jueves, 19 de noviembre de 2015

Por un deo así me veo

- Por favor, por favor, ampúteme el dedo. De verdad, no lo necesito para nada. Es un dedo absurdo, muy probablemente en la evolución de nuestra especie tienda a desaparecer. Las siguientes generaciones ya no lo tendrán fijo. No conozco a nadie que lo use para nada, solo sirve para tener una uña más que pintar, y en mi caso para putearme.

- Pero mujer, cómo voy a amputarte el dedo? Lo único que hay que hacer es esperar que la infección desaparezca y blablabla blablabla...

- Pero para qué vamos a esperar más? Yo soy amiga de soluciones expeditivas. Este dedo asqueroso que no sirve para nada ha hecho que lleve más de dos semanas tomando antibióticos superfuertes y dejándome las defensas hechas un cristo. De resultas de lo cual me ha salido un herpes labial resistente a todas las pomadas y he pillado un resfriado de narices que probablemente derivará en gripe, pulmonía o algo peor. Y todo por ese dedo que usted sin ningún motivo razonable se niega a amputarme.

Esta conversación la tengo con la traumatóloga 18 días después del fatídico instante en el que metí el dichoso dedo meñique de la mano izquierda en la basura intentando desprenderme del envoltorio de plástico de una compresa que se me había pegado a la mano y cortándome con un plato de porcelana roto que mi hijo el rompeplatos había destrozado el día anterior. Como este hecho ya lo glosé en su momento en el post titulado "Día de perros", al que os remito, no me extenderé más en ello. Os paso el enlace por si no lo habéis leído:

http://arfondoalaizquierda.blogspot.com.es/2015/10/dia-de-perros.html

Si yo aquel día llego a saber lo que el dichoso dedo me iba a dar por culo, en lugar de curármelo a prisa y corriendo como hice, me lo habría cortado entero allí mismo. A Dios pongo por testigo.

En fin, después de eso vino, como digo, una infección de caballo, dos semanas de antibióticos, el mencionado herpes y lo que te rondaré morena. Y ya por fin cuando la piel estaba más o menos curada y la enfermera me dice que parece que se ha debido de quedar dentro algo porque la inflamación no baja y que vaya al dermatólogo a que me abra y me lo saque... voy toda feliz y asustada al mismo tiempo, algo nerviosilla por tener que pasar por el trance quirúrgico, que por pequeño que sea siempre impone, y va y me dice el buen señor que él no se atreve a abrir eso hasta que no lo vea un traumatólogo y le confirme que la infección no ha afectado al hueso ni a los ligamentos ni al tendón ni blablabla blablabla.

Y ahí aún fui capaz de contener esa furtiva lágrima que amenazaba con escapárseme, pero cuando al día siguiente me vi ante la traumatóloga y me dijo que definitivamente se me había roto el tendón y ya para siempre el dedo se quedaría deforme, estilo capitán Garfio, y que probablemente no pasaría nada pero que si veía que no iba a mejor sino que empeoraba saliera corriendo para Urgencias porque eso significaría que la infección no había remitido, entonces ya sí, ya la lágrima salió, y además no solo ella sino muy bien acompañada por un largo séquito de hermanas, y todo mi ser se rebeló: Noooooooooooooo!

Y el espíritu de Camilo Sesto se apoderó de mí. "Ya no puedo maaaaaaaaás, ya no puedo maaaaaaaaaaaás, siempre se repite la misma historiaaaaaaaa. Ya no puedo maaaaaaaaaaás, ya no puedo maaaaaaaaaaaaaaaás, estoy harta de rodar como una noriaaaaaaaaaa".

Y fue cuando le dije a la amable dama que me pedía paciencia y presencia de ánimo:

- Por favor, por favor, ampúteme el dedo. De verdad, no lo necesito para nada. Es un dedo absurdo, muy probablemente en la evolución de nuestra especie tienda a desaparecer. Las siguientes generaciones probablemente ya no lo tendrán fijo. No conozco a nadie que lo use para nada, solo sirve para tener una uña más que pintar, y en mi caso para putearme.

Debo añadir que con escaso éxito, puesto que no he conseguido aún que nadie se preste a amputarme el dedo en un acto de generosidad, de piedad, de amor y de compasión hacia mí sin igual. Todo el mundo alega razones absurdas del tipo "Cómo te vas a cortar un dedo por una simple infección?"

Nadie me entiende. Estoy sola en esto. Al final está claro que me lo tendré que amputar yo.

1 comentario:

  1. Es antiestético y quedaría muy feo... No podrías agarrar, tocar, acariciar de la misma manera. Yo no me lo cortaría por nada del mundo.

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