viernes, 27 de mayo de 2022

Sobre sustos y disgustos y variedad en los gustos

Hoy me ha dicho mi hijo que igual me tengo que hacer mirar los nervios.

Todo ha sido porque ha llegado a la cocina y estaba yo allí a mis cosas, y él me ha dicho "hola", y yo he gritado:

- Aaaaaaaaaarg!

- Hossstia mamá, por qué gritas?

- Porque me has asustado.

- Asustado de qué? Sólo te he dicho "hola"! Háztelo mirar!

Es cierto, últimamente me asusto mucho. Me lo dice la gente con frecuencia. Es verdad que siempre he sido muy asustadiza, pero con el tiempo la cosa va a más. Ya es que mi estado natural es chillar.

He estado pensando en los posibles motivos de esta reacción mía, y he llegado a una serie de conclusiones que voy a explicar aquí.

Me asusto tanto porque la gente interrumpe mis reflexiones. Sí, lo digo en serio. Aunque no lo parezca mis engranajes mentales están siempre en funcionamiento, en un constante run run, como el corazón de Rosario Flores, pero en mi caso en la cabeza. 

Sé que no lo parece, sé que la sensación que doy a muchas personas es la de ser un poco descerebrada, la de ir un poco a mi bola, sin darme cuenta de las cosas. Y en cierto sentido puede que lleven razón. La verdad es que considero milagroso que nunca me haya atropellado un coche o un camión (cruzo los dedos) porque yo siempre voy un poco despistada por la vida, como en otro mundo, y bueno, aunque no me hayan atropellado el claxon sí que me lo han pitado mil veces cuando han estado a punto.

Tal vez algunos se sorprenderán al saber que mi actividad mental es tan intensa. Igual es porque soy una fashion victim, y normalmente nadie piensa que las fashion victims tengamos demasiada actividad mental. No nos toman en serio, ésa es la verdad. Nos toman por gente frívola, insensata incluso. Nada más lejos de la realidad, al menos en mi caso. El hecho de que yo me plante una flor en el pelo cuando llega la feria no significa que bajo esa flor la maquinaria mía mental no continúe en constante funcionamiento.

La cuestión es que esos sustos que me pego cuando la gente interrumpe mis reflexiones son totalmente normales, en mi opinión, Tú imagínate a Einstein, salvando las distancias, por supuesto. Einstein está dándole vueltas en su cabeza a la ley de la relatividad (E = mc2), ahí dale que te pego, el tío saliéndole humo de la cabeza, y ahora llegas tú y le dices "holaaaaa Einstein!!!!". De verdad pretendes no sobresaltarle? Una persona que está inventando una teoría universal! Bueno, pues a mí, ya digo que salvando las distancias, me pasa un poco igual.

Yo es poco probable que invente nada importante ni que revolucione las leyes de la física, pero aunque modestamente, no paro de inventar a pequeña escala. Voy constantemente escribiendo posts, por ejemplo.  Éste, sin ir más lejos, lo he estado escribiendo mentalmente mientras sacaba a la Bimba de paseo y reflexionaba sobre el estado de mis nervios y sobre la conveniencia de hacérmelos mirar por un especialista.  De verdad estoy pal psiquiatra sólo porque la gente me dé sustos? No sería mejor que antes no intentara yo averiguar por mi cuenta a qué se deben esos sustos?

Y eso es lo que estoy haciendo, aquí, en vivo y en directo. Es un decir, porque realmente ya lo he estado pensando durante el paseo, mientras recogía las cacas de mi perra con un klinex.

Vale, lo reconozco, soy una persona que estoy casi todo el tiempo como flotando. Más pallá que pacá. Pensando en mis cosas, escribiendo mentalmente, o bien reflexionando sobre algún tema de actualidad, que puede ser desde la actualidad negra a la actualidad rosa, o sea, que lo mismo voy dándole vueltas al futuro de la humanidad, al deterioro del sistema educativo, a la última factura del Carrefour o a la crónica rosa de Federico JLo.  Igualmente otras veces voy inventando posibles continuaciones a la serie que esté viendo o al libro que esté leyendo. O poniendo mentalmente a parir a Irene Montero. La cuestión es que nunca estoy donde parece que estoy, sino que siempre estoy en alguna otra parte. No es, por tanto, extraño que si alguien irrumpe en esa otra realidad paralela en la que estoy me pegue un sobresalto. O no?

Es posible que sea tan asustadiza por eso. También mi reconocida misantropía podría deberse a esto mismo, a que la gente me asusta porque invade constantemente sin aviso previo mi mundo interior. Básicamente con afán de socializar. Y claro, esto implica que yo tenga que estar en permanente tensión, porque sé que con nada que empiece a pensar en algo, a reflexionar, a darle vueltas a algún asunto, es muuuuuuy probable que alguien irrumpa abruptamente y aborte mi proceso mental. Fijo, me pasa constantemente.

Debería ir al psiquiatra por esto? Es lo mío una patología? Bueno, hoy en día seguro, puesto que todo se ha patologizado brutalmente.  Lo que antiguamente era un chiquillo nerviosillo ("desinquieto", que se decía entonces), ahora es un TDAH. Lo que antes era un pichabrava que se follaba a todo lo que se movía ahora es un adicto al sexo y hay que ponerlo en tratamiento.  Probablemente a mí cualquier psiquiatra me empastillaría hasta las cejas para curarme de mis enmimismamientos y convertirme así en una persona más sociable y asertiva, más comunicativa y simpática.  Vamos, en otra persona que no soy yo.

Pues mira, no. Si me tiene que dar un infarto por un susto de éstos que me dé tranquilamente. De todas formas de algo hay que morirse y el infarto es un método rápido y bastante seguro. Yo tengo mis peculiaridades y ya está. Al que le guste bien y al que no le guste también. No soy un peligro social, no sólo no lo soy sino que si por mí fuera viviría como Mowgli, en mitad de la selva. O como Fran de la Jungla. Eso sí, sin bichos, porque los bichos tampoco me gustan mucho. El único bicho que me gusta es la Bimba.

Que soy rara? Sí. Que soy un cardo borriquero? También. Bueno, y qué? A ver si es que todo el mundo va a tener que ser igual.  Ahí está el maestro Joao, que lee el futuro de la gente estudiando el agujero del culo. En la variedad está el gusto, eso lo decía mi madre de toda la vida y llevaba toda la razón. 

Además, en lugar de ir al psiquiatra tengo un blog. Aquí hablo de mis cosas y comunico mis reflexiones. Ésta es mi forma ideal de socializar, en la distancia.  Por aquí no puede asustarme nadie, porque sólo interactúo cuando yo misma lo decido.  Por eso me sincero totalmente, de hecho no me guardo nada, soy un libro abierto.  Igual si no tuviera este blog sí que debería ir corriendo al loquero más cercano, pero como resulta que lo tengo... no necesito pastillas. Ésta es mi terapia y mi medicación.

Y punto pelota. Eso es lo que hay.

3 comentarios:

  1. Pues sigue así, deleitándonos con tus reflexiones, algunas nos gustarán más otras menos, pero siempre sacas algo con su lectura. Ah y de psiquiatra nada de nada. Estás muy cuerda....

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    1. Gracias Carso. En realidad yo creo que este mundo es un manicomio, que como dice alguien por ahí, nunca defrauda.

      Yo tengo claro y perfectamente asumido que soy rarita, muuuuuuy rarita. Pero estoy contenta con mis rarezas, no me gustaría cambiarlas para "normalizarme" y confundirme con la masa. Prefiero seguir siendo "rara avis". Aunque cualquier día de estos me maten de un susto por ir flotando en "mi mundo".

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  2. Hablar con gente desconocida es muy liberador. Y sí, escribir es una buena terapia, a mi me mejora el ánimo. Ya sea por whatsapp cuando me esmero con mensajes sarcásticos, en Filmaffinity o puntualmente en algún chat (tenía una cuenta en un foro de putas, spalumi, como ejemplo), pero a la tercera experiencia que publiqué me han baneado.

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