lunes, 9 de diciembre de 2013

La titi Toñi

Una de las frases favoritas de la titi Toñi era "Cuando tú vas a mear yo vengo de cagar". La decía con frecuencia cuando alguien le soltaba algún rollo, y venía a significar algo así como "No me cuentes películas que te tengo muy calao". La decía con una mirada muy propia de la titi, una mirada de inteligencia innata que hacía que si efectivamente le estabas soltando un rollo, a no ser que fueras muy tonto muy tonto, te sintieras tremendamente imbécil. Porque te dabas cuenta en seguida de que estabas intentando colarle una trola a alguien mucho más inteligente que tú, o al menos mucho más sabio. Y si no eras muy tonto muy tonto te entraba una vergüenza que pa qué.

La titi Toñi era redonda y blandita y por eso abrazarla era como abrazar a la madre Naturaleza, a la madre Patria, a la madre Tierra, a la madre de todas las madres, y también por eso todo el mundo sentía que la titi era como una madre inmensa y universal.

También tenía el alma negra, o más bien alma de negra. Si la titi hubiera nacido en Alabama habría sido sin lugar a dudas una de esas negras redondas y blanditas que cantan góspel como si fueran ángeles. Su alma muy probablemente tendría la cara y la voz de Aretha Franklin. Y su canción sería "I say a little prayer".

La titi Toñi sufría mucho; sufría por todo y por todos. Por lo suyo, por lo tuyo y por lo de cualquiera que viniera a contarle sus dolores y pesares. Llevaba tatuado en el alma el lema "Nasía pa sufrí". Cargaba con tantas penas encima que su peso al final tenía que acabar por aplastarla.

Durante buena parte de su vida fue la infatigable cuidadora de Rafa. Rafa era su hermano pero también su compañero, su amigo, su hijo, su confidente y su más ferviente admirador. Era quien más la quería en el mundo y a quien ella más quería.

Por eso cuando hace nueve años murió, buena parte de la titi se fue con él. Y la parte que quedó hizo un ejercicio supremo de supervivencia, se reseteó y se reinventó a sí misma. Y pasó de auxiliar cuponera de la ONCE a gerente de restaurante playero marbellí.

Se desprendió de sus viejos vaqueros, sus zapatillas y su anorak y descubrió los complementos a juego (bolso y zapatos rosas; zapatos y pañuelo dorados; bolso, pañuelo, pendientes y sortija turquesas; pulsera, zapatos, bolso y colgante étnicos...)

Nadie es ni ha sido capaz nunca de reinventarse como lo hizo ella, y de camuflarse con su medio ambiente de esa forma magistral. A muchos los engañó pero yo siempre supe que la Antonia auténtica se quedó en Córdoba, entre el bar Rosales y el quiosco de la ONCE de la Viñuela, y que nunca llegó a salir de allí.

Era famosa la carademalaleche de la titi Toñi. Era una cara capaz de acojonar a un tigre de Malasia, a una pitón y a un oso polar juntos. Hay sólo dos personas en el mundo capaces de helar la sangre hasta al psicópata más despiadado: la titi con su carademalaleche y el increíble Hulk.

Otra particularidad suya era que tenía muy mal despertar, probablemente era la persona con más mala hostia del mundo cuando se acababa de despertar. Y qué cara, virgen santa! Tanto es así que, a Dios pongo por testigo, más de un grito y más de dos se oyeron muchas madrugadas cuando algún desgraciado en mitad de la noche se encontraba con la titi en el pasillo, el baño o la cocina. Y a continuación, "Joder, titi, qué susto". Hablo con propiedad y con conocimiento de causa porque, sin ir más lejos, yo fui una de sus víctimas.

La titi mentía más que hablaba. Era una embaucadora nata. Por poner un ejemplo, en los últimos años intentó engañar a todo el mundo con la falacia de que era rubia. Ahora que ya no está creo que puedo revelar su gran secreto: NO ERA RUBIA. Era morena hasta la médula. De hecho, ya lo he dicho, en realidad era una gospelera negra, pero por alguna extraña razón ella quería hacerse pasar por rubia. Tal vez por mimetizarse con mamasita (que, por cierto, ya que estamos, tampoco es rubia) o quizás para alejarse de la morenaza que fue, de cuya historia no quería acordarse.

La titi tenía varios vicios, uno de los peores eran las chuches...  Consumía chuches a destajo, puede que buena parte de su contorno redondo y maternal tuviera que ver con esta afición que ella misma no ocultaba.  A algunos les llegó a confesar que a veces incluso comía chuches mientras dormía, una cualidad admirable que la ensalzaba a mis ojos aún más, si eso era posible. Tenía en su cuarto un auténtico arsenal de porquerías de colorines bañadas en azúcar que la hacían feliz y que masticaba con fruición cuando nadie la veía. Bueno, qué coño, y cuando la veían también.

Otra frase típica de la titi era: "Ahí os quedáis, que os den por culo". Ésta la decía sobre todo cuando se iba a la cama. Porque ella era de sueño tempranero y a las diez invariablemente estaba en el catre, a menudo mucho antes. En verano se prodigaba una mijilla más y a veces nos regalaba generosamente su presencia hasta las once, pero su famosa carademalaleche en esas ocasiones podía adquirir proporciones antológicas.

Otra de sus sentencias favoritas era: "Me tenéis hasta er coño". Doy fe de que jamás nombró su coño en vano y de que hubo razones a puñados para mentarlo. Y sin embargo... siempre, siempre, hasta el último día, estuvo ahí para todo el mundo, dando y compartiendo lo que tenia, mucho o poco, lo que fuera.

Acogía y daba calor a los que venían de fuera, cuidaba de todos los suyos como la madre universal que era y se dejaba la piel como gerente de restaurante playero marbellí como antes, en su otra vida, se la dejó como auxiliar cuponera de la ONCE.

Era una máquina de vivir y de querer y yo creo que por eso la muerte la respetó y cuando llegó para llevársela se quitó el sombrero y le dijo tal que así: "Señora Antonia, le voy a dar a usted la mejor muerte que traigo en la mochila".

Dicen los médicos que la atendieron que al morir no sintió nada y que fue tan fulminante que no pudo darse cuenta, pero si le hubiera dado tiempo a decir algo estoy segura de que hubiera sido: "Me tenéis hasta er coño, ahí os quedáis".

Ps. Hijaputa, no tienes ni idea de cómo te voy a echar de menos.






3 comentarios:

  1. De esto que te puedo decir?? Que la has descrito asi, tal cual era ella!! Precioso Inma, ya te lo dije en Navidad pero te lo digo de nuevo, esta escrito con mucho arte y con todo el amor que le tienes (tenías, no me gusta). Besos

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  2. Gracias, Susan. Supongo que eres "La Susan", si no es mucho suponer.

    Y sí, no es porque lo haya escrito yo pero creo que refleja bastante bien cómo era ella. Al menos casi todas las personas que la conocieron la han reconocido en este post-retrato. La verdad es que necesitaba hablar de ella y casi que también un poco con ella. Creo que le hubiera gustado y se hubiera sentido identificada. O al menos me hace ilusión pensarlo.

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    1. Le habria encantado, es más, estoy segura de que llevaría una copia impresa del escrito en su bolso para enseñarselo a todo el mundo, orgullosa de lo bien que escribe su Inma diciendo: "Esto que ha escrito es: IMPRESIONANTE!!!". Si cariño soy "La Susan" Feliz año reina y muchos besos!

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