miércoles, 23 de septiembre de 2015

Amigas

- Yo creo que ella tiene un poco de cosilla porque como casi nunca sale con nosotras ya y sabe que siempre salimos juntas...

- Pelusilla tal vez?

- No sé, puede ser.

Mantengo este diálogo con una amiga sobre otra amiga común con la que en un pasado reciente salíamos bastante pero que, por circunstancias, ya vemos mucho menos.

De repente se me viene a la cabeza un recuerdo.

08-12-2014

Estoy bastante agobiada. Hace unos meses que me he separado y se acerca la Navidad. Será la primera Navidad que pasemos en esta nueva situación y aunque mi ex y yo la habíamos planeado de una manera al final la cosa se ha complicado y no podrá ser como nosotros queríamos. Los niños están un poco asustados y nosotros dos también, ahí a la expectativa a ver cómo nos lo montamos.

En fin, pero hoy es un gran día. Celebro mi santo y voy a comer con mis amigas y nos vamos a tomar unas copillas y me voy a poder desfogar con ellas, y seguro que me tranquilizan y nos hartamos de reír y termino más contenta que unas pascuas y se me quita toda la preocupación y... Wawwwwwwww, la vida es bella y los amigos son lo mejor del mundo!

Quedamos las tres en el restaurante y después de los saludos, los comentarios típicos, ay qué guapa, cómo mola tu bolso, qué te has hecho en el pelo, etc., nos sentamos y pedimos. Empieza la conversación:

A a B:  Oye, cómo se plantea este año la Navidad?

B: Pues más o menos como siempre. Mi madre... y mi padre... ya sabes que...blablabla y luego mi hermano blablabla ... y no sé si mi cuñada... blablabla..

A: Jo, entonces tu cuñada... blablabla... y al final con tu prima la de Villaviciosa del Penedés qué pasó?

B: Pues nada, que se casó y no veas y... blablaba, y luego su familia se puso de aquella manera y se montó... blablabla...

A: Oye,  y con la vaca aquella que tenía fiebre bovina que pasó?

B: Ah, pues fue un lío; vino el veterinario y ... blablabla. Oye, y tus navidades qué?

A: Pues como siempre, con mis padres y mi hermana, y bueno... blablabla... y te acuerdas de aquel chaval que... blablabla... pues a ver qué pasa y... blablabla.

Yo a todo esto un poco flipada pero... bien. Todavía bien. Sé que se ven poco, yo me veo más por separado con las dos y me sé todas las películas de ambas, así que entiendo que se tienen que poner al día de sus cosas. Lo entiendo, necesitan su tiempo para darse la información pertinente. Ya terminarán y entonces se volverán y me preguntarán a mí seguro por las próximas fiestas.

Pero no. Pasa el tiempo y la cosa no evoluciona favorablemente para mí. Una hora después:

A: Y entonces con la vaca qué pasó? Al final no era fiebre bovina, que era equina?

B: Bueno, es que resultó que era un caballo.

A:  Pero qué me dices? Y qué le recetó el veterinario?

B: Pues unas inyecciones de... blablabla, y luego la tuvimos que sacrificar porque... blablaba...

A: Qué fuerrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrte, tía!

B: Es que la ganadería es muy dura.

A. No, si ya. Qué barbaridad! Oye, y tu sobrina terminó la ESO?

En fin, otra hora después, viendo que la cosa ha entrado en bucle y no evoluciona, intento desviar la conversación de nuevo hacia la Navidad para dar yo mi chapa correspondiente. Os recuerdo que es mi santo y estoy superagobiada y de las tres soy la única a la que le esperan unas fiestas algo diferentes, fuera de lo habitual, cosa de la que espero que en algún momento se den cuenta.

Yo: Bueno, y entonces la Navidad qué? Cómo pinta?

A: Pero si ya hemos hablado de eso.

Yo: Ah, sí?

A: Joder, sí. Que B dice que su madre... blablabla y su padre... blablabla... y su cuñada... blablabla... Y yo blablabla y mi hermana blablabla...

Yo: Ah, es verdad!

Bueno, Inma, no pasa nada, dales una oportunidad, no seas malange. Ellas hace tiempo que no se ven y no se han percatado de que tú a lo mejor necesitas hablar del tema un poco. No tienes que esperar a que la gente se dé cuenta de tus necesidades. No seas rejervía. Habla tú, manifiéstate, sincérate, no esperes a que los demás te pregunten.

Yo: Puesssss... chicas, la verdad es que yo estoy un poco agobiada con el tema porque son las primeras navidades que estamos separados y no sé, me preocupan los niños. A ver cómo se lo toman, si somos capaces de hacerlo bien para que... blablabla. No sé, tía, es complicado.

Las dos me miran como si se les hubiera aparecido un fantasma y asienten comprensivamente. Luego A mira a B:

- Pero entonces el veterinario no se dio cuenta de que la vaca era un cerdo?

(Aquí vendría el muñequito ojiplático del whatsapp. A partir de ahora cuando venga el muñequito ese lo señalaré así: OOOOOOOOO. Vale?)

(OOOOOOOOOOOO)

Esa soy yo.

No doy crédito. Simplemente esto no puede estar pasando. Yo no puedo haber dado el gran paso de sincerarme con mis amigas sobre lo preocupada que estoy y ellas haber pasado olímpicamente y seguir hablando de la vaca-cerdo-caballo del copón.

En fin, mi ojiplatismo continúa el resto de la comida.

(OOOOOOOOOOO)

A: Y ahora una copita. Invitamos nosotras, que para eso tú nos has invitado a comer.

Yo: No, no, no hace falta, yo me voy, que con la bici no quiero beber y luego igual...

A: Que no, que nos vamos al pub de al lado y nos tomamos un copazo. Venga, que tenemos que brindar por nuestro reencuentro.

Yo: Bueno, vale, pero una y me voy.

En el pub todo igual. Ellas blablabla y yo OOOOOOOOOOOO. No creo que se hayan dado cuenta en todo el tiempo de que no he abierto la boca ni una sola vez.

Pero a la tercera copa ya me da exactamente igual, el camarero me parece superguapo y ni me acuerdo de por qué estaba yo preocupada.

B a A. Bueno, yo me salgo a fumar. Te vienes?

A: Hombre, no vamos a dejar a ésta sola. Ve tú y luego voy yo.

Yo: No, no, no, de verdad, salid las dos, de verdad que no me importa, lo prometo.

A: De verdad? Tía, que me da cosilla.

Yo: No, de verdad, que no te dé, que yo aquí estoy muy agustito. Salís y así charláis y recuperáis el tiempo perdido, que seguro que tenéis muchas cosas de que hablar.

A. Posí. Pero de verdad?

Yo: Sí sí sí, tranqui. Venga, a la calle a echar humito.

Las dos se salen a fumar y yo... ufffffff, al fiiiiiiiiin solaaaaaaa! Estaba de vacas hasta el moño. Y qué monísiiiiiiiiiiiiimo que es el camarero, juraría que me hace ojitos.

Un par de copas más y como el camarero pasa de mí como de la mierda doy el encuentro por finiquitado. A esas alturas estas dos ya se han fumado todo el paquete y han pasado al tema novios y conocidos comunes. Oye, qué fue del Quiqui? Y de la Vane la de la taberna? Sigue en el Piedra de cajera?

Yo: Bueno, nenas, yo me voy.

A: Noooooooo, venga, vamos a tomarnos otra, que nos lo estamos pasando muy bien.

Yo: Sí pero yo me conozco y no, que luego ya sabes, no tengo final.

B. Ay qué tonta, pero si ya mismo nos vamos. Venga, la última.

Yo: No, no, quedaos vosotras, que yo ya voy pelín perjudicá.

A. Jo, cómo eres! Encima que quedamos porque es tu santo!

Por el camino me da la risa y me voy partiendo el culo. Entre mosquearme y tomármelo a coña elijo la opción B. "Jo, Inmita, te las prometías tan felices! Te ibas a desahogar bien desahogá, tus amigas te iban a dar comprensión, cariño y consuelo, luego os íbais a reir del mundo en general y puede que hasta terminárais en el karaoke cantando por Camilo Sesto! Ayyyy, pequeña ilusa! Bueno, por lo menos descojónate a gusto, que no es para menos".

En fin, son mis amigas y las quiero, pero juntas... ufffff! Son muy heavys!

Y todo esto venía al diálogo del principio con A sobre B:

- Yo creo que ella tiene un poco de cosilla porque como casi nunca sale con nosotras ya y sabe que siempre salimos juntas...

- Pelusilla tal vez?

- No sé, puede ser.

Pelusilla, madre mía! JUAAAAASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!

5 comentarios:

  1. Una experiencia algo triste, diría yo. Pero me ha hecho muchísima gracia algunos fragmentos, especialmente en los que tratas de referirte a la naturaleza del animal aquejado de la supuesta epidemia. Ah, no, que no es bovina, es equina... Aún me estoy descojonando vivo.

    Pero creo que te lo has tomado con mucha inteligencia, en serio. En situaciones así (que pasan, te garantizo de que sí, incluso entre tíos, eh, tú te puedes llevar genial con alguien, pero cuando están otras personas y ese alguien no las ha visto en mucho tiempo es como si permanecieras en la sombra) es difícil de mantener la sangre fría y los nervios templados, porque sabes que tus a tus amigos te valoran, ni lo hacen aposta, les saldrá natural, pero te quedas perplejo al comprobar que estos en ocasiones (casi siempre) presentan la inteligencia emocional de un tarro de judías verdes en escabeche.

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  2. Mi querido Román, ni yo misma lo habría descrito mejor. Eso es justamente lo que yo pensé, algo muy parecido a lo del tarro de judías. Que en toda la tarde-noche que pasamos juntas en ningún momento se les ocurriera preguntarme a mí qué pensaba hacer en Navidad y cómo nos lo íbamos a montar en casa, teniendo en cuenta la situación, me tuvo patidifusa bastante tiempo. Pero es verdad que preferí tomármelo a coña. Además estas dos siempre que se juntan se ponen igual, ya estoy acostumbrada. Lo que pasa es que ese día fue especialmente sangrante porque yo necesitaba mucho desahogarme.

    Y lo de las vacas-cerdos-caballos es porque en realidad cuando empiezan a hablar de esos temas me evado automáticamente y en realidad no tengo ni idea de los bichos de los que hablan. Podían estar hablando de cualquier cosa, la cuestión es que yo ya hacía un buen rato que me había escapado mentalmente.

    Mal de muchos consuelo de tontos pero me alegra saber que no soy la única a la que le pasan estos percances con sus amigos. Eso de pertenecer a un amplio colectivo de sufridores me reconforta enormemente.

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  3. Hombre, ya, jajajaja, hasta ahí llego que no tenías ni idea de los animales a los que se referían, pero por eso hace especial gracia, que lo dices mal aposta y con un sentido del humor único.

    Bueno, de momento solo somos dos, si hay alguien más que sepa de acontecimientos de similar naturaleza, que lo diga también. Pero tengo la sensación de que seguro que se trata de un hecho aíslado, los humanos solemos reaccionar de manera similar a la mayoría de las cosas.

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  4. Yo en esos casos me acuerdo de Homer Simpson". Cuando alguien o álguienes se dedican a pasar de uno y a cascar como cotorras de algo que no me interesa, recuerdo a Flanders dando la chapa a Homer sobre las manzanas y la sidra, cuando de repente se oye la voz en off de Homer que dice: "Tú te puedes quedar si quieres. Yo me voy." Y, acto seguido, se ve su cerebro saliendo de su cabeza y alejándose.
    Creo que entre amigos existe la convicción tácita de que lo terapéutico es el simple hecho de la compañía. Se ha muerto tu madre? Vamos a tomarnos una copa y andar un rato por ahí. Eso bastará. Porque el tiempo, aunque sean 3 horas, va mitigando él solo cualquier dolor.

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  5. Sabias palabras, vive Dios. Las de Homer y las tuyas.

    Lo de la copa también ayuda un poquito, para qué nos vamos a engañar.

    De hecho buena parte de que yo me terminara tomando todo esto a cachondeo fue debido a esas copitas que me iba tomando entre vacas, cerdos y burros. Al final inevitablemente siempre me da la risa.

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