lunes, 24 de marzo de 2014

Adolfo Suárez: anatomía de un instante

Estos días estoy alucinando en colores al ver la cantidad de alabanzas y excelencias que son cantadas con entusiasmo creciente acerca de nuestro recién fallecido expresidente de gobierno Adolfo Suárez. Lo que es la memoria histórica, madre mía!!

Y no es que yo por aquellos tiempos estuviera muy informada; la transición me pilló aún muy joven y la verdad es que no me enteraba de casi nada, pero con el tiempo he intentado solventar esa ignorancia y he leído todo lo que he pillado sobre aquellos tiempos convulsos de nuestra historia. Y lo que he leído no tiene absolutamente nada que ver con lo que leo ahora, con esta especie de histeria colectiva beatificadora que parece haber invadido a todo el mundo.

Suárez fue probablemente el político más vilipendiado de nuestra historia reciente. A su lado las críticas brutales del TDT Party contra Zapatero fueron auténticos piropos. Pero es que es más, si su figura política hubiera aparecido ahora le pondrían exactamente igual de verde, porque pertenecía a ese tipo de político, tan mal visto hoy en día, que no tuvo más oficio que la política. Mal estudiante y con un nivel cultural bastante raspadito, le costó Dios y ayuda terminar la carrera de Derecho, y en cuanto la acabó entró en el Movimiento y empezó a labrarse una carrera política. Por bastante menos que eso a Susana Díaz o a Zapatero, por ejemplo, les cayeron chuzos de punta desde la prensa facha. Hoy, cuando leo en La Razón esas loas al presidente muerto y me acuerdo de las barbaridades que han soltado Marhuenda y su troupe justo por ese motivo de algunos políticos de la izquierda española, la mandíbula se me descuelga de puro pasmo.

Suárez, como buen negociador y buscador nato de consensos, también negoció con ETA. Hasta en cinco ocasiones (y esto está perfectamente documentado) se reunieron sus enviados con representantes de la organización terrorista. Y esto en unos tiempos en los que raro era el día en el que si no había un muerto es que había cinco. Os podéis hacer una idea de lo que dirían el TDT Party o el mismo Marhuenda hoy sobre él? Me retumban los tímpanos sólo de pensar en las voces indignadísimas que levantarían.

A Suárez, efectivamente, el PSOE le zahirió con una oposición a lo bestia que le hizo muchísimo daño político, pero quien verdaderamente lo machacó y lo achicharró fueron sus propios correligionarios. Desde la derecha le vinieron los peores dardos, los más envenenados. Los militares y la guardia civil nunca le perdonaron la legalización por sorpresa del PCE ni lo que ellos entendían como mano blanda con ETA. Y hasta la Iglesia Católica le echó la cruz por la Ley del Divorcio de 1981. Y qué decir de la soledad de Suárez en el Parlamento, cuando toda su bancada se salía del hemiciclo para no tener que votar con él? Todos los suyos le abandonaron, y muchos ni siquiera le dirigían la palabra. Les faltaba nada más que escupirle, si es que algunos no lo hicieron.

Y ahora de repente van entre todos y lo beatifican. Si ese pobre hombre levantara la cabeza se volvería a morir ipso facto de un síncope al ver toda esta fiebre suarecista, esta suárezmanía súbita… O igual mandaba a todos a tomar por culo, después de soltar un inmenso lapo dedicado a todos sus entusiastas neofans. Yo es lo que haría en su lugar.

En fin, para los que tengáis interés en saber más cosas sobre Suárez, la transición y todo lo que pasó en aquellos peligrosos años recomiendo el libro de Javier Cercas “Anatomía de un instante”, que debería ser de lectura obligatoria en todos los institutos de España. Por supuesto hay muchos otros biógrafos y estudiosos de la transición pero Cercas nos cuenta la historia de una forma muy amena, casi novelada, aunque todo lo que relata son hechos perfectamente documentados e históricamente certificados.

Si no lo habéis leído todavía ahora es un buen momento. Y lo váis a flipar, igual que lo estoy flipando yo.

2 comentarios:

  1. Silenciado, aunque no por ello sorprende, lo que hizo el bueno de Suárez durante su etapa de gobernador civil en Ávila verdad?

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