A día de hoy, tras los últimos atentados terroristas en París, uno de los lugares más emblemáticos de la civilización moderna, la sociedad occidental está dividida en tres grandes grupos:
1. Yo también soy Charlie Hebdo.
2. Yo no soy Charlie Hebdo.
3. Me importa un pimiento Charlie Hebdo.
Y todos, en mayor o menor medida, ante el desafío creciente del terrorismo yihadista, tenemos que tomar partido por una de estas tres opciones. Y aquí está la mía: yo sí soy Charlie Hebdo.
Y lo soy porque, aunque modestamente, en este pequeño blog que sólo leen cuatro gatos (con todo mi respeto para los mininos que aún me leéis), sé perfectamente lo que es la censura. Sí, aunque os parezca mentira, con mi reducido número de lectores, también yo tengo mi miniclub de ofendidos, afectados y agraviados por mi afilada pluma.
En realidad hace tiempo que me di cuenta de que es prácticamente imposible escribir, hacer cine, fotos, dibujos o cualquier otra forma de expresión artística o literaria sin ofender a nadie... Hasta un blog prácticamente familiar como éste tiene ese inconveniente. Yo sé de gente que ha dejado de leerme porque se siente atacada en sus ideas políticas, o porque no le ha gustado el tono de algún post o porque se ha visto retratada en algún otro y el retrato le ha molestado... En fin, que entre mi reducido club de fans también ha habido bajas que han mermado considerablemente el escaso número de visitantes que ya de por sí tenía.
Es igual, el caso es que, a poco que sientas la necesidad de expresar tus opiniones de una u otra manera, siempre habrá alguien que se sienta aludido, ofendido, víctima... No se puede satisfacer a todo el mundo. Salvo que no te impliques en nada y siempre seas políticamente ultracorrecto y te limites a tratar de cosas totalmente inofensivas que no pueden molestar a nadie, lo cual es sumamente difícil, al menos para mí.
Y si esto es así, imaginad a otros niveles. Todos los periódicos de gran tirada en el mundo tienen su correspondiente "Defensor del lector" al que le escriben constantemente cartas protestando airadamente por un titular, por un comentario, por una foto o por un pie de foto... Son miles las personas que envían a diario sus mensajes de indignación. Pero es que cada decisión que toma quien edita un periódico puede molestar a alguien: si publicar o no una foto, si poner en portada esta noticia o aquella, si titular así o asá... No hay nada completamente inocuo; cualquier decisión, por nimia que parezca, puede ser objeto de crítica, puede herir determinadas sensibilidades o puede dar lugar a interminables polémicas.
Bueno, es que hasta la Real Academia tiene sus detractores, aunque no es una institución que tome decisiones sobre el uso de las palabras sino que se limita a certificar ese uso en la calle. Y así hace poco se montó tremendo pifostio porque el colectivo calé puso el grito en el cielo por una acepción ofensiva que recogía la RAE del término "gitano". Ya me contarás qué culpa tiene la RAE de que en la calle o en la literatura ese vocablo se use con el significado de"trapacero". Bueno, pues hubo concentraciones, protestas y un sentimiento de profunda indignación por la inclusión de esta acepción. Y esto es sólo un ejemplo; con la RAE está cabreado medio mundo porque el que no se siente ofendido por una definición se siente por otra pero raro es el que lee el diccionario sin pillarse un berrinche de narices.
Con esto lo que quiero decir es que escribir, dibujar, hacer fotos o pelis es siempre un deporte de riesgo porque es muy raro que no te busques problemas con alguien. Pero eso es una cosa y otra muy distinta es que te juegues literalmente el pellejo, como le pasó en su día al escritor Salman Rushdie, o al cineasta Theo van Gogh o más recientemente, estos últimos días, a los humoristas del semanario satírico "Charlie Hebdo". Para eso sí que hay que tener muchos cojones y una vocación libertaria totalmente por encima de miedos, chantajes y amenazas de muerte.
Los dibujantes de "Charlie Hebdo" habían sufrido todo esto y más. Hace un par de años ya la sede de la revista fue atacada brutalmente y, aunque en aquel momento no hubo víctimas personales, tuvieron que ser asilados temporalmente en la sede del diario "Liberation". los mismos que han vuelto a acogerlos ahora, mostrando una vez más una solidaridad y un compañerismo que van mucho más allá del mero palabrerío vacuo y que también implica un considerable riesgo para ellos.
Me da igual si era de mejor o peor gusto el humor de "Charlie Hebdo", me da igual que miles de musulmanes se sintieran ofendidos por sus caricaturas, me importa un bledo si le tocaron las pelotas a un montón de barbudos fanáticos y hediondos con las mismas neuronas que una ameba... Yo sólo sé que esta gente es lo que a mí me gustaría llegar a ser, que tienen los cojones que a mí me gustaría tener y que, como de algo hay que morir, prefiero mil veces morir en defensa de mis ideas como lo han hecho ellos que derrotada por un cáncer o por un infarto o por un derrame cerebral o por cualquier otra mierda de ésas de las que se muere casi todo el mundo y de la que es muy probable que también termine muriéndome yo.
Por eso, porque creo que lo que ellos han hecho y por lo que los han asesinado merece la pena hasta el punto de perder la vida, el día de la masacre desde mi twitter me dediqué a retuitear todas las caricaturas de Mahoma que encontré por la red. Sí, ya sé que el riesgo que corro es mínimo porque una tía que tiene escasamente 30 seguidores difícilmente se está poniendo en el centro de la diana por colgar unas caricaturas, pero ésas son mis posibilidades, y además esos tarados están todo el día por ahí buscando enemigos. Pueden dar conmigo como pueden dar con miles de personas que hicieron aquel día lo mismo que yo. De todas formas ya el mismo hecho de vivir, de respirar y de ser una habitante más de su añorada Al-Andalus es motivo suficiente para que cualquier día te mate algún mamarracho de éstos, poniendo una bomba en el tren en el que vas, o en el autobús, o en el supermercado en el que compras o en tu centro de trabajo.
Y por eso, aunque este blog lo leáis solamente esos queridos cuatro gatos de los que hablaba al principio, y así sea muy difícil ser subversiva y valiente como los dibujantes de "Charlie Hebdo", a mí me gustaría colgar también en este pequeño espacio cuasi familiar esas caricaturas por las que ellos han pagado con su vida.
Es mi modesto homenaje a una gente que ha muerto por la causa más grande, por defender la libertad frente al fanatismo y la sinrazón.
Gracias por vuestra valentía y por no rendiros nunca. Siempre seréis mis héroes.
Hola Inma. Como recientemente me he añadido a tu blog, aprovecho para mandarte un saludo. Como estoy de acuerdo con lo que he leído por ahora , no formo parte de este número de agraviados y ofendidos, pero si comentase algo en lo que disiento, lo haría de forma respetuosa. He llegado a tu blog a raíz de tus críticas de filmaffinity, que me parecen hilarantes y originales. Como veo que ya llevas tiempo escribiendo, tengo lectura para rato.
ResponderEliminarBueno, pues eso, un saludo, me llamo Oriol y felicidades por el escrito de hoy, que comparto plenamente. Me gusta el fondo y también la forma ya que creo que escribes muy bien.
Pues muchas gracias y bienvenido. En realidad a mí no me importa que la gente disienta de mis opiniones; es más, creo que es sano y enriquecedor discutir e intercambiar razonamientos.
EliminarLo que sí que no entiendo demasiado bien es el mundo de la ofensa permanente este en el que vivimos instalados. A mi es que es tan difícil ofenderme, si no imposible, que no me puedo explicar cómo la gente se ofende con tanta facilidad. Y ya de los tarados asesinos estos para qué vamos a hablar.
De todas formas cada vez voy pasando más de estas cosas. Si alguien se molesta por algo que he escrito no se me caen los anillos por pedir perdón pero si el individuo en cuestión persiste en su postura ofendida... pos hasta luego, Lucas. No he venido yo al mundo pa cogérmela con papel de fumar.
Qué hay compañera bloguera, Talía666, Inma Ruiz de Julián.
ResponderEliminarHace un tiempo que vengo leyendo muchas de tus críticas o entradas, y lejos de estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que dices, creo que sabes contar lo que quieres contar y sabes transmitir lo que quieres transmitir. Y eso ya es mucho.
Creo también que tiens un fifty fifty de entradas críticas "buenas", donde hay ingenio, hay cierta coherencia y se puede leer, y entradas o críticas "malas", donde parece que patinas un poco. No obstante, recalco cada creo que he dicho porque no soy ni juez ni jurado ni nadie que determine nada. Hablo desde mi percepción personal.
Dejando a un lado todo esto, ni comenté ni tenía pensado comentar nada ni en tu blog ni en otros que también he leído, y seguir siendo mero espectador ajeno, hasta que llego, veo esta entrada y cambias mis planes.
Muchas de las cosas que has escrito las comparto al 100% y otras al 0%, pero no por ello creo necesario comentarte aquí nada. Sin embargo en este caso sí. Y lo hago porque creo que estás equivocada y te estás dejando absorber por esa corriente que dice que Charlie Hebdo es libertad de expresión. Desde aqí te digo que no lo es.
No lo es basicamente porque no tiene libertad para poner lo que quiera. No tiene libertad para hacer una caricatura de los israelitas masacrando a los palestinos, no tienen libertad para hacer una caricatura que muestre la verdadera situación de Ucrania, no tiene libertad para criticar a la OTAN y sus barbaridades en sus tiras cómicas sino que las apoyan.
No tienen libertad para poner a algún mandatario occidental como dictador, más bien tienen órdenes de poner a Chavez, a Evo, a Castro, a Gadafi... de dictadores.
No tiene libertad para criticar intervenciones de EE.UU. o de su Francia en guerras persiguiendo ciertos intereses, tienen directrices para apoyarlas.
Estas y muchas otras cosas hacen que Charlie Hebdo no fuera, ni muchísimo menos, una muestra de libertad de opinión. No puedes asegurar y defender que todos somos Charlie Hebdo basándote en que ejercen un derecho que en realidad no ejercían. Y dejando a un lado que apoyes o no apoyes, que estés de acuerdo o no estés de acuerdo con lo que critica o con su humor, la realidad es que no tenían libertad de opinión. Podían reirse de esto o aquello de lo que les dejaban que se rieran y además criticaban esto o aquello que les mandaban que criticasen.
Crímenes brutales, injustificables y deleznables? Por supuesto, eso nadie en su sano juicio lo niega. Pero de ahí, a decir que murieron por la libertad de expresión es como decir que los muertos de las torres gemelas murieron por defender la libertad de una nación.
No dejes engañarte, no caigas en un juego que no es más que la búsqueda de otra guerra en beneficio de unos pocos que ya están caldeando el ambiente, poniendo a la población en situación para que el día de mañana diga: Sí sí, hay que ir a ese país a combatir porque esos son muy malos, queremos la libertad de información, la libertad en general, la igualdad, la fraternidad y la paz mundial.
Hola, Daniel, bienvenido a mi casa.
ResponderEliminarLa verdad es que no sé de dónde sacas la impresión de que los humoristas de Charlie Hebdo no tenían libertad para escribir sobre lo que les diera la gana. De hecho estaban amenazados de muerte y seguían haciendo su trabajo; creo que cuando alguien se salta a la torera una seria advertencia contra su vida es capaz de saltarse a la torera todo lo demás.
En fin, no soy seguidora habitual de la revista pero estos días he visto viñetas bastante fuertes de absolutamente todos los temas habidos y por haber. Esta gente no tenía reparo en criticar cualquier cosa. Igual no estaban interesados en los mismos temas que tú pero es evidente que se metian con todo lo que a ellos les picaba el culo.
Para mí el ejemplo que pones sobre las Torres Gemelas no es válido. La gente que estaba allí y murió no estaba comprometida con ninguna causa ni con nada, les pilló aquello de pura casualidad sin ellos haber hecho nada para provocarlo, y si hubieran sabido que corrían ese riesgo se hubieran cagado vivos. En cambio, estos tíos le echaron muchos cojones porque sabían que los querían matar y no se rajaron. Estuvieron ahí hasta el final dando por culo a los que les amenazaban y descojonándose de ellos. Ellos sí murieron defendiendo su derecho a hablar. Los de las Torres no.
No sé para ti pero eso para mí tiene un valor muuuuy grande, y les estoy eternamente agradecida por los cojones que han demostrado en defensa de todo aquello en lo que yo creo. Los admiro y siempre los admiraré.
Morir por la libertad de expresión o por la libertad en general ahora y siempre. De hecho comparto tu opinión de que sería mucho mejor morir por lo que crees y por lo que defiendes que por una de esas asquerosas enfermedades que nos joden a todos. Sin embargo, yo digo que Charlie Hebdo no es una muestra de libertad de opinión. Pueden meterse y criticar a este, al otro o al de la moto, y dejando a un lado que pueda o no estar de acuerdo con su crítica, es un hecho que no tienen libertad para hacerlo con todo el que se les antoje o con todo aquello que les diera la gana. Puede venirles uno y decirles esto no lo publiques y no lo publican, o directamente se les cierra el chiringuito. Hablo de Charlie Hebdo porque es el tema de la entrada, pero lo mismo ocurre y con mucha más fuerza en cualquier periódico que cojas, llámalo país, mundo, etc. Y ya no hablemos de las televisiones.
ResponderEliminarEl ejemplo que te puse fue para expresar lo que te sigo diciendo ahora. Si aquellos murieron por un ataque despreciable estos lo hicieron por lo mismo, pero no por ello significa que tuvieran libertad para criticar lo que les diera la gana.
De todos modos, comparto totalmente la importancia que le das al derecho de libertad de expresión que deberíamos tener todos. No estoy para nada de acuerdo con lo que dices pero hasta con mi vida defenderé que puedas decirlo como diría aquel no?
Muchas gracias por la bienvenida a tu casa, prometo no abrir puertas cerradas ni poner los pies encima de la mesa.