No sé si habéis oído hablar de James Rhodes. Es un famoso pianista al que hace unos días Jordi Evole le hizo una entrevista en Salvados, una entrevista bastante espeluznante. Tan espeluznante como la propia vida de Rhodes, que relata conmovedoramente en una autobiografía titulada "Instrumental".
Para los que no hayáis oído hablar de él, James resume su vida tal que así en su libro:
"Me violaron a los seis años. Me internaron en un psiquiátrico. Fui drogadicto y alcohólico. Me intenté suicidar cinco veces. Perdí la custodia de mi hijo. Pero no voy a hablar de eso. Voy a hablar de música. Porque Bach me salvó la vida. Y yo amo la vida."
Pues sí. Le salvó la vida escuchar "La Chacona" de Bach. En el peor momento de su vida, si es que puede hablarse de "peores momentos" en una biografía como la suya, un día escuchó esa pieza y sintió que alguien había escrito eso para él. Alguien que entendía lo que él sentía. Por un momento sintió que había algo a lo que podía agarrarse. Y efectivamente Bach le salvó la vida.
El libro de Rhodes nos ha llegado hace poco a la biblio y ahí está, recién catalogado, pero la verdad es que no me siento capaz de leerlo. Ya me costó ver a retazos la entrevista de Evole, pero leer el libro se me antoja un imposible. No obstante lo he ojeado un poco al azar, deteniéndome principalmente en las partes que más me llamaron la atención de la entrevista, sobre todo en lo que ha supuesto a posteriori su traumática experiencia.
Rhodes no da detalles escabrosos de sus violaciones. Por varios motivos, pero sobre todo porque piensa que si los reviviera se volvería loco. Y es muy probable. Con todo y con eso habla con toda crudeza de lo que le pasó: "si quieres destrozar la vida de un niño métele tu polla durante años y hazle sentir que él es el culpable de que se lo estés haciendo".
El hombre que le hizo aquello no solo lo destrozó anímicamente y le machacó como ser humano. Es que hubo serias secuelas físicas: problemas intestinales crónicos, se cagaba en cualquier parte, y encima tuvo que ser sometido a varias operaciones porque le había destrozado la espalda. Era un crío de siete años al que se estaba follando un tipo tres veces más grande que él!!!
Ya, ya sé que esta crudeza parece supersórdida e insoportable. Pero es que, amigos, todo eso le pasó a un niño de verdad. Y eso mismo les ha pasado a cientos de niños, nunca sabremos cuántos, que no son capaces y nunca lo serán de denunciar lo que han vivido.
De todas formas, con todo lo horrible que es la experiencia que este hombre ha pasado, para mí lo peor son las secuelas psicológicas. Para Rhodes uno de los momentos más decisivos de su vida fue cuando tuvo a su hijo porque entonces empezó a sufrir constantemente por él. Pensó que había traído al mundo un hijo para exponerlo a un montón de peligros que lo acechaban permanentemente. Él no es que pensara que a su hijo le podía pasar algo, como pensamos casi todos los padres.... Es que él SABÍA que le iba a pasar algo; la única duda era dónde y cuándo. Y fue ese pánico constante el que le llevó a la locura. Podéis imaginar esa tortura mental machacando su cerebro permanentemente?
Otra de las partes que he leído al azar es la carta estremecedora que escribió su profesora de primaria, casi 30 años después de los hechos, para testificar ante la policía. Ella sabía que a ese niño le estaba pasando algo terrible, pero no podía imaginar qué era. No estaba preparada para pensar en la posibilidad de unas violaciones sistemáticas que duraron casi cinco años. Más bien pensó que estaba siendo agredido de otras formas pero nunca sexualmente. Eso es muy difícil imaginarlo. Quién coño va a pensar que alguien le está haciendo eso a un chiquillo de primaria?
La pobre mujer cuando supo lo que había estado pasando ante sus narices no pudo dejar de machacarse con un argumento demoledor pero real: ella, de haber estado más alerta, pudo haberle evitado ese infierno a ese niño. Y lo que es aún peor, a muchos más niños que con toda seguridad posteriormente han sufrido los mismos abusos de esa persona. Y no lo hizo. Porque no supo verlo. Tiene una parte importante de responsabilidad, como todos los adultos que en su día no detectaron lo que pasaba.
Independientemente de lo truculenta que pueda resultar la historia de Rhodes, que lo es, todo esto lleva a cuestionarnos sobre un montón de cosas. Poco a poco, casi con cuentagotas, vamos teniendo noticia de casos de pederastia en un montón de ámbitos: el escolar, el religioso, el deportivo... Cómo es posible que durante años hayamos estado conviviendo con la pederastia de esta manera sin habernos percatado, sin que haya saltado ninguna alarma? Qué hemos hecho tan mal para que todos esos niños no hayan visto la posibilidad de acudir a alguien pidiendo ayuda y hayan ocultado su infierno torturándose interiormente como le sucedió a Rhodes?
En fin, como dije al principio, una historia espeluznante que debería hacernos reflexionar a todos sobre la clase de mundo en el que vivimos y sobre qué podemos hacer para proteger a nuestros niños pero sin crearles un entorno paranoide en el que vean ellos y veamos nosotros peligros por todas partes. Qué difícil establecer ese límite!
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