Están las redes que arden con el asunto Rociito. Bandos irreconciliables. Carrasquistas y floristas forman aficiones tan entregadas como las merengues o las colchoneras. Palabrita.
Yo reconozco que el serial dejé de verlo desde el primer capítulo. Primero porque me aburren los anuncios y las constantes interrupciones de los opinadores telemierderos, y luego porque tampoco es que me apetezca mucho ver a una mujer obviamente muy perjudicada, llorando, hipando y moqueando constantemente. Me parece muy angustioso. En realidad es que no entiendo qué clase de psicólogos han asesorado a esa persona para que haga este docudrama, para que cuente públicamente sus miserias y las de toda su familia, encima en un canal de televisión que no se caracteriza precisamente por su finura, delicadeza y respeto por la intimidad de la gente. Más bien va a degüello sin contemplaciones contra determinados personajes y no para hasta que no los exprime al máximo. En fin, no soy una experta en psicología ni mucho menos, pero mi sentido común me dice que eso, bueno lo que se dice bueno, no puede ser para nadie.
La cuestión es que sigo el docudrama por la prensa, por la radio y por las redes, que me mantienen informada al dedillo sin tener que tragarme la parte chunga, y voy sacando mis conclusiones de todo lo que leo, oigo y veo.
Personalmente no tengo la menor duda de que esa mujer está realmente muy mal; lleva años medicándose para la depresión y la ansiedad y se nota que su salud mental está bastante tocada. Por eso precisamente yo pondría mucho cuidado en creer a pies juntillas todas las afirmaciones que hace, porque las personas que tienen problemas como los suyos tienden a hacer apreciaciones de la realidad un tanto desvirtuadas, por causa de su enfermedad. No digo que mienta, al revés, estoy convencida de que ella cree totalmente lo que cuenta, pero para mí es evidente que tiene una obsesión patológica con su ex-marido, hasta el punto de que todo lo que le ocurre lo atribuye única y exclusivamente a su persona. De hecho, ella misma ha admitido que su objetivo principal es que la justicia reabra el caso y que este señor termine en la cárcel.
Vaya por delante que no simpatizo en absoluto con el tal Antonio David. Siempre me ha parecido un chulo, un vago y un impresentable. Un vividor que encontró la forma de pegarse la vidorra padre sin dar palo al agua, a cuenta de la fama de su suegra, y por ende, de su mujer. De ella tampoco he tenido nunca mucha mejor idea. Recuerdo haberlos visto en programas del corazón cuando estaban casados y eran igual de chulos, de estúpidos y de déspotas. Ella presumía de que su marido podía permitirse vivir sin trabajar y se sacaba los ojos con cualquiera que lo criticara lo más mínimo. Eran unos personajes bastante repulsivos. Ahora que está hablando largo y tendido de todas las miserias de su familia, pienso que su madre lo tuvo que pasar fatal cuando la niña se empestiñó en irse a vivir con este tipo, y luego se quedó preñada y se casó, a sabiendas de que los padres sufrían como cerdos con sus locas decisiones de niñata caprichosa. Ella misma ha confesado también que dejó a su madre tirada en el suelo de rodillas suplicándole que no lo hiciera. Pero en fin, lo pasado pasado está, aunque es ella la que parece no haber superado en absoluto lo sucedido en los últimos 25 años de su vida.
En definitiva, que no está en mi intención defender a este individuo repugnante. Sin embargo hay quien lo cree sencillamente porque cuestiono muchas de las afirmaciones que hace Rociito en su documental. Y las cuestiono, aparte de la razón que he dado antes de su enfermedad, que puede hacer desvirtuar bastante las cosas, porque muchos de los testigos, la familia, los amigos, etc., contradicen con sus testimonios tanto las fechas como los datos como los hechos que ella relata. Bien es sabido que la memoria es caprichosa y que nadie recuerda las cosas nunca tal y como fueron. De un mismo hecho, si le preguntas a varias personas al cabo de los años, puedes encontrarte con un montón de versiones distintas, según haya sido la perspectiva de cada testigo. Quién no ha experimentado alguna vez, al recordar un acontecimiento con otra persona, que las visiones son totalmente opuestas? Bueno, y si en general esto ocurre, ya en las parejas rotas, donde cada uno de los cónyuges cree haber vivido una historia completamente distinta al otro, eso está a la orden del día.
La cuestión es que Rociito interpuso años después de su separación una demanda contra su exmarido por malos tratos psicológicos. No durante el matrimonio, sino después. Según ella la causa de su depresión y su ansiedad es que él durante años ha ido de plató en plató contando mentiras sobre ella, atacándola y haciéndola pasar por una mala madre. También, como ya referí en otro post, habla de la alienación parental como otra causa de sus males, o sea, que él ha puesto a sus hijos en su contra y por eso ha perdido totalmente el contacto con ellos.
Ya digo que ésta es la versión de ella. Y me la creo. Es decir, creo que ella cree eso. Ésa es su verdad y está convencida de ella. Aunque hasta ahora ningún juez ha admitido esta verdad, probablemente porque demostrar jurídicamente que una depresión está causada por un señor del que llevas separada un montón de años y que eso puede ser constitutivo de delito de maltrato psicológico no debe de ser fácil. Es más, lo encuentro sumamente difícil.
Todos sabemos cómo funciona la telebasura. Cómo se despellejan unos a otros sin piedad. A lo largo de estos años en programas como Sálvame se ha arruinado la reputación de muchas personas, han dedicado horas y horas de emisión a desprestigiarlas, hundirlas y asesinarlas socialmente. De qué ha vivido Belén Esteban todos estos años si no de poner a parir al padre de su hija y a la Campanario? Y Paquirrín? El último juguete roto de Telecirco es la Pantoja, que después de haber vivido siempre enchochada con su hijo, ahora tiene que verlo en los platós llamándola miserable, ruín, e incluso acusándola de ladrona. Siempre he pensado que alguna vez uno de estos asuntos va a terminar muy mal, porque tanta saña como ponen en acusar a la gente, en celebrar sus juicios populacheros sin más pruebas que los chismes de unos y otros, puede ser fatal. Como den con alguien en un momento bajo o de cierta debilidad mental, como es el caso de Rociito, un día se van a encontrar con un problema serio.
Por eso me sorprende tanto que Rociito haya centrado sus ataques exclusivamente en su ex-marido y que esté desnudando públicamente toda su intimidad justamente en la cadena que más daño le ha hecho. Que haya negociado (ella o su actual marido, quién sabe) con la misma productora que no ha tenido piedad con ella en todos estos años, ni con ella ni con nadie. Quién habrá asesorado a esta mujer para que haga esto? No se da cuenta de que del mismo modo que ahora el juego consiste en destruir a Antonio David mañana la cosa da otro giro de guión y volverán a ir a por ella? O a por su hija o a por su hijo? Aprovechando además todo lo que ha soltado por esa boquita, entre hipido e hipido. Que esta gente no conoce la compasión ni la decencia ni el pudor, que no tienen límites, que es TODO por la audiencia.
Yo no puedo afirmar que Antonio David sea un maltratador psicológico. Si lo dijera tendría que decir lo mismo de Belén Esteban, Paquirrín, Jorge Javier, Carlota Corredera, Mila Ximénez, los Kikos, y en general todos los hijosdeputa que dedican su vida a destrozar a la gente sacando miserias de unos y de otros. Que hacen daño a las personas? Por supuesto. Hace años que alguien tendría que haber puesto pie en pared y freno a tantos desmanes, a tanta injuria y a tanta lapidación pública. La justicia, los legisladores, los comités éticos de los medios... no sé, a quien le corresponda terminar con todo eso. Si lo hicieran, personajes como Flores, Esteban o Paquirrín tendrían que buscarse la vida trabajando en lugar de hacerlo sacando mierda de sus conocidos, de sus ex-parejas o de sus familias. La propia Rociito tampoco podría estar haciendo este documental dedicado casi exclusivamente a poner a parir a su ex, es decir, a hacer con él justo lo mismo que ella ha padecido. Un juicio público paralelo para conseguir a través de la tele lo que no ha conseguido en los tribunales.
No me gusta ser agorera, pero se ha llegado a unos límites de desvergüenza, de insania y de pornografía emocional que esto no puede terminar bien de ninguna manera. Ya no sólo lo de Rociito, que mucho me temo que saldrá de todo esto peor todavía de lo que entró, cuando sus hijos ya sí que no quieran saber nada de ella nunca más, y cuando unos y otros empiecen a hacer desmentidos, a refutar su versión y a sacar más y más y más porquería íntima. Ya digo que no sólo ella; algún día alguno de estos personajes heridos hará alguna barbaridad, y esta vez no se quedará en intentona fallida, sino que lo conseguirá, y entonces tocará una catarsis colectiva acompañada de golpes de pecho y mea culpas múltiples y a lo mejor igual alguien reacciona y toma medidas contundentes contra tanta iniquidad.
La lástima es que tenga que ocurrir alguna tragedia para que se ponga fin a este sindiós. No aprendemos.