domingo, 29 de julio de 2018

Hasta el coño de víctimas

Últimamente por el Twitter me ponen a parir todas las víctimas de algo. Da igual, de lo que sea, víctimas del franquismo, del machismo, del terrorismo, de las sectas, del cáncer, de las suegras... Ayer sin ir más lejos batí mi propio récord: me bloquearon... cuatro!!!!!!!  Que se dice pronto, tú. Por supuesto, no sin antes ponerme a caer de veinte burros. Y pa remate de la pera alguien quiso que yo supiera que me había metido en su grupo de...  "Gentuza y bazofia". Toma yaaaaaa!

Esto significa nivelazo en Twitter, que conste. Sobre todo si tienes 70 seguidores como yo. La proporción es realmente escalofriante pa la poca fama que tengo en el lugar.

Pero vamos, la cosa tiene su explicación. En general la acusación que se me hace es de "falta de empatía" con las víctimas. Y tengo que reconocer que llevan toda la razón. Tengo nula empatía hacia nadie que vaya de víctima por la vida. Verdadero.

A ver, me explico. No tengo nada contra las víctimas de cualquier cosa, bastante desgracia tienen. Yo misma he sido víctima de algunas cosas, y mi familia ni te cuento: enfermedades devastadoras, accidentes de todo tipo... Por ser, hasta he sido víctima de mi propia gilipollez. Tela de veces además.

Lo que quiero decir es que yo no tengo nada contra la gente que ha padecido alguna desgracia, faltaría más; a mí lo que me jode de verdad es la gente que hace del victimismo su modo de vida y su razón de ser y que se siente tan orgullosa de su condición de víctima que ésa es su bandera y su tarjeta de presentación. NO LOS SOPORTOOOOOOO!

Y claro, que si falta de empatía que si tal que si cual. Les doy toda la razón, es cierto, no lo puedo negar.

Por el contrario admiro muchísimo a personas que han vivido acontecimientos trágicos y que no sólo los han superado sino que han sacado fuerza de ellos y huyen del victimismo como de la peste. Gente como Irene Villa o Eduardo Madina, a quienes en su día ETA estuvo a punto de joderles la vida, de hecho, se la jodió bastante, pero ambos dos han conseguido revertir todo lo que les pasó, y se han creado otra vida en la que no son víctimas, sino que destacan por otras cosas, y hasta les fastidia que en todas las entrevistas terminen preguntándoles por esa condición. En el caso de Irene Villa la tía no sólo ha conseguido llevar una vida totalmente normal sin sus piernas, sino que es una deportista de élite, escritora, coach, empresaria... Es mi ídola, una mujer a la que admiro profundamente por su resiliencia, por su fuerza, por su carisma y por su saber vivir.

En el lado contrario está la gente a la que en un momento de su vida le pasó algo y ya no saben más que hablar de eso y vivir de eso. Unos cuantos ejemplos:

1. Mi marido me maltrató. Vale, de eso hace 10 años pero yo tengo que soltarlo en todo momento y ocasión que se presente. Soy "mujer maltratada", o mejor aún, "víctima de violencia de género", y siempre lo seré. Por tanto trátame con el respeto y consideración que merece mi condición. Faltaría más!

2. Mi abuelo fue asesinado en la guerra y arrojado a una cuneta.  Exijo reconocimiento social, que se levanten todas las cunetas del país hasta encontrar algún restillo compatible con mi ADN y una reparación económica y moral por todo el dolor que me ha causado no tener abuelo.

3. Soy víctima de ETA. Además de todas las reparaciones, reconocimientos, condenas expresas y demás, exijo que el gobierno me consulte su política penitenciaria y no tome ninguna decisión sin contar conmigo y con mi asociación, y además como se pongan farrucos y hagan algo que no nos gusta nos tiramos a la calle apoyados por la oposición y montamos la de dios. Y eso es lo que hay,

4. Mi hija fue violada y asesinada. Como padre de víctima exijo por supuesto justicia pero que además se me consulte a la  hora de considerar cambios en el código penal y que al asesino de mi hija se le aplique la pena máxima, a ser posible la permanente revisable, sin atenuantes de ningún tipo y sin beneficios penitenciarios. No aceptaré cualquier otra cosa y ligaré mi vida para siempre al partido que apoye mis reivindicaciones. Aunque no esté de acuerdo con él en ninguna otra cosa, porque todo lo demás me da igual

Y así todo, y así todos.

Conste que entiendo a unos más que a otros. Vamos a ver, lo de los abuelos de las cunetas en mi listado de empatías está en el puesto último. Por aquello que ya dije una vez en otro post sobre el victimismo, que 80 años son 80 años y que el tiempo todo lo cura, hasta las cosas más dolorosas. Yo misma puedo hablar por propia experiencia. Por tanto no puedo considerar igual el dolor de una persona a la que le acaban de matar a un hijo que al que le mataron en la guerra hace 80 años al abuelo, al que ni siquiera ha llegado a conocer. Ni de coña, vamos.

Aclarado este punto, tengo que decir que éste se ha convertido en un país de víctimas. Aquí todo el mundo es víctima de algo, y si no lo es se lo inventa o se apunta a lo que sea.  Y si por mano del demonio se te ocurre ir por la vida sin reivindicarte como víctima, no eres nadie, serás ninguneado por activa y por pasiva. Ya mismo en cualquier impreso para pedir lo que sea, además de los datos personales de toda la vida pedirán la filiación victimista. Usted de qué es víctima?

El tema va por rachas. Hubo un tiempo en el que el terrorismo se llevaba la palma, pero es verdad que la disolución de ETA ha sido un varapalo muy gordo para este tipo de victimismo. Ahora están un poco revueltos con el tema del acercamiento de presos pero la pura verdad es que poca gente les hace caso, y los medios les dan la cobertura justa. Es un victimismo a extinguir, lo que pasa es que tiene que pegar los últimos coletazos.

Ahora están mucho más de moda las víctimas de violencia de género o machista o como cada cual las quiera llamar; y en los últimos tiempos, desde el advenimiento del nuevo gobierno socialista, las víctimas del franquismo. Bueno, y se me olvidaban los más cachondos, las víctimas de la opresiva represión del Estado español en Cataluña.

Y de verdad, como te encuentres con alguna de ellas en Twitter, préparate para horas y horas de adoctrinamiento en victimismo avanzado. El más mínimo intento que hagas de intentar salir del bucle de esa condición es motivo de irritación máxima, y por supuesto de calificativos de todo tipo, muy pocos de ellos bonitos y edificantes, la verdad. Te tienes que hacer la pirámide antes de entrar.

Mayoritariamente ya digo que la cosa va de falta de empatía, pero también caen otros clásicos  como insensibilidad, frialdad, facherismo, algún que otro cambio de sexo (esto sobre todo me pasa con las víctimas de género, que me adjudican nabo cada dos por tres,)... en fin, un ramillete de perlas bastante repetitivo. Tampoco se puede decir que yo sea muy original porque repito prácticamente lo mismo todo el tiempo, pero a ellos y ellas les da cuartelillo suficiente para horas y horas de apasionado e incendiario discurso en pro de sus víctimas favoritas.

En fin, entiendo que cada cual puede aferrarse a la vida con lo que buenamente pueda, pero de verdad, es necesario agarrarse a lo más malo que te ha pasado?

Estoy completamente segura de que hay miles de personas a las que sus abuelos los mataron en la guerra pero que no han convertido eso en un drama vital. De hecho yo no tengo ni idea de cómo murieron mis bisabuelos, igual alguno murió en la guerra. Sé que uno de mis abuelos, al que no conocí porque murió yo siendo muy pequeña, hizo la mili en África. Lo digo por si alguno de esos forofos de la memoria histórica quiere saber algo de mis antepasados.

Y lo mismo con lo de la violencia de género (Dioooooos, ese nombre es tan horrible!). Seguro que hay miles de tías que han tenido experiencias horrorosas con alguna de sus parejas pero cuando eso se ha acabado han hecho borrón y cuenta nueva y han rehecho su vida y no han convertido ese episodio en lo más representativo de sus vidas. Pasan página y punto. Pero otras son totalmente incapaces. No me refiero, por supuesto, a los casos de asesinato, que por fortuna son los menos, eso ya es otra historia. Me refiero a todas esas tías que han convertido un episodio determinado en sus vidas en el que padecieron malos tratos en su late motiv.

Y ya para qué vamos a hablar de todas esas supuestas feministas que tratan a todas esas mujeres como si fueran niñas pequeñas, o inválidas, como a personas dependientes e incapaces de asumir su responsabilidad.

En mi opinión, el hecho de haber soportado auténticas barbaridades en una vida en pareja tiene que deberse a algo, eso tiene que analizarse y que tratarse. Por qué ha ocurrido? Cómo ha sido? No vale con decir que es que el tipo que las maltrataba era un cabrón. Es posible, pero por qué has soportado a veces durante años a ese cabrón? Qué grado de dependencia has adquirido y por qué?

La conversación con mis amigas tuiteras viene a ser más o menos la siguiente:

- Pero señora, algo habrá tenido que ver la actitud de la persona que ha aguantado años y años malos tratos, no?

- Qué falta de empatía y qué falta de consideración por las víctimas!

- Pero oiga, usted no tiene curiosidad por saber qué pasa en la mente de una persona para aguantar eso?

- No es culpa de ellas, es culpa del cabrón que las pega! Lo que faltaba, que alguien venga a echarles la culpa a ellas!

- Vamos a ver, señora, que si yo me hubiera tirado años soportando el maltrato de un señor al menos me gustaría saber qué ha fallado en mí para haberlo hecho, sobre todo para no volverlo a repetir en el futuro.

- A ellas no les pasa nada! Los enfermos son ellos! Ellas son personas normales! No son culpables de nada!!!!!

Y todo así.

Y luego te bloquean por indeseable o bien te apuntan en su grupo personal de "Gentuza y bazofia".  A ver, que ser gentuza y bazofia para según quién puede ser un piropazo del copón. Y yo con estas cosas me siento bastante halagada.

Hombre, reconozco que yo también alguna vez pierdo mi habitual contención verbal y se me ha escapado algún que otro "subnormal" o "pirada" y cosas así. Pero es que me lo ponen muy difícil, de verdad. Es que están fatal, palabrita.

Hay días en las que una piensa: si éste es el nivel en este país, joder, soy Dioooooooossss!

Cualquier día que esté un poco aburrida me pongo a crear una religión.


1 comentario:

  1. Qué casualidad! Justamente hoy he leído un artículo en El País Semanal sobre Philippe Lançon, un periodista víctima del atentado a Charlie Hebdo en Parçis. Un tipo que se quedó sin cara y lleva 18 operaciones para intentar reconstruírsela. Acaba de escribir un libro sobre aquello.

    En un momento de la entrevista, al respecto de este asunto del victimismo, dice tal que así: Es que muchos medios de comunicación te dicen cosas como ‘eres una víctima y tienes derecho a sentirte así, y quienes te han hecho daño son tal y cual’… y no creo que eso hubiera sido beneficioso para mí. Compadecerse de uno mismo no es bueno. Una víctima del terrorismo tiene que ser fuerte, y no puede pensar que el grupo, el Estado o la familia le van a dar todo. Hay que luchar. Pero es muy difícil... ”. Nada más lejos de su voluntad que convertirse en una víctima profesional: “No tengo ninguna intención de convertirme en una especie de loro posado sobre el cañón de una kalashnikov”.

    Mi más rendida admiración. Me lo apunto como ídolo junto a Irene Villa.

    Por si queréis leer la entrevista entera: https://elpais.com/elpais/2018/07/13/eps/1531502153_421531.html

    ResponderEliminar