito de Pennsylvania. En la vida de Willa hay 3 momentos clave: 1967, cuando es aún una niña y su madre desaparece una noche; 1977, cuando su novio le pide en matrimonio; y 1997, cuando súbitamente se queda viuda. Willa reaparece en 2017 convertida en una señora mayor encantadora cuya principal misión es hacer agradable la vida a los demás. Un inesperado viaje a Baltimore le hará replantearse sus objetivos vitales. Una novela amable, de ésas que se leen con una sonrisa en los labios, que no cuentan aventuras apasionantes, sino que se limitan a relatar vidas sencillas. En realidad es una historia de crecimiento personal. Willa irá transformándose poco a poco y saldrá de Baltimore convertida en una mujer distinta a la que llegó. Muy tierna.
3. El rayo dormido, by Carmen Amoraga. Volvemos a España. Natalia está escribiendo un libro sobre memoria histórica. Pretende contraponer las vidas de José Emilio y Antonio, el primero sacerdote asesinado durante la guerra civil, el otro un exiliado que luchó en el bando perdedor y luego en la Guerra Mundial contra Hitler, como miembro de la famosa división Nueve. Nacieron en el mismo pueblo aunque sus ideas fueran distintas, hombres de bien que lucharon por una vida mejor para su gente, y sufrieron por ello. Uno y otro representan lo mejor del ser humano y su recuerdo sirve para reconciliar a esas Españas siempre en eterna confrontación. Al mismo tiempo que investiga el pasado, Natalia retoma a través de Facebook una vieja amistad con su mejor amiga de la adolescencia, Carmen, por cierto, bibliotecaria. El pasado y el presente se mezclan en esta historia conmovedora, no apta para sectarios. El que crea que es imposible que hubiera buenas personas en uno y otro bando que se abstenga. Ah, el título hace referencia a los rayos dormidos, que son unos rayos que queman los árboles por dentro sin que se note por fuera, y el día menos pensado despiertan y provocan un incendio. No tenía ni idea de que tal cosa existiera, pero ahí lo dejo.
4. Flores sobre el infierno, by Ilaria Tuti. Nos trasladamos a un pueblecito italiano en el que aparece un cadáver en extrañas circunstancias. La comisaria Battaglia se hará cargo del caso, acompañada por el inspector Massimo Marini. No, no os equivoquéis, no habrá historia de amor ni tensión sexual no resuelta. La comisaria es una señora a punto de jubilarse y con una mala leche impresionante, y además empieza a tener síntomas de enfermedad neurodegenerativa. En estas tristes circunstancias se enfrentará a la mente obsesiva de un asesino en serie. Novela negra, llena de personajes carismáticos y con intriga a raudales. Engancha bastante.
5. Una casa en el fin del mundo, by Michael Cunningham. Estados Unidos, Ohio, años 70. Allí se conocen en el instituto unos jóvenes bastante perdidos, Bobby y Jonathan. Ésta es la historia de una amistad de adolescencia que con los años y la incorporación de la excéntrica Clare se convierte en algo parecido a una familia triangular. Cunningham explora la posibilidad de una relación a tres bandas, formada por personas muy diferentes pero con una curiosa capacidad de complementarse. Bobby y Jonathan forman conjuntamente el hombre ideal para Clare; ésta a su vez forma junto con Jonathan la familia perfecta para Bobby; y Jonathan está perdidamente enamorado de la persona que resulta de la unión de Bobby y Clare. Existe vida fuera de la pareja? Bueno, por qué no? Esta historia de amor demuestra que hay otros mundos posibles, para quien esté dispuesto a explorarlos. Aunque sea en el fin del mundo. Ah, por cierto, me declaro enamorada del personaje de Bobby.
6. Ahora que te vas, by Eva Blanch. Ésta es una historia de mujeres para mujeres. Pero se admiten chicos, si se atreven cuando les cuente. Lo que se va no es una persona ni una cosa tangible, sino... la regla. Sí, queridas, a través de un recorrido por la regla de la protagonista, que toca a su fin por la llegada de la menopausia, la autora da un repaso a una intensa historia de amistad entre mujeres. Ruth y Andrea, diseñadoras gráficas y compañeras de vida, se conocen en la infancia, cuando ninguna de ellas ha empezado a menstruar pero están a punto de caramelo. A lo largo de los años su relación pasará por distintas fases pero el vínculo que crearon durante su adolescencia será más fuerte que todas las vicisitudes. Una novela sencilla, cortita, de agradable lectura, que a muchas mujeres les resultará claramente evocadora. Quién no podría contar mil historias de su regla?
7. Los asquerosos, by Santiago Lorenzo. Manuel es nuestro protagonista y "los asquerosos" son el resto del mundo. De cómo llegan a serlo es de lo que va esta historia. Al pobre Manuel nada en la vida le sale bien. Para colmo, aparte de su infortunio personal tiene la desgracia de salir al mundo laboral en plena crisis: trabajos precarios, sueldos miserables, pisos-contenedores donde malvivir... Un buen día un policía antidisturbios se cruza accidentalmente en su camino y Manuel en un arrebato de terror le clava un destornillador. A partir de ese momento comienza una huida desesperada que le llevará a una aldea perdida de la España vacía en la que nuestro héroe descubrirá que se puede vivir con muy poco y que la mejor compañía que se puede tener es la de uno mismo y la de un buen puñado de libros. Los demás son... los asquerosos, esa gente que sólo ha nacido para incordiar y complicar la vida del prójimo. Divertidísima. Desde ya la declaro una de mis novelas favoritas del año.
8. Lluvia fina, by Luis Landero. Ésta es una historia de secretos de familia y de rencores eternos, de ésos que se enquistan y poco a poco van convirtiéndose en cancerígenos y mortales de necesidad. Aurora es nuestra protagonista, la mujer de Gabriel y la confidente de toda su familia: sus cuñadas Andrea y Sonia, su suegra, el propio Gabriel. Cada uno le cuenta a su manera las viejas cuitas que guardan en sus memorias, adornadas con sus fantasías personales, y del relato de todos ellos va extrayendo ella, la paciente escuchadora, una historia hecha de retazos y de versiones a menudo contrapuestas que se convierte en una pesada carga que añadir a sus propios conflictos personales. En un momento dado Gabriel decide organizar una fiesta para celebrar el 80 cumpleaños de su madre y de paso reunir a toda la familia. Os podréis imaginar la que se lía. Es una novela absorbente que te atrapa sin remedio. Me ha encantado.
9. Amnesia, by Fernando Lalana. Imaginad que os despertáis en una habitación de hospital y no os acordáis absolutamente de nada. No sabéis qué hacéis allí, ni quién sois, ni a qué os dedicáis ni qué edad tenéis ni de dónde venís ni a dónde vais, cero patatero. Así comienza la historia de Sebastián Valverde, que es como el muchacho resulta que se llama. Una aventura llena de suspense e intriga, porque de repente Sebastián se verá envuelto sin comerlo ni beberlo en un inquietante episodio terrorista que transcurre en entorno ferroviario. Un thriller trepidante al que no le falta un detalle dentro del género: chica guapa, sicarios, servicios secretos, corruptelas, y por supuesto el irresistible atractivo de la condición amnésica del protagonista. Nada especialmente memorable pero ideal como lectura de relax veraniego.
10. Jauja, by Use Lahoz. Este escritor es ya un clásico en mis recomendaciones, no falla nunca. Me leo prácticamente todo lo que publica porque me tiene enamoradita, tanto él como el pueblo de Valdecádiar, de donde salen muchos de sus protagonistas. La carrera literaria de Use es una especie de "Crónicas de un pueblo". Muchos de los personajes secundarios de sus novelas con el tiempo se convierten en protagonistas de otras, y viceversa, los protagonistas de novelas pasadas pasan a ser secundarios en las nuevas. En este caso nos cuenta la historia de Teodoro Brotto y su hija María, con una estructura dual que va cabalgando entre el presente y los años 60-70. De la infancia de María en Valdecádiar retrocedemos a la de Teodoro, y de ahí pasamos a la vida actual de María en Barcelona como exitosa actriz de teatro, la juventud de Teodoro, su salto a la capital de la mano de su mentor Pablo Peñalver... Bueno, y ya no cuento más porque se trata de que lo leáis. Y merece la pena, Use Lahoz siempre merece la pena.
11. Tres maneras de inducir un coma, by Alba Carballal. De las crónicas de un pueblo pasamos directamente a la picaresca madrileña 4.0. Muy en la línea del realismo gamberro de Eduardo Mendoza, Alba nos presenta a Federico, lo peor de lo peor en vago cuarentón cuyo principal objetivo en la vida es no dar golpe y vivir de gorra. Las referencias a Mendoza son muy claras pero también hay cierta locura almodovariana en esta historia. Parodia, humor negro, farsa burlesca, sátira social.... todas esas cosas se han dicho de esta opera prima de Carballal, y ayuda bastante a hacerse una idea de ella. Aunque para mi gusto se queda a años luz de Mendoza, la recomiendo porque es una lectura entretenida y ligera, muy de tumbona y varguitas.
12. El silencio de los goteros, by Héctor Castiñeira (alias Enfermera Saturada). Un libro más vendido que el Ibuprofeno. Así se autopromociona este divertimento escrito por un tuitero que bajo el seudónimo de Enfermera Saturada narra con sentido del humor los entresijos de la profesión. La protagonista es una enfermera sin plaza, o sea, sujeta a los vaivenes y sinsabores de las suplencias. Frases como "un día eres joven y al siguiente te tienes que comprar unas medias de compresión para trabajar" o "pulso de acero para las venas, pulso de mierda para el eyeliner", os pueden hacer una idea del talante de nuestra protagonista. Divertido y ligero. Se lee del tirón y se echan unas risas. Qué más queréis?
13. Los testamentos, by Margaret Atwood. Muchos de los que leímos "El cuento de la Criada" imaginamos nuestro propio final para el reino de Gilead, ese mundo distópico en el que las mujeres han perdido todos sus derechos como ciudadanas y son meras servidoras de los hombres. Con esos distintos grupos que nos estremecieron: las Criadas, las Marthas, las Esposas, las Econoesposas, las Perlas, las Tías. Margaret Atwood acepta el reto de continuar la historia y a través del testimonio de dos jóvenes, una nacida en Gilead y otra en Canadá, y el diario personal de aquella malvada Tía Lydia que ponía los pelos de punta, nos traslada de nuevo a ese universo oscuro que inventó. Si te quedaste con el alma en vilo por el desenlace de la historia de la Criada Defred ahora podrás salir de dudas. Lo mejor la historia de cómo Tía Lydia llegó a ser una de las Fundadoras de Gilead.
14. Listas, guapas, limpias, by Anna Pacheco. Para terminar mi lista de recomendaciones para este verano otra novela ligerita y refrescante, que no todo van a ser distopías y dramones. Chicas que salen, estudian, se divierten, se enamoran, se desenamoran, no saben lo que quieren, se equivocan, se vuelven a equivocar.... en fin, un relato sobre la generación milenial esa de la que tanto se habla. He incluido esta recomendación porque me ha parecido una lectura fresca y fácil, pero también por los que tenéis hijas o sobrinas jóvenes, porque seguro que se van a sentir representadas de alguna manera.
Y ya sin más, clausuro esta lista y os deseo feliz verano y felices lecturas.
viernes, 10 de julio de 2020
El grupo
GRUPO DE WHATSAPP
- Oyeeeeeee, la liendres va a la fiesta?
- Quién es la liendres?
- Coño, P. la liendres, no sabes quién es?
- No sabía que la llamábais la liendres! Qué brujas jajajajajajaja!!!!
CHAT PRIVADO DE WHATSAPP
- Tíaaaaaaaa, que la liendres está en el grupo!
- Qué diceeeeeees? Cómo va a estar? Pero si nunca habla!
- Que siiiiiiií, que está! Coño, correeee, borra los mensajeeeees!
- Voyyyyyyy!!!!
...............................................................................................................................
- Ya los he borrado, pero quedan los de J.
- Pos dile que los borreeeeeee, correeeeeee!!!!!!
OTRO CHAT
- Eeeeeeeeh, borra tus mensajeeeeees, que la liendres está en el grupooooo!
- Venga yaaaaaaa!!!!
- Que sí, coñooooo, correeeeee!!!!
- Voyyyyyyyy!!!!
.......................................................................................................................
- Ya los he borrado.
- Cómo que los has borrado???? Yo los sigo viendooooo.
- Pos a mí no me salen.
- Ay mi madre, que los has borrado para ti sola pero no para el grupoooooo.
- Hosssstia, y ahora qué hacemos?
- Vamos a hablar con E., que es la administradora.
........................................................................................................................
- Que dice que los ha borrado, pero para ella sola también.
- Hosssstia, vaya dos! Habéis hecho como las avestruces. Yo no lo veo, no está. Pos qué bien!
- Y ahora qué hacemos?
- Por qué no borramos el grupo y luego hacemos otro?
- Que dice E. que antes nos tenemos que salir todas.
- Pero cómo le vamos a decir a la liendres que se salga porque estamos hablando de ella?
- Bueno, yo ya me he salido.
- Y E. también.
- La madre que os parióooooo!!!! Me habéis dejado sola en el grupo con la liendreeeees!!!! Y ahora pone que la administradora soy yoooooo.
- Elimínalaaaaaa!!!!!!
- Cómooooooo???????
- Pincha el grupo, pincha su nombre y la eliminas.
- Voyyyyyyyyy!!!!!
...................................................................
- Uffffffff!! Ya.
- Bueno, pues ahora salte tú y borra el grupo.
- Cómo voy a borrar el grupo si me salgo?
- Sí, porque cuando te salgas te dirá que si quieres eliminar el grupo y dices que sí.
..........................................................................................................
NUEVO GRUPO
- Chicas, he creado este grupo nuevo. Estáis ahí??
- Sí.
- Y yo.
- Seguro que no has metido aquí a la liendres?
- Coño, seguro.
- Hosssstiaaaaaa!! Me siento como si hubiera corrido una maratón, he sudao lo más grande.
- Yo he aprendido en un rato de whatsapp más que en años.
- Sí, hemos hecho un máster acelerado.
- Pero bueno, al final lo hemos conseguido. Bien está lo que bien acaba.
- Anda que ya te vale la que has liado, hijaputa.
- La que he liado yo, y la que habéis liado vosotras borrando los mensajes sólo para vuestros ojitos. Yo los míos los borré bien, joder!
- Es verdad. Pero bueno, lo hemos conseguido.
- A todo esto, os habéis fijado si las dos rayitas se habían puesto azules?? Que con los nervios no me he dado ni cuenta.
- No, no estaban azules.
- Segurooooo??
- Que siiiiiiií. Yo también me he fijado.
- Vale. Ufffffffff, nos hemos librao de chiripa!!
DOS HORAS MÁS TARDE.
- Hossssssstia, creo que todo lo que hemos hecho ha sido en balde!
- Por qué?
- Mi hija ha hecho un experimento conmigo creando un grupo y luego me ha eliminado y borrado el grupo pero yo he podido entrar a posteriori.
- Hossssssssstia!
- Cómo es eso?
- Dice que a ella le ha pasado, que a veces la han sacado de un grupo pero que ha podido entrar y leer lo último que se había escrito antes de borrarlo. Aunque se elimine el grupo.
- Hosssstia, to pa na!
- Vamos a quedar como el puto culo, después del tute de sudar que nos hemos pegao.
- Yo creo que lo mejor es hacer como que aquí no ha pasado nada. Correr un tupido velo. Si ella no dice nada, nosotras tampoco.
- Hombre, tía, eso es un clásico. Pero vamos, que nos hemos cubierto de gloria. Yo habré quedao mal pero anda que cuando las dos habéis salido espantás como dos viejas y me habéis dejao sola con la liendres. Cobardeeeeeees!!!!
- Es que somos torpes de cojones.
- Pos yo qué queréis que os diga, que me he pegao una jartá reír que pa qué.
- Coño, y yo. Menudo vodevil! Me he reído casi tanto como he sudao.
- Oye, crees que la liendres nos volverá a hablar alguna vez?
- Ufffff, está complicao.
- Bueno, igual le sirve pa empezar a lavarse el pelo un día de éstos.
- Japuta eres!!!!
- Oyeeeeeee, la liendres va a la fiesta?
- Quién es la liendres?
- Coño, P. la liendres, no sabes quién es?
- No sabía que la llamábais la liendres! Qué brujas jajajajajajaja!!!!
CHAT PRIVADO DE WHATSAPP
- Tíaaaaaaaa, que la liendres está en el grupo!
- Qué diceeeeeees? Cómo va a estar? Pero si nunca habla!
- Que siiiiiiií, que está! Coño, correeee, borra los mensajeeeees!
- Voyyyyyyy!!!!
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- Ya los he borrado, pero quedan los de J.
- Pos dile que los borreeeeeee, correeeeeee!!!!!!
OTRO CHAT
- Eeeeeeeeh, borra tus mensajeeeeees, que la liendres está en el grupooooo!
- Venga yaaaaaaa!!!!
- Que sí, coñooooo, correeeeee!!!!
- Voyyyyyyyy!!!!
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- Ya los he borrado.
- Cómo que los has borrado???? Yo los sigo viendooooo.
- Pos a mí no me salen.
- Ay mi madre, que los has borrado para ti sola pero no para el grupoooooo.
- Hosssstia, y ahora qué hacemos?
- Vamos a hablar con E., que es la administradora.
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- Que dice que los ha borrado, pero para ella sola también.
- Hosssstia, vaya dos! Habéis hecho como las avestruces. Yo no lo veo, no está. Pos qué bien!
- Y ahora qué hacemos?
- Por qué no borramos el grupo y luego hacemos otro?
- Que dice E. que antes nos tenemos que salir todas.
- Pero cómo le vamos a decir a la liendres que se salga porque estamos hablando de ella?
- Bueno, yo ya me he salido.
- Y E. también.
- La madre que os parióooooo!!!! Me habéis dejado sola en el grupo con la liendreeeees!!!! Y ahora pone que la administradora soy yoooooo.
- Elimínalaaaaaa!!!!!!
- Cómooooooo???????
- Pincha el grupo, pincha su nombre y la eliminas.
- Voyyyyyyyyy!!!!!
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- Uffffffff!! Ya.
- Bueno, pues ahora salte tú y borra el grupo.
- Cómo voy a borrar el grupo si me salgo?
- Sí, porque cuando te salgas te dirá que si quieres eliminar el grupo y dices que sí.
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NUEVO GRUPO
- Chicas, he creado este grupo nuevo. Estáis ahí??
- Sí.
- Y yo.
- Seguro que no has metido aquí a la liendres?
- Coño, seguro.
- Hosssstiaaaaaa!! Me siento como si hubiera corrido una maratón, he sudao lo más grande.
- Yo he aprendido en un rato de whatsapp más que en años.
- Sí, hemos hecho un máster acelerado.
- Pero bueno, al final lo hemos conseguido. Bien está lo que bien acaba.
- Anda que ya te vale la que has liado, hijaputa.
- La que he liado yo, y la que habéis liado vosotras borrando los mensajes sólo para vuestros ojitos. Yo los míos los borré bien, joder!
- Es verdad. Pero bueno, lo hemos conseguido.
- A todo esto, os habéis fijado si las dos rayitas se habían puesto azules?? Que con los nervios no me he dado ni cuenta.
- No, no estaban azules.
- Segurooooo??
- Que siiiiiiií. Yo también me he fijado.
- Vale. Ufffffffff, nos hemos librao de chiripa!!
DOS HORAS MÁS TARDE.
- Hossssssstia, creo que todo lo que hemos hecho ha sido en balde!
- Por qué?
- Mi hija ha hecho un experimento conmigo creando un grupo y luego me ha eliminado y borrado el grupo pero yo he podido entrar a posteriori.
- Hossssssssstia!
- Cómo es eso?
- Dice que a ella le ha pasado, que a veces la han sacado de un grupo pero que ha podido entrar y leer lo último que se había escrito antes de borrarlo. Aunque se elimine el grupo.
- Hosssstia, to pa na!
- Vamos a quedar como el puto culo, después del tute de sudar que nos hemos pegao.
- Yo creo que lo mejor es hacer como que aquí no ha pasado nada. Correr un tupido velo. Si ella no dice nada, nosotras tampoco.
- Hombre, tía, eso es un clásico. Pero vamos, que nos hemos cubierto de gloria. Yo habré quedao mal pero anda que cuando las dos habéis salido espantás como dos viejas y me habéis dejao sola con la liendres. Cobardeeeeeees!!!!
- Es que somos torpes de cojones.
- Pos yo qué queréis que os diga, que me he pegao una jartá reír que pa qué.
- Coño, y yo. Menudo vodevil! Me he reído casi tanto como he sudao.
- Oye, crees que la liendres nos volverá a hablar alguna vez?
- Ufffff, está complicao.
- Bueno, igual le sirve pa empezar a lavarse el pelo un día de éstos.
- Japuta eres!!!!
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