miércoles, 30 de octubre de 2024

Casualidad o destino, o me he pasao con el vino??

Hace unos años escribí un post en el que contaba un hecho que me tenía totalmente flipada. Tal vez os acordéis. 

Por aquel entonces tenía una relación y acabábamos de descubrir mi novio y yo que compartíamos el mismo número de DNI, solo que cambiaba de orden un dígito al final.

Por ejemplo, imaginad que mi DNI fuera 46.234.212. Pues el DNI de él era 46.234.122. Los mismos dígitos, pero cambiando el orden de los últimos, que además se repetían. 

Naturalmente los dos nos quedamos de piedra ante esa extraordinaria casualidad. Matemáticamente no sé cuáles son las probabilidades de que ocurra algo así, que conozcas a alguien y entables una relación y resulte ser una persona que se hizo el DNI el mismo día que tú y encima coincidiendo todos los números. Pero creo que debe de haber muy muy pocas posibilidades de que algo así ocurra. En fin, en su día alucinamos y pensamos que era una especie de señal del destino, como una predestinación. También fantaseábamos de vez en cuando con quién sería "el otro" o "la otra". Quién sería el 46.234.221?? La combinación que cerraba el círculo. Yo era el 212, él era el 122, y solo faltaba el 221.

Pues bien, esto os va a resultar tan difícil de creer como a mí, pero... resulta que el 221 ha aparecido!!!!

Palabrita del niño Jesús.

Me manda una foto el 122, con quien sigo manteniendo una buena amistad.

La foto muestra solo un número en un documento. El número es 46.234.221.

-  He conocido al 221.

- Estás de coña, no??

- Qué va, acaba de estar aquí.

- No puede ser, imposible.

- Lo juro.

- Te estás quedando conmigo.

- Adivina, hombre o mujer.

- Mmmmmmm... hombre.

- Has acertado. Ahora di un nombre.

- Mmmmmmmm... Paco??

- Uysssss, casi. Francisco Javier.

- No me lo creo. Manda foto.

- No puedo, es confidencial. Bastante que te he mandado el número del DNI.

122 trabaja en una inmobiliaria en un pueblo perdido de la Andalucía profunda. Y da la casualidad de que 221 apareció por allí buscando piso para un hijo suyo.

Y ahora yo te pregunto a ti, hombre o mujer de poca fe:

Si ya eran escasas las probabilidades de que yo, 212, conociera a 122 de forma totalmente casual y mantuviéramos una relación antes de descubrir nuestro asombroso vínculo numérico, hasta dónde llega el límite de lo imposible con esta súbita e inesperada aparición de 221??

Alguien que sepa algo de matemáticas podría arrojar luz en este enigma??