domingo, 16 de abril de 2017

La mala educación

Leo en El País Semanal el último artículo de Javier Marías, titulado "Estupidez clasista" y no puedo evitar darle en buena parte la razón, mal que me pese.

La columna va sobre la creciente mala educación y falta de modales que se ve en las intervenciones parlamentarias y sobre esa tendencia absurda de algunos partidos, concretamente Unidos Podemos, a llevar a las Cortes lo que ellos llaman "el lenguaje de la gente", entendiendo por "lenguaje de la gente" expresiones como "me la pela, me la refanfinfla, me la suda", y cosas así.

Copio un fragmento del artículo:

¿Acaso piensan que la gente carece de la capacidad de cambiar de registro según el lugar, la oportunidad y los interlocutores? Tampoco “el pueblo llano” habla de una sola manera, ni es tan lerdo como para no entender expresiones como “me trae sin cuidado” o “me resulta indiferente”, que son las que probablemente habría pronunciado la gran mayoría, de haberse encontrado en el Congreso (...) Todos somos capaces de instalarnos en lo grueso, nada más fácil, está al alcance de cualquiera, lo mismo que mostrarse cortés y respetuoso. Ninguna de las dos opciones tiene mérito alguno. Ahora bien, elegir la primera con pretextos “ideológicos”, con ánimo de “provocar”, en una época en que en todas las televisiones se oyen zafiedades sin pausa –se han convertido en la norma–, es, en el mejor de los casos, de una puerilidad sonrojante. En el peor, de una estupidez supina, y además clasista.

Y digo que no tengo más remedio que darle la razón, mal que me pese, porque yo voté a esta gente pero cada día que pasa me siento más alejada de su fondo, y también de sus formas.

Qué es para éstos hablar "el lenguaje de la gente"? Hablar el lenguaje de Belén Esteban, por ejemplo, que efectivamente es una tía que habla todo el tiempo a base de zafiedades y ordinarieces? Ésa es la gente a la que dicen representar? Así es como piensan que hablamos los denominados  "la gente"? Ése es el concepto que tienen de nosotros?

Porque yo, que soy gente, no me siento en absoluto identificada con ese lenguaje soez que, efectivamente, como muy bien dice Marías, puede usarse en un momento dado entre amigos, o en determinados contextos, pero desde luego nunca en una conferencia o en un acto público o entre personas desconocidas, mucho menos en un lugar políticamente sagrado en el que están nuestros representantes públicos democráticamente elegidos.

Yo quiero un respeto, quiero unas formas, quiero una educación; no quiero que mis representantes hablen como Belén Esteban o como si estuvieran en el debate de Gran Hermano. Eso a mí NO ME REPRESENTA. Y si lo que pretenden es adularme y seducirme usando mi supuesto lenguaje, lo que hacen en realidad es insultarme. Tal vez no ofenderme porque no pueden, pero sí están insultando gravemente a mi inteligencia.

Yo he votado unas ideas, sí, pero también una forma de hacer política que está totalmente reñida con ese tono burdo, faltón y rufianesco (y nunca mejor dicho, por ser el diputado de ERC Rufián uno de los más emblemáticos ejemplares de ese modo de expresarse en el Parlamento).

Yo he votado para que se trabaje por unas determinadas políticas (por cierto, veo muy poco curro en ese sentido), para que se hagan preguntas incómodas y comprometidas en las sesiones de control, para que se haga una oposición fuerte a un gobierno de derechas en minoría, pero no para que la gente a la que he votado me saque los colores por expresarse en un lugar como el Parlamento como si estuvieran en una taberna de Magaluf hartos de cubatas o como si fueran hinchas del Leicester.

Para quien quiera leer el artículo entero ahí va:

http://elpaissemanal.elpais.com/columna/javier-marias-estupidez-clasista/



3 comentarios:

  1. Resulta penoso ver en que ha quedado Podemos. Y sobre el tema que nos promueves ya no es tanto el uso del lenguaje vulgar como su artificio. Ellos, al igual que el resto, no suelen hablar así por costumbre y sí lo hacen ahora para ser asimilados al "pueblo". Es de tal zafiedad intelectual que abruma. Es de tal puerilidad que sonroja y una forma de epatar ridícula y profundamente falsaria. Tengo la triste sensación o percepción de su vacuidad. Ya sólo me queda la abstención a lo García-Trevijano.

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    1. Hola Martínez. Estamos en las mismas, aunque yo tengo dudas entre abstención o Ciudadanos.

      Efectivamente lo peor de Podemos es que usa ese lenguaje zafio impostándolo de modo forzado con la intención de atraer a los votantes más palurdos.

      Y no sé si conseguirán atraerse el voto de los tertulianos de Sálvame y sus telespectadores pero desde luego lo que sí han hecho es espantarnos a los que en absoluto nos vemos reflejados en ese tono.

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    2. Y siguen haciendo el payaso. Ahora la última genialidad: el tramabús.

      Para que hasta Isaac Rosa les haya dedicado un artículo:


      http://www.eldiario.es/zonacritica/tramabus_Podemos_6_634196607.html

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