sábado, 30 de agosto de 2025

Aquí una pequeña plática sobre emergencia climática

Observo que últimamente el cambio climático se ha convertido en una especie de comodín que sirve para explicarlo todo. Inundaciones, terremotos, apagones, incendios, volcanes... Desde que existe la recurrente emergencia climática ya tenemos la causa de todos los males. Para qué vamos a comernos la cabeza, por ejemplo, canalizando cauces de agua que pueden ser peligrosos para las poblaciones, como en la dana de Valencia? O limpiando de follaje los montes para que, en caso de incendio, no haya una cantidad de combustible que pueda resultar fatal? Para qué, si aquí el problema, el verdadero problema es el cambio climático?

En fin, no seré yo quien niegue la existencia de ese cambio, no por Dioooooos. Aunque eso sí, ignoro exactamente en qué medida es tan crítico como algunos pretenden. Lo que sí que me planteo es cuál puede ser la respuesta adecuada al fenómeno.

Reflexionemos un poquitín. La Unión Europea ha tomado una serie de decisiones dentro del marco de la agenda medioambiental que pasa por regulaciones bastante estrictas en temas de industria, agricultura, ganadería, tecnología, energía, etc. Pero mientras nosotros nos aplicamos en este rincón del mundo con todas nuestras fuerzas para intentar revertir ese calentamiento al que hemos dado la categoría de emergencia, los países más contaminantes, los que más contribuyen a esa subida de la temperatura planetaria se lo pasan por el forro los cojones.  Vamos, que se la suda. Ahí están China, la India, EEUU, y buena parte de los países emergentes. 

Lo más gracioso del tema es que mientras nosotros restringimos al máximo nuestras capacidades de desarrollo por estas políticas climáticas compramos a manos llenas todo lo que necesitamos a esos otros países que producen a destajo lo que nosotros no queremos producir. Vamos, que contribuimos igualmente al calentamiento del planeta adquiriendo todos esos productos que ellos nos venden encantados mientras sus economías crecen y crecen y crecen y las nuestras se empobrecen cada día un poco más. 

La pregunta es: podemos luchar contra el calentamiento nosotros solos, siendo este un fenómeno global que afecta a la totalidad del planeta? Y creo que la respuesta es obvia: no.

No sería más inteligente, incluso práctico, asumir el hecho ya consumado del calentamiento y adaptarse a él, como hacen esos otros países, mientras se halla esa fuente de energía eficaz, potente y no contaminante que solucione todos nuestros problemas? En serio lo único que se nos ocurre es empobrecernos, dejar de viajar, tirar los coches y pasarnos al patinete y comprarle todo lo que necesitamos a esos otros países que siguen contaminando cada vez más y que tienen claro que va a dejar de producir tu abuela? Y además, cómo convencemos a los países en desarrollo de que se queden en el siglo pasado para no recalentar más el planeta?

Si algo ha caracterizado la vida del hombre sobre la tierra es su capacidad de adaptación al medio. El clima, las condiciones de vida han podido ir cambiando por múltiples factores: glaciaciones, desastres naturales, catástrofes de toda especie, pero el ser humano ha encontrado siempre la forma de vivir en ese entorno a menudo hostil.

Yo por ejemplo tengo un sueño feliz que solucionaría el problema para siempre. Os imagináis un mundo maravilloso en el que la basura se reciclara convirtiéndose en energía? Así podríamos consumir todo lo que nos diera la gana sin cargo de conciencia, sin remordimientos, sin culpa, a destajo, porque todos los plásticos, todos los desechos tecnológicos, toda la porquería que cada día resultara de nuestro consumismo desaforado la echaríamos a una maquinita que le daría unas cuantas vueltas y la convertiría por arte de magia en energía para hacer funcionar el aire acondicionado, la calefacción, la luz, el Internet, el coche... No me digáis que no sería el paraíso.  Toneladas de basura convertidas en combustible para la vida. Una economía completamente circular perfecta. Algo así como la lluvia, que cae, riega los campos, luego se evapora y vuelve a llover y así siempre. Un maravilloso ciclo sin fin.

Pero bueno, eso de momento es un sueño, y mientras alguien descubre el mecanismo para conseguir esa Arcadia feliz, lo que tenemos es lo que tenemos. Que el planeta se nos está calentando porque le estamos metiendo demasiada marcha? Pues habrá que enfriarlo o hacer soportable ese calor. Cómo? No lo sé. Para eso están los ingenieros, los arquitectos, los científicos, las mentes pensantes que encuentran soluciones para todo y que nos han traído hasta aquí tras milenios de penalidades.

Lo que no parece que tenga demasiado sentido es que un pequeño rinconcito del planeta decida luchar en solitario contra ese calentamiento. O todavía más cachondo: ir a decirles a los países pobres que empiezan a desarrollarse y levantar cabeza que mire usted, no puede ser, tiene que quedarse en el medievo porque las tecnologías que necesitaría para crecer son muy malas para el medio ambiente que los países desarrollados llevamos décadas jodiendo alegremente. Hombreeeeeeee, hay que  echarle morro, eh?

O como he leído que pasa en Francia, donde se empieza a discutir si el aire acondicionado es un elemento de ultraderecha. Porque claro hasta ahora el clima francés no se prestaba a considerarlo fundamental en las casas, pero desde que las olas de calor hicieron mella en territorio galo mucha gente se plantea instalarlo en sus casas para sobrevivir a esos veranos insoportablemente ardientes.  Y ahí surge el dilema. Refrescar las casas para sobrevivir aun sabiendo que con ello se contribuye al calentamiento exterior (no hay más que pasar por delante de un aparato de aire en la calle para comprobar el efecto) o tirar de ventilador, abanico y duchas heladas para paliar los sudores.

Imagino a esos pobres franchutes torturándose al tener que elegir entre el ultraderechista frescor del aire acondicionado y el progresista vientecillo recalentado del ventilador. Mientras los chinos, los americanos y los nipones instalan sin ningún tipo de remordimiento, temor ni duda en sus edificios sistemas de refrigeración cada vez más sofisticados que van recalentando a fuego lento el planeta común a todos.

En fin, que o nos espabilamos un poquito en Europa y empezamos a entender que tenemos que adaptarnos a las nuevas circunstancias o nos va a tocar pasar muuuuuuucho calor, morirnos a puñaos y que otros nos coman la tostá sin que con nuestro sacrificio se reduzca ni un solo grado el calentamiento global ese alrededor del cual gira todo lo que nos pasa. Seguiremos teniendo olas de calor mastodónticas, inundaciones, incendios de séptima generación, pero además seremos cada día más pobres y dependeremos más de comprarles todo a esos otros países que se pasan la emergencia climática por el arco del triunfo mientras acondicionan su modo de vida a esas altas temperaturas que a nosotros tanto nos asustan.

A ver, gente, qué hacemos?