jueves, 5 de julio de 2018

Migraciones

En esta vorágine de acontecimientos que día a día nos tienen con el corazón en un puño se abre paso un asunto de palpitante actualidad. Desgraciada actualidad, diría yo. No hay día que no tengamos noticia de alguna nave cargada de inmigrantes y/o refugiados rescatados en el mar, cuando no recibimos noticias aún peores, los que no han podido ser rescatados y han muerto ahogados en un desesperado intento por alcanzar costas europeas.

El eterno y siempre recurrente problema de las migraciones, agravado terriblemente por las convulsiones políticas y los enfrentamientos bélicos que están reduciendo a tristes ruínas algunos países del Norte de África. Ya no sólo hay que afrontar el peliagudo problema de las migraciones económicas; es que esta gente huye de una muerte casi segura en guerras cruentas que no respetan nada ni a nadie, ni a niños, ni a ancianos, ni hospitales, ni templos, ni museos ni  bibliotecas ni nada de nada. Destrucción total y absoluta.

Es un asunto demasiado grave e importante como para echar mano de demagogias o de soluciones fáciles. La UE se enfrenta a uno de los mayores retos de su historia y la respuesta de los distintos gobiernos europeos determinará el futuro de la Unión. Es posible incluso que las posiciones contrapuestas en torno a este tema ponga en riesgo su continuidad. No me extrañaría que esto supusiera el fin, ya por lo pronto hay un claro resurgimiento de los nacionalismos con tintes xenófobos.

En nuestro país, frente a las posturas más alarmistas, desde la izquierda hay quien defiende la tesis "buenista" de que la inmigración es necesaria, incluso beneficiosa porque la española es una sociedad envejecida y los inmigrantes serán la mano de obra que permitirá pagar las pensiones en el futuro.

Eso es una falacia, no es cierto y además no cuela para la mayoría de la gente. La realidad es que no, no son necesarios los inmigrantes en un país con más de 4 millones de parados. No son necesarios para pagar las pensiones ni para detener el crecimiento demográfico. El problema de las pensiones es que hay demasiados viejos, no que haya pocos jóvenes. Y que la gente que trabaja cobra sueldos miserables y cotiza muy poco por esos sueldos miserables. Eso no lo arreglan los inmigrantes. Si la gente tuviera sueldos dignos y un futuro prometedor también se plantearía formar una familia y tener hijos. El problema es que tal y como están las cosas pocos jóvenes se pueden permitir ese "lujo"

La realidad es que un país con las carencias y las dificultades del nuestro, con unos vergonzantes índices de pobreza, con unos servicios sociales incapaces de atender a parados, a personas en peligro de exclusión, a gente sin vivienda y sin recursos, la alarmante pobreza energética... no está en condiciones de acoger a más gente. Para qué? Para que se mueran de hambre también aquí? Para abocarlos a la indigencia o a la delincuencia? No, la respuesta no es que venga todo el que quiera, no hay sitio para todos. Ojalá lo hubiera porque eso significaría que somos un país próspero, pero por desgracia no es así.

A mi modo de ver, la única solución a largo plazo tiene dos vías de actuación:

1. Ir a por las mafias, que son las verdaderas culpables de todas esas tragedias en el mar que vemos cada día.

2. Actuaciones urgentes en los países de origen. Ayudas al desarrollo para esos países y los de su entorno. Ayudas a las empresas para instalarse en esos países, para crear infraestructuras y trabajo. No miserables ayuditas a la cooperación ni a 4 ONGs que se partan los cuernos allí, no, nada de parches; ayudas reales, contundentes.

Ya era hora de que la afluencia masiva de gente desesperada nos obligara a ver que es insostenible un mundo con esas ominosas desigualdades. Eso ha hecho que el problema ya no sea sólo de ellos sino también nuestro.

Un mundo rico y un mundo pobre ya no son sostenibles porque entonces el mundo pobre no parará hasta llegar al rico.

Ya no es por humanitarismo ni por generosidad; es por mera supervivencia del mundo desarrollado. No es posible atrincherarse ni levantar muros hasta el cielo para que no pasen. Ellos los saltarán, porque les va la vida en ello.

Ha llegado la hora de la verdad. La cuestión es... están nuestros gobiernos preparados? No sé yo.

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