martes, 28 de febrero de 2017

Manolo ha muerto

Manolo ha muerto. Está frío y no se mueve.

No sé qué hacer, nunca he estado en una habitación con un perro muerto.

Ni siquiera sé lo que siento. Como siempre que muere alguien importante en mi vida soy incapaz de reaccionar, no siento nada. Solo escalofríos.

Son las 3 de la mañana, no puedo llamar a nadie para contárselo. Y tampoco quiero hablar con nadie ahora. Qué me podrían decir si ni siquiera sé qué decir yo?

Creo que aún no me lo creo. No quiero tocarlo, no me atrevo.

Al principio no sabía que estaba muerto. Lo he estado zamarreando un rato para que se moviera. Incluso he puesto bien el suero y me he echado a dormir otra vez pensando que estaba muy dormido solamente. Pero no conseguía conciliar el sueño, sabía que algo no iba bien. Y he encendido la luz y lo he vuelto a zamarrear. Y ya he visto que no hacía nada. Nada.

Manolo ha muerto y ni siquiera me he dado cuenta. Además ha muerto por mi culpa. Yo le dí el puto hueso que le provocó la obstrucción intestinal por la que le operaron de urgencia anoche. Yo lo he matado.

Está muerto ahí, en su camita, pegado al sofá donde yo dormía a su lado. No ha hecho ni un ruido. No se ha quejado. Ha muerto solito. Y yo estaba al lado durmiendo tan ricamente. A eso se le llama una dueña en condiciones.

Ha sido el único perro de mi vida. Y ahora es el único perro muerto de mi vida.

Mi Manolo. Tan chiquito. Tan gruñón. Con sus tremendas orejas picudas.

Todavía estoy esperando que resucite. Que se mueva. Que haga algo.

Cómo se hace el velatorio de un perro muerto? Si ni siquiera soy capaz de acercarme y tocarlo. No quiero tocarlo frío.

Podría cogerlo en brazos y pasar esta última noche juntos abrazándolo o tumbado en mi regazo, como tantas veces. Pero no puedo. No soy capaz, de verdad.

Nada, está muerto. He ido a zamarrearlo otra vez y no se mueve.

Y mis vecinos de abajo se han puesto a follar a grito pelao. Qué buena noche para ponerse a follar! Es como el canto del cisne de Manolo. Él muerto, su dueña contándoselo al mundo  y los de abajo follando.

Nada, no se mueve. Está muerto de verdad.  De cuerpo presente. Y la de abajo se acaba de correr.

En realidad me alegro de que no haya nadie en casa hoy. Prefiero que estemos los dos solos esta noche. No sabría qué decir si hubiera aquí alguien. Y no podría soportar ahora mismo que nadie me hablara.

Creo que voy a tomarme una cerveza. O mejor aún, tengo un benjamín de cava. Lo abriré para brindar por él. Haremos una gran despedida. La ocasión lo merece.

En el suelo su cuenco lleno de comida. Su recipiente del agua. Todo en esta casa está lleno de Manolo. Mi Manolo.

Se me ocurre que podría hablar con él un rato. Tipo Cinco horas con Mario. Cinco horas con Manolo.

Sí, voy a hablar con él:

Manolo, no sabes lo feliz que he sido contigo. Y lo orgullosa que me he sentido de ti siempre cuando te paseaba por la calle y todos los niños querían tocarte y decían lo bonito que eres. Y todas las señoras. Y ese viejecito que siempre te dice cosas.

Eres el perro más bonito del mundo. Y no es pasión de madre; es que lo eres objetivamente hablando. Ningún perro tiene tus ojitos ni mira como tú.

No puedes estar muerto, no puede ser. Estoy soñando, un mal sueño. Pero cuando me despierte tú vas a estar ahí saltando y ladrando y yo te voy a abrazar y te voy a comer a besos.

Por favor, muévete, gruñe un poquito como tú sabes.

No te mueras, por favor. Éramos tan felices juntos! No te puedes morir. No quiero que te mueras.

Bueno, por lo menos los de abajo han parado de follar.

Ps. Vaya mierda de noche! Ni siquiera he sido capaz de abrir el benjamín!

7 comentarios:

  1. Lo lamento mucho, de verdad. Sé lo que se siente.
    Pero digo yo: ¿cómo es que, recién operado el pobrecillo, no le dejaron en observación?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Porque yo quise traérmelo a casa. De todas formas iba moribundo, al menos murió en su hogar.

      Eliminar
  2. Cuando nos sucedió con nuestra perrita en casa de mis padres, todo fue tremendo y al día siguiente yo fui el encargado de enterrarla. La vinculación entre humanos y canes se pierde en la noche de los tiempos y va mucho más allá del interés mutuo. Es la historia de dos especies unidas para siempre, hoy como afectividad fascinante. Los cánidos son una familia fascinante, cuya capacidad de afecto y lealtad son admirables. Desde aquí un abrazo con toda mi alma. Piensa en vuestra unión y comprenderás que todo ha sido un bello milagro, lo demás ya poco importa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Martínez. Todas las personas que aman a los animales y que han convivido con ellos sé que entienden perfectamente cómo me siento, esta pena tan honda no muy distinta de cuando se muere una persona querida.

      Claro que pienso en todo lo bueno que vivimos y sobre todo en todo lo que Manolo me aportó. Lo primero el amor a los animales.

      Muy pronto tengo la idea de ir a una protectora para adoptar otro perrito. Nunca podrá sustituirlo a él, eso es imposible, pero si algo tengo yo ya claro en la vida es que siempre viviré con un animal. Para mí es imprescindible el calor y la compañía que dan, aunque en mi corazón él siempre será el primero y totalmente único.

      Eliminar
  3. Querida Inma, lo lamento mucho. Estas cosas pasan y no por más previsibles son menos descorazonadoras.
    De cualquier modo tu panegírico (como todo buen panegírico) no desmerece de su autora, y pese a lo dramático del caso no deja de ser un poco Buñuel o Berlanga en los tintes del entorno del suceso y en esa forma tuya de contar que me conmueve.
    Que lo siento. Ánimo y besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Ardaler. En esta vida todo o casi todo tiene un lado cómico y/o surrealista; yo lo único que hago es describirlo.

      Eliminar
  4. Hace meses leí tu opinión hablando de Manolo hecho un regazo cuando estuviste viendo la película del "diario de noah" con tu hija que lloró un montón viéndola, mientras que usted se incomodó de lo hiperempalagoso que le pareció la pela... Mi más sentido pésame!!

    ResponderEliminar