A día de hoy, tras los últimos atentados terroristas en París, uno de los lugares más emblemáticos de la civilización moderna, la sociedad occidental está dividida en tres grandes grupos:
1. Yo también soy Charlie Hebdo.
2. Yo no soy Charlie Hebdo.
3. Me importa un pimiento Charlie Hebdo.
Y todos, en mayor o menor medida, ante el desafío creciente del terrorismo yihadista, tenemos que tomar partido por una de estas tres opciones. Y aquí está la mía: yo sí soy Charlie Hebdo.
Y lo soy porque, aunque modestamente, en este pequeño blog que sólo leen cuatro gatos (con todo mi respeto para los mininos que aún me leéis), sé perfectamente lo que es la censura. Sí, aunque os parezca mentira, con mi reducido número de lectores, también yo tengo mi miniclub de ofendidos, afectados y agraviados por mi afilada pluma.
En realidad hace tiempo que me di cuenta de que es prácticamente imposible escribir, hacer cine, fotos, dibujos o cualquier otra forma de expresión artística o literaria sin ofender a nadie... Hasta un blog prácticamente familiar como éste tiene ese inconveniente. Yo sé de gente que ha dejado de leerme porque se siente atacada en sus ideas políticas, o porque no le ha gustado el tono de algún post o porque se ha visto retratada en algún otro y el retrato le ha molestado... En fin, que entre mi reducido club de fans también ha habido bajas que han mermado considerablemente el escaso número de visitantes que ya de por sí tenía.
Es igual, el caso es que, a poco que sientas la necesidad de expresar tus opiniones de una u otra manera, siempre habrá alguien que se sienta aludido, ofendido, víctima... No se puede satisfacer a todo el mundo. Salvo que no te impliques en nada y siempre seas políticamente ultracorrecto y te limites a tratar de cosas totalmente inofensivas que no pueden molestar a nadie, lo cual es sumamente difícil, al menos para mí.
Y si esto es así, imaginad a otros niveles. Todos los periódicos de gran tirada en el mundo tienen su correspondiente "Defensor del lector" al que le escriben constantemente cartas protestando airadamente por un titular, por un comentario, por una foto o por un pie de foto... Son miles las personas que envían a diario sus mensajes de indignación. Pero es que cada decisión que toma quien edita un periódico puede molestar a alguien: si publicar o no una foto, si poner en portada esta noticia o aquella, si titular así o asá... No hay nada completamente inocuo; cualquier decisión, por nimia que parezca, puede ser objeto de crítica, puede herir determinadas sensibilidades o puede dar lugar a interminables polémicas.
Bueno, es que hasta la Real Academia tiene sus detractores, aunque no es una institución que tome decisiones sobre el uso de las palabras sino que se limita a certificar ese uso en la calle. Y así hace poco se montó tremendo pifostio porque el colectivo calé puso el grito en el cielo por una acepción ofensiva que recogía la RAE del término "gitano". Ya me contarás qué culpa tiene la RAE de que en la calle o en la literatura ese vocablo se use con el significado de"trapacero". Bueno, pues hubo concentraciones, protestas y un sentimiento de profunda indignación por la inclusión de esta acepción. Y esto es sólo un ejemplo; con la RAE está cabreado medio mundo porque el que no se siente ofendido por una definición se siente por otra pero raro es el que lee el diccionario sin pillarse un berrinche de narices.
Con esto lo que quiero decir es que escribir, dibujar, hacer fotos o pelis es siempre un deporte de riesgo porque es muy raro que no te busques problemas con alguien. Pero eso es una cosa y otra muy distinta es que te juegues literalmente el pellejo, como le pasó en su día al escritor Salman Rushdie, o al cineasta Theo van Gogh o más recientemente, estos últimos días, a los humoristas del semanario satírico "Charlie Hebdo". Para eso sí que hay que tener muchos cojones y una vocación libertaria totalmente por encima de miedos, chantajes y amenazas de muerte.
Los dibujantes de "Charlie Hebdo" habían sufrido todo esto y más. Hace un par de años ya la sede de la revista fue atacada brutalmente y, aunque en aquel momento no hubo víctimas personales, tuvieron que ser asilados temporalmente en la sede del diario "Liberation". los mismos que han vuelto a acogerlos ahora, mostrando una vez más una solidaridad y un compañerismo que van mucho más allá del mero palabrerío vacuo y que también implica un considerable riesgo para ellos.
Me da igual si era de mejor o peor gusto el humor de "Charlie Hebdo", me da igual que miles de musulmanes se sintieran ofendidos por sus caricaturas, me importa un bledo si le tocaron las pelotas a un montón de barbudos fanáticos y hediondos con las mismas neuronas que una ameba... Yo sólo sé que esta gente es lo que a mí me gustaría llegar a ser, que tienen los cojones que a mí me gustaría tener y que, como de algo hay que morir, prefiero mil veces morir en defensa de mis ideas como lo han hecho ellos que derrotada por un cáncer o por un infarto o por un derrame cerebral o por cualquier otra mierda de ésas de las que se muere casi todo el mundo y de la que es muy probable que también termine muriéndome yo.
Por eso, porque creo que lo que ellos han hecho y por lo que los han asesinado merece la pena hasta el punto de perder la vida, el día de la masacre desde mi twitter me dediqué a retuitear todas las caricaturas de Mahoma que encontré por la red. Sí, ya sé que el riesgo que corro es mínimo porque una tía que tiene escasamente 30 seguidores difícilmente se está poniendo en el centro de la diana por colgar unas caricaturas, pero ésas son mis posibilidades, y además esos tarados están todo el día por ahí buscando enemigos. Pueden dar conmigo como pueden dar con miles de personas que hicieron aquel día lo mismo que yo. De todas formas ya el mismo hecho de vivir, de respirar y de ser una habitante más de su añorada Al-Andalus es motivo suficiente para que cualquier día te mate algún mamarracho de éstos, poniendo una bomba en el tren en el que vas, o en el autobús, o en el supermercado en el que compras o en tu centro de trabajo.
Y por eso, aunque este blog lo leáis solamente esos queridos cuatro gatos de los que hablaba al principio, y así sea muy difícil ser subversiva y valiente como los dibujantes de "Charlie Hebdo", a mí me gustaría colgar también en este pequeño espacio cuasi familiar esas caricaturas por las que ellos han pagado con su vida.
Es mi modesto homenaje a una gente que ha muerto por la causa más grande, por defender la libertad frente al fanatismo y la sinrazón.
Gracias por vuestra valentía y por no rendiros nunca. Siempre seréis mis héroes.
domingo, 11 de enero de 2015
domingo, 4 de enero de 2015
Frikilovers
No sé si sabéis lo que es un frikilover. Bueno, si no lo sabéis intentaré explicároslo lo más claro posible.
Frikilover es ese individuo que está enamorado del amor, que es feliz únicamente cuando tiene pareja y que en estos tiempos de redes sociales, su momento de mayor alegría en la vida es cuando por fin consigue la ansiada pareja y cuelga una foto de los dos juntos en su perfil del guasap, del Twitter, del Instagram y del Facebook. Ese momentazo es una especie de orgasmo virtual que para ellos no tiene parangón con ningún otro tipo de orgasmo ni de felicidad.
Por supuesto, a partir de ese momento cumbre se dedican a mandar mensajes a todos sus contactos por si se les había despistado la foto, para que no tengan más remedio que verla. Y así en menos de media hora todos sus conocidos se enteran de que el frikilover folla con cierta regularidad y de paso ven con quién. Y cuando calcula que ya todos habrán visto, ampliado y estudiado la foto, por fin descansa en paz y consigue dejar de hiperventilar dolorosamente.
A que conocéis a más de uno de éstos? Bueno, hay que reconocer que la inmensa mayoría son tías pero bueno, también algún frikilover macho hay por ahí. Yo desde luego sólo conozco a este espécimen en versión femenina; suelen ser además las mismas que flipan con pelis tipo "Pretty woman" y con las canciones de Merche o de Pablo Alborán o de Malú. Sabéis las tías que os digo, no?
Conozco a una incluso que antes, con su novio anterior, firmaba sus mensajes como "Pepi y Paco", y ahora, después de haberla dejado Paco, tras una larga travesía del desierto de un mes, por fin ha encontrado novio nuevo, con el que se ha hecho la correspondiente foto de amol que ha colgado ipso facto en el guasap y en el Face, y ahora ya firma los mensajes como Pepi y Angelete. Me imagino que ese mes horribilis, de pesadilla, en que vivió la dura transición entre un novio y el siguiente y tuvo que aparecer sola en su foto del guasap y firmar con un escueto Pepi, lo habrá borrado de su memoria, o al menos estará intentándolo con todas sus fuerzas.
Las frikilovers viven por y para el amor, pero siempre para el amor público y notorio. Una historia de amor íntima de la que no se entere nadie les interesa poco o nada porque su principal objetivo es exhibir públicamente a cuanta más gente mejor su felicidad y, sobre todo, las imágenes, los documentos gráficos que prueban que efectivamente han conseguido una pareja y no se lo han inventado.
Las frikilovers sufren lo indecible cuando, por algún motivo, tienen que ocultar su amor a la gente. No sé, porque el novio esté comprometido o casado con otra muchacha, o porque socialmente no esté demasiado bien vista su relación, o porque alguien de su familia sospeche alguna patología por su propensión al noviazgo compulsivo, o por lo que sea. Esas temporadas de amor clandestino forzoso una frikilover de pro las vivirá como una pesadilla interminable y no podrá parar hasta conseguir su sueño de colgar en las redes sociales y en su mensajería instantánea la deseada foto de pareja con la que por fin dejará claro al mundo que ella ya no está sola en la vida. Porque a todo esto, a la frikilover le da igual tener 8 hijos y 27 nietos; la cuestión es que si no tiene novio no es nada.
En fin, últimamente las frikilovers son las it girls del momento; te las encuentras por todas partes. Abres tu guasap y... zas! Ahí está, otra frikilover. Es igual que no tengas costumbre de curiosear las fotos ni el estado de los guasaps de tus contactos; ellas te escriben cualquier gilipollez que se les ocurra, del tipo: "Hoooooolaaaaaaa, soy yoooooooo", y ya está, voilà, misión cumplida. Tú lógicamente no reconoces la foto, la abres y ahí está la frikilover con su nuevo novio, toda feliz de la vida, mostrando al mundo lo sumamente enamoradísima que está. Y si puede ser, con un mensaje textual del tipo:"Feliiiiiiiz como nunca (y una ristra de corazoncitos de colores)", o "Hasta que te conocí nunca supe lo que era el amor", o "Sólo tú sabes darme cosas nuevas solamente con mirarme", o "Cómo he podido vivir todos estos años sin ti", o "Creo que por fin he encontrado lo que siempre busqué", o... yo qué sé, hay mil chorradas por el estilo que una frikilover puede poner en su estado del guasap para hacer vomitar a todas las personas más o menos normales que, sin sospecharlo y sin aviso previo, se pueden encontrar por sorpresa con su demencial verborrea amorosa.
Otra cualidad que caracteriza a las frikilovers es que desde el minuto cero de la relación están locas por conocer a la familia completa del novio y por presentarle ellas a la suya. "Hay que ver, Manolo, que ya llevamos una semana juntos y aún no me has presentado a tu tía la de Betanzos", o bien "Haz las maletas rápido, que tenemos que salir pitando para Villaviciosa del Cencerro, que mi tatarabuela se está muriendo y no quiero que se vaya de este mundo sin saber que tengo novio".
Yo al principio flipaba un montón con estas cosas y me quedaba ojiplática perdida porque no podía entender que hubiera tías para las que tener pareja fuera el sentido de su vida, el summum, vamos, lo más de lo más. Pero ya, a la vista de que se me ha disparado el guasap con fotos y desvaríos de frikilovers, pues he conseguido superar la vergüenza ajena y me he acostumbrado y ahora lo que hago es establecer clasificaciones y puntuaciones para elaborar un ranking mundial de frikiloverismo.
De momento la campeona indiscutible es Pepi, la de Pepi y Angelete (antes Pepi y Paco), pero vamos, que la competición está muy reñida, y tengo un par de ellas más que... Pepi, Pepi, no te descuides, que te pisan los talones.
Frikilover es ese individuo que está enamorado del amor, que es feliz únicamente cuando tiene pareja y que en estos tiempos de redes sociales, su momento de mayor alegría en la vida es cuando por fin consigue la ansiada pareja y cuelga una foto de los dos juntos en su perfil del guasap, del Twitter, del Instagram y del Facebook. Ese momentazo es una especie de orgasmo virtual que para ellos no tiene parangón con ningún otro tipo de orgasmo ni de felicidad.
Por supuesto, a partir de ese momento cumbre se dedican a mandar mensajes a todos sus contactos por si se les había despistado la foto, para que no tengan más remedio que verla. Y así en menos de media hora todos sus conocidos se enteran de que el frikilover folla con cierta regularidad y de paso ven con quién. Y cuando calcula que ya todos habrán visto, ampliado y estudiado la foto, por fin descansa en paz y consigue dejar de hiperventilar dolorosamente.
A que conocéis a más de uno de éstos? Bueno, hay que reconocer que la inmensa mayoría son tías pero bueno, también algún frikilover macho hay por ahí. Yo desde luego sólo conozco a este espécimen en versión femenina; suelen ser además las mismas que flipan con pelis tipo "Pretty woman" y con las canciones de Merche o de Pablo Alborán o de Malú. Sabéis las tías que os digo, no?
Conozco a una incluso que antes, con su novio anterior, firmaba sus mensajes como "Pepi y Paco", y ahora, después de haberla dejado Paco, tras una larga travesía del desierto de un mes, por fin ha encontrado novio nuevo, con el que se ha hecho la correspondiente foto de amol que ha colgado ipso facto en el guasap y en el Face, y ahora ya firma los mensajes como Pepi y Angelete. Me imagino que ese mes horribilis, de pesadilla, en que vivió la dura transición entre un novio y el siguiente y tuvo que aparecer sola en su foto del guasap y firmar con un escueto Pepi, lo habrá borrado de su memoria, o al menos estará intentándolo con todas sus fuerzas.
Las frikilovers viven por y para el amor, pero siempre para el amor público y notorio. Una historia de amor íntima de la que no se entere nadie les interesa poco o nada porque su principal objetivo es exhibir públicamente a cuanta más gente mejor su felicidad y, sobre todo, las imágenes, los documentos gráficos que prueban que efectivamente han conseguido una pareja y no se lo han inventado.
Las frikilovers sufren lo indecible cuando, por algún motivo, tienen que ocultar su amor a la gente. No sé, porque el novio esté comprometido o casado con otra muchacha, o porque socialmente no esté demasiado bien vista su relación, o porque alguien de su familia sospeche alguna patología por su propensión al noviazgo compulsivo, o por lo que sea. Esas temporadas de amor clandestino forzoso una frikilover de pro las vivirá como una pesadilla interminable y no podrá parar hasta conseguir su sueño de colgar en las redes sociales y en su mensajería instantánea la deseada foto de pareja con la que por fin dejará claro al mundo que ella ya no está sola en la vida. Porque a todo esto, a la frikilover le da igual tener 8 hijos y 27 nietos; la cuestión es que si no tiene novio no es nada.
En fin, últimamente las frikilovers son las it girls del momento; te las encuentras por todas partes. Abres tu guasap y... zas! Ahí está, otra frikilover. Es igual que no tengas costumbre de curiosear las fotos ni el estado de los guasaps de tus contactos; ellas te escriben cualquier gilipollez que se les ocurra, del tipo: "Hoooooolaaaaaaa, soy yoooooooo", y ya está, voilà, misión cumplida. Tú lógicamente no reconoces la foto, la abres y ahí está la frikilover con su nuevo novio, toda feliz de la vida, mostrando al mundo lo sumamente enamoradísima que está. Y si puede ser, con un mensaje textual del tipo:"Feliiiiiiiz como nunca (y una ristra de corazoncitos de colores)", o "Hasta que te conocí nunca supe lo que era el amor", o "Sólo tú sabes darme cosas nuevas solamente con mirarme", o "Cómo he podido vivir todos estos años sin ti", o "Creo que por fin he encontrado lo que siempre busqué", o... yo qué sé, hay mil chorradas por el estilo que una frikilover puede poner en su estado del guasap para hacer vomitar a todas las personas más o menos normales que, sin sospecharlo y sin aviso previo, se pueden encontrar por sorpresa con su demencial verborrea amorosa.
Otra cualidad que caracteriza a las frikilovers es que desde el minuto cero de la relación están locas por conocer a la familia completa del novio y por presentarle ellas a la suya. "Hay que ver, Manolo, que ya llevamos una semana juntos y aún no me has presentado a tu tía la de Betanzos", o bien "Haz las maletas rápido, que tenemos que salir pitando para Villaviciosa del Cencerro, que mi tatarabuela se está muriendo y no quiero que se vaya de este mundo sin saber que tengo novio".
Yo al principio flipaba un montón con estas cosas y me quedaba ojiplática perdida porque no podía entender que hubiera tías para las que tener pareja fuera el sentido de su vida, el summum, vamos, lo más de lo más. Pero ya, a la vista de que se me ha disparado el guasap con fotos y desvaríos de frikilovers, pues he conseguido superar la vergüenza ajena y me he acostumbrado y ahora lo que hago es establecer clasificaciones y puntuaciones para elaborar un ranking mundial de frikiloverismo.
De momento la campeona indiscutible es Pepi, la de Pepi y Angelete (antes Pepi y Paco), pero vamos, que la competición está muy reñida, y tengo un par de ellas más que... Pepi, Pepi, no te descuides, que te pisan los talones.
jueves, 1 de enero de 2015
Mari Ángeles
Mari Ángeles ha muerto hoy, día 1 de enero. Mal día para morir, nena, eso no se hace. Cómo van tu familia y tus amigos nunca más a celebrar un fin de año sin acordarse de ti? Qué cabrona! No lo habrás hecho aposta, no? Para asegurarte de que no te podamos olvidar nunca, ay, pillina!
Mari Ángeles era compañera de trabajo, concretamente la limpiadora de la biblioteca. Llevaba años con nosotros y aunque pertenecía a otra empresa estaba tan integrada que era una más del colectivo bibliotecario. Creo que así se sentía ella y así la sentíamos los demás.
A ver cómo describo yo a Mari Ángeles para que los que no la conocíais la podáis ver. Creo que la expresión exacta es "La alegría de la huerta". Sabéis esas personas que llenan los espacios con su sonrisa y los cargan de energía y vitalidad? Pues así. Habitación en la que ella entraba con su mopa, habitación en la que entraban el jolgorio, la jarana y el bullangueo. Y como somos bibliotecarios, a veces le teníamos que decir: Shhhhhhhhhhh!
Pelirroja de tinte, pero igual de tremenda que si fuera natural; pelito muy corto, a lo chico; complexión fuerte, ancha, tal vez con una mijilla de sobrepeso (fijo que en los exámenes médicos anuales de la empresa le daban algún toque); cara redonda, colorada y, terrible paradoja, insultantemente saludable. Y sobre todo, un genio, un carácter, una personalidad arrolladora. No pasaba desapercibida esta mujer, no. Por donde pisaba... se notaba.
Se apuntaba a un bombardeo, no se perdía ni una. Mari Ángeles, vamos a hacer un perol para celebrar que nos suben el sueldo, te apuntas? Diiiiiiiigo, la primera. Dónde, cuándo, qué llevo, cuánto hay que poner. Divertida, cachonda, de risa contagiosa, ruidosa, escandalosa, procaz, insolente... era además la reina del baile, el alma de la fiesta, un eterno canto a la vida.
Y sabéis lo más alucinante? Pues que tenía motivos de sobra para quejarse, para despotricar, para chillar, protestar y clamar a los cielos por su mala suerte y por las injusticias trágicas de su vida. No sólo porque trabajara como una mula por un sueldo bastante miserable, o porque se levantara a las 5 de la mañana cada día, festivos incluidos durante las aperturas extraordinarias, o porque difícilmente le llegara el dinero para poder sacar adelante su casa... Todo eso aparte, Mari Ángeles era una de esas personas con las que el destino se ceba especialmente y muestra lo injusto y arbitrario que puede llegar a ser al repartir desgracias y bondades entre los humanos.
Bregó durante más de un año con la leucemia que le diagnosticaron a su marido. Compaginaba su trabajo con las tareas de casa y el cuidado del hombre, que cada vez iba a peor. Y no la vimos nunca quejarse. Apareció ante nosotros triste, penosa, maldiciendo su suerte? Pues no sé si alguien la llegó a ver así pero creo que la mayoría, igual que yo, la seguimos viendo sonreír y canturrear como siempre, con su carrito y su mopa y su risa contagiosa, ruidosa, escandalosa, procaz e insolente.
Y cuando el marido finalmente murió, tras meses de tratamientos y de angustiosa agonía, ella siguió exactamente igual, entregada a su alegría de vivir y a su resignada aceptación del destino que le había tocado. Incomprensiblemente no hubo cambios de humor entre la Mari Ángeles de antes y la de después de la larga enfermedad y muerte de su marido. Y eso que mucho me temo que, además de la cuestión sentimental, debió de quedarse en una situación económica muy difícil.
Unos meses después de enviudar ocurrió lo que nunca antes había ocurrido. De repente Mari Ángeles dejó de hablar y de reír. Me contaban mis compañeros que algunos días en el desayuno apoyaba la cabeza en la mesa y decía que el dolor no la dejaba apenas trabajar. Tomaba analgésicos a destajo para sus terribles dolores de cabeza pero no conseguía que se le pasaran. Por fin un día el dolor sobrepasó sus fuerzas y acudió a urgencias. Y ya sí, ya le diagnosticaron el tumor cerebral que la ha terminado matando. De esto hace unos siete meses. No creo que haya llegado a cumplir los 50.
La última vez que la vi fue hace poco más de un mes, en un perol que hicimos para celebrar el ascenso de unos cuantos. La invitamos y, por supuesto, se apuntó de momento. A las 8 de la mañana ya estaba ella allí saludando a todo el mundo y de cháchara. Me dio una alegría tremenda verla tan bien. Parecía bastante recuperada; es verdad que le costaba andar y por eso la colocaron en una silla de trabajo con ruedas y en ella la llevábamos de un lado a otro. Pero tenía muy buen aspecto y seguía con el mismo buen humor de siempre. Ponedme cerca del jamón y las patatitas, nos decía.
Nada hacía presagiar aquel día este desenlace fulminante. Luego he sabido que a partir del perol el declive comenzó y fue demoledor, hasta que el día 22 la ingresaron en paliativos. Menudo Gordo le tocó a su familia y menuda Navidad han debido de pasar a la espera de este final. Por lo pronto, su único hijo ha perdido en menos de tres años a su padre y a su madre, con eso está todo dicho.
Pienso en Mari Ángeles y a pesar de la pena no puedo dejar de tararear cosas como:
"Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, que tu cuerpo es pa darle alegría y cosa buena"
O como:
"Bailando, me paso el día bailando, y los vecinos mientras tanto no paran de molestar"
O como:
"Para hacer bien el amor hay que venir al sur, lo importante es que lo hagas con quien quieras tú"
No es que sean canciones muy apropiadas para un funeral pero fijo que a ella le encantarían. Y yo ahora mismo recordándola sólo puedo verla así, bailando por Los del Río, por Alaska, por la Carrá... con su pelito corto rojo berenjena, con su risa contagiosa, ruidosa, escandalosa, procaz e insolente... como creo que a ella le gustaría que la recordáramos.
Desde aquí brindo por Mari Ángeles con el Protos Gran Reserva que abrí anoche para celebrar la entrada del año. Quién me iba a decir que me acabaría esa botella escribiendo este amargo post de homenaje. Perra vida!
Hasta siempre, compañera.
Mari Ángeles era compañera de trabajo, concretamente la limpiadora de la biblioteca. Llevaba años con nosotros y aunque pertenecía a otra empresa estaba tan integrada que era una más del colectivo bibliotecario. Creo que así se sentía ella y así la sentíamos los demás.
A ver cómo describo yo a Mari Ángeles para que los que no la conocíais la podáis ver. Creo que la expresión exacta es "La alegría de la huerta". Sabéis esas personas que llenan los espacios con su sonrisa y los cargan de energía y vitalidad? Pues así. Habitación en la que ella entraba con su mopa, habitación en la que entraban el jolgorio, la jarana y el bullangueo. Y como somos bibliotecarios, a veces le teníamos que decir: Shhhhhhhhhhh!
Pelirroja de tinte, pero igual de tremenda que si fuera natural; pelito muy corto, a lo chico; complexión fuerte, ancha, tal vez con una mijilla de sobrepeso (fijo que en los exámenes médicos anuales de la empresa le daban algún toque); cara redonda, colorada y, terrible paradoja, insultantemente saludable. Y sobre todo, un genio, un carácter, una personalidad arrolladora. No pasaba desapercibida esta mujer, no. Por donde pisaba... se notaba.
Se apuntaba a un bombardeo, no se perdía ni una. Mari Ángeles, vamos a hacer un perol para celebrar que nos suben el sueldo, te apuntas? Diiiiiiiigo, la primera. Dónde, cuándo, qué llevo, cuánto hay que poner. Divertida, cachonda, de risa contagiosa, ruidosa, escandalosa, procaz, insolente... era además la reina del baile, el alma de la fiesta, un eterno canto a la vida.
Y sabéis lo más alucinante? Pues que tenía motivos de sobra para quejarse, para despotricar, para chillar, protestar y clamar a los cielos por su mala suerte y por las injusticias trágicas de su vida. No sólo porque trabajara como una mula por un sueldo bastante miserable, o porque se levantara a las 5 de la mañana cada día, festivos incluidos durante las aperturas extraordinarias, o porque difícilmente le llegara el dinero para poder sacar adelante su casa... Todo eso aparte, Mari Ángeles era una de esas personas con las que el destino se ceba especialmente y muestra lo injusto y arbitrario que puede llegar a ser al repartir desgracias y bondades entre los humanos.
Bregó durante más de un año con la leucemia que le diagnosticaron a su marido. Compaginaba su trabajo con las tareas de casa y el cuidado del hombre, que cada vez iba a peor. Y no la vimos nunca quejarse. Apareció ante nosotros triste, penosa, maldiciendo su suerte? Pues no sé si alguien la llegó a ver así pero creo que la mayoría, igual que yo, la seguimos viendo sonreír y canturrear como siempre, con su carrito y su mopa y su risa contagiosa, ruidosa, escandalosa, procaz e insolente.
Y cuando el marido finalmente murió, tras meses de tratamientos y de angustiosa agonía, ella siguió exactamente igual, entregada a su alegría de vivir y a su resignada aceptación del destino que le había tocado. Incomprensiblemente no hubo cambios de humor entre la Mari Ángeles de antes y la de después de la larga enfermedad y muerte de su marido. Y eso que mucho me temo que, además de la cuestión sentimental, debió de quedarse en una situación económica muy difícil.
Unos meses después de enviudar ocurrió lo que nunca antes había ocurrido. De repente Mari Ángeles dejó de hablar y de reír. Me contaban mis compañeros que algunos días en el desayuno apoyaba la cabeza en la mesa y decía que el dolor no la dejaba apenas trabajar. Tomaba analgésicos a destajo para sus terribles dolores de cabeza pero no conseguía que se le pasaran. Por fin un día el dolor sobrepasó sus fuerzas y acudió a urgencias. Y ya sí, ya le diagnosticaron el tumor cerebral que la ha terminado matando. De esto hace unos siete meses. No creo que haya llegado a cumplir los 50.
La última vez que la vi fue hace poco más de un mes, en un perol que hicimos para celebrar el ascenso de unos cuantos. La invitamos y, por supuesto, se apuntó de momento. A las 8 de la mañana ya estaba ella allí saludando a todo el mundo y de cháchara. Me dio una alegría tremenda verla tan bien. Parecía bastante recuperada; es verdad que le costaba andar y por eso la colocaron en una silla de trabajo con ruedas y en ella la llevábamos de un lado a otro. Pero tenía muy buen aspecto y seguía con el mismo buen humor de siempre. Ponedme cerca del jamón y las patatitas, nos decía.
Nada hacía presagiar aquel día este desenlace fulminante. Luego he sabido que a partir del perol el declive comenzó y fue demoledor, hasta que el día 22 la ingresaron en paliativos. Menudo Gordo le tocó a su familia y menuda Navidad han debido de pasar a la espera de este final. Por lo pronto, su único hijo ha perdido en menos de tres años a su padre y a su madre, con eso está todo dicho.
Pienso en Mari Ángeles y a pesar de la pena no puedo dejar de tararear cosas como:
"Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, que tu cuerpo es pa darle alegría y cosa buena"
O como:
"Bailando, me paso el día bailando, y los vecinos mientras tanto no paran de molestar"
O como:
"Para hacer bien el amor hay que venir al sur, lo importante es que lo hagas con quien quieras tú"
No es que sean canciones muy apropiadas para un funeral pero fijo que a ella le encantarían. Y yo ahora mismo recordándola sólo puedo verla así, bailando por Los del Río, por Alaska, por la Carrá... con su pelito corto rojo berenjena, con su risa contagiosa, ruidosa, escandalosa, procaz e insolente... como creo que a ella le gustaría que la recordáramos.
Desde aquí brindo por Mari Ángeles con el Protos Gran Reserva que abrí anoche para celebrar la entrada del año. Quién me iba a decir que me acabaría esa botella escribiendo este amargo post de homenaje. Perra vida!
Hasta siempre, compañera.
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