miércoles, 25 de junio de 2025

Lecturas recomendadas brevemente comentadas (2025)

Queridos amigos, como cada verano aquí van mis recomendaciones literarias del año. 

Como dijo la gran Emily Dickinson y yo suscribo totalmente:

"Para viajar lejos no hay mejor nave que un libro".

1. Tenemos que hablar de Kevin, by Lionel Shriver. Empezamos fuerte. Estados Unidos, finales del siglo XX. Kevin es un adolescente de 16 años que ha asesinado a varios compañeros de instituto en una de esas matanzas locas a las que tan acostumbrados están por aquellos lares. Eva es su madre, y mediante una serie de cartas que escribe a su marido, el padre de la criatura, vamos sabiendo cómo ha sido la vida de la familia desde el momento en el que deciden ser padres. La verdad es que el niño es un regalito desde que nace, Kevin es el mejor anticonceptivo que se ha inventado. Dudo mucho que si yo hubiera leído antes este libro me hubiera atrevido a tener hijos. Nos planteamos a menudo las múltiples desgracias que pueden ocurrir a nuestros vástagos, pero poca gente se plantea la posibilidad de haber traído al mundo a un psicópata asesino.  Y ahí está la cuestión de fondo: el malvado nace o se hace? En fin, es una historia bastante dura porque además, aprovechando la coyuntura, Shriver da un repaso a las relaciones entre padres e hijos que, oye, sálvese el que pueda. Hay una peli basada en la novela, protagonizada por Tilda Swinton, que se llevó un montón de premios por su interpretación de Eva. La vi hace tiempo y la he revisionado ahora, y tengo que decir que es bastante fiel a la novela. Os la recomiendo también. Por si os interesa ahí va el enlace de mi crítica en mi blog Malostiempos: https://malostiemposparalalrica.blogspot.com/2013/05/tenemos-que-hablar-de-kevin-by-lynne.html

2. Una sombra blanca, by Carme Riera. Vamos a algo más ligerito. Barbara Simpson es una cantante de ópera que sufre un infarto en plena actuación y tiene una experiencia cercana a la muerte. Al recuperar la consciencia confiesa a su médico que volvió a la vida porque tiene una cuenta pendiente con el pasado. A raíz de esta confesión, con la ayuda de su asistente personal, escribe una especie de memorias en las que hace un repaso de su infancia y de los acontecimientos que la marcaron para siempre. La acción trascurre a partes iguales entre los Estados Unidos, de donde es oriunda la cantante, y la isla de Mallorca, donde de niña recaló con su padre para buscarse la vida como músico. Es una novela sencilla, se lee rápido y tiene su puntito de intriga. Como lectura veraniega sin más trascendencia es muy recomendable. 

3. Un pájaro bajo la cama, by Nuria Mendoza. El subtítulo de este librito es "Historias médicas en Nueva York", y explica perfectamente el contenido. Normalmente no suelo recomendar libros de relatos porque no me gustan. Las historias breves me dan mal rollo porque cuando consigo engancharme a una ya se ha terminado y toca empezar otra, y yo prefiero enganches largos que me tengan amarrada a un libro por lo menos unos cuantos días. Pero he hecho una excepción esta vez porque se trata de microrrelatos que en su conjunto constituyen casi una novela. La autora es médica y trabaja como intérprete en hospitales de Nueva York, sobre todo con pacientes latinos. Ella es la que traduce a médicos y enfermos, trata con las familias y tiene que interpretar las palabras que dicen unos y otros, en unas circunstancias a menudo complicadas y siempre dolorosas. Malas noticias, noticias regulares, muy pocas buenas, y raramente alguna estupenda. Eso es lo que Nuria tiene que hacer en su día a día, y lo cuenta de manera magistral. Leí sus historias a ratos muertos en la biblioteca (esa es la ventaja de los relatos, que se pueden leer al tuntún) y me gustó muchísimo. Por eso está aquí entre mis recomendaciones por merecimiento propio.

4. El pasado, by Tessa Hadley. Volvemos a mi género favorito, y nos trasladamos a la Gran Bretaña. Cuatro hermanos se reúnen en la casa familiar de verano, en el campo. Es probablemente su último encuentro en esa casa porque se plantean venderla. La novela transcurre en dos momentos, el presente y un pasado que se remonta a 30 años atrás, cuando la madre era joven y atravesaba una crisis personal. Es una de esas historias intimistas en las que no pasa gran cosa y se analizan sobre todo los sentimientos de los personajes. Naturalmente surgen conflictos, acrecentados por la presencia de dos elementos externos: la nueva esposa de uno de los hermanos y el hijo del exnovio de otra.  En fin, lo típico en todas las familias: celos, amores, desamores, desencuentros. Muy en la línea de Anne Tyler. Si os gustan los libros que he recomendado otras veces de ella también os gustará este.

5. Del desorden y la herida, by Salva Robles. Con esta obra debuta el autor como novelista. Y tengo que decir que lo hace con bastante solvencia y oficio. Utiliza una estructura muy de nuestro tiempo: buena parte de los capítulos son díálogos de wasap o de otras aplicaciones tipo Meetic. Por lo tanto es una lectura que se hace amena y familiar. Hay cuatro personajes principales; la pareja formada por Gema y Samuel, su hijo adolescente Pedro, y un amigo de la familia, Luismi, que además es amante de Gema. Aparte, fuera de este pequeño círculo quedaría Marta, la psicóloga de Samuel. Todos ellos están en un punto crítico de sus vidas. Cada capítulo lleva el nombre de alguno de los protagonistas, y es como una pincelada para ir construyendo la narración. Por una parte o por la otra se masca la tragedia todo el tiempo. En realidad la historia va de incomunicación, porque todos ellos están bastante solos y perdidos pero son completamente incapaces de entenderse ni de ayudarse. Salva Robles promete como novelista y espero que después de este vengan muchos más títulos interesantes. Estaremos pendientes.

6. Las despedidas, by Jacobo Bergareche. Vamos in crescendo, esta es la segunda novela de su autor. Es una historia de amor de esas que a mí me encantan porque son intensas y fugaces pero maravillosamente eternas. Dos personas se conocen en el Burning Man, un conocido festival de música que se celebra en verano en pleno desierto de los USA. Un paraíso para pijos, vamos. No conocen sus nombres ni nada de sus vidas, pero durante unos días comparten confidencias, drogas, sexo a mansalva y noches bajo las estrellas. Luego se despiden para no volverse a ver nunca más. El lema de la chica es: las bienvenidas largas y las despedidas cortas. Por cierto, lo comparto plenamente. Tal que si fuera Las Vegas, lo que pasa en el Burning Man se queda en el Burning Man.  Nuestros dos protagonistas se dicen adiós y  siguen con sus vidas guardando un bonito recuerdo de aquellos días de feliz locura. Pero resulta que casualmente, oh sorpresa, veinte años después se cruzan en una terraza en el puerto de Menorca (como buenos pijos que son) y....  Y nada, si queréis enteraros de lo que pasa tendréis que leerlo. Es muy cortito, 166 páginas, te lo ventilas en dos siestas.

7. Los pecados de Marisa Salas, by Clara Sánchez.  Volvemos a territorio patrio. Marisa Salas es una escritora frustrada que publicó su única novela, "Días de sol" hace 30 años. Prácticamente no la leyó nadie, se descatalogó y ahí acabó su carrera literaria. Un buen día está echando un vistazo al último best seller en una librería y se da cuenta de que es exacto a su novela. El joven autor, Luis Isla, ha calcado su obra y la ha convertido en un gran éxito, un tremendo pelotazo. Es el escritor de moda, todo el mundo habla de él, y está vendiendo miles de ejemplares. Desde ese momento Marisa se propone desenmascarar al impostor y reivindicarse al mismo tiempo como escritora, para vengarse de paso de Carolina Cox, su mayor rival, que empezó a publicar a la misma vez que ella pero con resultados muy distintos. Mientras que Carolina se ha convertido en un referente de las letras Marisa ha terminado siendo una profesora de colegio totalmente amargada por el fracaso. Una novela muy divertida, que también se lee en un pispás, y que aunque parezca ligera e inofensiva le da un buen repaso al mundillo editorial.

8. De vuelta a casa, by Kate Morton. Este es de los que enganchan porque tiene misterio y suspense para dar y vender. La protagonista es Jess, una periodista en paro que vive en Londres pero tiene que viajar a su Australia natal porque su abuela Nora ha tenido un accidente. A Jess la ha criado su abuela porque su madre, Polly, la dejó con ella a los diez años. La acción transcurre en dos lugares y dos épocas: los Altos de Adelaida, en Australia Meridional, durante la Navidad de 1959, cuando se produjo una tragedia familiar, y en Sídney el mes de diciembre de 2018, casi sesenta años después, cuando Jess regresa a su casa y empieza a darse cuenta de que en el pasado de su abuela hay algunas cosas un tanto turbias. Y como buena periodista que es se pone a investigar, y ahí sale de todo. Si os queréis enterar tendréis que leerlo. Ya os digo que es de los que te quedas pegada como una lapa, y además de los que al terminarlos y descubrir el desenlace tienes que volver atrás para ver si todo cuadra o la autora se está quedando contigo. El único defecto que le veo es que hace unas descripciones de la flora y la fauna australianas que son para fanáticos de la botánica y la zoología. Yo directamente me las he saltado y a los no forofos del tema les recomiendo que hagan lo mismo y vayan a lo mollar. 

9. Mis años con Martha, by Martin Kordic. Nos vamos a Alemania. Zeljko es un adolescente que pertenece a una familia de inmigrantes croatas. Su madre limpia hospitales y casas, su padre trabaja en la construcción, y él y sus dos hermanos ayudan en lo que pueden. Un día conoce a Martha, una profesora universitaria que tiene contratada a su madre como asistenta. Y ahí su vida cambia por completo. Martha y él inician una relación en principio laboral que luego va evolucionando, y gracias a ella Zeljko tiene acceso a un mundo privilegiado que le era ajeno. Su paso por la universidad le abrirá puertas que estaban cerradas para él, pero el peso de su condición de inmigrante sigue ahí marcando su destino. Una historia de amor diferente, que a muchos puede escandalizar pero que a mí me ha parecido preciosa. Es que me gustan los amores raros, que se salen de la norma. Y aunque pueda sonar a spoiler, hacía tiempo que no me gustaba tanto un final. Esta recomendación va muy especialmente dedicada a mi amiga Nina, croata de pro pero española con acento sudamericano de corazón.

10. Nada es verdad, by Veronica Raimo. Nos vamos a Roma. La madre de Veronica es una neurótica siempre angustiada. "Mi hermano muere muchas veces al año. Es mi madre quien me llama para avisarme de su fallecimiento. Tu hermano no me contesta al teléfono, dice en un susurro". Así comienza esta historia que a ratos es divertida y a ratos trágica. Raimo es una tía rara, que hace un retrato de su familia por el que sus miembros deberían no volver a hablarle en la vida. Por mucho menos que eso a mí hay gente que me ha retirado la palabra. Vamos, que yo soy la madre de Raimo y no querría volver a saber nada de mi hija. Y el padre porque está el hombre muerto y por suerte se ha ahorrado el sofocón. El hermano es también escritor, y además político. Supongo que su carrera como prócer está muerta tras la publicación de esta novela. No porque lo ponga especialmente a parir sino porque algunas de las cosas que cuenta de él no casan demasiado con la integridad moral que se le presupone a un representante público. En fin, recomiendo esta novela porque es una grata lectura y a ratos tiene un humor bastante afín al mío, pero advierto de que deja un regusto amargo. Aunque bien podría suceder que, como reza el título, nada en ella fuera verdad.

11. El jardín olvidado, by Kate Morton. Me gustó mucho el último best seller de Morton y decidí repetir experiencia. Y la verdad es que la señora engancha un montón. Todo empieza a principios del siglo XX en un barco que va hacia Australia en el que una niña pequeña es abandonada. 90 años después una mujer agoniza en un hospital con la única compañía de su nieta. Y vamos dando saltos de 1900 a los años 70 y de ahí a los 2000. Y de Brisbane en Australia a Cornualles en Inglaterra. Las novelas de Morton, por lo que he podido comprobar, son muy internacionales y en ellas hay profusión de viajes transoceánicos, pero también rebosan de misterio y de esos secretos de familia que se van descubriendo muy poquito a poco hasta llegar al broche final, que casi siempre deja con el corazón encogido y la lagrimilla y el moco a puntito de caramelo. Si añades a todo eso paisajes salvajes, acantilados espectaculares, tormentas terroríficas y mucha niebla ya tienes el pack. Y luego unos personajes femeninos muy potentes, mujeres valientes y aguerridas que no se dejan amedrentar por nada ni por nadie. En fin, una especie de "Cumbres borrascosas" 2.0, por supuesto salvando las distancias, porque esta señora escribe novelas de 600 páginas como churros. En fin, para los amantes de secretos del pasado y grandes pasiones esto es todo un arsenal.

12. El ancho mundo, by Pierre Lemaitre. Y aquí tenemos otra historia viajera. Esta transcurre entre París y Saigón con parada en Beirut. Son los miembros de la familia Pelletier, el matrimonio y sus cuatro hijos. Líbano es el país de origen, pero en cuanto pueden todos los vástagos escapan y se distribuyen entre Francia y Vietnam. La acción transcurre en 1948, recién terminada la Guerra Mundial que devastó medio planeta. A mí me ha encantado la mezcla de tramas argumentales porque es bastante surrealista, y hay un poco de todo: guerras, amores, sectas, asesinos en serie, corrupción, opio. En definitiva, un completo.  La novela ha sido aclamada por crítica y público en Francia, y lo merece. Me declaro fan absoluta de Lemaitre y recomiendo su lectura encarecidamente.

13. Arena, by Miguel Ángel Oeste. En mi anterior entrega de recomendaciones os hablé de un libro autobiográfico de este autor, "Vengo de ese miedo", un libro oscuro, asfixiante y claustrofóbico porque la infancia de este hombre fue una auténtica pesadilla. Pues bien, me quedé con mucha curiosidad por conocer algo más de su obra y por eso leí esta novela. Ya conociendo la vida del autor te das cuenta perfectamente de que el protagonista, Bruno, es un trasunto del Miguel Ángel adolescente, porque cuenta poco más o menos lo mismo que en su autobiografía pero en plan ficción. Vamos, que este muchacho ha estado contando sus propios traumas en su obra hasta que al final se decidió a decir abiertamente que esa era su vida. La atmósfera de la novela es igual de agobiante, aunque el estilo es como impresionista, a base de pinceladas narrativas, muy seco, con frases cortas, algunos capítulos son apenas una reflexión.  Como ya sabía su historia esta vez me ha impactado menos, pero me ha dejado con la misma sensación de que la vida puede ser muy dura para algunas personas, que hay infancias que no le desearía una ni a su peor enemigo. Dan muchas ganas de darle un abrazo muy fuerte a Miguel Ángel, de verdad. Al niño que fue, al adolescente que sobrevivió a ese niño y al adulto que ha conseguido llegar a ser, a pesar de todo.

14. El algoritmo del amor : un viaje a las entrañas de Tinder, by Judith Duportail. Y volvemos a los relatos personales. Este concretamente está a medio camino entre el ensayo periodístico y la autobiografía. La autora, tras una ruptura amorosa, decide apuntarse a Tinder y va narrando sus experiencias en la app, pero tras descubrir que el algoritmo presenta a los candidatos en función de una especie de "nota de deseabilidad" de cada miembro decide investigar sobre las entrañas de la exitosa herramienta del amor. Y descubre cosas horrorosas que nunca podría haber sospechado en el mundo real (nótese el tono irónico), cosas como que las mujeres buscan amor mientras que los hombres buscan sexo, que existen niveles varios, que unos juegan en la liga de las estrellas y otros en tercera, que hay gente que siempre está a la expectativa de que aparezca una oferta mejor... En fin, los match y las citas de Judith tienen su gracia pero me parece mucho más interesante lo que cuenta sobre las tripas de la aplicación y sobre el modo en el que se usan los datos que aportan sus usuarios. Nada nuevo bajo el sol pero estos estudios siempre impresionan. No comparto el horror de la autora ante sus descubrimientos, creo que Tinder es una forma como cualquier otra de conocer gente y que hace un buen trabajo para hacer contactar a personas afines, que no tienen otra cosa que hacer que pasar su dedo cómodamente por la pantalla para aceptar o rechazar. Que es como una especie de mercado de la carne? Pues como el mundo real, más o menos. Lo que ha sido de toda la vida de Dios una discoteca pero sin tener que inflarse a copas.

15. La educación física, by Rosario Villajos. Premio Biblioteca Breve 2023. Me he estado pensando mucho si incluir este libro entre mis recomendaciones. Literariamente no tengo pega que ponerle, está muy bien escrito y tiene un buen ritmo narrativo. Lo que me molesta sobremanera es que hace un alarde de victimismo feminista que personalmente me resulta repulsivo. La protagonista, Catalina, es una adolescente que odia profundamente su cuerpo, todo el tiempo. Para ella ser mujer es lo peor que le puede pasar a alguien. Ser mujer implica no poder hacer nada nunca, ser cuestionada constantemente, tener que soportar el deseo permanente de los tíos, estar expuesta a que te violen en cualquier esquina en cualquier momento del día... en fin, es casi mejor nacer cerdo en un matadero que nacer mujer. Dan ganas de entrar en el libro y asesinar a la tía para que deje de sufrir. Y esto en España, que conste, no en Afganistán, aunque sea en la España de los 90. Por supuesto no recomiendo este libro a ningún tío, porque se puede subir por las paredes y le sobrarían los motivos (los personajes masculinos son auténticos monstruos de peli de terror), y tampoco a ninguna tía que piense que este tipo de planteamiento feminista corrosivo es una majadería como la copa de un pino. Pero si lo he terminado incluyendo aquí es porque sé que algunas amigas a las que les mandaré estas recomendaciones probablemente sí que querrían leerlo. Es más, juraría que van a querer leerlo en cuanto vean esta crítica, aunque solo sea "pa darme pal pelo".  En fin, por ellas y solo por ellas este libro está aquí, porque si no yo no se lo recomendaría ni a mi peor enemigo. Le dieron un importante premio en su momento, y solo puedo decir que al ver quiénes son los miembros del jurado, por la parte de ellos que conozco diré que no me extraña. Concuerda ideológicamente hasta la médula con sus preceptos. Pero eso, justo eso, me parece supertriste, porque en según qué mundillo editorial son enormes las probabilidades de que te den un premio con historias de esta cuerda que a mí, como mujer, me resultan aberrantes.

16. Una posibilidad entre mil, by Cristina Durán y Miguel A. Giner Bou. Hacía tiempo que no recomendaba una novela gráfica pero ésta me ha gustado tanto que me he decidido a incluirla. Cristina y Miguel cuentan su experiencia tras el nacimiento de su hija Laia, que sufre una hemorragia cerebral en su primer día de vida. La angustia en la unidad de neonatos, las visitas al hospital, la relación con la familia y amigos, las pruebas para comprobar el daño cerebral, las duras sesiones de rehabilitación, sus intentos por integrarla en una vida lo más normal posible, sus pequeños grandes logros, y en definitiva, el amor inmenso de esos padres, que casi todo lo puede. Es un cómic que desprende ternura a raudales. Cristina y Miguel sí son para mí verdaderos héroes, y Laia, con su parálisis cerebral, una lección magistral de superación que invita a la vida. Después de la dosis de victimismo barato del último libro necesitaba algo así, con esa fuerza que transmiten las grandes historias. 

17. Historia de Shuggie Bain, by Douglas Stuart. Nos vamos a Escocia, a los suburbios de Glasgow, tiempos de Thatcher. Shuggie es el menor de los tres hijos de Agnes Bain, un ama de casa alcohólica, narcisista y desengañada de la vida. Cuando es abandonada por su marido entra en barrena y su hijo pequeño se convierte en cuidador de su madre. La infancia de Shuggie es una sucesión de intentos fallidos por salvarla del alcohol, de su instinto autodestructivo y de un destino fatal. En estas condiciones, en un barrio sumido en el paro, la pobreza y la desesperanza, Shuggie va creciendo como un elemento discordante. Un niño redicho, afeminado, víctima de bullying, que sin embargo tiene un objetivo claro en la vida: cuidar de Agnes. La historia está llena de escenas sórdidas pero también de mucha ternura. Su autor recibió por ella el prestigioso Premio Booker, cosa que tiene verdadero mérito teniendo en cuenta que ésta es su primera novela. Luego he sabido que está contando su propia historia, de hecho el libro está dedicado a su madre. Llama la atención el cariño con el que se refiere a ella, porque yo como lectora no termino de sintonizar con esta mujer que, es verdad, no deja de ser víctima de una adicción, pero la realidad es que por su culpa este chiquillo tuvo una infancia asquerosa, aterradora y brutal. En fin, si lo leéis supongo que entenderéis de lo que hablo.

18. Si pudiera volver atrás, by Marc Levy. Cambiamos el chip, cruzamos el charco y nos vamos a New York. Andrew Stilman trabaja en el New York Times, es un tipo exitoso que está a punto de casarse, pero la noche de su despedida de soltero conoce a una mujer con la que se obsesiona. Unos días después sale a correr y es apuñalado por la espalda. Cuando despierta se da cuenta de que ha retrocedido en el tiempo unas semanas y que, por tanto, tiene la oportunidad de cambiar los acontecimientos para evitar llegar al momento en el que es asesinado a orillas del Hudson. Con el reloj pisándole los talones Andrew, con la ayuda de su inefable amigo Simon, intenta averiguar quién tiene motivos para matarle, al mismo tiempo que continúa con una investigación periodística sobre los desaparecidos durante la dictadura argentina. Marc Levy es autor de bestsellers, lo cual se nota bastante, y esta es una novela llena de acción que te tiene en vilo todo el rato. De vez en cuando una lectura ligerita viene la mar de bien, y esta además viene en formato bolsillo, ideal para llevar en la mochila y sacarla en cualquier parte.

19. Marcas de nacimiento, by Nancy Huston. Esta novela curiosamente también va hacia atrás. Empieza por Sol, un niño de 7 años mimado y un tanto sociópata que vive en la California de 2004; sigue en 1982 con su padre, Randall, que también con 7 años se muda con su familia de Nueva York a Haifa, Israel; de ahí nos vamos a la infancia de su madre Sadie, en el Toronto de los años 60; y por fin la historia termina con la abuela Erra en el Múnich de 1945, con la guerra mundial a punto de acabar, Alemania derrotada y un montón de gente vagando por Europa sin rumbo, tras haberlo perdido todo. Por la peculiar estructura de la obra la explicación de muchas cosas no llega hasta haber retrocedido en el tiempo y conocer la historia de la abuela, que es el principio de la saga. Unas marcas de nacimiento situadas estratégicamente en distintas partes del cuerpo actúan como hilo conductor de la narración. Y así vamos pasando por la historia del siglo pasado a través de estos personajes con los que nos vamos familiarizando poco a poco pero en un planteamiento de marcha atrás que resulta muy original. Otra que también engancha un montón.

20. El sonido de un tren en la noche, by Laura Riñón Sirera. Esto es un auténtico culebrón. La protagonista se llama Clementina porque nace con el pelo naranja, para que os hagáis una idea. La historia transcurre mitad en tiempo presente y mitad en pasado. En el presente Clementina se llama Sophie y vive en Estados Unidos, y evidentemente está huyendo de algo que no sabemos qué es hasta prácticamente el final. Como todos los culebrones está llena de avatares trágicos, pero está bien contada. Tiene cierto aire naif y algunos de los personajes son como de cuento, plan realismo mágico, pero se lee bien. No le falta nada del pack feminista completo: hay violencia machista superbrutal, sororidad a tope, personajes femeninos llenos de valentía, los masculinos totalmente desdibujados... En fin, ideal para  una serie de la factoría Netflix.

21. Los niños, by Edith Wharton. Hacía tiempo que tenía ganas de leer algún clásico y Wharton  ha sido mi elección. Esta novela fue publicada en 1928, un auténtico best seller en su época. Y francamente, de un nivel literario muy superior a la mayoría de los títulos que están a la venta hoy en día, no en vano ha sobrevivido a las modas un siglo. Es también tipo culebrón pero nada que ver con el anterior. Martin Boyne es un señor maduro que ha decidido abandonar su vida errante como ingeniero para casarse con la señora Sellars, una amiga de la que siempre ha estado enamorado pero que hasta que se ha quedado viuda era para él un imposible. Ahora se monta en un barco para cruzar el Atlántico y encontrarse con ella en los montes Dolomitas. Pero en el barco coincide con los 7 hermanos Weather, que al mando de la mayor, la joven Judith, viajan hacia Venecia para unirse a sus padres, unos irresponsables de tomo y lomo que se pasan la vida de juerga, living la vida loca, divorciándose y casándose con otras personas y llevando a sus hijos de una casa a otra como trastos. La obsesión de Judith es mantener unidos a todos los hermanos y no permitir que sus padres los separen nunca más, y Boyne se convertirá en su gran aliado para cumplir este objetivo. Pero claro, a la señora Sellars esta implicación de su prometido en la vida de los niños no le va a hacer demasiada gracia. Y hasta aquí puedo contar. Tengo que decir que me ha encantado, me ha tenido en vilo todo el tiempo y pienso que las protagonistas femeninas de esta historia (recordad, 1928) no tienen nada que envidiar a las de nuestros tiempos en cuanto a carácter, sabiduría y decisión. Y el lenguaje es tan sutil, tan elegante, tan sugerente que te transporta a otros tiempos en los que el estilo era un sello de calidad inconfundible.

22. Stoner, by John Williams. Bueno, este es otro clásico, aunque no tan antiguo. Es una edición especial por el 50 aniversario de la publicación de la novela, en 1965. Stoner es la historia de un profesor de universidad. No es una novela en la que pasen muchas cosas, es el simple relato de una vida, con sus acontecimientos cotidianos, sus pequeños dramas, sus grandes descubrimientos. Desde la modesta granja en la que se crio el joven William hasta su muerte, pasando por su llegada a la Universidad de Missouri, el brutal cambio de vida, su pasión por la literatura y la lengua inglesa, más tarde por la enseñanza, el impacto del primer amor, las decepciones que poco a poco van mermando las ilusiones... En fin, lo que es una biografía más o menos normal, sin hechos de gran relevancia, todo contado con la mayor sencillez. Pero de forma que consigue convertir, por ejemplo, una disputa entre miembros de un Departamento en una apasionante, cruenta y heroica batalla campal. Esa forma de narrar ha terminado haciendo de esta novela una obra maestra reconocida unánimemente por la crítica. En palabras de Ian McEwan: "Stoner es un descubrimiento maravilloso para los amantes de la literatura".  Lo suscribo totalmente.

23. El curioso incidente del perro a medianoche, by Mark Haddon. Christopher es un adolescente capaz de recitar los números primos hasta el 7.507, pero al que le cuesta relacionarse con las demás personas. Le gustan las listas, los esquemas y la verdad pero odia el amarillo, el marrón y el contacto físico. Un buen día encuentra muerto violentamente al perro de una vecina y, emulando a su admirado Sherlock  Holmes, decide investigar para hallar al culpable.  Christian va narrando sus pesquisas en primera persona, enumerando los capítulos con números primos. Por el camino disfrutaremos de los peculiares análisis que va haciendo de todo lo que le rodea, de lo que siente, y de su extrañeza ante el comportamiento de las personas "normales". Es un verdadero festival de ingenio, sabiduría y humor. Al mismo tiempo iremos conociendo los secretos de su familia que él mismo va descubriendo. Encontré este libro en uno de esos cajones que en los parques ponen para intercambiar lecturas, y cuando leí la sinopsis no tuve duda ninguna de llevármelo a casa. Al terminarlo sí dudé entre devolverlo a su sitio o incorporarlo a la biblioteca, pero al final me decidí por esto último porque creo sinceramente que tenéis que leerlo, y así sabréis seguro dónde encontrarlo.  

24. La reinvención del amor, by Alix Kates Shulman. Volvemos a los testimonios personales. Shulman es una escritora y activista del feminismo, pero lo que nos cuenta aquí es su experiencia como cuidadora de una persona con daños cerebrales. Un buen día esta mujer está en su casa de la playa con su marido y cuando despierta se lo encuentra tirado en el suelo porque se ha caído del altillo donde tienen el dormitorio. De resultas del accidente Scott padece una serie de secuelas en el cerebro que le impiden hacer una vida normal y le convierten en una persona dependiente. Pues bien, lo que  Alix narra es el proceso por el cual el amor que sentía hacia él, que se basaba fundamentalmente en la admiración, en la igualdad y en la independencia mutua se tiene que transformar sí o sí en otra forma de amor en la que él ya es un ser completamente indefenso, incapaz de dar un paso sin ella, con el brutal cambio que eso supone en la vida de ambos. De pronto ella pasa a ser una especie de madre, tiene que encargarse de todo, y Scott es como un niño que no puede controlar sus emociones ni sus reacciones ni el caos que tiene en la cabeza. Shulman pasa por todas las fases típicas de un shock: negación, desesperación, rabia contra el mundo, autoengaño y finalmente la aceptación de que los daños son irreversibles. Bueno, todo esto ocurre cuando ya tienen 75 años, no creáis que son unos jovencitos, pero la historia es muy conmovedora porque eran una pareja de estas envidiables, ella escritora, él un reputado artista, con una vida social muy intensa, viviendo en pleno centro de New York, y de repente tienen que reinventarse o morir. En fin, una narración de ésas de las que se aprenden cosas importantes.

25. Las hermanas Grimes, by Richard Yates. Este libro fue publicado en los años 70. "Pocos hombres, desde Flaubert, han mostrado tanta compasión por aquellas mujeres cuyas vidas son un infierno", dice Kurt Vonnegut sobre Yates. Y tengo que suscribir de pe a pa sus palabras, porque esta historia va de unas mujeres muy desgraciadas. Sarah y Emily Grimes están abocadas a la infelicidad, de hecho así empieza la novela: "Ninguna de las hermanas Grimes estaba destinada a ser feliz". Mientras Sarah se refugia en el matrimonio y en su familia, Emily va saltando de hombre en hombre siempre a la busca de algo que no encuentra. Pero aunque las hermanas sean muy distintas tienen algo en común: son totalmente dependientes de los tíos. Sarah de su marido y Emily de una interminable lista de amores frustrados, pero ninguna de ellas es capaz de afrontar la idea de la soledad. Por suerte en el medio siglo que ha pasado desde la publicación de esta novela las cosas han cambiado bastante y hoy en día muchas mujeres se apuntan encantadas a la soltería voluntaria y no están dispuestas a cambiarla por cualquier cosa. Aunque tengo que decir que todavía en mi entorno encuentro a demasiadas Grimes dispuestas a soportar lo que les echen con tal de ir a bodas, bautizos y comuniones del brazo de algún maromo. En fin, una lectura interesante, de las que hacen reflexionar. 

Bueno, y con esto termino mi lista de recomendaciones por este año. Todos estos libros se pueden encontrar en la Biblioteca de Ciencias de la Educación. Y por supuesto también están a la venta y os los podéis comprar.

Como sabéis que soy forofa de la numerología me congratula la coincidencia (un poco buscada, lo confieso) de culminar este post el 25 de junio de 2025 con 25 títulos que, espero, sean de vuestro interés.

Y ya solo desearos un feliz verano, felices lecturas y lo que queda de este año numerológicamente tan bonito lleno de momentos igualmente felices, si puede ser siempre acompañados por un buen libro mucho mejor.

sábado, 29 de marzo de 2025

Es un caso de injusticia o de purita estulticia?

Bueno amigos, otra polémica en la que me he visto envuelta en el Twittex. Esto es un no parar, un sinvivir. Pero como he pillado unos días en los que dispongo de tiempo, de espacio y de ganas voy a compartir mis profundas reflexiones.

Seguramente habréis oído hablar de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sobre Dani Alves que revoca la sentencia de culpabilidad que tenía anteriormente por un caso de violación. Y la pregunta es: es un caso de injusticia o de purita estulticia?

Como es un caso muy conocido no hace falta poneros en antecedentes sobre todo el proceso. La cuestión es que este tribunal ha determinado que, si bien no se puede demostrar que Dani Alves diga la verdad (tengamos en cuenta que el tío ha cambiado su versión como 500 veces) tampoco se puede determinar que la diga la denunciante. Y esta es la clave. Es decir, ante la falta de pruebas y la poca fiabilidad del testimonio de la supuesta víctima, in dubio pro reo siempre.

Lo cierto es que tenía bastante curiosidad sobre el tema y como tampoco me gusta opinar sin enterarme bien de las cosas, ante la avalancha de críticas a la sentencia (que si es porque es un tipo rico y famoso, que si la justicia machista, que si blablabla... ) pues me he dicho a mí misma: vamos a las fuentes.

Para empezar, me he informado sobre el Tribunal. A los que piensan que la justicia es machista y  heteropatriarcal y facha y blablablá, les doy datos: esta sentencia la ha dictado un tribunal compuesto por tres mujeres y un hombre, la mayoría pertenecientes a la asociación "progre"sista "Juezas y jueces para la democracia", todos, todas y todes muy y mucho entrenados en perspectiva de género. Vamos, igual necesitan muchas más horas de formación, como quince mil horas más, pero entrenados ya venían a esta fiesta.

Bueno, al grano. La cuestión es que la sentencia le da un serio vaparalo a la anterior. Porque, y esto yo no lo sabía, en la sentencia en la que se condenaba a Dani Alves se reconocía verbalmente que el testimonio de la víctima era poco fiable en lo que concierne al tiempo en el que estuvieron en lugares públicos, es decir, que nada de lo que ella cuenta se corresponde con lo que las pruebas demuestran. Que las cámaras de la discoteca que los grabaron todo el tiempo fuera de los baños contradicen lo que la chica afirma que estaba pasando. Tampoco las pruebas forenses de lo que ocurrió en el baño confirman su versión.  O sea, nada verificable, y en lo que se puede verificar objetivamente ella miente. Puede ser que ni siquiera mienta, sino que ella lo recuerde así o lo viviera así, pero lo cierto es que las pruebas objetivas desmienten su testimonio.

Y aun así la sentencia que condena a Alves determina que, a pesar de la poca fiabilidad del testimonio de la víctima sobre lo ocurrido fuera de los baños, están dispuestos a creer que dice la verdad sobre lo ocurrido dentro. Y aquí es donde la sentencia actual da el varapalo, porque determina que un testimonio poco fiable lo es para todo, no solo para lo que se puede objetivar sino también para lo que no. Por tanto, si esta chica no dijo la verdad sobre lo que pasó previamente a la presunta agresión no hay por qué creer que sí la dijera para lo que ocurrió después, para lo no verificable. 

Lo que la ley determina en casos de violación, que muy a menudo suceden en la intimidad y que a veces consisten en la palabra de uno frente a la de otro, porque no hay más pruebas, es que hay que atenerse a la verosimilitud del relato. Ante la falta de otro tipo de pruebas los jueces solo pueden fiarse de lo que dicen los protagonistas. Por tanto es básico que el testimonio de la víctima sea creíble.

Ya sé que hay quien piensa que el testimonio de una mujer siempre hay que creerlo. Hermana, yo sí te creo. Pero es que por suerte todavía vivimos en un país en el que para condenar a alguien por cualquier delito hacen falta pruebas. No vale el mero testimonio de nadie. Porque si eso valiera cualquiera de nosotros podría joderle la vida a otro simple y llanamente yendo a denunciarle por algo. Y eso en un estado de derecho no puede ocurrir. Repito, afortunadamente.

Por tanto, tres juezas y un juez, casi todos ellos "progres", han determinado que a esta hermana no se la puede creer del todo porque lo que sí ha sido demostrado es que ha mentido en buena parte de su testimonio, vamos, en toda la parte que puede ser contrastada por cámaras de vigilancia. De lo que se deduce que el resto de lo que cuenta puede o no ser verdad pero que no se puede condenar a un tipo a unos cuantos años de prisión por un testimonio poco fidedigno.

Que Dani Alves dio como quinientas versiones de los hechos y su testimonio tampoco es que sea muy de fiar? Efectivamente. Pero la ley concede al condenado la ventaja de poder mentir para exculparse. Por tanto es igual lo que dijera. Que negara conocerla, que luego sí la conocía pero que no follaron, que luego sí follaron pero que fue consentido... Da igual. Él puede decir misa, porque intenta salvarse de varias quemas, empezando porque no quería que su mujer se enterara de que había follado con otra tía, pa más inri la noche de fin de año con ella cuidando de su padre enfermo. Pa matarlo sí, me apunto. Pa encerrarlo en la cárcel por violación no.

Tengo claro que si la muchacha hubiera dado un testimonio medianamente verificable, vamos, que se correspondiera con lo que las cámaras grabaron y con lo que el resto de testigos afirman, a Alves no lo salva ni Dios. 

Frente a los que afirman que la justicia es machista, heteropatriarcal y facha, decirles que cada año son condenados por violación en este país cientos de tíos. Por los mismos jueces y los mismos tribunales que otras veces exoneran al denunciado. Y que la diferencia, la gran diferencia, está en las pruebas. 

Pero bueno, que si alguien  sale declarado inocente en un juicio de estos lleva de todas formas la pena social. Habrá muchos que piensen siempre que cuando el río suena...  Y nadie te va a quitar los meses o años que has estado bajo sospecha. En el caso de Dani Alves una carrera profesional destrozada, sus negocios a tomar por culo, sus contratos publicitarios a la mierda... Eso no tiene precio ni indemnización posible si todo es un montaje. O una ida de olla en una mala noche, lo que sea.

Pensad por un momento si ese hombre es inocente quién puede restituir toda esa vida perdida. Pensad que os pudiera pasar a vosotros, o a vuestros hijos. Pensad también qué sería de la justicia si ante una denuncia random lo que hubiera que demostrar es vuestra inocencia. Pensad. 

viernes, 28 de marzo de 2025

Ellas cada vez más listas y ellos mucho más fascistas

He estado unos días enganchada a otra de esas polémicas que surgen de vez en cuando en las redes y que nos tienen a todos entretenidos durante un tiempo, permitiéndonos arreglar el mundo cómodamente sin movernos de nuestros mullidos sofás.

Creo que todo empezó por un artículo de El País en el que algunos profesores se mostraban preocupados, alarmados más bien, porque observaban que muchos chicos están empezando a descojonarse del feminismo, y además se hacen votantes de Vox a pasos agigantados. Este auge de lo que ellos llaman "ideas reaccionarias" les trae en un maltraer. Qué ha podido pasar? Estamos fallando en la educación? No estamos insistiendo suficientemente en los males que conlleva el machismo para la sociedad? Falta un relato crítico frente al de esos peligrosos youtubers que se chotean día sí y día también de los dogmas básicos de las sociedades igualitarias?

Yo tengo que decir que a mí francamente lo que me extraña es que no haya muchos más fachas. Es más, si yo hubiera sido adolescente en estos tiempos sería completamente facha, votaría muy probablemente a Alvise Pérez y me pondría en bucle todos los vídeos de Vito Quiles. De hecho esto último ya lo hago porque me parto el culo viendo a los políticos de izquierdas huir del micro de Quiles como si les hubieran puesto un petardo en el culo. Igual que hace unos años me partía cuando lo hacían los de "Caiga quien caiga" con los de derechas, que anda que no nos hemos echado risas todos viendo esos momentazos inolvidables. Menudo cachondeo!

A mí no me extraña nada, pero que nada, que la gente joven, fundamentalmente los tíos, reaccionen contra el adoctrinamiento que les han metido durante los últimos años a pico y pala, sin piedad, y sin darles la menor oportunidad de mostrar algo de pensamiento crítico. Del mismo modo que muchos de los que fuimos a colegios religiosos terminamos hasta el mismo coño o los mismos huevos de curas y monjas y no hemos vuelto a pisar una iglesia desde que hicimos la comunión. Es exactamente el mismo proceso pero con la nueva religión: el feminismo este antipático que se ha impuesto sobre la idea de igualdad, la turra permanente con la violencia de género y la constante sospecha de culpabilidad sobre el hombre por el mero hecho de ser hombre. Todo hombre es un violador en potencia, sueltan alegremente las amigas que luego se extrañan de que esos proyectos de hombre huyan como almas que lleva el diablo a buscar la papeleta de Vox.

Y todavía se andan preguntando si es que no deberían darles más la chapa. Que faltan herramientas para contrarrestar el discurso facha, que hay que enseñarles que hay que ser buenas personas y muy y mucho feministas. Claro que sí, colega, claro que sí, justo eso es lo que necesitan, triplicar el esfuerzo, más tabarra, ahí, a calzón quitao. De verdad, pocas cosas pasan pa la cantidad de capullos que dirigen el cotarro.

Es el peligro de adoctrinar a la peña, que alguna gente igual traga, pero también habrá quienes sientan un rechazo visceral hacia tu discurso reiterativo, sobre todo si luego salen a la calle y ven una realidad muy distinta a la que tú les estás pintando. Ven, por ejemplo, que el fracaso escolar es mucho mayor en varones que en chicas pero que esto no parece preocupar a nadie, ahí si no hay igualdad no pasa na. O ven que la tasa de suicidios es también mucho mayor entre ellos pero que tampoco esto es un problema que preocupe a nadie. Pos qué quieres? Es normal que se tomen a coña las matemáticas con perspectiva de género, el discurso de la opresión de la mujer o los llamamientos a la solidaridad con sus compañeras, las de los sobresalientes, las que les dan cinco mil vueltas en todas las asignaturas y se ríen por lo bajini cuando ellos salen a la pizarra y no dan pie con bola delante de una ecuación. Ellas cada vez más listas y ellos mucho más fascistas.

Y luego vienen unas profes superprogres a darte una charla sobre la deconstrucción de la masculinidad hegemónica. A decirte que es muy machista mirarle el móvil a tu novia, cuando tu novia se pasa la vida mirándote el móvil a ti porque no se fía ni un pelo de que le estés poniendo los cuernos, pero eso por lo visto no es ningún problema.

No es tan difícil entender que pasen olímpicamente de todo ese discurso y que se sientan mucho más inclinados a escuchar a aquellos que ponen en entredicho esa narrativa vacua que a ellos les suena a rancio. Me suena hasta a mí, que sí he vivido otros tiempos en los que podía tener mucho más sentido. Cómo no va a chocarles a ellos?

Y claro que votan a Vox. Del mismo modo que yo a los 17 años iba por ahí pregonando que era comunista prosoviética para escandalizar a mis padres, a mis profesores y a todo el facherío de aquellos tiempos.  Porque entonces lo rebelde, lo que molaba, lo contestatario era ser muy y mucho de izquierdas, levantar el puño bien alto en los mítines y cantar la Internacional a voz en grito como si no hubiera un mañana. Por contra ahora lo revolucionario, lo verdaderamente cool, lo que te convierte en un James Dean de la era digital es votar a Trump o a Milei o a Abascal, porque además esto no es solo un fenómeno nacional, esto está ocurriendo en todo el mundo occidental, que no somos los únicos que nos hemos vuelto gilipollas con la ideología de género, con lo queer y con la polla de las masculinidades tóxicas.

Puedes unir a esto el hecho indiscutible de que la generación Z pasa totalmente de los medios de comunicación tradicionales. No ven tele, no oyen la radio ni leen periódicos, sino que se informan a través de las redes sociales y ellos mismos deciden lo que les convence y lo que no. La sumisión plena está cada vez más difícil. Porque en las plataformas digitales hay un discurso crítico frente al pensamiento único de esos medios tradicionales que les aporta una visión de la realidad radicalmente distinta y mucho más cercana a lo que ellos viven en su día a día. Y es que la libertad es muy mala.

Llevas años llamando nazi, machista y fascista a todo el que discuta mínimamente tu discurso hegemónico, vaciando de contenido todas esas palabras que ya no significan nada a fuerza de usarlas de comodín.  Y ni siquiera te planteas que igual no son ellos los que se han ido alejando sino que fuiste tú quien los expulsó del paraíso a base de insultarlos, de cuestionarlos, de hacerles sentir como bichos extraños, feos e incómodos. Pos ahora qué coño quieres? Que te voten a ti, gilipollas?

viernes, 21 de marzo de 2025

A ver si alguien me ayuda a resolver esta duda

Hace bastante tiempo que no escribo en este blog porque la verdad es que me siento poco motivada. Ya he tratado un montón de veces casi todos los temas que me interesan y para repetirme como una lora prefiero callarme. Hay ya polémicas que me aburren de tan cansinas, y como entre lo que opinan unos y otros ya está dicho prácticamente todo no veo la necesidad de dar yo la matraca con lo mismo. Por otra parte encuentro reflejados mis pensamientos casi calcados en algunos escritores especialmente lúcidos, como Juan Soto Ivars, que parece que me lee el tío la mente sobre casi cualquier tema, y encuentro mucho más práctico reenviar sus artículos a mis amigos que ponerme yo a escribir lo mismo cambiando siete palabras. En fin, que entre unas cosas y otras, me da cada vez más pereza escribir. Aparte de que, la verdad, el tiempo de ocio que antes tenía de vez en cuando en el trabajo, en el que aprovechaba para estas cosas, pues ya no lo tengo. Ahora las horas de curro son de curro, nada de dedicar ratitos muertos a otros quehaceres.

Pero hoy me he metido en una polémica en TwitteX que realmente me ha motivado, porque además cara a la opinión pública es un caso perdido, y esos precisamente son mis favoritos. Probablemente habréis oído hablar del libro que ha escrito sobre el caso de José Bretón el escritor Luisgé Martín. Si no os cuento de qué va la cosa. Luisgé se ha tirado meses carteándose con el asesino, ganándose su confianza y consiguiendo finalmente que confiese y le cuente con pelos y señales cómo fue el proceso que le llevó a cometer el más execrable de los crímenes en las personas de sus hijos.  O para ser más exactos, la recreación mental que el filicida ha hecho a posteriori de sus abominables actos. De resultas de este intercambio epistolar y de algún que otro encuentro en persona ha nacido la polémica obra, que lleva por título "El odio". 

Leí una entrevista a Luisgé en la que más o menos cuenta el sentido que él le ve a este libro, que no es otro que indagar en la monstruosidad, en esa mente turbia, enferma, oscura cuyo funcionamiento las personas "normales" somos incapaces de comprender. Vamos, una labor muy propia de cualquier escritor, que siempre se sentirá atraído por este tipo de personalidades tormentosas. Yo misma encuentro la figura de Bretón apasionante desde un punto de vista literario, equiparable a los personajes atormentados de Dostoyevski o de los grandes dramas shakesperianos o de las tragedias griegas.  Porque sentir fascinación por un personaje no implica empatizar lo más mínimo. Puedes odiarlo, puede darte un asco tremendo, puede revolverte las tripas. Justamente de ese tipo de personajes abyectos está plagada la literatura, la gran literatura, la que nos hace estremecer. Pero claro, aquí chocamos con que éste es un personaje real y con que ha ocasionado un daño irreparable a la madre de sus hijos, un daño que además fue retransmitido en vivo y en directo durante meses a toda la sociedad, lo que provocó que se extendiera como la pólvora primero el estupor por el crimen, y después el horror generalizado.

Y aquí se confrontan estas realidades contrapuestas. Por un lado la libertad del acto creativo, por el otro el respeto al dolor de una mujer para la que esto es una vuelta más de tuerca en su ya insoportable calvario.  Y tengo que añadir que si entro en este dilema es porque siento un gran respeto literario por Luisgé Martín. Si se tratara de un periodista de estos de las vísceras cuya pretensión fuera ganar dinero a cuenta del morbo insano que estos casos despiertan tendría muchas menos dudas. Pero es que yo he leído la autobiografía novelada de Martín, "El amor del revés", y me impactó en su día muy hondamente su crudeza consigo mismo, el desnudo integral de su alma, cómo se autoflageló sin paliativos y sin compasión. Tanto me impresionó que incluso le escribí para decirle que su historia me había removido totalmente por dentro y que me había parecido muy valiente al contarla, así, tan sin reservas, tan a lo bonzo.* Y por eso, porque sé lo que él hizo literariamente con su propia vida, estoy completamente convencida de que no ha escrito un culebrón macabro tipo "true crime" sino que ha querido ahondar en cómo una persona puede llegar a convertirse en monstruo, en el peor peligro para sus propios hijos, en cómo funciona el odio puro y duro.

No sé, igual el libro finalmente se publica (ahora mismo hay una demanda de la madre de los niños y la editorial de momento ha cancelado la publicación hasta que se pronuncie la justicia) y resulta que no, que es una mierda destinada únicamente a sacar rédito económico de los más bajos instintos de la vil plebe. Pero desde luego también creo que sin haberlo leído no se debe condenar automáticamente al autor, ni a la editorial. En estos momentos hay una campaña brutal en redes llamando al boicot, no solo al libro en cuestión sino a cualquier otra obra editada por Anagrama.

Conste que entiendo la indignación de la gente y el posicionamiento del lado de la madre.  Lo entiendo porque para mí esa mujer ha sido víctima del peor de los crímenes que puede caber en mi cabeza y si yo estuviera en su lugar probablemente haría lo mismo. Mi duda está en si la justicia debe considerar que su demanda está por encima del derecho a la libertad creativa del autor. Es decir, si abrimos ese melón, si nos ponemos a prohibir libros por el posible daño que puedan hacer a terceras personas hasta dónde podemos llegar. Y qué tendríamos que hacer con las obras maestras del cine y de la literatura que están basadas en hechos reales,  que directamente penetran en la mente de asesinos, de psicópatas, de violadores, de seres repulsivos para la sociedad pero que están ahí, queramos verlo o no.

Desde luego es complicado, no es fácil saber qué es lo correcto. Ya digo que mi postura dubitativa es claramente minoritaria. El clamor popular está por prohibir el libro, matar a Bretón y a Luisgé Martín, y arruinar a la editorial por el sencillo método de no volver a comprar nunca jamás nadie ninguno de sus libros. Luego algunas voces, muy muy muy bajitas, se atreven a decir poco más o menos lo que yo he dicho aquí, y automáticamente son fulminadas por la masa enfurecida. La jauría humana siempre al acecho.

En fin, yo aquí lo dejo. Desde mi mayor respeto hacia Ruth Ortiz y su familia, invito a la reflexión sobre este asunto. Oye, que tampoco hay que tener una opinión diáfana al respecto. Yo misma lo que principalmente tengo son muchísimas dudas, un montón de preguntas, una empatía absoluta hacia las víctimas y por otro lado un respeto creo que legítimo por la labor del escritor que se sumerge en lo más profundo de ese infierno que es la psique de un ser miserable como Bretón.

A ver si alguien me ayuda a resolver esta duda.

* Por si alguien siente curiosidad dejo aquí el post que en su día escribí sobre la biografía de Luisgé:

https://arfondoalaizquierda.blogspot.com/2017/01/el-amor-del-reves-by-luisge-martin.html

viernes, 29 de noviembre de 2024

El asunto de Errejón me carcome mogollón

La verdad es que hace tiempo que venía pensando en escribir sobre este asunto, aunque me daba un poco de pereza. Pero ha sido tal la virulencia con la que tanta gente se ha cebado con el pobre Errejón, haciendo leña del árbol caído, que siento la necesidad de escribir este post en su defensa. Por más que hasta cierto punto considero un acto de justicia poética que un tipo que no ha tenido piedad a la hora de acusar a otros hombres sin ninguna prueba, a veces por una mera denuncia anónima; un hombre que tanto ha defendido ese demencial "hermana, yo sí te creo"  saltándose a la torera la presunción de inocencia de un montón de tipos antes que él, ahora esté sufriendo en sus propias carnes las consecuencias de su intransigencia. Joder, que escuchas sus declaraciones cuando el beso de Rubiales y parecía que el calvo fuera una especie de peligroso asesino en serie que mereciera no salir de la cárcel en toda su vida.

Imagino la disonancia cognitiva que ha tenido que padecer todos estos años mientras decía, y estoy segura de que creyéndolo a pies juntillas, que un beso no consentido es una agresión equivalente a una violación mientras que él iba por la vida babeando encima de las chicas, supongo que totalmente convencido de que ellas estaban encantadas. Porque además se ha hecho público que tenía un problema de adicciones y todos sabemos que el alcohol y determinadas sustancias hacen que las personas distorsionen totalmente la realidad. Es fácil creerse el Grey de las 50 sombras cuando vas totalmente puesto y encima las tías te hacen ojitos porque eres famosete y pareces majo.

No sé cómo terminará todo esto judicialmente, aunque veo muy difícil que sea condenado un tío que  cuando una chica le dice "Oye, Íñigo, recuerda que solo sí es sí", deja de sobar a la muchacha y contesta "Es verdad, esto me vendrá bien para próximas relaciones". Dudo que ningún juez condene a alguien cuando la propia denunciante afirma que no la obligó a hacer nada y que al llamarle ella la atención sobre lo incómoda que se sentía él no la coaccionó lo más mínimo para mantener relaciones. Al revés, por lo visto ella se fue sin problema ninguno porque él dejó de estar mínimamente interesado, una vez tuvo claro que no iba a mojar. 

También estoy convencida de que esta chica no se inventa nada, que cuenta las cosas como las ha vivido. El problema es que se haya llegado a esta situación lamentable, en la que un encuentro, una cita que no sale como tú quieres, que termina en una gran decepción (como la propia denunciante comentó con sus amigas al día siguiente), que te deja con un sabor amargo porque la persona con la que habías quedado resulta ser torpe, bruta o insensible, digo que es tremendo que una cita insatisfactoria pueda ser tachada de agresión sexual, cuando nadie te ha coaccionado a hacer nada que no quisieras.

Hemos llegado a un punto en el que creo que ningún tío puede sentirse seguro, Debe de haber ahora mismo cientos de individuos, políticos, periodistas, intelectuales, etc., supercomprometidos con la causa feminista, intentando hacer memoria de alguna cita desgraciada, probablemente con unas cuantas copas de más y la percepción de la realidad seriamente distorsionada en la que se hubieran podido portar torpemente. Porque según los propios parámetros que ellos mismos defienden una cosa así podría calificarse a ojos de esta nueva forma de ver las cosas como una agresión sexual. No sé, haber deslizado distraídamente la mano hacia el culo de una chica mientras bailaban una canción lenta, o haber pegado la cebolleta más de la cuenta a la pareja de baile, en fin, cosillas así que seguro que les ha pasado alguna vez a casi todos los tíos, igual que nos han pasado a casi todas las tías. Cosas que antes no tenían la menor importancia, que quedaban en una mera anécdota con la que echabas unas risas con las amigas, ahora pueden terminar con un tío en la cárcel. O como mínimo pasando por un larguísimo calvario judicial, con el consiguiente gasto de dinero, energía y tiempo. Por no hablar del ostracismo social al que se puede ver sometido porque una denuncia por agresión sexual es una cosa socialmente muy reprobable.

Me puso bastante los pelos de punta la entrevista que le hizo Jordi Evole a Rita Maestre, expareja de Errejón. El periodista le preguntaba si había pensado estos días en cómo estaría Errejón, y ella, después de meditar unos segundos, supongo que tratando de elegir la respuesta que menos incomodara a sus votantes, dijo que no, que no le importaba lo que fuera de él, que ella estaba con las víctimas siempre. Vamos, tal que si hubiera descubierto que su exnovio era un peligroso violador y asesino en serie, en lugar de un tipo con serios problemas de alcohol y drogas que se ha portado como un gilipollas con las tías pero que no ha hecho un daño irreparable a nadie. O sea, que le importa un pimiento que mañana pueda aparecer ahorcado en su casa, cosa que tampoco sería de extrañar, dado que su vida entera, la política, la social y probablemente la personal, se ha ido al carajo por su mala cabeza.  Y la que fuera su pareja y luego su amiga y compañera de partido dice tranquilamente que no se ha parado ni un momento a pensar en cómo puede estar. Igual sus votantes le agradecen esta frialdad pero a mí solo me dice que antes preferiría tener como amiga a una serpiente que a la tía esta.

Me imagino que Errejón ahora mismo tiene que ser una persona completamente destrozada porque no solo ha echado a perder su vida sino que esa disonancia cognitiva de la que hablaba ha tenido que volverle tarumba. Pensar que hay tías que opinan de él que es uno de esos agresores sexuales a los que él ha atacado sin piedad. Recordar esa maldita hemeroteca, todas las cosas que ha dicho una y otra vez poniéndose intensito con el tema, blandiendo el dedo acusador contra tipos que ni siquiera habían sido juzgados, solo por una mera denuncia pública, aquellas palabras que todos hemos podido ver repetidas estos días: "no existen denuncias falsas, eso es un invento del fascismo". Joder, y tener que venir ahora a reconocer que él mismo es víctima de una de esas denuncias falsas que según él no existían más que en las mentes fascistas. Eso tiene que ser demoledor para una persona. Y todo esto en medio de un proceso de desintoxicación de sus adicciones. Si fuera amigo mío o alguien de mi familia yo estaría muy preocupada.

Esta es una sociedad muy asquerosita en la que igual se eleva a la gente a los altares que se la lapida sin compasión. Héroes caídos, convertidos en desechos sociales, juguetes rotos. Dejas de ser guay en menos que canta un gallo por cualquier cosa. En este caso una denuncia sobre unos hechos que en otros tiempos no habrían pasado de ser algo sin la menor importancia, perfectamente olvidable, lo justo para tachar a un tío de tu lista de teléfonos y no volver a acordarte de él jamás.

En fin, que me da pena este tío, pese a que él ha sido tan implacable con otros que pasaron por el mismo  despropósito antes. No soy una persona rencorosa ni me alegro nunca del mal ajeno. Bastante tiene con verse a sí mismo desde esa óptica tontuna de la que ha hecho gala, con repasar las gilipolleces que ha soltado en la hemeroteca y con el desprecio social que estará padeciendo no solo por parte de sus correligionarios sino también de los que ya de por sí lo despreciaban de antes. Aunque debo decir que son estos últimos los únicos que me he encontrado por las redes sacando un poco la cara por él, porque lo que son sus compañeros de partido, de ideas y de juergas han hecho todos como Maestre: escupir sobre su nombre, volverle la cara y renegar de su amistad.

No tengo muchos amigos, de hecho se pueden contar con los dedos de una mano, pero espero que si algún día cometo algún error o soy acusada de algún delito o de algo socialmente reprobable me den la oportunidad de explicarme por lo menos y no pasen de mí como de la mierda relegándome al ostracismo sin ni siquiera escucharme. Con esta clase de gentuza no quisiera ir ni a la puerta de la calle. Y por supuesto no los votaría nunca ni harta vino.

domingo, 24 de noviembre de 2024

Da mucha vergüenza ajena y a ratitos también pena

Oigo un audio que se ha hecho viral de Eduardo Madina en la SER, que viene a decir que no cree, que no quiere creer las acusaciones de Víctor de Aldama con respecto a miembros de su partido y del Gobierno. Pero que al mismo tiempo se acuerda perfectamente de cómo en su día creyó a pies juntillas las acusaciones de Bárcenas, del Bigotes y de otros delatores contra el PP. Y que se da cuenta de que tiene un problema, que eso de creer o no creer según sea la filiación de los acusados es un problema que tiene él como miembro de su partido y toda la gente a la que le pasa igual que a él. Que, desde aquí lo digo por lo que veo ahí fuera, es mucha, demasiada.

Observo con bastante vergüenza ajena y cantidades industriales de bochorno defender lo indefendible del bando propio a políticos y periodistas afines. Hace mucho tiempo que dejé de escuchar la SER o de leer El País o de ver en la tele según qué programas. Gente como Ângels Barceló, Ferreras o Silvia Intxaurrondo hacen el mismo papel con el actual Gobierno que el que en su día hicieron mamporreros como Ernesto Sáenz de Buruaga, Paco Marhuenda o Carlos Herrera cuando gobernaba el PP. La manera que tienen unos y otros de acusar constantemente al enemigo y de proteger y lamer el culo al poder cuando lo detentan los suyos da muchísimo asco.

Mención aparte merece el amigo Jiménez Losantos, que ese igual les da a unos y a otros, siempre y cuando no sea su Isabel Ayuso, de la que está perdidamente enamorado y respecto a la que no admite disidencias. Por lo demás le he oído despotricar como una fiera contra Mariano Rajoy, Soraya, Abascal, Casado y ahora Feijoo,  igual que despotrica de Sánchez, Rufián, Iglesias, Errejón o Yolanda Díaz. Obviamente sus simpatías políticas no las oculta y las sabemos todos, pero es capaz de ver perfectamente pajas y vigas por igual, siempre que no sean las de su amada Ayuso, claro. Es su debilidad, pero al menos, por muy pepero que sea, si tiene que dedicar un programa entero a poner a parir a Feijoó, a Mazón o a Cuca Gamarra les arrea estopa como el que más, como si le fuera la vida en ello. 

Decía que veo a gente que se autodefine como periodista mirar para otro lado cuando las sospechas recaen sobre los suyos y me sonrojo sin entender que ellos mismos no se sonrojen también, tal es el descaro.  Pero de ellos, como de los propios políticos, casi se podría esperar porque no dejan de ser mercenarios, estómagos agradecidos que ganan un pastizal por hacerlo, pastizal que jamás ganarían si se rebelaran contra la mano que les da de comer. Pero ver al ciudadano común y corriente hacer exactamente lo mismo, ver minúsculas pajitas en el ojo ajeno e ignorar vigas como camiones en el propio, eso me indigna todavía más y me da mucho más asco. Justificar ominosamente las corruptelas del partido afín mientras clamas completamente indignado por las del partido enemigo, seamos claros, progres contra fachas y viceversa, da de verdad mucha fatiguita.

Y lo veo constantemente. Hay incluso amigos que no pueden hablar de política, y familias peleadas por toda esta mierda. Si unos y otros se vieran desde fuera, si vieran lo ridículos y patéticos que resultan cuando van a saco contra los contrarios mientras agachan obedientemente la cabeza o directamente desmienten las sospechas de corrupción o las atribuyen a bulos, a campañas del enemigo,  a máquinas del fango que funcionan incansables, sin plantearse ni mínimamente que pueda haber algo de verdad, si se vieran desde fuera, digo, probablemente se morirían de vergüenza, y no precisamente ajena.

A muchos os sonará el número 7.291. Son los ancianos que murieron en las residencias madrileñas durante la pandemia de Covid. Es la cifra fetiche de la izquierda, y no solo de la madrileña. Hay quien se la ha tatuado y todo, y otros se la han grabado en camisetas, gorras y sudaderas, en tazas y monederos, la cifra que blanden constantemente para acusar de asesina a Isabel Ayuso. Me parece encomiable esa preocupación. Pero me gustaría preguntarles a todas esas personas si les preocupan algo los ancianos que murieron en las residencias del resto de España. Fueron 34.683 en todo el país. En Cataluña, por ejemplo, murieron más de 9.000 ancianos en residencias, cerca de un tercio del total.  En Aragón y en Castilla León murieron en residencias más del 87% del total de fallecidos. En Madrid fue el 45%.  Dato mata relato, eso dicen, no? Pues estos datos no han matado el relato de algunos que siguen erre que erre paseando esa estremecedora cifra madrileña por todas partes en plan acusatorio. Yo les preguntaría si los ancianos muertos en el resto de España no merecen figurar en una cifra también, o si son muertos de tercera categoría, al no podérseles adjudicar a Ayuso.

En fin, todo esto como digo da mucha vergüenza.  Por eso al oír las palabras de Madina con respecto a la corrupción y a ese "problemilla" que tiene él y que comparte con tantos españoles, esas varas de medir según las cosas ocurran en un bando o en el otro, me decidí a escribir este post. Porque es demasiada la gente que tiene ese problemilla, demasiada la gente que ha deshumanizado, demonizado y condenado categóricamente al contrario mientras hace de tripas corazón cuando las cosas tocan en su lado de la cama. Demasiado fanático suelto que por supuesto solo ve el fanatismo ajeno.

Y nada, que cada cual se mire a sí mismo con toda la honestidad de la que sea capaz y analice hasta dónde le toca o no ese sesgo para mirar la realidad política, la corrupción o los pecadillos de los distintos gobiernos. Pero eso, con honestidad, por favor. Aunque pueda ser sonrojante la conclusión.

miércoles, 30 de octubre de 2024

Casualidad o destino, o me he pasao con el vino??

Hace unos años escribí un post en el que contaba un hecho que me tenía totalmente flipada. Tal vez os acordéis. 

Por aquel entonces tenía una relación y acabábamos de descubrir mi novio y yo que compartíamos el mismo número de DNI, solo que cambiaba de orden un dígito al final.

Por ejemplo, imaginad que mi DNI fuera 46.234.212. Pues el DNI de él era 46.234.122. Los mismos dígitos, pero cambiando el orden de los últimos, que además se repetían. 

Naturalmente los dos nos quedamos de piedra ante esa extraordinaria casualidad. Matemáticamente no sé cuáles son las probabilidades de que ocurra algo así, que conozcas a alguien y entables una relación y resulte ser una persona que se hizo el DNI el mismo día que tú y encima coincidiendo todos los números. Pero creo que debe de haber muy muy pocas posibilidades de que algo así ocurra. En fin, en su día alucinamos y pensamos que era una especie de señal del destino, como una predestinación. También fantaseábamos de vez en cuando con quién sería "el otro" o "la otra". Quién sería el 46.234.221?? La combinación que cerraba el círculo. Yo era el 212, él era el 122, y solo faltaba el 221.

Pues bien, esto os va a resultar tan difícil de creer como a mí, pero... resulta que el 221 ha aparecido!!!!

Palabrita del niño Jesús.

Me manda una foto el 122, con quien sigo manteniendo una buena amistad.

La foto muestra solo un número en un documento. El número es 46.234.221.

-  He conocido al 221.

- Estás de coña, no??

- Qué va, acaba de estar aquí.

- No puede ser, imposible.

- Lo juro.

- Te estás quedando conmigo.

- Adivina, hombre o mujer.

- Mmmmmmm... hombre.

- Has acertado. Ahora di un nombre.

- Mmmmmmmm... Paco??

- Uysssss, casi. Francisco Javier.

- No me lo creo. Manda foto.

- No puedo, es confidencial. Bastante que te he mandado el número del DNI.

122 trabaja en una inmobiliaria en un pueblo perdido de la Andalucía profunda. Y da la casualidad de que 221 apareció por allí buscando piso para un hijo suyo.

Y ahora yo te pregunto a ti, hombre o mujer de poca fe:

Si ya eran escasas las probabilidades de que yo, 212, conociera a 122 de forma totalmente casual y mantuviéramos una relación antes de descubrir nuestro asombroso vínculo numérico, hasta dónde llega el límite de lo imposible con esta súbita e inesperada aparición de 221??

Alguien que sepa algo de matemáticas podría arrojar luz en este enigma??