Mis motivos para apostar a muerte por la sanidad pública.
1. La sanidad no puede depender de su rentabilidad porque nunca compensaría. No es rentable hacer un montón de pruebas si en el 90% de los casos salen negativas y sólo salen positivas en el 10%, aunque a éstos se les salve la vida con esas pruebas.
2. No quiero que la sanidad esté en manos de empresas como Sacyr o Acciona, que no tienen nada que ver con la medicina, que únicamente se meten aquí porque ven negocio seguro, y que ya de hecho están gestionando algunos hospitales.
3. La sanidad privada es menos eficiente, como muestran los gráficos de agencias como Eurostat, que señalan a España como uno de los mejores países en todos los indicadores de salud: esperanza de vida, tasas de vacunación, trasplantes, etc.
4. Si no han sabido gestionar bien los recursos, que reconozcan su incapacidad, dimitan y contraten a mejores gestores, a ser posible que no sean políticos sino personal médico, pero que no mercadeen con mi salud y la de los míos.
5. En muchos hospitales privados españoles no se atienden patologías graves, que son desviadas a los hospitales públicos. Ellos sólo atienden patologías leves y por tanto baratas. Seguimos hablando de rentabilidad ante todo. Un tratamiento contra el cáncer o contra el SIDA son demasiado caros para ser rentables.
6. Se dice que con la gestión privada se ahorra. Es falso; Madrid tuvo que rescatar en 2010 a sus hospitales de gestión semiprivada; tuvieron que pagar a las empresas gestoras dos millones más al año para poder equilibrar las cuentas. Para más inri la Comunidad no divulga datos de la eficiencia de estos hospitales, vaya por dios, que casualidad.
7. Esto no es novedoso, ni mucho menos. En Reino Unido ya se probó en tiempos de Mrs. Thatcher. Dijeron que el sistema quebraba y echaron a la calle a más de 200.000 personas, privatizando la mayoría de servicios. El resultado fue 25 años fuera del gobierno; hoy se plantean volver al antiguo sistema.
En definitiva, la Sanidad no puede nunca sustituir al ladrillo como sector con el que enriquecerse. No es lo mismo hacer casas que jugar con la vida de las personas. No acepto que un señor cuyo único interés es ganar dinero sea el que decida si yo necesito una prueba o dos o tres para saber qué enfermedad tengo. Simplemente NO.
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