- Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?????
- Mamaaaaaaaaaaaaaaaá, ven que me he quedao encerráaaaaaaaaa!
- Dónde estáaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassss?
- Aquíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
- En el bañoooooooooooooooooooooooooooooo??????
- Noooooooo, en mi cuartoooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!
- Voyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!
Y voy.
- A ver, qué pasa?
- Que no puedo abrir la puerta. Mira a ver si tú puedes desde fuera.
- Aquí no hay picaporte.
- Pos dale con el culo.
- Dale tú por tu lado.
- Ya le he dado y nada.
- Vale, le doy, apártate.
Se aparta; allá voy: Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh!
Nada.
Ni un centímetro.
- Pos no, no cede.
- Mamá, dale más fuerte.
- Cómo que más fuerte? Quieres que me deje aquí la cadera? Voy a llamar a tu hermano, a ver si él puede. Luiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiis!
- Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?????
- Que vengaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssss!!!!!
- Pa quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?????
- Que tu hermana se ha quedao encerraaaaaaaaaaaaaaaá!!!!!
A todo esto es la una de la madrugada. Luis hace chas y aparece a mi lado.
- Qué pasa?
- Que eches la puerta abajo.
- Mamá, estás loca, que va a hacer mucho ruído.
- Ya, pero es que no se va a quedar toda la noche ahí encerrada, no?
- Bueno, voy. Juliaaaaaa, apartaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
- Noooooooo, esperaaaaa. Y si llamamos al vecino?
- Mamá, que no son horas.
- El de arriba tiene niños chicos, ésos casi no duermen.
- Yo no voy a ir a llamarlo, si quieres ve tú.
- Luis, hombre, que es por tu hermana.
- Ni hermana ni leches, si quieres ve tú.
- Vale, pos venga, echa la puerta abajo.
Hace carrerilla y se estrella contra la puerta. Nada, cruje un poco pero se queda tal cual.
- Mamaaaaaaaá, se ha caído media pared (Julia desde dentro)
- Hossstia, a que nos cargamos la casa? Espera, no te pongas nerviosa que te vamos a sacar de ahí. Voy a mear a ver si se me ocurre algo mientras meo.
Voy a mear pero no se me ocurre nada.
- Mira, yo voy a llamar a algún vecino. Alguien habrá despierto.
- No, mamá, por Diosssss, qué vergüenza.
- Y qué hacemos? Esta niña no va a estar ahí toda la noche. Juliaaaaaaa, tú tranquila, que te vamos a sacar.
- Pos tú dirás, mamá.
- Mira, aunque se caiga la casa abajo... hay que tirar la puerta... Luis, procede.
Y Luis procede.
- Juliaaaaaaaaaa, apartaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
- Valeeeeeeeee, vengaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Luis coge carrerilla.
- Venga, dale fuerrrrrrte. Juliaaaaaaa, quítateeeeeeeee que vaaaaaaaaaaaaa!
Arremete contra la puerta, y...
Crassshhhhhhhhhhhhhh!
La puerta en su sitio, el marco incorrupto, pero...
HA CAÍDO EL PANEL DEL MEDIO!
Joder, no tenía ni idea de que las puertas tienen varias partes que están pegadas entre sí y que si empujas una parte salta ésa pero no las demás. Eso nunca pasa en las películas; en las películas salta la puerta entera.
El espectáculo es dantesco. Julia tiene colgados todos sus pañuelos, bufandas y fulares tras la puerta, pero al haber quedado abierta la parte central e indemne lo demás, la única forma de asomarse a uno u otro lado es apartando trapos.
Julia asoma la cabeza desde detrás de un fular negro.
- Mamiiiiiiiii!!!!!
- Cariño, te dije que te sacaríamos de ahí.
Las dos nos abrazamos entre bufandas y miramos a nuestro alrededor. Los restos de pared caídos, el marco intacto, todos sus complementos colgados haciendo de cortina, y...
JUAAAASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!
- Hosssstia, cómo mola! Le voy a hacer una foto. No sé si te das cuenta en este trágico momento pero desde el punto de vista decorativo esto es un gran hallazgo.
- Pos la verdad es que sí, ma. Queda guay.
- No creo que nadie haya inventado algo así. Lo más parecido son las cortinas de rulillos que había antes en las tiendas.
- Lo malo es que si me levanto por la noche y no me acuerdo de que tengo que salir por el hueco me puedo hostiar.
- No, porque antes tropezarás con las bufandas. Yo diría que estamos creando moda, descubriendo mundos nuevos; poco más o menos así fue como Newton descubrió la gravedad.
- Pero esto habrá que arreglarlo, no?
- De momento está bien así, queda original. Y tu intimidad queda a salvo con los fulares. Si quieres puedes colgar también un pareo.
- Mamá, te das cuenta de que se nos está cayendo la casa a pedazos?
- Sí, pero bueeeeeno... ya lo arreglaremos cuando cobre la productividad.
- Pero si te queda un año.
- De aquí a un año vete tú a saber, lo mismo me toca la lotería.
- Pero si nunca echas.
- Ya pero yo estoy confiá. No seas descreída, ten fe.
- Pos vale.
- Pos sí.
- Buenas noches, ma.
- Buenas noches, Ju. Te ha quedado la puerta muy chula.
- A que sí? Lo podríamos patentar.