miércoles, 10 de abril de 2019

El extraño sueño de una noche de primavera

Esta noche he parido.

Así es, amigos. Lo que pasa es que el parto propiamente no lo recuerdo, pero sé que estaba embarazada esperando para dar a luz y al rato ya había parido. El alumbramiento en sí ha debido de ser una horita corta porque ni me he enterado.

El padre de la criatura era un youtuber de 9 años que respondía al apodo de El Rubio. Prefiero no imaginar cómo la semillita de El Rubio había llegado a mi útero, quiero creer que por alguna técnica de fecundación asistida o similar. El caso es que El Rubio fue sorprendido debajo de mi cama del hospital y cuando se le preguntó qué hacía allí y quién era afirmó que era el padre en cuestión y que estaba allí escondido porque los niños no pueden entrar a los partos.

Ya sabéis que en los sueños una no se asombra de nada y que lo mismo le da ocho que ochenta. Ha sido después, al despertarme, cuando he caído en la cuenta horrorizada de que he tenido un hijo con un nenaquillo de 9 años.

En fin, al fruto de mi vientre no lo he llegado a ver porque después del parto ha desaparecido. No es que haya desaparecido del sueño, sino que alguien se lo había llevado.Y claro, os podéis imaginar el sofocón que tenía, todo el rato buscando al niño para arriba y para abajo.

Recuerdo que mi hermana me sujetaba la mano todo el rato, tanto antes como después del parto. En el sueño ella había parido 3 meses antes y me daba ánimos. Llevaba un vestido amarillo muy bonito,  un vestido de estilo campesino, muy hippy,  muy mono, muy estiloso pero que a mi hermana en el mundo no onírico no la veo yo con ese vestido ni harta vino, la verdad.

Al final me he despertado sin que el niño apareciera y con el Rubio también desaparecido, y lo que recuerdo es que en el momento de despertar estaba pensando que había que ver lo bonito que era el vestido amarillo. Un pensamiento curioso teniendo en cuenta que acababa de ser madre y que un segundo antes estaba preocupadísima por la desaparición de mi criatura recién nacida.

Y es que la vida tendrá todos los altibajos que se quiera y puede ser una divertida comedia o un terrible drama, pero oye, al final... la moda es la moda.

Y los sueños sueños son.

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