domingo, 22 de marzo de 2020

El amor y el odio en los tiempos del Coronavirus

Hola amigos, qué tal lleváis el confinamiento? Espero que le estéis echando paciencia y que reine la concordia familiar a los que vivís acompañados y la concordia con vosotros mismos a los que lo lleváis en estricta soledad.

Por mi parte lo llevo bien. Como ya sabéis, tengo un talante asocial bastante acentuado, así que echo poco de menos la vida social. Todos los días tengo una serie de rutinas que cumplo a rajatabla: cuatro comidas,  dos paseos diarios para sacar a la Bimba, la compra, teletrabajo, lectura, gimnasia, baile,  momento aplausos sanitarios en el balcón, ducha, serie por las noches.... En fin, que casi no me dan las horas para todo.

También estoy muy entretenida con el Twitter. A decir verdad estoy superenganchada. Menos mal que con todas las otras actividades me queda poco tiempo libre,  pero reconozco que me quedo pilladísima con todo lo que está sucediendo en la red.  Hay una dinámica de amores y odios que me tiene totalmente flipada.  Pero oye, pasiones  superintensas, como no había visto yo hace mucho tiempo. Por eso he decidido titular este post así, el amor y el odio en los tiempos del Coronavirus. No es sólo un pequeño homenaje a mi idolatrado García Márquez; es que de verdad es un fenómeno que me parece digno de reflexión y análisis.

Hay gente que con esto del Coronavirus y la gestión que se está haciendo por parte del Gobierno ha desarrollado un odio aterrador hacia la autoridad competente, que ahora mismo es por decreto la estatal; al mismo tiempo que otros estarían dispuestos a batirse en duelo a muerte por defender la honra y el buen hacer del Presidente y sus ministros.

En fin, desde mi óptica de observadora imparcial (y digo imparcial porque no me apunto a ninguno de los bandos y soy capaz de entender perfectamente la parte de razón que pueden llevar unos y otros y la parte de ceguera ideológico-emocional) me limitaré a referir y analizar lo que leo.

Por dónde empiezo? Por el amor o por el odio? Casi mejor empiezo por el odio para terminar con el amor, que es un poco más reconfortante, aunque a menudo igualmente ciego.

1. ODIO.

Los detractores de este Gobierno andan supercabreados por varios motivos.  Consideran que se ha llegado a esto tarde y mal, que se ha ido totalmente de las manos y que la prueba de la mala gestión es la cantidad de muertes que está habiendo, en comparación con otros países de nuestro entorno en los que se está controlando mejor la mortalidad de la enfermedad. Y no entienden que no haya pruebas para gente con síntomas pero sí para hacerlas por duplicado a políticos y familiares. Y ahí llevan toda la razón, las cosas como son.

También tienen un cabreo mayúsculo por que no se prohibieran las manifestaciones feministas del 8-M. Aunque en esto hay bastante de impostura, porque si bien es cierto que desde mi punto de vista fue una gran irresponsabilidad alentar a la gente a salir a manifestarse en un momento en el que no era difícil ver venir que era arriesgado hacerlo (y más el gobierno, que probablemente disponía de mucha más información que el resto de los ciudadanos), lo cierto es que a esta gente lo que de verdad le jode es que esas manifestaciones fueran feministas y que la izquierda las usara a modo propagandístico. Dudo mucho que mostraran la misma irritación si hubieran sido manifestaciones, yo qué sé, en contra de la eutanasia, por ejemplo.

Bueno, pues este sector odiador está que trina.  Hiperventila literalmente. El vocabulario para referirse a Sánchez o a Iglesias es verdaderamente superlativo. No es difícil encontrar calificativos como criminal, asesino, terrorista, psicópata.... En fin, todo cosas de ese pelaje.

Como a mí me gusta meterme en todo tipo de berenjenales, muchas veces les llamo la atención sobre esta hiperbolización odiadora y hago llamamientos a la mesura y la moderación, pero ellos atienden poco, la verdad. Vamos, que no me hacen ni puto caso. Alegan en su defensa que Sánchez agredió verbalmente a Rajoy hasta límites insoportables cuando la crisis del Ébola, en la que sólo enfermó una enfermera y murió sacrificado preventivamente su perrito Excalibur, como recordaréis.

Y llevan razón en que entonces la actitud de Sánchez fue bastante deplorable y sobreactuada. Pero  no me parece que la mejor manera de actuar en este momento sea emular la actuación injusta y oportunista que entonces tuvo el Presidente. Vamos, que no entiendo que tu manera de protestar por algo sea comportarte de una forma que te resulta repulsiva cuando la ves en otros.

Los odiadores llevan muy mal también lo de las caceroladas al Rey.  En esto te dicen que no es el momento de hacer manifestaciones de odio (jajajajaja, palabrita), que es tiempo de unidad y de ir todos a muerte con los sanitarios y con la gente que lo está dando todo en el frente.  De verdad, lo prometo. A ellos les gusta mucho lo de las balconadas de aplausos a las 8, pero nada lo de las caceroladas.

Yo les he invitado a hacer su propia cacerolada antigubernamental, y de hecho les he pasado la convocatoria que había para este sábado. Muchos se han apuntado, y me parece bien. Oye, que bastante que estamos encerrados y con nuestra capacidad de libre expresión coartada. Que nos dejen al menos el derecho al pataleo y la protesta. Puede que no podamos salir a manifestarnos por las calles, pero qué pasa por salir con nuestros cazos y nuestras sartenes al balcón a decir alto y claro que estamos hartos?? Del Rey, del Gobierno, de lo que a cada cual le dé la gana, coño!! Pos claro, hombre!! Salid a vuestros balcones, joder!!

En fin, hasta aquí los odiadores.  Pasemos a los amorosos.

2. AMOR.

Aquí están todos los que se multiorgasman cada vez que ven a Sánchez  (y en menor medida a Iglesias) salir a dar su periódico mítin "informativo".

Hay gente de verdad enamorada de cómo está gestionando el Gobierno esta gran crisis, y estarían dispuestos a matar por defender esa gestión. Éstos no ven ningún tipo de error ni retraso ni nada, todo bien, todo perfecto. Alegan además, al igual que los odiadores con la cacerolada real, que no es el momento para recriminaciones, que es el momento de ir todos a una, de aplaudir a las 8 a los sanitarios y de cumplir a rajatabla con las ordenanzas gubernamentales.

Muchos de ellos son los mismos que, efectivamente, cuando lo del Ébola pusieron el grito en el cielo por la gestión de Rajoy, y no vieron necesidad entonces de ir a una para evitar la expansión del virus. Pero hicieran lo que hicieran entonces, lo cierto es que ahora llevan razón. Habrá tiempo para analizar lo que el Gobierno está haciendo cuando todo esto termine y entonces se podrán pasar las facturas correspondientes. 

Ahora mismo lo único que podemos hacer todos es cumplir con lo que nos mandan, que básicamente es quedarnos en casa para aburrir al puto virus hasta que se termine muriendo de no poder saltar de unos a otros.

Pero bueno, tampoco tenemos que ser santos varones y hembras. Que no pasa nada por despotricar o por hacer caceroladas o por amar con pasión a Sánchez o Iglesias o por odiarlos.  Manifestar los sentimientos no debería prohibirse nunca. Es verdad que yo pediría un poco de mesura, sobre todo a los haters. Sánchez y el Gobierno en general pueden ser calificados de muchas cosas. Puedes considerar que son unos inútiles, unos cínicos, incluso unos mentirosos o unos trileros. Pero hombre, de ahí a lo de criminales, psicópatas, terroristas o asesinos, de verdad, va un trecho que nadie debería traspasar. Por mucho que creas que la memoria histórica de agravios pasados te sirve como coartada.

Amigos, amigas, no nos queda otro remedio que respetar este confinamiento y por nuestro propio bien, de la mejor manera posible y con el talante más paciente. En mi opinión va para largo y es muy probable que nos veamos obligados a tirarnos semanas conviviendo con nosotros mismos y con nuestros familiares más cercanos.

Todos sabemos que están pasando cosas terribles: personas que están muriendo completamente solas, sin un ser querido cerca; personas encerradas en sus casas con sus maltratadores, con sus peores enemigos (por cierto, no sólo mujeres, también niños, ancianos, dependientes, padres  y madres puteados); otra gente que está enferma y que ni siquiera ha podido hacerse el test para saber si está o no infectada por el virus pero que mientras tiene que hacer como si lo estuviera; familias separadas por miles de kilómetros... muchas tragedias grandes y pequeñas.

Por favor, hagamos lo que nos piden, echémosle paciencia y el mejor humor posible, y si nos apetece aplaudir aplaudamos, o hacer caceroladas hagámoslas, o bailes colectivos en los balcones, o ponernos a parir en Twitter... no pasa nada. Algún día saldremos y volveremos a ser nosotros.  Nos volveremos a tocar, besar, babosear y abrazar. Algunos volverán a follar, otros con mejor suerte se estarán hinchando ahora, a falta de nada mejor que hacer. Habrá que ver el babycoronaboom dentro de unos meses.

Pero sobre todo, que salgamos de todo esto habiendo aprendido algo. Me encantaría que todos recordáramos esta etapa tan rara de nuestras vidas como "El amor en los tiempos del Coronavirus". Pero hay que ser realistas, la vida es amor, pero también hay cabida para el odio. Ojalá todo ese odio se limitara a las gilipolleces que la gente se suelta por las redes, ojalá nunca saliera de ahí, ojalá siempre hubiera un virus que lo mantuviera a raya. Y que al final siempre triunfara el amor.

Con mis mejores deseos para todos, odiadores y amantes. Sobre todo, seguid respirando, ahora mismo es lo que más me importa.

11 comentarios:

  1. 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼

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    1. Bueno, de momento tengo que controlar mi temperamento facha y machista.

      Pero cuando todo esto pase volveré con mi armamento pesado. Palabrita ;)

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  3. 🤗 muy deacuerdo con tu reflexion

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  4. Como siempre chocho que bien te expresas 💋💋💋♥️♥️♥️

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  5. Fantástica tu opinion:como siempre bien expresado, muy ecuanime y mucha clarividencia. Me ha encantado la última parte,el amor pero Hamor con h, del bueno que tu y yo conocemos. Ojalá que cuando pase todo esto y empiece la etapa económica durisima que nos espera (endeudados hasta las cejas) podamos salir de ella. Yo, pienso que nos espera una épica difícil, ahí si que tenemos que hablar cambiar de forma radical. Con más justicia menos egoísmos y más amor. Te quiero muchísimo sobrina.

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    1. No sé si lo de épica ha sido una errata pero en todo caso has acertado. Nos espera una época épica.

      A veces ocurren estos afortunados hallazgos. Tienen un nombre pero ahora mismo no me acuerdo

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    2. Serendipity.

      Serendipia o algo asi en español.

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  6. A mi lo de que la gente se ponga a aplaudir todos los días me pone un poco nervioso. Es como si me recordara lo jodida que está la situación. Es ruido molesto que te devuelve a la realidad.

    Por no hablar de la banda sonora, 'Resistiré', el himno de España... En mi barrio hay uno que hasta pone 'Paquito el chocolatero'.

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    1. Hombre, no seas tan rancio, joder, que en algo tiene que entretenerse la gente.

      Siempre puedes hacer un duelo musical y poner tú a Bon Jovi o a Wagner o lo que a ti te guste.

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