No sé si os habréis enterado de que en su último informe sobre el empleo la OCDE ha dictaminado que el empleo que se está creando en España es de una calidad regularilla, por no decir asquerosamente ínfima y lamentable, y que con los salarios que la gente está cobrando de ésta no salimos ni de coña, por mucho que la Virgen del Rocío pueda estar de nuestra parte y que la ministra Báñez le ponga todas las medallas y todas las velas del mundo.
Gran descubrimiento el de la OCDE, vive Dios. La cuestión es:
Usted, yo, el otro y el de la moto supimos perfectamente desde el minuto cero de la crisis, cuando los salarios empezaron a devaluarse a punta pala y nuestras cuentas bancarias empezaron a enrojecer y no precisamente de vergüenza, que lo que no se cobra no se gasta. Vamos, que si no te pagan o te pagan una puta mierda va a comprar cositas tu tía la de Burgos. Y lo poco que compres va a ser de marcas blancas o de los chinos. A unas malas, y como mucho, del mercaíllo y va que chuta.
Y estos señores, expertos todos ellos que cobran unos sueldos con tantos ceros que usted, yo, el otro y el de la moto, no seríamos capaces en la vida de pasarlos a palabras, pos se acaban de enterar del gran descubrimiento. Pero qué coño se pensaban los tarados estos? Que con sueldos de 500 y 600 euros se iba a tirar la gente a la calle toda enloquecida para consumir a destajo?
Y la pregunta es: en manos de quién estamos, virgen santa? Estos tíos han necesitado ocho añoooos, ochooooooo (que se dice pronto) para enterarse de que de donde no hay no se puede sacar. Encima cobran un pastizal por informar con casi una década de retraso de un principio básico de la economía de mercado que conocía hasta el más pringaíllo de los mortales. Y a saber la de carreras y de másteres que habrán hecho los inútiles estos, que para contarnos su gran descubrimiento necesitan escribir un informe de chorrocientas páginas soltando chorrocientas mil majaderías. Que hasta un bebé de dos meses sabe perfectamente que el que no llora no mama, joder!
Veamos, señores: yo, humilde ciudadana cordobesa, con conocimientos muy básicos pero a la par muy prácticos de economía, les voy a hacer mi propio informe:
1. Si yo cobro una mierda no me voy a comprar una casa.
2. Si yo cobro una mierda no me voy a comprar un coche.
3. Si yo cobro una mierda no me voy a hacer un plan de pensiones.
4. Si yo cobro una mierda no me voy a pegar pedazo de vacaciones.
5. Si yo cobro una mierda las cervecitas me las tomo en mi casa.
6. Si yo cobro una mierda las bragas, cuando se me rompan, las remiendo.
Como consecuencia:
1. El negocio inmobiliario se va a la mierda.
2. El negocio del automóvil (talleres de reparación aparte) se va a la mierda.
3. El negocio del pánico a la vejez se va a la mierda.
4. El negocio turístico se va a la mierda.
5. El negocio de la hostelería se va a la mierda.
6. El negocio textil se va a la mierda.
Y bien... verdaderamente era tan difícil, so panda de capullos, inútiles, cabrones, gilipollas, suripantas y magufos de mierrrrrda?
En qué estábais pensando todos estos años, mientras miles y miles de personas se comían los mocos, y eran expulsadas de sus casas por no poder pagarlas y tenían que recurrir a los abuelos para poder echarse un cacho telera a la boca?
Ps. No hace falta que lo contéis. Sí, en este post he puesto una docena de veces la palabra mierda. No lo he podido evitar, me salía sola.
Ps2. Y con la de antes 13, y con ésta que voy a soltar ahora 14, pero es que toda esta panda de espantajos y de mamarrachos me parecen inexorablemente... una puta mierrrrrrda!
domingo, 7 de septiembre de 2014
jueves, 4 de septiembre de 2014
Cuento de Navidad fuera de temporada
Nuestro protagonista es un bloguero llamado Fulgencio Antúnez que regenta un blog sobre cocina senegalesa, seguido regularmente por dos inmigrantes de Camerún y un par de hipsters de una ONG llamada "Salvemos a la cabra montés africana".
Antúnez tiene un nuevo compañero de trabajo, Bermudo González, con el que ha mantenido algún que otro rifirrafe en los dos meses que lleva en su sección, y mira a González con cierta reserva. No es que le tenga ojeriza ni nada pero prefiere ser precavido y no relacionarse demasiado.
Un buen día nuestro personaje entra en su blog y de repente se encuentra un comentario nuevo; teniendo en cuenta que nadie comenta nunca sus posts empieza a sufrir síntomas de inminente infarto y se lleva la mano al corazón. Pero cuál no será su sorpresa cuando lee el nombre de su visitante: Aspirino Bermúdez de Gonzaliaga.
Cielossssss! Ese nombre... de qué le suena? Bermúdez de Gonzaliaga, Bermúdez de Gonzaliaga, se repite una y otra vez. El mensaje de Bermúdez le deja aún más frío, incluso helado. Dice así: "Se creerá usted que ha encontrado las joyas de la Corona".
Dios bendito, no puede ser una casualidad. Bermúdez de Gonzaliaga... Bermudo González. Hace unos días González y el propio Antúnez estuvieron hablando de monedas antiguas y durante la charla salieron a relucir varias de ellas: pesetas, libras, pesos, coronas... Coronas, coronas, joyas de la Corona... Y esa ironía en el comentario...Todo cuadra. Bermúdez de Gonzaliaga no puede ser otro que el propio González.
Antúnez le da una respuesta rápida un poco al tuntún para ver por dónde le sale, y Bermúdez contesta casi de inmediato: "Pues sobre usted podría caer todo el peso de la Ley". Hosssstia! Pesetas, pesos, peso de la Ley. Ya no cabe la menor duda, Bermúdez y González son la misma persona. No puede tratarse de una simple casualidad, es imposible. Bermudo y Bermúdez, coronas y joyas de la Corona, pesos y peso de la Ley... todo encaja, el puzzle está resuelto.
Antúnez comienza una extraña ciberrelación con Bermúdez en la que todo lo que éste dice en el blog es interpretado por Fulgencio como un mensaje cifrado que guarda relación con algún incidente ocurrido entre Bermudo y él en el trabajo. Todo lo que dice Bermúdez tiene un significado claro y ese significado siempre lleva una carga de crítica destructiva que Antúnez detecta sin dificultad y que aumenta cada vez más sus reservas sobre las intenciones de Bermudo González con respecto a él.
Antúnez cada vez se fía menos de González. Éste algunas veces le trae un puñado de gominolas durante la mañana como aperitivo y Antúnez comienza a sospechar que las gominolas podrían estar envenenadas, ya que Bermúdez en los últimos tiempos ha ido soltando algunos mensajes en el blog que le han parecido dardos ponzoñosos.
Nuestro héroe come las gominolas que le trae González con aprensión y si las continúa ingiriendo es solo porque forman parte esencial de su dieta. No obstante deja escrito que si muere en circunstancias extrañas las gominolas sean analizadas y manda un email a un amigo donde le deja instrucciones muy precisas al respecto.
Así transcurren dos años de constantes sospechas y mensajes de doble y triple sentido en el blog. Cualquier frase puede tener significados ocultos. Si Bermúdez de Gonzaliaga dice "Hay que ver, no somos nadie", Antúnez inmediatamente lo interpreta como una velada amenaza de muerte. Lo que le está diciendo es que en cualquier momento puede dejar de ser alguien para no ser nadie, o sea, para morir, y muy probablemente asesinado. Y ese día en el trabajo no da la espalda en ningún momento a Bermudo González por lo que pudiera suceder.
Pero un buen día de repente Aspirino Bermúdez comenta en el blog: "Hoy me ha picado un mosquitus tirolensis". Cáspita!!!!!! El mundo de Fulgencio Antúnez de repente sufre un auténtico tsunami. Algo no cuadra. Ese mensaje es imposible. Hay algo, algo que se le escapa, pero no sabe lo que puede ser.
Esa noche Antúnez se queda subrepticiamente en el trabajo y, cuando todos se han ido, provisto de una linterna, se introduce en los archivos de la empresa y busca la carpeta correspondiente a Bermudo González. Ahí está! La coge con mucho cuidado y comienza a pasar páginas: experiencia profesional, situación familiar, informes médicos, enfermedades, alergias... Alergias! Eso es! Eso es lo que no cuadra! Bermudo es alérgico al mosquitus tirolensis! Y Antúnez recuerda que alguna vez lo ha comentado durante el desayuno.
Eso significa que... si Bermudo fuera Bermúdez ahora mismo estaría muerto por la picadura del letal insecto. Y eso significa también que... Bermudo no puede ser de ninguna manera Bermúdez. No puede ser, no puede ser... Dos años creyendo que Bermúdez es Bermudo y viceversa y ahora, de repente...
Fulgencio se va directamente al ordenador del archivo y teclea en Google "Aspirino Bermúdez de Gonzaliaga". 120.000 entradas, 25 imágenes... Aspirino Bermúdez de Gonzaliaga, famoso hacker que consiguió introducirse en una ocasión en el sistema ultraprotegido de la Banca Vaticana. Bermúdez de Gonzaliaga existe, es una persona real y no un pseudónimo que usa Bermudo González para camuflarse y zaherir sin piedad a Antúnez en su blog.
Y ahora qué? Pues toca pedir perdón, no queda otra. Perdón al propio Bermudo por haber sospechado durante tanto tiempo de él y por haber comido sus gominolas presuntamente envenenadas con tanta aprensión. Y perdón a Bermúdez de Gonzaliaga por haber visto en cada uno de sus mensajes significados ocultos que en realidad no existían y por haber alimentado una inquina hacia su persona completamente infundada, porque en realidad Bermúdez es un simpático hacker que un buen día se topó con ese curioso blog de cocina senegalesa y decidió apalancarse ahí mismo y echar un ratito de charla durante sus descansos de la dura actividad pirateril. Claro que… cómo les va a pedir perdón si ellos son ajenos a las tribulaciones de Antúnez?
Y así es como, después de horas de introspección, de duros autorreproches, de acto de contrición y de tenaz propósito de enmienda, decide compensar a Bermudo secretamente y lo hace deconstruyendo una famosa receta de la cocina tradicional senegalesa y reiventándola en homenaje a su compañero de trabajo, poniéndole el nombre clave de “Salsa de rábano senegalés a lo Bermudo”. Naturalmente patenta de inmediato su nueva salsa, y en pocos días el éxito es espectacular. Su modesto blog de media docena de visitantes de repente se convierte en trending topic en las redes sociales y Fulgencio no da abasto a responder los cientos de comentarios que recibe. Tanto es así que el propio gobierno de Senegal lo nombra hijo predilecto y le invitan a una recepción especial en la que el presidente del país le hará entrega de una medalla con el escudo de la nación.
Ni que decir tiene que Antúnez necesita también recompensar a Bermúdez de Gonzaliaga por los malos sentimientos que durante dos años albergó contra él, por lo que a pesar de tener un millón de seguidores, decide nombrarlo oficialmente “Seguidor de honor” de su blog.
Y colorín colorado, esto está finiquitado.
Ps. Cualquier parecido con la realidad NO es pura coincidencia.
Ps2. Dedicado a mis particulares Bermudo González y Aspirino Bermúdez de Gonziliaga.
Antúnez tiene un nuevo compañero de trabajo, Bermudo González, con el que ha mantenido algún que otro rifirrafe en los dos meses que lleva en su sección, y mira a González con cierta reserva. No es que le tenga ojeriza ni nada pero prefiere ser precavido y no relacionarse demasiado.
Un buen día nuestro personaje entra en su blog y de repente se encuentra un comentario nuevo; teniendo en cuenta que nadie comenta nunca sus posts empieza a sufrir síntomas de inminente infarto y se lleva la mano al corazón. Pero cuál no será su sorpresa cuando lee el nombre de su visitante: Aspirino Bermúdez de Gonzaliaga.
Cielossssss! Ese nombre... de qué le suena? Bermúdez de Gonzaliaga, Bermúdez de Gonzaliaga, se repite una y otra vez. El mensaje de Bermúdez le deja aún más frío, incluso helado. Dice así: "Se creerá usted que ha encontrado las joyas de la Corona".
Dios bendito, no puede ser una casualidad. Bermúdez de Gonzaliaga... Bermudo González. Hace unos días González y el propio Antúnez estuvieron hablando de monedas antiguas y durante la charla salieron a relucir varias de ellas: pesetas, libras, pesos, coronas... Coronas, coronas, joyas de la Corona... Y esa ironía en el comentario...Todo cuadra. Bermúdez de Gonzaliaga no puede ser otro que el propio González.
Antúnez le da una respuesta rápida un poco al tuntún para ver por dónde le sale, y Bermúdez contesta casi de inmediato: "Pues sobre usted podría caer todo el peso de la Ley". Hosssstia! Pesetas, pesos, peso de la Ley. Ya no cabe la menor duda, Bermúdez y González son la misma persona. No puede tratarse de una simple casualidad, es imposible. Bermudo y Bermúdez, coronas y joyas de la Corona, pesos y peso de la Ley... todo encaja, el puzzle está resuelto.
Antúnez comienza una extraña ciberrelación con Bermúdez en la que todo lo que éste dice en el blog es interpretado por Fulgencio como un mensaje cifrado que guarda relación con algún incidente ocurrido entre Bermudo y él en el trabajo. Todo lo que dice Bermúdez tiene un significado claro y ese significado siempre lleva una carga de crítica destructiva que Antúnez detecta sin dificultad y que aumenta cada vez más sus reservas sobre las intenciones de Bermudo González con respecto a él.
Antúnez cada vez se fía menos de González. Éste algunas veces le trae un puñado de gominolas durante la mañana como aperitivo y Antúnez comienza a sospechar que las gominolas podrían estar envenenadas, ya que Bermúdez en los últimos tiempos ha ido soltando algunos mensajes en el blog que le han parecido dardos ponzoñosos.
Nuestro héroe come las gominolas que le trae González con aprensión y si las continúa ingiriendo es solo porque forman parte esencial de su dieta. No obstante deja escrito que si muere en circunstancias extrañas las gominolas sean analizadas y manda un email a un amigo donde le deja instrucciones muy precisas al respecto.
Así transcurren dos años de constantes sospechas y mensajes de doble y triple sentido en el blog. Cualquier frase puede tener significados ocultos. Si Bermúdez de Gonzaliaga dice "Hay que ver, no somos nadie", Antúnez inmediatamente lo interpreta como una velada amenaza de muerte. Lo que le está diciendo es que en cualquier momento puede dejar de ser alguien para no ser nadie, o sea, para morir, y muy probablemente asesinado. Y ese día en el trabajo no da la espalda en ningún momento a Bermudo González por lo que pudiera suceder.
Pero un buen día de repente Aspirino Bermúdez comenta en el blog: "Hoy me ha picado un mosquitus tirolensis". Cáspita!!!!!! El mundo de Fulgencio Antúnez de repente sufre un auténtico tsunami. Algo no cuadra. Ese mensaje es imposible. Hay algo, algo que se le escapa, pero no sabe lo que puede ser.
Esa noche Antúnez se queda subrepticiamente en el trabajo y, cuando todos se han ido, provisto de una linterna, se introduce en los archivos de la empresa y busca la carpeta correspondiente a Bermudo González. Ahí está! La coge con mucho cuidado y comienza a pasar páginas: experiencia profesional, situación familiar, informes médicos, enfermedades, alergias... Alergias! Eso es! Eso es lo que no cuadra! Bermudo es alérgico al mosquitus tirolensis! Y Antúnez recuerda que alguna vez lo ha comentado durante el desayuno.
Eso significa que... si Bermudo fuera Bermúdez ahora mismo estaría muerto por la picadura del letal insecto. Y eso significa también que... Bermudo no puede ser de ninguna manera Bermúdez. No puede ser, no puede ser... Dos años creyendo que Bermúdez es Bermudo y viceversa y ahora, de repente...
Fulgencio se va directamente al ordenador del archivo y teclea en Google "Aspirino Bermúdez de Gonzaliaga". 120.000 entradas, 25 imágenes... Aspirino Bermúdez de Gonzaliaga, famoso hacker que consiguió introducirse en una ocasión en el sistema ultraprotegido de la Banca Vaticana. Bermúdez de Gonzaliaga existe, es una persona real y no un pseudónimo que usa Bermudo González para camuflarse y zaherir sin piedad a Antúnez en su blog.
Y ahora qué? Pues toca pedir perdón, no queda otra. Perdón al propio Bermudo por haber sospechado durante tanto tiempo de él y por haber comido sus gominolas presuntamente envenenadas con tanta aprensión. Y perdón a Bermúdez de Gonzaliaga por haber visto en cada uno de sus mensajes significados ocultos que en realidad no existían y por haber alimentado una inquina hacia su persona completamente infundada, porque en realidad Bermúdez es un simpático hacker que un buen día se topó con ese curioso blog de cocina senegalesa y decidió apalancarse ahí mismo y echar un ratito de charla durante sus descansos de la dura actividad pirateril. Claro que… cómo les va a pedir perdón si ellos son ajenos a las tribulaciones de Antúnez?
Y así es como, después de horas de introspección, de duros autorreproches, de acto de contrición y de tenaz propósito de enmienda, decide compensar a Bermudo secretamente y lo hace deconstruyendo una famosa receta de la cocina tradicional senegalesa y reiventándola en homenaje a su compañero de trabajo, poniéndole el nombre clave de “Salsa de rábano senegalés a lo Bermudo”. Naturalmente patenta de inmediato su nueva salsa, y en pocos días el éxito es espectacular. Su modesto blog de media docena de visitantes de repente se convierte en trending topic en las redes sociales y Fulgencio no da abasto a responder los cientos de comentarios que recibe. Tanto es así que el propio gobierno de Senegal lo nombra hijo predilecto y le invitan a una recepción especial en la que el presidente del país le hará entrega de una medalla con el escudo de la nación.
Ni que decir tiene que Antúnez necesita también recompensar a Bermúdez de Gonzaliaga por los malos sentimientos que durante dos años albergó contra él, por lo que a pesar de tener un millón de seguidores, decide nombrarlo oficialmente “Seguidor de honor” de su blog.
Y colorín colorado, esto está finiquitado.
Ps. Cualquier parecido con la realidad NO es pura coincidencia.
Ps2. Dedicado a mis particulares Bermudo González y Aspirino Bermúdez de Gonziliaga.
martes, 2 de septiembre de 2014
I did it my way
Recientemente he tenido una conversación que me ha parecido interesante con una persona en este blog.
La persona en cuestión me reprochaba que me lo tengo creído o algo así, y de ahí derivó a que, oye, a lo mejor me quiero demasiado.
Y he estado pensando y pensando y pensando en ese asunto y he llegado a la siguiente conclusión:
Y bien? Qué pasa si me lo tengo creído. A ver:
1. Me gusta mi vida tal y como es.
2. Me gusta mi familia tal y como es, por supuesto perro incluído (un besito, Manolo, ay mi chiquitín). Y además mis hijos son insultantemente guapos, lo cual permite que cuando enseño sus fotos por ahí la gente pueda decir "Jó, qué guapos" sin tener que ir a confesarse al día siguiente.
3. Que yo sepa, hoy por hoy, todos estamos sanos (cruzo los dedos xx y toco madera).
4. Me gusta mi trabajo y me lo paso bien en él (vamos, que no miro el reloj cada cinco minutos).
5. Me siento muy querida por bastante gente (tampoco a millares, pero los justos para mí)
6. Yo también quiero mucho a bastante gente (tampoco demasiados, los justos también)
7. No deseo mucho más de lo que tengo, lo cual me convierte en una persona RAZONABLEMENTE feliz.
8. No me falta ninguna de las cosas necesarias para vivir.
9. Vivo en un país en el que muchos de mis derechos son respetados, aunque últimamente algunos estén peligrando seriamente. Pero con todo y con eso es un país privilegiado, de los llamados del primer mundo.
10. Creo que soy bastante más inteligente que la media (y no me refiero a cociente intelectual, que nunca me lo he medido ni me interesa, sino a inteligencia emocional y a sentido común, que son mucho mas importantes para vivir bien)
11. No tengo problemas serios de los que pueden joderte de gordo, o sea, de salud, dinero, amor, tecnológicos, etc. Y encima tiendo inexorablemente hacia el optimismo y la risa.
12. Me lo paso de puta madre casi todo el tiempo, y lo que es mejor, conmigo misma. No necesito a nadie para pasarlo bien porque tengo mogollón de aficiones unipersonales (una de ellas este blog).
13. Estoy rodeada de libros y no soy ciega (del todo), dos circunstancias que unidas me hacen muy feliz.
14. Por primera vez en mi vida, tras décadas de estreñimiento crónico, mi tránsito intestinal funciona de puta madre, que miedo me da tanta regularidad. Vamos, que todos los días apunto una cruz en mi almanaque celebrando mi pequeña gran victoria.
15. Como en mi familia hay una persona adicta a los medicamentos de todo tipo, tengo remedios en casa para todos los dolores y aflicciones que pudiera llegar a padecer jamás, lo cual es una garantía de calidad de vida muy importante.
16. Y sí, yo me gusto. No todo; hay cosas de mí que no me gustan. Por ejemplo. no termino de familiarizarme con mi cara, que a estas alturas aún me sigue pareciendo un poco rara, pero bueno, es la que tengo. Pero en general sí me gusto bastante y considero que la naturaleza ha sido harto generosa conmigo. Y además tengo unas gafas de sol supergrandes que me tapan la mitad de la cara, lo cual hace que me sienta mucho más mona y que hasta me preste de vez en cuando a salir en las fotos.
Así pues, qué pasa si me lo creo? Debería sentirme mal? Debería sentirme una mierda? O sentirme desgraciada? O mirarme al espejo y echarme a llorar? O ir por la vida flagelándome por alguna cosa que aún no sé?
Y si fuera verdad que me lo tengo creído? Posí, me lo tengo creído, qué passssssa! Qué coño!!!!
Ps. Y cruzo los dedos para seguir necesitando justamente lo que tengo.
Ps2. Y cruzo los dedos para seguir teniéndomelo igual de creído SIEMPRE.
La persona en cuestión me reprochaba que me lo tengo creído o algo así, y de ahí derivó a que, oye, a lo mejor me quiero demasiado.
Y he estado pensando y pensando y pensando en ese asunto y he llegado a la siguiente conclusión:
Y bien? Qué pasa si me lo tengo creído. A ver:
1. Me gusta mi vida tal y como es.
2. Me gusta mi familia tal y como es, por supuesto perro incluído (un besito, Manolo, ay mi chiquitín). Y además mis hijos son insultantemente guapos, lo cual permite que cuando enseño sus fotos por ahí la gente pueda decir "Jó, qué guapos" sin tener que ir a confesarse al día siguiente.
3. Que yo sepa, hoy por hoy, todos estamos sanos (cruzo los dedos xx y toco madera).
4. Me gusta mi trabajo y me lo paso bien en él (vamos, que no miro el reloj cada cinco minutos).
5. Me siento muy querida por bastante gente (tampoco a millares, pero los justos para mí)
6. Yo también quiero mucho a bastante gente (tampoco demasiados, los justos también)
7. No deseo mucho más de lo que tengo, lo cual me convierte en una persona RAZONABLEMENTE feliz.
8. No me falta ninguna de las cosas necesarias para vivir.
9. Vivo en un país en el que muchos de mis derechos son respetados, aunque últimamente algunos estén peligrando seriamente. Pero con todo y con eso es un país privilegiado, de los llamados del primer mundo.
10. Creo que soy bastante más inteligente que la media (y no me refiero a cociente intelectual, que nunca me lo he medido ni me interesa, sino a inteligencia emocional y a sentido común, que son mucho mas importantes para vivir bien)
11. No tengo problemas serios de los que pueden joderte de gordo, o sea, de salud, dinero, amor, tecnológicos, etc. Y encima tiendo inexorablemente hacia el optimismo y la risa.
12. Me lo paso de puta madre casi todo el tiempo, y lo que es mejor, conmigo misma. No necesito a nadie para pasarlo bien porque tengo mogollón de aficiones unipersonales (una de ellas este blog).
13. Estoy rodeada de libros y no soy ciega (del todo), dos circunstancias que unidas me hacen muy feliz.
14. Por primera vez en mi vida, tras décadas de estreñimiento crónico, mi tránsito intestinal funciona de puta madre, que miedo me da tanta regularidad. Vamos, que todos los días apunto una cruz en mi almanaque celebrando mi pequeña gran victoria.
15. Como en mi familia hay una persona adicta a los medicamentos de todo tipo, tengo remedios en casa para todos los dolores y aflicciones que pudiera llegar a padecer jamás, lo cual es una garantía de calidad de vida muy importante.
16. Y sí, yo me gusto. No todo; hay cosas de mí que no me gustan. Por ejemplo. no termino de familiarizarme con mi cara, que a estas alturas aún me sigue pareciendo un poco rara, pero bueno, es la que tengo. Pero en general sí me gusto bastante y considero que la naturaleza ha sido harto generosa conmigo. Y además tengo unas gafas de sol supergrandes que me tapan la mitad de la cara, lo cual hace que me sienta mucho más mona y que hasta me preste de vez en cuando a salir en las fotos.
Así pues, qué pasa si me lo creo? Debería sentirme mal? Debería sentirme una mierda? O sentirme desgraciada? O mirarme al espejo y echarme a llorar? O ir por la vida flagelándome por alguna cosa que aún no sé?
Y si fuera verdad que me lo tengo creído? Posí, me lo tengo creído, qué passssssa! Qué coño!!!!
Ps. Y cruzo los dedos para seguir necesitando justamente lo que tengo.
Ps2. Y cruzo los dedos para seguir teniéndomelo igual de creído SIEMPRE.
jueves, 21 de agosto de 2014
La foto
Cuelgo una foto nueva en mi guasap. Es una foto que a mi modo de ver define mi verano a la perfección; la tomo tumbada en la piscina y se ve mi pierna izquierda, un trozo de pie, una cervecita al lado y un libro, con el agua azul al fondo. De estado me pongo "To petá" con el emoticono que corre, el que monta en bici, el que nada y el de la cerveza. Entre la foto y el estado considero que estoy describiendo exactamente lo que estoy haciendo por estas fechas, por si alguien tiene interés en saberlo.
Casi a los dos minutos de colgar la foto me escribe un amigo:
- Wawwwww, qué foto, no?
- Qué foto?
- La que has colgao en el guasap.
- Qué le pasa a la foto?
- Coññño, que es la hostia.
- La hostia de qué.
- Pues que es supersexi.
- ???????? Comorrrrrr????? Supersexi esta foto?
- Joder, pero cantidad. Me ha encantao. Guapaaaaaa!
Me quedo patidifusa. Para foto chula y sensual la que tenía antes, que era un selfie tomado a través del espejo en el que se veía solo mi nuca, con el pelo recogido, y un colgante con una calavera negra cayendo por la espalda. De hecho a mucha gente le encantó esa foto, a mí la primera; me parecía una pequeña obra de arte. Pero ésta de la piscina, sinceramente...
A la media hora me escribe otro amigo:
- Hossstia, qué pedazo de foto!
- Qué le pasa a la foto?
- Que es una pasada. Puro arte.
- Y dónde le ves tú el arte a la foto? Es una pierna, una cerveza, un libro y una piscina al fondo.
- Qué coño, es mucho más que eso. Es sugerente a tope.
- Y qué es lo que sugiere y por dónde?
- Pues lo sugiere todo sin enseñar nada.
- A ver, explícame.
- Pues es esa delgada línea blanca.
- Qué línea blanca?
- Ésa que se ve en el borde del bikini.
- Te refieres al corte del bikini?
- Sasto.
- Y qué tiene eso de sexi?
- Pues que uno piensa en lo que hay debajo.
- ?????????
- Ves la línea blanca y es como una insinuación de lo que hay debajo del bikini.
- Debajo de todos los bikinis hay lo mismo.
- Ya, pero es que la línea blanca es como una señal.
- Sí, es la típica señal del bikini, la marca del bikini, que se llama. En serio los tíos os ponéis con esas cosas?
- Los tíos nos ponemos con muchas cosas de las que vosotras no tenéis ni idea. Bueno, y para cuándo una foto de la pierna derecha?
- La pierna derecha es igual que la izquierda. Échale imaginación.
- Ya se la echo, pero tengo un pequeño problema con las líneas blancas. No me las imagino bien.
- Con esa imaginación prodigiosa tuya fijo que al final lo consigues.
- Veeeeeenga, pero qué trabajo te cuesta? Y ya haces la gracia completa.
En fin, con toda mi perplejidad a cuestas, decido consultar con mi hija:
- Julia, tú qué ves en esta foto?
- A ti en la piscina.
- No, dime exactamente qué ves, cosa por cosa y detalle por detalle.
- Qué te pasa, mamá?
- Nada, que quiero que me digas lo que ves. Es solo curiosidad.
- Pues veo tu pierna, una cerveza, un libro y la piscina al fondo con las escalerillas. La típica foto de verano. Está chula.
- Y qué más? Mira más.
- No veo nada más. Bueno, sí, el lazo del bikini.
- Por ahí por ahí, por el lazo del bikini... Qué ves?
- Ah, te refieres a esa mijilla de celulitis?
- Celulitiiiiiiiiiis?
- Jo, mamá, pero es muy poca, casi no se nota. Tienes que fijarte mucho.
- Vale, déjalo.
A continuación le pregunto a una amiga.
- Has visto mi nueva foto del guasap?
- Sí, la acabo de ver.
- Y qué te parece?
- Me parece la típica foto hijadeputa.
- Cómo que hijadeputa?
- Sí, la típica foto que cuelga una hijadeputa que está todo el día tumbada tomando el sol y bebiendo cervecitas para ponernos el cuerpo malo a los que estamos currando.
- Que no, tía, que no es eso lo que quiero saber. A ver, a ti te parece una foto sexi?
- Pues no, salvo que seas un señor del siglo XIX que no ha visto una pierna en su vida.
- Pero mira bien. Fíjate mejor, qué ves?
- Pues veo a una cabrona sin sentimientos tirada en su piscina con una cerveza y un libro.
- No, mira bien. No ves una línea blanca?
- Te refieres a las líneas blancas del suelo de la piscina?
- Nooooooo, coññño! Me refiero a una línea blanca en mi cuerpo. Concéntrate, joder.
- En tu cuerpo una línea blanca???? Hosssstia, síiiiiiiii! Tía, tienes celulitissssss!
- Qué celulitis ni qué pollas?
- Que sí, joder, que tienes una línea blanca de celulitis a la altura del muslo. Hossstia, como que ya jode menos la foto.
- Que no me refería a esa línea, coñño. Me refería a la marca del bikini.
- Y qué le pasa a la marca del bikini?
- Que si a ti te parece sexi o sugerente que se vea la marca del bikini.
- Tú estás pirá, tía. Cómo va a ser sexi ni sugerente la marca del bikini? Tú qué te has tomao?
Puessss... una doble ración de tíos en pepitoria.
En fin... mujeres, hombres y viceversa.
Ps. Que no, coño, que no voy a colgar aquí la foto.
Ps2. Que nooooooooooooooooo.
Casi a los dos minutos de colgar la foto me escribe un amigo:
- Wawwwww, qué foto, no?
- Qué foto?
- La que has colgao en el guasap.
- Qué le pasa a la foto?
- Coññño, que es la hostia.
- La hostia de qué.
- Pues que es supersexi.
- ???????? Comorrrrrr????? Supersexi esta foto?
- Joder, pero cantidad. Me ha encantao. Guapaaaaaa!
Me quedo patidifusa. Para foto chula y sensual la que tenía antes, que era un selfie tomado a través del espejo en el que se veía solo mi nuca, con el pelo recogido, y un colgante con una calavera negra cayendo por la espalda. De hecho a mucha gente le encantó esa foto, a mí la primera; me parecía una pequeña obra de arte. Pero ésta de la piscina, sinceramente...
A la media hora me escribe otro amigo:
- Hossstia, qué pedazo de foto!
- Qué le pasa a la foto?
- Que es una pasada. Puro arte.
- Y dónde le ves tú el arte a la foto? Es una pierna, una cerveza, un libro y una piscina al fondo.
- Qué coño, es mucho más que eso. Es sugerente a tope.
- Y qué es lo que sugiere y por dónde?
- Pues lo sugiere todo sin enseñar nada.
- A ver, explícame.
- Pues es esa delgada línea blanca.
- Qué línea blanca?
- Ésa que se ve en el borde del bikini.
- Te refieres al corte del bikini?
- Sasto.
- Y qué tiene eso de sexi?
- Pues que uno piensa en lo que hay debajo.
- ?????????
- Ves la línea blanca y es como una insinuación de lo que hay debajo del bikini.
- Debajo de todos los bikinis hay lo mismo.
- Ya, pero es que la línea blanca es como una señal.
- Sí, es la típica señal del bikini, la marca del bikini, que se llama. En serio los tíos os ponéis con esas cosas?
- Los tíos nos ponemos con muchas cosas de las que vosotras no tenéis ni idea. Bueno, y para cuándo una foto de la pierna derecha?
- La pierna derecha es igual que la izquierda. Échale imaginación.
- Ya se la echo, pero tengo un pequeño problema con las líneas blancas. No me las imagino bien.
- Con esa imaginación prodigiosa tuya fijo que al final lo consigues.
- Veeeeeenga, pero qué trabajo te cuesta? Y ya haces la gracia completa.
En fin, con toda mi perplejidad a cuestas, decido consultar con mi hija:
- Julia, tú qué ves en esta foto?
- A ti en la piscina.
- No, dime exactamente qué ves, cosa por cosa y detalle por detalle.
- Qué te pasa, mamá?
- Nada, que quiero que me digas lo que ves. Es solo curiosidad.
- Pues veo tu pierna, una cerveza, un libro y la piscina al fondo con las escalerillas. La típica foto de verano. Está chula.
- Y qué más? Mira más.
- No veo nada más. Bueno, sí, el lazo del bikini.
- Por ahí por ahí, por el lazo del bikini... Qué ves?
- Ah, te refieres a esa mijilla de celulitis?
- Celulitiiiiiiiiiis?
- Jo, mamá, pero es muy poca, casi no se nota. Tienes que fijarte mucho.
- Vale, déjalo.
A continuación le pregunto a una amiga.
- Has visto mi nueva foto del guasap?
- Sí, la acabo de ver.
- Y qué te parece?
- Me parece la típica foto hijadeputa.
- Cómo que hijadeputa?
- Sí, la típica foto que cuelga una hijadeputa que está todo el día tumbada tomando el sol y bebiendo cervecitas para ponernos el cuerpo malo a los que estamos currando.
- Que no, tía, que no es eso lo que quiero saber. A ver, a ti te parece una foto sexi?
- Pues no, salvo que seas un señor del siglo XIX que no ha visto una pierna en su vida.
- Pero mira bien. Fíjate mejor, qué ves?
- Pues veo a una cabrona sin sentimientos tirada en su piscina con una cerveza y un libro.
- No, mira bien. No ves una línea blanca?
- Te refieres a las líneas blancas del suelo de la piscina?
- Nooooooo, coññño! Me refiero a una línea blanca en mi cuerpo. Concéntrate, joder.
- En tu cuerpo una línea blanca???? Hosssstia, síiiiiiiii! Tía, tienes celulitissssss!
- Qué celulitis ni qué pollas?
- Que sí, joder, que tienes una línea blanca de celulitis a la altura del muslo. Hossstia, como que ya jode menos la foto.
- Que no me refería a esa línea, coñño. Me refería a la marca del bikini.
- Y qué le pasa a la marca del bikini?
- Que si a ti te parece sexi o sugerente que se vea la marca del bikini.
- Tú estás pirá, tía. Cómo va a ser sexi ni sugerente la marca del bikini? Tú qué te has tomao?
Puessss... una doble ración de tíos en pepitoria.
En fin... mujeres, hombres y viceversa.
Ps. Que no, coño, que no voy a colgar aquí la foto.
Ps2. Que nooooooooooooooooo.
martes, 22 de julio de 2014
De qué coño habla tanto la gente
No sé si sabréis que recientemente han puesto en el AVE un vagón especial silencioso. Es una maravilla; por el mismo precio que el de un billete normal puedes viajar en tren sin escuchar parlotear todo el tiempo a la gente, ni el desagradable ruido de los móviles, ni naaaaaaada. Dios mío, puede haber algo más parecido a la felicidad?
La cosa es que fue salir el producto milagroso y los billetes se agotaron en cuestión de minutos. Bendito sea Dios, yo que creía que era un caso raro de asocial amante del silencio y cada día más misántropa, y resulta que no, que el mundo está lleno de gente con aversión al ruido, sobre todo al humano. Somos legión! Lo que pasa es que, por nuestro amor al silencio, nos hacemos oír tan poco que yo pensaba que ni existíamos, o en todo caso, que éramos cuatro o cinco.
Ayyyy, no saben los usuarios del AVE que tienen esa opción de lujo lo que los envidio. Cada día tengo que subirme a un tren en el que inexplicablemente la gente habla y habla sin parar a todas horas. Y eso que yo procuro montarme en el último vagón y colocarme estratégicamente fuera del alcance de los especímenes más escandalosos. Pero es inútil, vayas donde vayas, allí están ellos; son omnipresentes, como Dios.
Hay un grupito de señores de entre 50 y 70 años, de los que llevan esas espeluznantes camisas de rayas con manga corta ancha, que parece que de un momento a otro van a levantar el vuelo... bueno, pues ese grupito es terrible, porque encima... también se sientan en el último vagón!!!!!! Y no me puedo explicar por qué; se supone que los que nos pegamos la jartá de andar para llegar hasta allí lo hacemos para preservar nuestros oídos del cotorreo ajeno. Pero no, ellos van y se juntan allí, en todo lo más hondo, y son una verdadera pessssssadilla.
Alguna vez que me he despistado y he terminado colocada en un asiento cercano a los suyos, he estado a punto de echarme a llorar de la pura desesperación. Otras veces he aprovechado mi error para salir de dudas y enterarme de qué coño hablan todo el tiempo. Y naturalmente, como me temía, no dicen nada que tenga un mínimo interés, sino un pego y otro pego y otro pego, a cuál más gordo. Bueno, y como haya algún gracioso de éstos que se pasa el rato contando chistecillos y apostillando cada comentario con una chorrada... apaga y vámonos. Eso ya sí que lo llevo pa matar, los montoyitas.
Pues sí, ésa es una pregunta que me hago muy a menudo: de qué coño habla tanto la gente. Es verdad que yo soy una persona con especial aversión a la conversación insustancial; soy incapaz de hablar más de dos minutos si no me interesa de lo que se habla; pero aunque fuera un poco más conversadora y más sociable ... no puedo comprender de qué va esa constante charla sin fin que se apodera de la mayoría de la gente en todas partes.
En los trabajos, por ejemplo. Cada día se juntan las mismas personas, y se pasan horas hablando en los desayunos!!!!! Y luego cada vez que se encuentran por ahí casualmente unos con otros, siguen y siguen y siguen y siguen pegando la hebra hasta el infinito y más allá! Dios míooooo, pero hay temas de conversación en el mundo para tanta charla??
Y encima hay un montón de asuntos prohibidos que no se pueden ni mencionar, justamente los que podrían resultar en un momento dado más interesantes o apasionantes. Por ejemplo:
1. El fútbol, sobre todo si la mayoría son tías y no les gusta ni entienden ni lo ven ni nada. Y si son tíos tampoco porque igual son de equipos rivales, y uno de ellos es claramente favorecido por los árbitros. Y no quiero señalar.
2. Cualquier tema de la actualidad política, porque hay gente de diversas tendencias y la cosa puede terminar como el rosario de la Aurora. Aparte hay quien no quiere hablar de política porque le aburre (generalmente gente de derechas que lo tiene poco asumido, vamos) pero les cortan el rollo total a los que sí les gustaría a lo mejor comentar algunas cosillas.
3. Asuntos personales, porque en realidad la mayoría no son amigos como para contarse las cosas íntimas que de verdad les preocupan. Con lo cual si cuentan algo personal casi siempre se reduce a lo más superficial y, por tanto, poco interesante de sus vidas.
4. Temas de trabajo. Ni mentarlos, porque hay distintos departamentos y las sensibilidades se disparan con una rapidez que pa qué. Además, curiosamente se considera una ordinariez en el rato de descanso hablar de lo que en realidad es lo único que une a la mayoría, que es el trabajo. Pero en fin, la gente es así.
En resumidas cuentas, la mayoría de las veces terminan hablando de salud (o mejor, de su variante negativa, la enfermedad, porque a estas alturas anda todo el mundo más cascao que la mar) y de pegos varios, como los del grupito del tren: que si uno dice un tonterismo, el otro un chascarrillo, la otra una chorrada... Eso, y lugares comunes como el tiempo, los sitios donde se van a ir de vacaciones o lo que van a comer hoy o comieron ayer o comerán mañana. Jodeeeer, varias horas al día hablando de esooooooo!!!! Y la rara soy yoooooo!
Y muchos de éstos, luego cuando terminan de trabajar, se van por ahí a tomar una cerveza y a seguir dale que te pego!!!!!!! Vaya, como lo cuento. Con otra gente o con la misma, pero las conversaciones son exactamente iguales, por idénticos motivos. A veces me pregunto también si cuando llegan a casa siguen blablabla blablabla sin parar o ya se callan y no vuelven a abrir la boca más hasta el día siguiente, lo cual les dotaría de una cierta humanidad con la que incluso yo podría simpatizar.
En definitiva, de qué coño habla tanto la gente, y sobre todo... por qué? Desconocen tal vez que hay muchas otras formas de comunicación que no hacen ruido, como la lectura, la escritura, las imágenes, las miradas, los gestos... una sonrisa amable pero silenciosa, un saludo mudo con la mano, un guiño de complicidad, un besito lanzado desde la lejanía, de vagón a vagón...? Desconocen ese grato placer de no escuchar nada, salvo tu respiración, por el que muchos (ahora ya sé que sí, que somos muchos) pagaríamos gustosamente?
Por favor, por favor, señor: quiero que pongan un AVE a Rabanales y quiero el primer bono para el vagón del silencio!!!!!!!
Ps. Y si esto fuera un puto vagón del tren a Rabanales ya saldría un montoyita a contar el chiste del niño que se la cascaba pidiendo a los Reyes Magos "Por favor, por favor, una bicicleta". Sabéis cuál os digo, no?
La cosa es que fue salir el producto milagroso y los billetes se agotaron en cuestión de minutos. Bendito sea Dios, yo que creía que era un caso raro de asocial amante del silencio y cada día más misántropa, y resulta que no, que el mundo está lleno de gente con aversión al ruido, sobre todo al humano. Somos legión! Lo que pasa es que, por nuestro amor al silencio, nos hacemos oír tan poco que yo pensaba que ni existíamos, o en todo caso, que éramos cuatro o cinco.
Ayyyy, no saben los usuarios del AVE que tienen esa opción de lujo lo que los envidio. Cada día tengo que subirme a un tren en el que inexplicablemente la gente habla y habla sin parar a todas horas. Y eso que yo procuro montarme en el último vagón y colocarme estratégicamente fuera del alcance de los especímenes más escandalosos. Pero es inútil, vayas donde vayas, allí están ellos; son omnipresentes, como Dios.
Hay un grupito de señores de entre 50 y 70 años, de los que llevan esas espeluznantes camisas de rayas con manga corta ancha, que parece que de un momento a otro van a levantar el vuelo... bueno, pues ese grupito es terrible, porque encima... también se sientan en el último vagón!!!!!! Y no me puedo explicar por qué; se supone que los que nos pegamos la jartá de andar para llegar hasta allí lo hacemos para preservar nuestros oídos del cotorreo ajeno. Pero no, ellos van y se juntan allí, en todo lo más hondo, y son una verdadera pessssssadilla.
Alguna vez que me he despistado y he terminado colocada en un asiento cercano a los suyos, he estado a punto de echarme a llorar de la pura desesperación. Otras veces he aprovechado mi error para salir de dudas y enterarme de qué coño hablan todo el tiempo. Y naturalmente, como me temía, no dicen nada que tenga un mínimo interés, sino un pego y otro pego y otro pego, a cuál más gordo. Bueno, y como haya algún gracioso de éstos que se pasa el rato contando chistecillos y apostillando cada comentario con una chorrada... apaga y vámonos. Eso ya sí que lo llevo pa matar, los montoyitas.
Pues sí, ésa es una pregunta que me hago muy a menudo: de qué coño habla tanto la gente. Es verdad que yo soy una persona con especial aversión a la conversación insustancial; soy incapaz de hablar más de dos minutos si no me interesa de lo que se habla; pero aunque fuera un poco más conversadora y más sociable ... no puedo comprender de qué va esa constante charla sin fin que se apodera de la mayoría de la gente en todas partes.
En los trabajos, por ejemplo. Cada día se juntan las mismas personas, y se pasan horas hablando en los desayunos!!!!! Y luego cada vez que se encuentran por ahí casualmente unos con otros, siguen y siguen y siguen y siguen pegando la hebra hasta el infinito y más allá! Dios míooooo, pero hay temas de conversación en el mundo para tanta charla??
Y encima hay un montón de asuntos prohibidos que no se pueden ni mencionar, justamente los que podrían resultar en un momento dado más interesantes o apasionantes. Por ejemplo:
1. El fútbol, sobre todo si la mayoría son tías y no les gusta ni entienden ni lo ven ni nada. Y si son tíos tampoco porque igual son de equipos rivales, y uno de ellos es claramente favorecido por los árbitros. Y no quiero señalar.
2. Cualquier tema de la actualidad política, porque hay gente de diversas tendencias y la cosa puede terminar como el rosario de la Aurora. Aparte hay quien no quiere hablar de política porque le aburre (generalmente gente de derechas que lo tiene poco asumido, vamos) pero les cortan el rollo total a los que sí les gustaría a lo mejor comentar algunas cosillas.
3. Asuntos personales, porque en realidad la mayoría no son amigos como para contarse las cosas íntimas que de verdad les preocupan. Con lo cual si cuentan algo personal casi siempre se reduce a lo más superficial y, por tanto, poco interesante de sus vidas.
4. Temas de trabajo. Ni mentarlos, porque hay distintos departamentos y las sensibilidades se disparan con una rapidez que pa qué. Además, curiosamente se considera una ordinariez en el rato de descanso hablar de lo que en realidad es lo único que une a la mayoría, que es el trabajo. Pero en fin, la gente es así.
En resumidas cuentas, la mayoría de las veces terminan hablando de salud (o mejor, de su variante negativa, la enfermedad, porque a estas alturas anda todo el mundo más cascao que la mar) y de pegos varios, como los del grupito del tren: que si uno dice un tonterismo, el otro un chascarrillo, la otra una chorrada... Eso, y lugares comunes como el tiempo, los sitios donde se van a ir de vacaciones o lo que van a comer hoy o comieron ayer o comerán mañana. Jodeeeer, varias horas al día hablando de esooooooo!!!! Y la rara soy yoooooo!
Y muchos de éstos, luego cuando terminan de trabajar, se van por ahí a tomar una cerveza y a seguir dale que te pego!!!!!!! Vaya, como lo cuento. Con otra gente o con la misma, pero las conversaciones son exactamente iguales, por idénticos motivos. A veces me pregunto también si cuando llegan a casa siguen blablabla blablabla sin parar o ya se callan y no vuelven a abrir la boca más hasta el día siguiente, lo cual les dotaría de una cierta humanidad con la que incluso yo podría simpatizar.
En definitiva, de qué coño habla tanto la gente, y sobre todo... por qué? Desconocen tal vez que hay muchas otras formas de comunicación que no hacen ruido, como la lectura, la escritura, las imágenes, las miradas, los gestos... una sonrisa amable pero silenciosa, un saludo mudo con la mano, un guiño de complicidad, un besito lanzado desde la lejanía, de vagón a vagón...? Desconocen ese grato placer de no escuchar nada, salvo tu respiración, por el que muchos (ahora ya sé que sí, que somos muchos) pagaríamos gustosamente?
Por favor, por favor, señor: quiero que pongan un AVE a Rabanales y quiero el primer bono para el vagón del silencio!!!!!!!
Ps. Y si esto fuera un puto vagón del tren a Rabanales ya saldría un montoyita a contar el chiste del niño que se la cascaba pidiendo a los Reyes Magos "Por favor, por favor, una bicicleta". Sabéis cuál os digo, no?
viernes, 18 de julio de 2014
En brazos del hombre casado
Me cuenta una conocida, bastante jovencita, que está liada con un tío casado. Me lo dice así como avergonzadilla, como "sé que esto no está bonito, pero es que tengo que contárselo a alguien y tú tienes cara de ser comprensiva".
Yo, que efectivamente soy supercomprensiva, le contesto que qué pasa, que todo el mundo se ha liado alguna vez con un tío casado, que es lo más normal del mundo y que el problema no lo tiene ella, sino él. La muchacha, claro, se siente aliviadísima, y dedica un buen rato a pormenorizar detalles de esta relación tan apasionante para ella.
Me cuenta que la trata como una reina, como hace tiempo que ningún niñato con los que se suele acostar la trataba; me repite arrobada palabra por palabra las cosas que él le dice cuando están juntos, y ya en un acceso de exhibicionismo emocional muy frecuente en estos tiempos decadentes que corren, me enseña los guasaps que le manda el pollo, en los que efectivamente hace un alarde de horterismo sexual a lo "50 sombras de Grey" que tira patrás, pero que a ella, vaya por Dios, en su bendita ignorancia le flipa.
El sujeto en cuestión le escribe cosas tan inolvidables como "Me encantó la otra noche recorrer cada poro de tu piel" o "No dejo de pensar en la maravillosa tarde que pasamos juntos" o "Me encantaría recorrer de nuevo mis manos por todo tu cuerpo"... En fin, lo típico. Y las respuestas de ella, pues igual "Mmmmmmm", "Sigue, sigue, qué biennnn", "Ay que te como". Cosas de éstas que ruborizan bastante cuando una no está en el ajo y que lo único que consigues pensar ante ellas es "Dios mío, qué cantidad de chorradas es capaz de soltar la peña cuando le sube el calentón".
(Breve inciso, aunque importante: desde aquí os lo recomiendo a todos de modo totalmente desinteresado: por favor, no le enseñéis esas cosas nunca a la gente normal, que no esté abducida por ese tipo de pasiones que obnubilan la razón. Es que se pasa muchísima vergüenza ajena y una no sabe muy bien si reír, llorar, vomitar o directamente darle unas cuantas palmaditas en la espalda a la víctima y decirle "que dios te coja confesá, hijademivida".)
En fin, todo esto viene a que a raíz de esta charla intrascendente (al menos para mí, que ni me va ni me viene cómo termine la historia de esta muchacha, aunque dicho sea de paso, no le auguro un final feliz) de repente he pensado que nunca he hablado aquí de lo que pienso sobre estas cosas. O igual sí, no sé. Es lo mismo, si hace falta me repito, que hasta el del tiempo se repite todos los días del verano y nadie protesta.
El caso es que, como le dije a esta chica, yo creo que el amante ideal es sin duda un tío casado. Ese hombre está volcando en ti lo mejor de sí mismo; todo lo que ya no puede volcar en su casa, porque allí le conocen de sobra tal y como es cuando no es ese tipo estupendo que tú conoces. Él intenta ver reflejados en tus ojos la misma admiración y el mismo encantamiento que un día vio en los de su señora, antes de que se apoderara del mando a distancia de la tele, se convirtiera en ese ser vulgar que come, mea y caga como todo el mundo, y los niños no dejaran de dar gritos a todas horas y la única manera de mantener una conversación normal, casi siempre sobre Hacienda o el recibo de la luz, fuera a las 12 de la noche, que es cuando lo que a él le gustaría de verdad sería echar un buen cancanete.
Sí, ese hombre casado, que ha pasado para su señora de héroe a villano en cuestión de pocos años, de repente ve en ti esa mirada de admiración que un día vio en ella: oh, qué guapo eres, qué listo, qué cosas más chulas me dices, con qué finura me tratas, qué delicadeza, qué sensibilidad, qué pedazo de hombre eres. Ah, y qué ciega está tu mujer, que no es capaz de verlo.
En fin, como ya he dicho antes, un hombre casado es el mejor amante que cualquier mujer, tanto soltera como casada, se puede echar. Nunca jamás un soltero o separado te tratará mejor ni se mostrará más atento ni más enamorado ni te escribirá más chorradas por correo, por el móvil o por carta certificada. La comunicación es vital para el hombre casado porque es lo que mantiene la admiración incondicional en la amada. Si no hay regalo de oreja permanente... todo el trabajo se va al carajo.
Y una vez dicho esto, e incluso animando a todas las tías del mundo a que se echen un amante casado, y cuanto más casado mejor, añado: "nunca se te ocurra, pedazo de gilipollas, querer pasar de ser la otra a la una". Que ser la una no tiene la misma gracia, ni de lejos. Hazme caso. Que si tú pudieras ver por un agujerito al interfecto con su una actual, o contigo si alguna vez tuvieras la desgracia de ocupar el ansiado puesto, te digo yo a ti que se te caerían todos los palos del sombrajo y que se te pondrían los pelos como escarpias al leer esos mensajes picaruelos que ahora te manda el muchachote en cuanto la señora se va a la cama y suelta el primer ronquido.
Que lo del lío con señor casado mola mogollón mientras sea eso, lío. Que cuando ya se hace un relío y el señor se plantifica en tu casa, y a los pocos meses empieza a quedarse un ratito por las noches en el ordenador... nada, revisando correos atrasados, mirando la prensa, haciendo sudokus... di tú que ahí sí que tienes un problema. Nena, que el que nace lechón, muere cochino. Y ese marrón ya es tuyo pa ti solita, y no de la señora, que a esas alturas se ha quedado descansando y probablemente duerme superagusto a pierna suelta, una vez quitado el muerto de encima.
Oye, y que nadie se piense que este post es sexista o tiene un toque feminazi, que todo lo dicho lo mismo vale para líos con mujeres casadas. Solo que yo creo que los tíos son menos ingenuos para estas cosas, pero bueno, por si hay algún despistadillo por ahí, éste es mi sabio consejo: chaval, déjala en su casita y disfruta de ella en sus ratos de ocio, cuando esté fantástica y espitosa; no te dejes engañar, que esa maravillosa mujer casada que te tiene loco con esos conjuntitos de ropa interior negros de raso y encaje... si consigues convencerla para que deje al marido y se vaya a vivir contigo, verás lo que tarda en plantificarse pa dormir las bragas color carne de algodón, con la excusa de que las otras perjudican su Ph natural. No piques, capullín, que el tanga negro es sólo un anzuelo.
Pero qué coño, esto mismo ya lo contó Tolstói hace la tira de años. Porque a ver, cuánto tardó el sagaz Conde Vronsky en darse cuenta de que Anna Karénina, una vez separada, era una auténtica petarda? Si es que la gente no aprende, hossstia.
Yo, que efectivamente soy supercomprensiva, le contesto que qué pasa, que todo el mundo se ha liado alguna vez con un tío casado, que es lo más normal del mundo y que el problema no lo tiene ella, sino él. La muchacha, claro, se siente aliviadísima, y dedica un buen rato a pormenorizar detalles de esta relación tan apasionante para ella.
Me cuenta que la trata como una reina, como hace tiempo que ningún niñato con los que se suele acostar la trataba; me repite arrobada palabra por palabra las cosas que él le dice cuando están juntos, y ya en un acceso de exhibicionismo emocional muy frecuente en estos tiempos decadentes que corren, me enseña los guasaps que le manda el pollo, en los que efectivamente hace un alarde de horterismo sexual a lo "50 sombras de Grey" que tira patrás, pero que a ella, vaya por Dios, en su bendita ignorancia le flipa.
El sujeto en cuestión le escribe cosas tan inolvidables como "Me encantó la otra noche recorrer cada poro de tu piel" o "No dejo de pensar en la maravillosa tarde que pasamos juntos" o "Me encantaría recorrer de nuevo mis manos por todo tu cuerpo"... En fin, lo típico. Y las respuestas de ella, pues igual "Mmmmmmm", "Sigue, sigue, qué biennnn", "Ay que te como". Cosas de éstas que ruborizan bastante cuando una no está en el ajo y que lo único que consigues pensar ante ellas es "Dios mío, qué cantidad de chorradas es capaz de soltar la peña cuando le sube el calentón".
(Breve inciso, aunque importante: desde aquí os lo recomiendo a todos de modo totalmente desinteresado: por favor, no le enseñéis esas cosas nunca a la gente normal, que no esté abducida por ese tipo de pasiones que obnubilan la razón. Es que se pasa muchísima vergüenza ajena y una no sabe muy bien si reír, llorar, vomitar o directamente darle unas cuantas palmaditas en la espalda a la víctima y decirle "que dios te coja confesá, hijademivida".)
En fin, todo esto viene a que a raíz de esta charla intrascendente (al menos para mí, que ni me va ni me viene cómo termine la historia de esta muchacha, aunque dicho sea de paso, no le auguro un final feliz) de repente he pensado que nunca he hablado aquí de lo que pienso sobre estas cosas. O igual sí, no sé. Es lo mismo, si hace falta me repito, que hasta el del tiempo se repite todos los días del verano y nadie protesta.
El caso es que, como le dije a esta chica, yo creo que el amante ideal es sin duda un tío casado. Ese hombre está volcando en ti lo mejor de sí mismo; todo lo que ya no puede volcar en su casa, porque allí le conocen de sobra tal y como es cuando no es ese tipo estupendo que tú conoces. Él intenta ver reflejados en tus ojos la misma admiración y el mismo encantamiento que un día vio en los de su señora, antes de que se apoderara del mando a distancia de la tele, se convirtiera en ese ser vulgar que come, mea y caga como todo el mundo, y los niños no dejaran de dar gritos a todas horas y la única manera de mantener una conversación normal, casi siempre sobre Hacienda o el recibo de la luz, fuera a las 12 de la noche, que es cuando lo que a él le gustaría de verdad sería echar un buen cancanete.
Sí, ese hombre casado, que ha pasado para su señora de héroe a villano en cuestión de pocos años, de repente ve en ti esa mirada de admiración que un día vio en ella: oh, qué guapo eres, qué listo, qué cosas más chulas me dices, con qué finura me tratas, qué delicadeza, qué sensibilidad, qué pedazo de hombre eres. Ah, y qué ciega está tu mujer, que no es capaz de verlo.
En fin, como ya he dicho antes, un hombre casado es el mejor amante que cualquier mujer, tanto soltera como casada, se puede echar. Nunca jamás un soltero o separado te tratará mejor ni se mostrará más atento ni más enamorado ni te escribirá más chorradas por correo, por el móvil o por carta certificada. La comunicación es vital para el hombre casado porque es lo que mantiene la admiración incondicional en la amada. Si no hay regalo de oreja permanente... todo el trabajo se va al carajo.
Y una vez dicho esto, e incluso animando a todas las tías del mundo a que se echen un amante casado, y cuanto más casado mejor, añado: "nunca se te ocurra, pedazo de gilipollas, querer pasar de ser la otra a la una". Que ser la una no tiene la misma gracia, ni de lejos. Hazme caso. Que si tú pudieras ver por un agujerito al interfecto con su una actual, o contigo si alguna vez tuvieras la desgracia de ocupar el ansiado puesto, te digo yo a ti que se te caerían todos los palos del sombrajo y que se te pondrían los pelos como escarpias al leer esos mensajes picaruelos que ahora te manda el muchachote en cuanto la señora se va a la cama y suelta el primer ronquido.
Que lo del lío con señor casado mola mogollón mientras sea eso, lío. Que cuando ya se hace un relío y el señor se plantifica en tu casa, y a los pocos meses empieza a quedarse un ratito por las noches en el ordenador... nada, revisando correos atrasados, mirando la prensa, haciendo sudokus... di tú que ahí sí que tienes un problema. Nena, que el que nace lechón, muere cochino. Y ese marrón ya es tuyo pa ti solita, y no de la señora, que a esas alturas se ha quedado descansando y probablemente duerme superagusto a pierna suelta, una vez quitado el muerto de encima.
Oye, y que nadie se piense que este post es sexista o tiene un toque feminazi, que todo lo dicho lo mismo vale para líos con mujeres casadas. Solo que yo creo que los tíos son menos ingenuos para estas cosas, pero bueno, por si hay algún despistadillo por ahí, éste es mi sabio consejo: chaval, déjala en su casita y disfruta de ella en sus ratos de ocio, cuando esté fantástica y espitosa; no te dejes engañar, que esa maravillosa mujer casada que te tiene loco con esos conjuntitos de ropa interior negros de raso y encaje... si consigues convencerla para que deje al marido y se vaya a vivir contigo, verás lo que tarda en plantificarse pa dormir las bragas color carne de algodón, con la excusa de que las otras perjudican su Ph natural. No piques, capullín, que el tanga negro es sólo un anzuelo.
Pero qué coño, esto mismo ya lo contó Tolstói hace la tira de años. Porque a ver, cuánto tardó el sagaz Conde Vronsky en darse cuenta de que Anna Karénina, una vez separada, era una auténtica petarda? Si es que la gente no aprende, hossstia.
domingo, 13 de julio de 2014
Si me quieres ver mear... conmigo te has de casar
Confieso que me he reído una barbaridad leyendo el artículo de Javier Marías en EL País Semanal este finde. Y no es que Marías sea un escritor especialmente divertido, ni mucho menos; puede ser todo menos eso, pero como ente social tengo la sensación de que tiene que ser todo un "personaje" bastante peculiar.
Se queja Javier (me permitiré llamarlo así, aunque sé que le horrorizaría este abuso de confianza, porque lo leo todas las semanas y para mí es casi un pariente) de que un director de cine chino-americano (pongamos que sea Ang Lee) quiere hacer una adaptación de un relato suyo y le ha mandado un anteproyecto del guión en el que sale una escena que a Marías le parece de un zafio imperdonable. En un momento de la historia el director chino pone a hablar a una pareja mientras uno de los dos realiza alguna actividad fisiológica "poco erótica" en el baño, no sabemos exactamente cuál.
Y entonces Javier, que confiesa que por lo general le da exactamente igual lo que hagan con sus obras cuando las adaptan al cine, ante esa zafiedad sin igual decide escribir al director chino para pedirle por favor que no incluya esa escena burda y repugnante porque no podría soportar que alguien pudiera pensar que la había escrito él. Madre mía, la cara que se le tuvo que quedar al chino.
En fin, Marías se muestra tremendamente escandalizado ante la idea de que en una pareja, uno de los dos pueda ver al otro no ya defecando, que son palabras mayores, sino sencillamente orinando. Salvo que se sea amante de la coprofilia o de la lluvia dorada ("golden shower", que le dice él)
Cuenta Javier que él siempre con sus parejas ha recurrido a abrir los grifos o encender la maquinilla de afeitar para camuflar los posibles sonidos desagradables derivados de, oh cielos, actos tan poco elegantes y eróticos como mear o cagar.
Bueno, me lo he pasado tan bien leyéndolo que me veo obligada a compartirlo con vosotros.
Pero ante este impactante e inspirado artículo de mi admirado Marías... yo me pregunto, y si pudiera se lo preguntaría a él:
En qué clase de viviendas ha habitado este hombre con sus padres y hermanos, que por lo visto son un porrón, que nunca se haya visto en una situación de emergencia tipo "abreeeeeee, que no puedo máaaaaas?" Sabrá este hombre lo que es vivir cinco, seis o siete miembros de una familia en un piso con un solo cuarto de baño?
Se imaginará Marías que hay personas que a lo largo de su vida conyugal, por lesión o enfermedad o lo que sea, han tenido que terminar limpiándole el culo y lo que no es el culo a su pareja, por muy antierótico que eso puede llegar a ser? Y lo que es aún más increíble: la han seguido queriendo!!!!!
Habrá entrado nuestro héroe alguna vez en un baño en el que su pareja haya hecho de vientre dos minutos antes? Y si lo ha hecho, se le habrá venido la líbido abajo instantáneamente ya para siempre jamás? Porque bueno, aparte del tema visual, ejem ejem... tenemos el tema olores, que de ese asunto podemos charlar ampliamente otro día, si eso.
Qué hará el intrépido Marías ante una emergencia de su pareja si le pilla a él en el baño? La dejará mearse encima con tal de que no lo vea en tan poco agraciada situación? Le pasará una escupidera por una rendija con la promesa de que ella no mire ni huela ni respire?
Habrá visto alguna vez a alguna de sus parejas vomitando compulsivamente por una gastroenteritis de caballo que no te da tiempo ni a moverte del sitio? Porque ya me imagino que por una borrachera fortuita o por una desgraciada resaca es impensable. No creo que se lo pudiera perdonar en la vida.
Sabrá Marías que en la mayoría de los partos las mujeres no estamos precisamente sexis y que sin embargo muchos hombres quieren compartir esa experiencia tan antierótica con sus mujeres? Y conste que en muchos de esos partos al empujar se echa alguna que otra cosa además del feto y la placenta... y no quiero entrar en detalles.
Y lo más fuerte... alguien se imagina una relación larga de pareja, de pongamos 15 0 20 años (de más ni hablemos) en la que cada vez que entres al baño compartido tengas que empezar a encender electrodomésticos ruidosos a las seis de la mañana, a abrir grifos tutiplén, a cantar ópera a voz en grito, con tal de que tu pareja no escuche alguna ventosidad? Y con lo sensible que es el propio Marías con el tema de la contaminación acústica... sería soportable un mundo así, en el que la gente, por ejemplo, pusiera la radio a toda pastilla a cualquier hora del día para que su cónyuge no le oyera mear?
Javier, Javier, hombre de Dios, pero tú en qué mundo vives? La vida en pareja está tan llena de cosas antieróticas!! Para empezar, has olido el aliento de tu pareja alguna vez al despertar? O también pones el despertador diez minutos antes para echarte un colutorio mentolado? Ayyyyy, que no me extrañaría.
Ps. Por si alguien quiere reírse tutiplén y sin complejos, aquí va el artículo al completo:
http://javiermariasblog.wordpress.com/2014/07/13/la-zona-fantasma-13-de-julio-de-2014-en-favor-de-la-ocultacion-natural/
Se queja Javier (me permitiré llamarlo así, aunque sé que le horrorizaría este abuso de confianza, porque lo leo todas las semanas y para mí es casi un pariente) de que un director de cine chino-americano (pongamos que sea Ang Lee) quiere hacer una adaptación de un relato suyo y le ha mandado un anteproyecto del guión en el que sale una escena que a Marías le parece de un zafio imperdonable. En un momento de la historia el director chino pone a hablar a una pareja mientras uno de los dos realiza alguna actividad fisiológica "poco erótica" en el baño, no sabemos exactamente cuál.
Y entonces Javier, que confiesa que por lo general le da exactamente igual lo que hagan con sus obras cuando las adaptan al cine, ante esa zafiedad sin igual decide escribir al director chino para pedirle por favor que no incluya esa escena burda y repugnante porque no podría soportar que alguien pudiera pensar que la había escrito él. Madre mía, la cara que se le tuvo que quedar al chino.
En fin, Marías se muestra tremendamente escandalizado ante la idea de que en una pareja, uno de los dos pueda ver al otro no ya defecando, que son palabras mayores, sino sencillamente orinando. Salvo que se sea amante de la coprofilia o de la lluvia dorada ("golden shower", que le dice él)
Cuenta Javier que él siempre con sus parejas ha recurrido a abrir los grifos o encender la maquinilla de afeitar para camuflar los posibles sonidos desagradables derivados de, oh cielos, actos tan poco elegantes y eróticos como mear o cagar.
Bueno, me lo he pasado tan bien leyéndolo que me veo obligada a compartirlo con vosotros.
Pero ante este impactante e inspirado artículo de mi admirado Marías... yo me pregunto, y si pudiera se lo preguntaría a él:
En qué clase de viviendas ha habitado este hombre con sus padres y hermanos, que por lo visto son un porrón, que nunca se haya visto en una situación de emergencia tipo "abreeeeeee, que no puedo máaaaaas?" Sabrá este hombre lo que es vivir cinco, seis o siete miembros de una familia en un piso con un solo cuarto de baño?
Se imaginará Marías que hay personas que a lo largo de su vida conyugal, por lesión o enfermedad o lo que sea, han tenido que terminar limpiándole el culo y lo que no es el culo a su pareja, por muy antierótico que eso puede llegar a ser? Y lo que es aún más increíble: la han seguido queriendo!!!!!
Habrá entrado nuestro héroe alguna vez en un baño en el que su pareja haya hecho de vientre dos minutos antes? Y si lo ha hecho, se le habrá venido la líbido abajo instantáneamente ya para siempre jamás? Porque bueno, aparte del tema visual, ejem ejem... tenemos el tema olores, que de ese asunto podemos charlar ampliamente otro día, si eso.
Qué hará el intrépido Marías ante una emergencia de su pareja si le pilla a él en el baño? La dejará mearse encima con tal de que no lo vea en tan poco agraciada situación? Le pasará una escupidera por una rendija con la promesa de que ella no mire ni huela ni respire?
Habrá visto alguna vez a alguna de sus parejas vomitando compulsivamente por una gastroenteritis de caballo que no te da tiempo ni a moverte del sitio? Porque ya me imagino que por una borrachera fortuita o por una desgraciada resaca es impensable. No creo que se lo pudiera perdonar en la vida.
Sabrá Marías que en la mayoría de los partos las mujeres no estamos precisamente sexis y que sin embargo muchos hombres quieren compartir esa experiencia tan antierótica con sus mujeres? Y conste que en muchos de esos partos al empujar se echa alguna que otra cosa además del feto y la placenta... y no quiero entrar en detalles.
Y lo más fuerte... alguien se imagina una relación larga de pareja, de pongamos 15 0 20 años (de más ni hablemos) en la que cada vez que entres al baño compartido tengas que empezar a encender electrodomésticos ruidosos a las seis de la mañana, a abrir grifos tutiplén, a cantar ópera a voz en grito, con tal de que tu pareja no escuche alguna ventosidad? Y con lo sensible que es el propio Marías con el tema de la contaminación acústica... sería soportable un mundo así, en el que la gente, por ejemplo, pusiera la radio a toda pastilla a cualquier hora del día para que su cónyuge no le oyera mear?
Javier, Javier, hombre de Dios, pero tú en qué mundo vives? La vida en pareja está tan llena de cosas antieróticas!! Para empezar, has olido el aliento de tu pareja alguna vez al despertar? O también pones el despertador diez minutos antes para echarte un colutorio mentolado? Ayyyyy, que no me extrañaría.
Ps. Por si alguien quiere reírse tutiplén y sin complejos, aquí va el artículo al completo:
http://javiermariasblog.wordpress.com/2014/07/13/la-zona-fantasma-13-de-julio-de-2014-en-favor-de-la-ocultacion-natural/
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