miércoles, 19 de septiembre de 2018

Sor Citroen

Sigo con mis guerrillas tuiteras.

Veo en la tele el programa de Jordi Évole "Familias reales". Es una especie de reportaje recopilatorio de distintos tipos de familias "raras", poco usuales. Una madre soltera por inseminación artificial que vuelve a estar embarada; una familia numerosa con 6 hijos; una hija con su padre transexual; dos hermanas con dos hijas adoptadas también hermanas biológicas; y un matrimonio gay que ha recurrido a la gestación subrogada para ser padres.

El programa me gusta muchísimo y escribo un tuit felicitando a Jordi por él. Justamente esa tarde había estado discutiendo con un grupo bastante numeroso de la órbita podemita feminista sobre el tema de la gestación subrogada. Un asunto sobre el que en su día tuve mis dudas aunque,  a la vista de las hordas justicieras dispuestas a lapidar sin piedad a toda persona que recurra a este sistema, ha terminado de inclinarse la balanza francamente a favor de esa gente a mi modo de ver injustamente atacada y vilipendiada como si de peligrosos criminales se tratara. Por eso me encantó el programa y felicité a Jordi, porque el planteamiento que había hecho era exactamente el que yo había intentado explicar esa tarde a todos mis "enemigos". Con escaso éxito,  todo hay que decirlo.

Las brigadas antigestación subrogada (en adelante antiGS) son muy parecidas a las brigadas antiabortistas esas de las asociaciones pro-vida que cada cierto tiempo salen a las calles azuzadas por el PP y por la Iglesia calificando de asesinos a todos los que defiendan el derecho al aborto de las mujeres. Usan el mismo vocabulario grueso típico de las mentes enflaquecidas. Si los pro-vida hablan de niños asesinados y enseñan fotos horribles de fetos destrozados, los antiGS no se quedan atrás y sus términos favoritos son compraventa de niños, comercio de mujeres, esclavitud, explotación y todo así, aderezado por supuesto con imágenes de esclavas apaleadas y de cosas mucho peores. Cualquier llamamiento a la moderación en el lenguaje recibe en seguida el calificativo de "ataque a la libertad de expresión". Es inútil debatir nada con ellos porque no salen de sus mantras religiosamente grabados a fuego en sus mentes.

También en el talante son muy parecidos unos y otros. Sin ir más lejos varios de mis contrincantes tuiteros clamaban hoy indignados por la abolición de mis derechos maternos, por que me quitaran a mis hijos los servicios sociales e incluso por mandarme a la cárcel. A poco que me descuide termino en el corredor de la muerte. Todo ello por decir que a mi modo de ver esto no es una compraventa de nada sino que es el acto voluntario de una mujer de prestar su útero a modo de incubadora humana para que pueda crecer en él el hijo de otra persona. Y que creo que debería regularse para proteger a los más vulnerables y para evitar abusos y dotar de garantías legales a todos los implicados. Ya digo que de ahí a mandarme a presidio por hacer apología de la esclavitud ha habido un paso.

En realidad este neofeminismo de tintes puritanos que tan en boga está hoy en día se parece bastante al integrismo ultracatólico que hay detrás de muchos movimientos antiaborto. Utilizan prácticamente los mismos argumentos e idénticas formas. De hecho es más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja que distinguir actualmente a una de esas neofeministas de una monja. Sor Citroen las llamo yo. Lees cualquiera de sus manifiestos y podrías estar leyendo perfectamente un comunicado de la Conferencia Episcopal.

En fin, que sigo jugándome la piel por esos cibermundos de dios. Que el día que no me bloquean la cuenta y me condenan al ostracismo es porque me están mandando a los servicios sociales a casa o directamente a la cárcel.

Corren tiempos difíciles y peligrosos para la gente intrépida y lenguaraz como yo. Cualquier día termino entre rejas. Espero que al menos ya no se usen esos horribles trajes de presidiario que llevaban antiguamente, con grilletes en los tobillos como complemento.

Sería complicado mantener así mi antológico glamour.




No hay comentarios:

Publicar un comentario