martes, 9 de julio de 2013

Los Sanfermines

Sé que este post puede ser polémico y levantar ampollas (que no pollas) y que más de uno y más de dos querrá asesinarme. Algunos probablemente no serán capaces de terminar de leerlo, otros ni lo empezarán, y tampoco descarto tener serios problemas en mi casa por atreverme a escribirlo; igual hasta dejan de hablarme o me cambian la cerradura para que no pueda entrar, pero bueno ya sabéis que soy valiente e intrépida y estoy dispuesta a correr el riesgo. Allá voy, y que sea lo que Dios quiera.

La celebérrima presentadora de televisión Mariló Montero decía ayer en su retransmisión en directo de los Sanfermines que algunas imágenes le recordaban al desastre del Madrid Arena. Nada más lejos de mi intención que defender a esta señora, que me parece una mamarracha de cuidado. Pero mira por dónde aquí no tengo más remedio que darle la razón. Para una vez que esta mujer dice algo medianamente coherente van y la machacan.

A Montero se la quiere comer media España, pero no creo yo que en esta ocasión haya dicho nada que no piense mucha gente cuando ve esas avalanchas de jóvenes, muchos de ellos bastante perjudicados tras una noche de juerga, corriendo delante de un montón de toros bravos cuesta abajo.

Ya de por sí, aunque no hubiera toros, sería peligroso porque en una carrera de ese tipo y con bastantes corredores en condiciones lamentables, sólo con que caiga uno, el peligro de atropello, apelotonamiento y asfixia es evidente. A eso añadimos una piara de toros completamente desatados y enloquecidos con un montón de gente rodeándolos y poniéndolos atacados de los nervios. No, no voy a esgrimir el argumento del maltrato animal, aunque puedo compartirlo, porque sinceramente en este asunto me parece mucho más escandaloso el peligro real que corren las personas que participan en este "festejo".

Conste que en mi casa los Sanfermines son sagrados; se levantan en tropel todos mis chicos a las 8 de la mañana para ver la carrerita de cada día. El atractivo no termino de entenderlo porque básicamente la cosa consiste en comprobar el saldo de muertos y heridos, que es exactamente de lo que informa la prensa en cada encierro. Los momentos más peligrosos, imágenes de los mozos más perjudicados, número de lisiados, partes médicos, conexiones con el tanatorio si hay fallecidos, pésames, lamentos de las autoridades, etc. Que guay, no??? Qué espectáculo más fascinante!!!

Si yo fuera una madre navarra y los niños me salieran forofos sanfermineros, viviría muerrrrta todo el año sólo de esperar el puto día 7 de julio. Y rezando como una posesa para que llegara el fin de las fiestas y por supuesto para que a alguna autoridad mínimamente civilizada y competente se le ocurriera ilegalizar la dichosa fiestecita en la que mis hijos se juegan el pellejo cada año.

Pero no, si hay algo sagrado en este país son las fiestas populares. Ilegalizar los sanfermineeeessss???? Bueno, y quien dice sanfermines dice todo tipo de eventos por el estilo: los correbous, por ejemplo. Con la que armaron los catalanes con las corridas de toros, diles tú de ilegalizar sus sagrados correbous. “Quéeeee? Comoooorrrr? Inadmisible, escandaloso, intolerable! A ver si ahora nos van a decir también cómo vamos a tener que divertirnos!!!”

Pues mire usted, a la gente se le obliga a ponerse el cinturón de seguridad para conducir, el casco para ir en moto (y muy pronto también para ir en bici), se le prohíbe beber si va a conducir y se castiga muy duramente al que pone en riesgo su vida y la de los demás por negligencia o por irresponsabilidad. Y ahora vamos y aplaudimos una fiesta en la que el principal atractivo es ver cómo se la juegan haciendo el gilipollas cientos de jóvenes (y no tan jóvenes, que corren también algunas momias que te cagas).

Pues no, es verdad, Mariló Montero, no se pueden comparar los Sanfermines con el Madrid Arena. En el Madrid Arena, por cinco muertos, se está haciendo una investigación exhaustiva y es muy probable que alguien vaya a la cárcel, y por los Sanfermines, donde ya han muerto unas cuantas decenas y donde cada año hay un buen puñado de heridos de diversa consideración, ni nunca se ha investigado a nadie ni nadie ha ido jamás a la cárcel ni se le espera. Y además son divertidísimos, superpopulares y megachachis. No, definitivamente no son lo mismo.

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