Me pregunta un compañero del curro (el mismo que me preguntaba por Rociito), entusiasta lector de mi blog, que por qué no me presento al certamen de relatos que organiza la institución en la que trabajo. Es algo que ya me ha preguntado antes otra gente, al igual que me han animado a escribir cuentos, incluso novelas... en fin, teniendo en cuenta que los que lo hacen me aprecian como escritora, cosa que valoro y agradezco, creo que les debo una explicación.
Para mí este blog es un hobby. Nunca he pretendido que sea otra cosa ni se me ha pasado por la cabeza dedicarme en serio a escribir, con todo lo que eso conlleva: disciplina de trabajo, tiempo del que no dispongo... etc. Pude fantasear en mi juventud, como mucha otra gente, con ser escritora profesional, pero luego tomé decisiones que me llevaron por otro camino, y puedo decir que hoy en día tengo un trabajo que me gusta muchísimo, que me permite vivir bastante bien de acuerdo a mis necesidades, que no son muchas, y que en general llevo una vida que podría describir como privilegiada. Lo de la escritura podría haber sido una frustración personal si no fuera porque tengo mis dos blogs y eso me permite desarrollar esa faceta mía creativa sin ningún tipo de agobios ni presiones. Escribo cuando quiero, cuando tengo algo que contar, cuando dispongo de tiempo y cuando me apetece. Y es lo que me hace feliz, que no suponga ninguna carga ni obligación. Eso es precisamente lo que me gusta.
No participo en certámenes de relatos y cosas así porque, para empezar, no soy buena escritora de ficción. Mi espíritu crítico y, sobre todo, autocrítico me impide ponerme a escribir mierdas. Y reconozco que no tengo talento para eso. Sí lo tengo, por ejemplo, para el periodismo. Creo que habría sido una gran articulista si me hubiera dedicado a ese oficio. Pero bueno, ya digo que mi blog me quita ese gusanillo. No necesito más. Aunque igual la vida en algún momento me sorprende y lo termino haciendo ya cuando vaya con bastón, si es que llego. Vete a saber, la vida da tantas vueltas! Pero vamos, que hoy por hoy mi lema vital es muy sanchista, no es no.
Es lo mismo que la cuestión laboral. También este mismo compañero, que es bastante curiosón como podéis comprobar, me inquiere sobre un posible ascenso en el trabajo. Parece ser que se habla, se rumorea, etc., que podría aprobarse en mi Universidad una nueva categoría a la que, por mi formación académica, yo podría acceder. La verdad es que tengo 0 interés. Muy fácil y muy tirado me lo tendrían que poner, en caso de que eso se aprobara finalmente. Por qué? Pues porque yo he llegado en mi vida profesional al absoluto Nirvana. Lo dicho, tengo un trabajo que me encanta y un sueldo más que suficiente para mi estilo de vida. No voy muy sobrada pero jamás he estado en números rojos. Y para lo que son los tiempos que corren me puedo dar con un canto en los dientes. Mis necesidades vitales están más que satisfechas, y encima el summum de los summumes, trabajo a diez minutos andando de mi casa. Hay días que en el rato del desayuno saco a pasear a mi perra. Quién da más? Nadie.
Me siento supervalorada en la biblio. También creo que me lo curro bastante, pero al ser un trabajo que me gusta no me cuesta nada. Soy completamente feliz en este lugar, y en mi vida en general todo transcurre tan peligrosamente balsámico que me da hasta miedo. Ya sabéis que siempre pienso que la tragedia está a la vuelta de la esquina, y cruzo los dedos. No cambiaría mi vida actual por nada en el mundo. Si tuviera la posibilidad de ascender en mi trabajo y cobrar más prácticamente por la cara y sin cambiar de sitio, por supuesto que lo haría. Tampoco soy imbécil. Pero si tuviera que hacer algún tipo de esfuerzo más allá de compulsar unas cuantas fotocopias o si hubiera la menor posibilidad de que me trasladaran a otro sitio, palabrita, ni por mil euros más ni por dos mil ni por cuatro mil. No es no, y punto. No me compensa la pasta.
Así que ésa es la situación y aquí están mis explicaciones. Seis puntos básicos, para resumir:
1. No voy a dedicarme a escribir otra cosa distinta a lo que ya escribo.
2. Me siento plenamente satisfecha con mi vida tal y como está.
3. Me importa medio pimiento que se cree nueva categoría laboral o se deje de crear.
4. No voy a hacer ni medio curso inútil y absurdo para engrosar mi curriculum.
5. Tener mi curro a diez minutos de casa es el mayor lujo que nunca pude imaginar. No tiene precio.
6. La vida es bella y de aquí no me echan ni con agua hirviendo.