Yo hay cosas que no entiendo y nunca entenderé en esta vida. A ver, os cuento. Como muchos sabéis porque lo he contado mil veces, voy a trabajar todos los días en tren y, como soy una asocial declarada y amo el silencio más que ninguna otra cosa en este mundo, me recorro un duro kilómetro de andén para llegar al último vagón, en la certeza de que es el más tranquilo, el que más me puede garantizar un cómodo viaje sin ruidos indeseados y en definitiva esa paz que tanto ansío. También sabéis que desde mis conflictos bélicos con los vigilantes de la estación no puedo llegar hasta mi vagón en bici, como hacía antes, sino que tengo que caminar arduamente hasta el lugar. Es una buena caminata pero bueno, merece la pena porque mi objetivo se cumple con creces.
O más bien, se cumplía. Porque de un tiempo a esta parte, hay algo que me tiene conmocionada a la par que irritada, exaltada, confusa y espantada, y no lo puedo comprender. Hay dos tíos, DOSSSSS, que vienen juntos y se colocan en MI VAGÓNNNNN, al fondo y no paran de cascar como cotorras!!! Hosssstia, me cago en to su nación! Por qué coño esos dos tíos se recorren un puto kilómetro entero de andén para meterse en un vagón solitario en el que solo va una tía si no buscan ni paz ni silencio ni tranquilidad? Por qué no se sientan en el primer vagón o en el del centro, que es donde va todo el mundo que se pasa el viaje hasta Rabanales hablando sin parar? Por qué tienen que enturbiar mi descanso con su molesta presencia, habiendo veinte vagones por delante, si tienen que inflarse de andar para llegar hasta allí y luego a la vuelta, en el campus, tres cuartas de lo mismo? Cuáles son las razones ocultas de esos dos desaprensivos sin alma ni sentimientos?
Pues bien, después de mucho reflexionar y atormentarme con este asunto, he llegado a pensar en diversas posibilidades que paso a exponer:
1. Son amantes, pero no han salido del armario. Los dos están casados y no tienen tiempo para verse; el único ratito es el del tren de la mañana a Rabanales. Y además de cuchichear dedican el trayecto a follar desaforadamente. En realidad los asientos últimos del vagón están llenos de manchas de semen, producto de esta pasión prohibida. Como soy una romántica empedernida ésta sería mi opción favorita.
2. Son agentes secretos. Trabajan para la CIA o el MOSSAD y se dedican a espiar diversos proyectos de investigación de la Universidad. Cuando se ven en el tren por las mañanas intercambian información y se pasan documentos importantes. Tienen que esconderse en mi vagón para no despertar sospechas. Cualquier día de éstos, cuando se percaten de que lo sé todo, me matarán.
3. Pertenecen a departamentos o servicios enemigos y su relación podría ser mal vista por sus compañeros y por sus jefes. Si llegara a saberse que son amigos, como mínimo les abrirían un expediente o les harían mobbing, y hasta podrían llegar a expulsarlos. A pesar del trabajo son colegas de toda la vida y no están dispuestos a renunciar a su amistad, aunque la mantengan en secreto. Esta alternativa, como la del amor, me parece superbonita también, pero poco probable.
4. Tienen el colesterol por las nubes y el médico les ha dicho que tienen que andar un kilómetro todos los días. Se meten en mi vagón porque aprovechan el andén de la estación para hacer ejercicio caminando. Entre el recorrido de la estación y el del apeadero de Rabanales, tanto a la ida como a la vuelta, superan con creces el kilómetro que el médico les ha recetado. No es nada personal contra mí, es sólo un tema de salud.
5. Son unos hijosdeputa sin sentimientos y lo hacen para joderme. Son malas personas y no pueden soportar que la gente sea feliz y viaje apaciblemente en el tren y que incluso pueda disfrutar del trayecto. Eso les reconcome y desde que se dieron cuenta de que había una persona a la que le gustaba la soledad del último vagón se propusieron fastidiarla y amargarle su inofensiva costumbre. Que quieres silencio, perra? Pos toma parloteo!
Aunque como romántica confesa mi opción favorita era la del amor, esta última es la que me parece más plausible. Esos dos tíos son malos, pero malos de verdad, probablemente unos peligrosos psicópatas, y han convertido en objetivo primordial de sus vidas joderme a mí las mañanas.
En fin, después de mucha meditación éstas son las cinco alternativas que se me han ocurrido, aunque ya os digo que la que me parece más factible es la última. De todas formas si a vosotros se os ocurre alguna otra, por favor, no dudéis en decírmela, porque esto me tiene verdaderamente traumatizada y, ya que no puedo hacer nada para evitarlo, al menos me gustaría saber el porqué de esta violenta intromisión en mi vida.
Aunque solo sea para poder entenderlo, aceptarlo con resignación y conformarme con esta cruz que me ha tocado.