martes, 26 de abril de 2016

Otra de hechiceras y suripantas (aviso: post superguarro)

Estaba yo oyendo esta mañana el programa de Carlos Herrera, que es un tío bastante aficionadillo al guarrerismo en todas sus variantes, y hoy la cosa iba de sucesos relacionados con tampones y compresas.

Bueno, quiero advertir desde ya que este post es superguarro y que no está recomendado para estómagos delicados ni almas sensibles. Luego que nadie se queje, que la que avisa no es traidora.

En fin, el caso es que llama una oyente y cuenta que una amiga suya tenía sospechas de que su marido le estaba poniendo los cuernos y que fue a una hechicera quiromanta de ésas que muy acertadamente llamaba mi amigo Kowalski suripantas, y ésta le dijo que lo que tenía que hacer para que el marido dejara a la otra y volviera a sus brazos era prepararle una infusión con sangre de su menstruación.

Y dicho y hecho, la guarra desquiciada en cuestión le preparó el hechizo al marido tal que así: hizo un zumo de naranja concentrado en el que metió sin reparo ni remordimiento alguno un tampón que previamente había usado ella.

Sí, amigos, hay tías capaces de esto y de más. Por lo visto el hechizo tuvo poco éxito y el marido finalmente terminó dejándola para irse con la amante. Sabia decisión, sin duda, porque quién sabe qué más porquerías descabelladas hubiera estado dispuesta a hacer su señora de haber continuado con ella un poco más de tiempo.

Yo al oír esto pues, os podéis imaginar, sentí lo que cualquiera en mi lugar, una mezcla de asco, estupor, incredulidad, pavor… en fin, qué os voy a contar que no estéis sintiendo vosotros mismos en este momento?

Pero además pensé: tengo que advertir a mis lectores inmediatamente. Y aquí estoy.

Si alguno de vosotros está poniéndole los cuernos a su señora; si aunque no se los esté poniendo lo ha pensado; si aunque no lo haya pensado piensa que su señora sí puede estar sospechándolo; o sencillamente si ha notado alguna vez una mirada extraña en su cónyuge… que tenga mucho cuidado con los zumos de naranja.

Y con los de zanahoria.

Y con los de tomate. Muy especialmente con éstos.

Y ya puestos yo no me fiaría mucho tampoco de las infusiones de colores poco definidos.

Ni de potajes, estofados, salsas y mejunjes igualmente turbios.

Y el salmorejo ni tocarlo. Ni el gazpacho.

Mira, lo mejor es que os limitéis a comer sólo lo que seáis capaces de preparar con vuestras propias manos.

Yo sólo aviso poniéndoos en conocimiento de lo que hay por ahí.

Y mira, a unas malas… lo que no mata alimenta.

1 comentario:

  1. Y la de sobredosis de otras sustancias que acabará tapando la tierra...

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