martes, 23 de marzo de 2021

Pito pito gorgorito, qué pasa con Rociito?

Vale, lo confieso, me he tragado lo de Rociito.

Sí, soy consumidora de telemierda. Qué pasa? Pero moderada, eh? Es como la comida, tampoco suelo comer de telepizza todos los días, pero de vez en cuando cae, que una no es de piedra, qué coño! 

Y a lo de Rociito no me he podido resistir. Mira que yo Telecirco la piso poco, porque puestos a elegir porquería soy más de Atresmierda. Pero los hijosdeputa de la Fábrica saben cómo tocar las teclas afectivas. Y como es casi imposible que pases por la cadena 5 minutos sin que te atrapen con algún cebo de materia fecal... pos eso, que caí.

En fin, no sé si lo habéis visto. Me imagino que muchos sí, porque el programa inicial tuvo una audiencia brutal. Bueno, para los que hayan conseguido resistirse al consumo de heces telecircenses, se trata de un documental en varios episodios en los que Rociito Carrasco se dedica básicamente a poner a caldo a su ex, Antonio David Flores, y a explicar por qué lleva sin hablar con sus hijos  y con el resto de la familia un montón de años.

La verdad es que, pese al tono teatrero y a la vomitiva cursilería de la banda sonora y del lenguaje usado por la muchacha para referir su historia, lo cierto es que la tía da bastante penita. Por lo visto lleva algo así como 15 años medicándose porque padece un trastorno de ansiedad y depresión en grado máximo, hasta el punto de que hace un año o así intentó suicidarse al saber que su hija iba a convertirse en personaje televisivo participando como defensora de su padre en un reality. Teniendo en cuenta que Rociito se refiere al padre de la criatura como "El Monstruo" se puede entender que la sola idea de ver a su hija en los platós ensalzando al caballero, animándolo y haciéndole la ola tuvo que resultarle insoportable. Y pensar que probablemente hablarían sobre ella y que la niña podría soltar todo tipo de barbaridades debió de ser la puntilla a tantos años de aislamiento, soledad e incomprensión de la gente. Parece ser que después de ese episodio autolítico es cuando decidió hacer esta docuserie, según ella para poder seguir viviendo. Y para dar más énfasis a su intención se tatuó un ave fénix en la espalda. Como veis todo insoportablemente tétrico a la par que histriónico.

La cuestión es que el relato de Rociito viene a ser que su vida se desgració en el momento en el que conoció a este hombre y cometió la gilipollez de irse a vivir con él recién cumplida la mayoría de edad, a pesar de los consejos de su desesperada madre, que estaba horrorizada por esta decisión. La niña es verdad que una lumbrera nunca ha parecido, como casi ningún hijo de famoso por otra parte, que no sé si será porque los padres los crian entre algodones, el caso es que salen casi todos subnormales perdidos. No hay nada más que ver la fauna: Kiko Rivera, Isa Pantoja, la propia Rociito... 

En resumidas cuentas, que el guardia civil la preñó, se casó con él y después de 5 años de relación más o menos tóxica, se divorciaron. Y por lo visto a partir de ahí empieza la peor pesadilla, porque, siempre según su versión de los hechos, el tal Antonio David se dedica a manipular a los niños contra ella, especialmente a la mayor (el pequeño tiene una incapacidad psíquica) y a amenazarla constantemente con quitárselos. De resultas de esta supuesta manipulación la niña al llegar a la adolescencia se lleva a matar con la madre y empieza a maltratarla de palabra y obra, a insultarla e incluso a agredirla físicamente. Vamos, la niña por lo visto era un regalito. Y a los 15 años, tras un altercado de éstos, el padre con to el morro denuncia por malos tratos a Rociito pero cuando ella va a declarar, la policía, que no es tonta, se da cuenta de que el caso era más bien al revés, que quien había sido apalizada era la madre. Bueno, la historia no puede ser más sórdida. No me extraña que la mujer haya tenido que necesitar tratamiento y que esté destrozada totalmente.

Y es aquí, cuando una está flipando con el espectáculo pornoemocional, sin entender muy bien qué hace esta mujer contando todo esto ahí en lugar de intentar solucionar el tema en privado con sus hijos, cuando de repente la cosa deriva, sin saber cómo, en un alegato contra... sí, hijos, sí, otra vez... contra la violencia de género. No, si ya tenía que haberlo visto venir desde el principio, cuando en el plató vi a gente que nunca jamás había visto antes en Telecirco, vamos, periodistas de los supuestamente "serios", de los que tocan otro tipo de vísceras. De pronto la Ministra de Igualdad escribiendo tuits con el hashtag  #yositecreo, periodistas, vividores del corazón, el feminismo tuitero... todos revueltos, hasta el Presidente del Gobierno solidarizándose con esta mujer, por favoooor! Y yo con la mandíbula descolgá.

Espera, vale, hermana, vale, yo sí te creo. Si tú dices que te ha pasado todo eso y que tu divorcio ha sido una pesadilla te creo totalmente. Pero... qué tiene que ver esto exactamente con el género? O sea, lo que esta mujer cuenta no es algo que no hayan vivido exactamente igual miles de hombres que han sido víctimas de ex esposas que, por venganza, despecho o simple maldad, han manipulado a sus hijos contra los padres hasta el punto de que muchas veces consiguen que no quieran verlos ni saber nada de ellos. Es más, este tipo de víctimas suelen ser hombres precisamente porque hasta hace muy poco la mayoría de las custodias se daban a las madres, y eran ellas las que tenían las circunstancias favorables para efectuar un buen lavado de cerebro a la prole. Alienación parental se llama el fenómeno, y está más que estudiado. Y por razones obvias hay muchísimos más hijos que no quieren saber nada de los padres que de las madres.

Cómo han llegado a convertir esta desgraciada historia en un caso de violencia de género es algo que se me escapa por completo. Es más, si hay un caso claro de maltrato es el de la hija a la madre, que está documentado y sentenciado. 3 años de malos tratos por los que la niña tuvo que cumplir una pena de servicios a la comunidad y de arresto domiciliario durante X tiempo. Pero es que además Rociito, un montón de años después del divorcio, interpuso una demanda "en diferido" por violencia de género que fue desestimada por el tribunal. Y lo que cuenta en su testimonio tiene mucho más que ver con el síndrome de alienación parental que con algo relacionado con ser mujer, hombre o alma en pena. Incluso aunque creamos totalmente su testimonio, no se trata de un problema de género sino de maldad, de toxicidad en grado máximo, de utilización abyecta de los hijos... nada que no puedan padecer por igual hombres y mujeres.

En fin, la cuestión es que al tufo habitual de este tipo de programas se unió el hedor inconfundible de la utilización política de la desgracia ajena, y aquello se convirtió en un clamor feminista. Todas con Rociito en un acto de sororidad universal. Jorge Javier Vázquez como juez supremo determinó que Antonio David era un ser indeseable, y al día siguiente Mierdaset rescindió su contrato y anunció a bombo y platillo en el Sálvame que no volvería a trabajar en ningún programa de la casa.

Para quien no conozca el paño, os informo de que esto lo hace Mierdaset cada dos por tres con la gente y luego al cabo de tres semanas los llevan a un Deluxe, les hacen un polígrafo, y vuelven a la cadena sin que nadie se acuerde ya de la expulsión. Esto lo han hecho ya con un montón de gente. Forma parte de una operación de lavado de cara periódico que hacen para contentar a su audiencia, pero la verdad es que nunca han tenido reparo en contar entre sus colaboradores con maltratadores, abusones, violadores, ladrones, yonkis, estafadores e indeseables de todo pelaje. De hecho es que se nutren de esta fauna. Sin ir más lejos han estado grabando este serial durante meses, sabiendo perfectamente lo que estaba relatando Rociito, y en ningún momento ha dejado Antonio David de "trabajar" en la Fábrica. Y no sólo él, también la hija, la mujer y toda la parentela.  Vamos, que les importa un pimiento la moral de sus colaboradores, pero le temen más que una vara verde a las redes sociales y a que los anunciantes les puedan boicotear.

Bueno, peña, nada, que hoy me apetecía un poco de chismorreo basuril, que de todo tiene que haber en la viña del señor, y este blog no podía ser menos. Y tampoco pasa nada por revolcarse un poco en el barro y abandonar por un momento la exquisita pulcritud que me caracteriza. Qué coño!

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